El Ramadán y cómo lograr la rectitud
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

El Ramadán y cómo lograr la rectitud

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Pronunciado en la Mezquita MUBARAK de Islamabad, Tilford, Surrey, REINO UNIDO.

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y el Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) recitó los versículos 184 al 186 de Surah Al-Baqarah y entonces dijo:

La traducción del primer versículo es la siguiente:

¡Oh creyentes, se os prescribe el ayuno, como fue prescrito a los que os precedieron, para que lleguéis a ser virtuosos!

Y la traducción de los otros dos versículos es así:

El ayuno prescrito debe durar un número fijo de días, pero aquel de entre vosotros que esté enfermo o de viaje ayunará el mismo número de días con posterioridad; y para los que sólo pueden ayunar con gran dificultad hay una expiación: alimentar a un pobre. Y quien realiza una buena obra con obediencia voluntaria, mejor para él. Y el ayuno es bueno para vosotros, ¡si lo supierais!

El mes de Ramadán es aquél en que se hizo descender el Corán como guía para la humanidad, con pruebas claras de dirección y discernimiento. Por tanto, quienquiera de vosotros que se encuentre en casa durante este mes, que ayune allí. Pero quien esté enfermo o de viaje ayunará con posterioridad el mismo número de días. Al’lah desea daros facilidades y no desea para vosotros lo difícil, y que completéis el número de días y ensalcéis a Al’lah por haberos guiado y para que seáis agradecidos“.

Por la gracia de Dios Altísimo, el Ramadán comenzará aquí [en el Reino Unido] mañana. Al’lah, el Altísimo, ha prescrito el ayuno en el Ramadán para nuestro progreso espiritual. El primer versículo del Sagrado Corán que he recitado dice: “El ayuno está prescrito para vosotros… para que alcancéis el taqwa”. ¿Qué es el taqwa (rectitud)? Hablando de ello, el Mesías Prometido (as) declaró en una ocasión:

 

“El Taqwa es que el humano realice y cumpla con todas sus obligaciones hacia Dios y el pacto espiritual hecho con Él, así como los derechos y pactos hechos con Su creación, con el máximo de sus capacidades. En otras palabras, debe mantener y cumplir incluso los aspectos más minuciosos de ello con lo mejor de sus capacidades”. Es decir, teniendo presente los derechos y pactos más minuciosos, debe intentar cumplir con ellos y empeñarse en su consecución.

Por lo tanto, esta no es una tarea fácil. ¿Cuáles son los derechos de Al’lah? ¿Cuáles son los derechos de nuestros semejantes? Si uno tuviera que enumerarlos todos, el humano se angustiaría. Ni tan siquiera somos capaces de cumplir con el derecho de la adoración de Al’lah. Todos los favores que Dios Altísimo nos ha concedido, nos obligan a serLe agradecidos; no sólo no cumplimos con esta obligación de expresar nuestra gratitud, sino que tan siquiera tenemos la capacidad de hacerlo. Hay muchas personas que continúan beneficiándose de las bendiciones de Dios Altísimo sin expresar ninguna gratitud, pensando que son merecedores de ellas. Pero de hecho, es un gran favor de Al’lah que continúe bendiciéndonos a pesar de nuestras condiciones y nuestra ingratitud. No cumplimos con las promesas que hemos hecho a Dios Altísimo. Luego están los derechos de la creación [de Dios], los derechos de los padres, los derechos de los vecinos, los derechos de los viajeros y otros derechos de la sociedad en general que no cumplimos. Se nos ha ordenado que los cumplamos, pero no les hacemos justicia. Por lo tanto, si nos analizamos minuciosamente, veremos que no estamos cumpliendo los derechos de Al’lah ni los derechos de las personas. Una vez hice una lista general, que sólo incluía algunas de las principales obligaciones que debemos a los siervos de Dios y a Su creación, y llegó a tener incluso 28 ó 29 deberes.

El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:

“La verdadera fe y la verdadera rectitud requieren que cumplamos nuestros juramentos hechos con Dios Altísimo, satisfaciendo los detalles más minuciosos de estos juramentos. Del mismo modo, uno debe cumplir con sus obligaciones; y de forma similar, uno debe profundizar en el cumplimiento de los derechos hacia Su creación y cumplir con sus obligaciones con total preocupación. Llegados a ese punto, se puede decir que uno ha adoptado el taqwa. Al’lah dice que la razón por la que viene el mes de Ramadán y se llama nuestra atención hacia el cumplimiento de los ayunos, es para que podamos compensar y superar cualquiera de nuestros defectos y debilidades de los últimos once meses. Y esto hay que hacerlo volviendo nuestra atención puramente hacia Dios Altísimo, absteniéndose incluso de las cosas permitidas, puramente por Su causa, tolerando el hambre y la sed por Su causa, prestando mayor atención que antes a la adoración de Al’lah y prestando especial atención también al cumplimiento de los derechos de nuestros semejantes”.

Cuando uno cumple con estos mandatos, éste es el verdadero taqwa (rectitud) y este es el propósito real del Ramadán y del ayuno. Cuando una persona observa el ayuno y transcurre durante todo el mes de Ramadán con este objetivo e intención, con una determinación pura, entonces la transformación que acarree no será una transformación temporal; más bien, será un cambio permanente. Además, la atención de uno se dirigirá constantemente hacia el cumplimiento de los derechos de Al’lah. La atención de uno también se dirigirá permanentemente hacia el cumplimiento de los derechos de Su adoración. Tal persona no sucumbirá ante los asuntos mundanos y las inmoralidades, y también prestará atención al cumplimiento de los derechos de la humanidad. Tal individuo no usurpará los derechos de la gente por sus intereses personales. Por tanto, si no entramos en el mes de ayuno con esta intención y objetivo, entonces este mes de Ramadán no será beneficioso para nosotros.

El Santo Profeta (sa) declaró en una ocasión que la persona que observa el ayuno por la causa de Al’lah y con el objetivo de buscar Su gracia, Dios Altísimo coloca un espacio de setenta estaciones (del año) entre su rostro y el fuego del infierno. La diferencia entre una estación concreta y su regreso es de un año entero, por lo que Al’lah crea una distancia de setenta años. Así pues, estas son las bendiciones del ayuno y este es el taqwa que desarrolla el ayuno. La observación de los ayunos durante treinta días no crea meramente el taqwa. Más bien, un verdadero ayuno deja su impacto durante setenta años. Además, si lo miramos desde esta perspectiva, si un musulmán que ha alcanzado la edad de madurez y sobre el cual el ayuno es obligatorio, si realmente se beneficia del ayuno y comprende su verdadero espíritu, y lo observa apropiadamente, entonces continuará beneficiándose el resto de su vida de las bendiciones que Al’lah ha puesto en el ayuno. Además, tal persona continuará buscando diferentes vías para alcanzar el taqwa, que es el objetivo real del ayuno.

De esta manera, uno estará protegido de incurrir en el enfado de Al’lah y en su lugar continuará obteniendo Su placer. Si en nuestra sociedad, la gente observa los ayunos de esta manera, entonces qué hermosa sociedad sería, en la que los derechos de Al’lah el Altísimo se cumplirían, así como los de Su creación. Esta es la magnífica sociedad que todo creyente desea establecer. De hecho, todo ser humano desea establecer y mantener dicha sociedad en lo que respecta a sus propios derechos. Como he mencionado, en relación con el cumplimiento de nuestros derechos, uno generalmente desea que esto se cumpla para sí mismo, independientemente de si somos conscientes de cumplir los derechos de los demás. Sin embargo, el islam dice que debemos establecer esta sociedad para otros también. No debemos mirar simplemente a nuestras conveniencias personales, intereses y derechos; sino que debemos también proteger y cuidar de los derechos de los demás.

La actual pandemia ha obligado a la mayoría de la gente a quedarse en sus casas siguiendo las indicaciones del gobierno. Se ha desarrollado algo bueno de forma genérica entre las gentes de aquí, pero especialmente dentro de la Yama’at (Comunidad) en varios países, a través de Juddamul Ahmadía (asociación de jóvenes musulmanes áhmadis) y voluntarios, y es que proporcionan ayuda, apoyo, medicinas y otras facilidades a la gente. El cumplimiento de estas obligaciones es un ejemplo de que mientras nos beneficia a nosotros mismos, también favorece a personas fuera de la Comunidad, hecho impacta a los ajenos. Por lo tanto, este mayor vigor de servir a la humanidad no debería ser sólo temporal, durante estos tiempos de emergencia, sino que deberíamos hacer de esto una característica permanente de nuestras vidas.

Además, ¿cuáles son los beneficios espirituales? La gente me escribe que se ha formado un nuevo ambiente en sus hogares al estar confinados, orando en congregación, ofreciendo charlas religiosas (dars/tadris) después de las oraciones y escuchando o viendo juntos el sermón del viernes, y otros programas de la MTA (canal de televisión de la Comunidad Musulmana Ahmadía). Si esta cuarentena se prolonga, incluso podría abarcar todo el período del Ramadán, y con ello prolongar las oraciones congregacionales y las clases (dars / tadris) con más énfasis. También debemos dar a los niños pequeñas lecciones y enseñarles; porque como dije en un sermón anterior, a través de ello pueden aumentar su conocimiento como el de sus hijos.  Presten especial atención a orar y suplicar a Dios Altísimo por Su misericordia, tanto para uno mismo como para el mundo en general.

Así pues, en estos días que Dios Altísimo nos ha proporcionado, debemos obtener el máximo beneficio. Esta pandemia ha creado una nueva atmósfera en los hogares, pero debemos tratar de mejorarla aún más. Nuestros hogares no deberían ser como los de muchas personas del mundo, donde a menudo se informa que las peleas y disputas domésticas han aumentado, conllevando más ansiedad y más inquietud. Al prestar atención a esos actos virtuosos, se nos ha recordado que debemos mejorar constantemente el entorno de nuestros hogares. A veces, son los hombres quienes en sus hogares no participan adecuadamente en la atmósfera espiritual que se está generando, mientras que a veces, son las mujeres quienes tienen otras prioridades y preferencias.

En las circunstancias actuales, las personas que así obran, no son conscientes de cuánto necesitamos rezar e inclinarnos ante Dios Altísimo y buscar Su placer. Este es también el momento en el que podemos acercar más a nuestros hijos a Dios Altísimo. Por lo tanto, cada uno de nuestros hogares áhmadis debe prestar especial atención a ello durante estos días, para que podamos alcanzar el amor de Dios Altísimo y un próspero final. ¡Que Dios nos permita entender el verdadero sentido del taqwa (la rectitud) y permanecer unidos a él!

En diferentes ocasiones el Mesías Prometido (as) ha explicado el taqwa desde varias perspectivas. El Mesías Prometido (as) es la fortaleza más segura de esta época. Él es esa fortaleza inexpugnable y refugio que habiendo recibido la guía de Dios Altísimo, nos explicó las verdaderas enseñanzas del islam. Con gran dolor y pasión nos ha mostrado los caminos de Dios Altísimo y Su Mensajero (sa), y nos ha llamado la atención para entrar en ese santuario. Por tanto, después de haberle prometido lealtad y unirnos a su Comunidad, nos corresponde actuar según sus enseñanzas y cumplir nuestra promesa. Deberíamos reflexionar sobre las palabras doloridas del Mesías Prometido (as) y luego ponerlas en práctica. Cuando lleguemos a cumplir nuestras promesas, adornaremos nuestras vidas en este mundo y en el Más Allá.

Leeré ahora algunos extractos del Mesías Prometido (as) en los que se dirigió a los miembros de la Yama’at (comunidad) en diversas reuniones, para ayudar a mejorar su nivel de espiritualidad y de taqwa. En una reunión, explicando el verdadero significado del taqwa y cómo se puede lograr, el Mesías Prometido (as) dijo:

“En primer lugar y ante todo, uno debe entender el verdadero significado del taqwa y cómo uno puede lograrlo. El Taqwa significa desistir incluso de los elementos más minuciosos y pequeños de inmoralidad e impureza. Esto puede lograrse ideando estrategias y esfuerzos muy robustos y completos, a través de los cuales evitemos del todo acercarnos a la orilla del pecado. Sin embargo, no es suficiente con solo diseñar estrategias. De hecho, hay que hacer las oraciones en la forma adecuada hasta que se derrita el corazón: tanto si estamos sentados, postrados, inclinándonos o estando de pie en la oración, en el tahayyud (oración voluntaria de madrugada). De hecho, en todo momento y en cualquier instante, uno debe rezar constantemente a Dios Altísimo para que lo libere de la depravación del pecado y la transgresión. No hay mayor bendición que obtener la salvación del pecado y la transgresión, para convertirse en una persona inocente, para que Dios Altísimo nos considere virtuosos y veraces”.

Continúa exponiendo el Santo Mesías Prometido (as):

“Pero esta bendición no se alcanza sólo a través de las estrategias y tampoco se alcanza sólo a través de las oraciones (es insuficiente hacer sólo esfuerzos y no es suficiente sólo rezar); porque esta se logra a través de la combinación de oraciones y esfuerzos”.

Así pues, a menos que llevemos los esfuerzos y las oraciones a su punto más alto, no seremos capaz de conseguirla.

El Mesías Prometido (as) dice:

“Aquel que únicamente reza pero no lleva a cabo esfuerzos, es culpable de pecado y está poniendo a Dios Altísimo a prueba. Del mismo modo, quien sólo se esfuerza pero abandona la oración, actúa con insolencia. Mostrándose indiferente hacia Dios Altísimo, cree que puede llevar a cabo acciones justas sólo a través de esfuerzos y planes personales”.

Uno no puede convertirse en piadoso sólo con el esfuerzo.

El Mesías Prometido (as) luego dice:

“Sin embargo, este no es el camino de un verdadero musulmán y creyente, quien de hecho utilizará tanto la oración como el esfuerzo. Hará todos los esfuerzos y planes posibles, y recurrirá a los recursos y medios disponibles para él. Después deja el asunto en manos de Dios Altísimo y le suplica. De hecho, esta es la enseñanza que se nos ha dado en el primer capítulo del Sagrado Corán, donde se dice:

 

[Árabe]

 

‘A Ti sólo te adoramos y a Ti sólo imploramos ayuda’ (1:5). Quien no usa sus facultades apropiadamente no sólo las deshonra, sino que también es culpable de pecado”.

Después, profundizando en esto aún más, el Mesías Prometido (as) afirma:

“El hombre debe aprovechar plenamente las facultades que le ha concedido Dios Altísimo y luego dejar el resultado en Sus manos. Debe suplicar a Dios diciendo: ‘He hecho uso de estas facultades en la medida en que me las has concedido’. Este es el significado de Iyyaka Na’budu (sólo a Ti te adoramos). Luego dice Iyyaka Nasta’in (sólo a Ti te imploramos ayuda) y busca la ayuda de Dios Altísimo mientras dice ‘busco Tu apoyo en las etapas restantes’”.

No obstante, debemos tener siempre presente que Dios Altísimo es consciente de nuestro estado interior y de todas nuestras acciones. Por lo tanto, uno debe hacer el máximo esfuerzo en la medida de sus posibilidades, ya que sólo entonces será capaz de buscar la ayuda de Dios. Así pues, uno debe evaluarse a sí mismo en este asunto y considerar en todo momento si está actuando con taqwa o no.

El Mesías Prometido (as) añade:

“No hay duda de que a veces el hombre obtiene beneficios por medio de su planificación. Sin embargo, confiar plenamente en los propios planes es el colmo de la insensatez y la ignorancia. Planear sin rezar es inútil y rezar sin planear no es beneficioso. Es necesario que uno primero cierre la ventana por la que el pecado puede pasar”.

En otras palabras, uno debe deshacerse del agujero por el que el pecado puede entrar y eliminar todo lo que pueda causar que se cometa el pecado, ya sea por desobediencia o por alejarnos de la religión. El Mesías Prometido (as) afirma que uno debe primero cerrar esta ventana y continuar rezando por la constante lucha interior.

Por eso se afirma:

[Árabe]

“En cuanto a los que se esfuerzan en Nuestro camino, en verdad los guiaremos por Nuestras sendas”, (29:70). ¡Qué maravillosamente se ha mencionado aquí la guía para poner en práctica los planes de uno! En esta planificación no se debe abandonar a Dios Altísimo.

Por otro lado, se dice:

[Árabe]

“Rogadme; Yo responderé a vuestra oración”, (40:61).

Por tanto, si el hombre realmente desea alcanzar el taqwa, debe planear y suplicar, y cumplir los derechos de ambas cosas. En tales circunstancias, Dios Altísimo tendrá misericordia de él. No obstante, si sólo se sigue una de ellas y se abandona la otra, quedará desprovisto de ello”.

Mientras continúa profundizando en este tema, el Mesías Prometido (sa) declara:

“Así es como uno permanece firmemente establecido en el taqwa (rectitud); es decir a través de la planificación y la oración; y el taqwa es la raíz de todas las acciones”.

El Mesías Prometido (as) declara que el hombre permanece firmemente arraigado en la rectitud a través de esto, es decir, los medios que se han mencionado previamente: la planificación y la oración.

“Uno permanece firmemente establecido en la rectitud por medio de ello y la raíz de todas las acciones es el taqwa (rectitud). Quienquiera que esté desprovisto de esto es un pecador. La belleza en nuestras acciones se produce por medio del taqwa (rectitud), es decir la belleza de nuestras acciones se crea mediante la rectitud y a través de esto se puede alcanzar la cercanía de Dios Altísimo, y también uno logra convertirse en amigo de Dios.

Dios Altísimo dice:

[árabe]

“Sus verdaderos guardianes son sólo aquellos que son piadosos”.

Mientras profundiza en este versículo, es decir que “sus verdaderos guardianes son solo aquellos que son virtuosos”, el Mesías Prometido (as) dice: “Para lograr esta amistad, uno debe poseer taqwa (rectitud). Si uno se dispone a conseguir esto mientras permanece temeroso de Dios, entonces ciertamente conseguirá la perfección; porque si uno desea ser amigo de Dios, solo puede lograrlo a través de la rectitud y si tiene el temor de Dios en su corazón, será capaz de alcanzar el grado más excelso”.

El Mesías Prometido (as) continúa:

“Cuando no queden en absoluto nuevas etapas del taqwa (rectitud), entonces uno será incluido entre ‘los amigos de Al´lah’. En realidad, la etapa final del taqwa (rectitud) es una especie de muerte, porque cuando uno combate todos los flancos del ego, este dejará de existir. Por eso se dice:

[árabe]

“Produce primero una muerte en ti antes de morir”.

El ego desea los placeres mundanos y es completamente inconsciente de los placeres ocultos, es decir, no conoce los placeres de Dios Altísimo, ni los placeres espirituales que permanecen ocultos. El hombre sólo conoce las atracciones aparentes del mundo y eso es todo lo que el ego anhela”.

El Mesías Prometido (as) luego declara:

“Para hacer que el ego sea consciente de esto, es necesario que uno primero aniquile los placeres mundanos y carnales, y luego hacer que el ego tome conciencia de los placeres ocultos; es decir, los deseos mundanos deben ser erradicados, porque sólo entonces nuestro ser tomará conciencia de los placeres ocultos. Es en ese momento cuando los placeres divinos comenzarán, que son una manifestación de la vida celestial”.

Cuando uno empieza a conocer los placeres ocultos, entonces también comenzará la manifestación de la vida celestial. Aconsejando a su Comunidad al respecto, el Mesías Prometido (as) dice:

“Los miembros de nuestra Comunidad deberían provocar una muerte sobre sí mismos”.

Este no fue sólo su consejo para los que han alcanzado un elevado estado espiritual y para personas muy respetables, sino en general para todos y cada uno de los miembros de la Comunidad. No tengáis la impresión de que uno debe tener un rango especial para alcanzar a Dios y que no todas las personas pueden lograrlo. El Mesías Prometido (as) dio consejos generales y dijo a su Comunidad lo siguiente:

“Para que los miembros de mi Comunidad provoquen la muerte de su ego y logren la rectitud, primero deben practicar, justo como cuando los niños aprenden a escribir bien pero al principio escriben las letras torcidas, y sin embargo al final, después de mucha práctica, las letras se vuelven rectas y nítidas. Del mismo modo, los miembros de la Comunidad necesitan práctica. Cuando Dios Altísimo observe sus esfuerzos, Él Mismo mostrará misericordia sobre ellos”.

Anteriormente se mencionó que:

[árabe]

“Y en cuanto a los que se esfuerzan en Nuestro camino…”.

Desarrollando este tema, el Mesías Prometido (as) declara: “El significado de esforzarse en el versículo ‘y en cuanto a los que se esfuerzan en Nuestro camino’ es que el hombre debe practicar y esforzarse de este modo, y orar a Dios. Es entonces cuando Dios Altísimo mostrará misericordia y les otorgará los frutos de su trabajo”.

El Mesías Prometido (as) afirma además que el significado de este esfuerzo es que el hombre debe practicar y esforzarse de la misma manera que lo hace un niño; y así, por un lado reza, pero por otro lado hace una completa planificación y preparación. Al final, Dios Altísimo envía su Gracia y la pasión del ego comenzará a desvanecerse, disminuir y enfriarse. A partir de entonces, se llegará a un estado similar a cuando se arroja agua al fuego; pero hay muchos que están envueltos en la aflicción de la nafs-e-ammarah (el ego inclinado al mal).

Después, para la reforma interna de la Comunidad, el Mesías Prometido (as) dice:

“He observado que algunas personas de la Comunidad se ven involucradas en disputas, es decir, hay conflictos y desavenencias, e incluso las discusiones más insignificantes pueden llevar a uno a atacar el honor de su hermano y a pelearse con él. Este comportamiento es extremadamente inapropiado y no debería producirse. De hecho, ¿qué daño puede haber si uno admite sus errores?”.

El Mesías Prometido (as) declara: “Sobre cosas insignificantes, algunas personas no descansan hasta que han humillado a otra. Es muy importante que nuestra Comunidad se abstenga de todo esto. Si uno de los atributos de Dios Altísimo es “Sattar” [el que oculta las faltas], ¿por qué entonces no muestran misericordia hacia sus hermanos y tapan sus faltas? Uno debería cubrir las debilidades de sus hermanos y no atacar su honor”.

El Mesías Prometido (as) continúa diciendo: “Aún hay muchas personas en la Comunidad que si escuchan incluso un pequeño comentario en su contra se enfurecen, cuando es esencial eliminar estas emociones para que uno desarrolle la mansedumbre y la tolerancia en su persona”.

Además, escribe:

“A menudo se observa que cuando dos personas se pelean, incluso por los asuntos más insignificantes, están dispuestas a mostrar su supremacía frente al otro, humillarle y salir victorioso en la contienda. En estos casos, uno debe abandonar tales emociones y para resolver la disputa, uno debe aceptar voluntariamente la derrota. No debe intentar humillar a su hermano en el caso de disputa”.

El Mesías Prometido (as) afirma:

“Airear las faltas de los demás constituye una enfermedad y conforma una de las raíces de la arrogancia”.

Como se ha mencionado, el Mesías Prometido (as) ha declarado que intentar denostar a nuestros hermanos es una de las raíces de la arrogancia. Ya mencionó anteriormente como propagar las debilidades de otra persona y albergar el deseo de derrotar a su hermano, es una de las raíces de la arrogancia; y si uno propaga los defectos de una persona, entonces esto configura una enfermedad grave.

El Mesías Prometido (as) dice:

“Estos asuntos hacen que el alma se dañe y por ello hay que abstenerse de tales prácticas. Por lo tanto, todos estos asuntos están asociados con la rectitud. El que tiene rasgos internos y externos infundidos de rectitud estará entre los ángeles, porque no hay dentro de ellos ninguna traza de rebelión. Adoptad la rectitud, porque sólo después de ello se pueden recibir las bendiciones de Dios Altísimo. Una persona timorata se salva de las aflicciones de este mundo cuando Dios Altísimo cubre sus defectos. Hasta que uno no adopte este método, todo lo demás será en vano y tales personas no obtendrán ningún beneficio de haber jurado lealtad hacia mí”.

El Mesías Prometido (as) dice además:

“Recordad siempre que la lealtad que se me ha prometido verbalmente no sirve de nada, puesto que Dios Altísimo lo que quiere es que se produzca una transformación piadosa dentro de cada uno de vosotros”.

Y continúa diciendo:

“Uno no obtendrá ningún beneficio (de jurar lealtad) y ¿cómo puede obtenerlo cuando las injusticias permanecen dentro del carácter de uno? Si uno todavía tiene arrogancia, vanagloria, vanidad, se cree por encima de todos y es fácilmente superado por la ira, al igual que otras personas, ¿cuál sería la diferencia entre ambos?”.

El Mesías Prometido (as) profundiza en esto diciendo:

“Por tanto, llevad a cabo una transformación dentro de vosotros y adoptad las más excelentes virtudes. Si hay un solo un individuo piadoso en todo un pueblo, los demás se verán asombrados y quedarán influenciados por él”.

Si hay una persona piadosa que tiene una disposición virtuosa y otorga beneficio a los demás, si es humilde y controla sus pasiones, entonces, como ha dicho el Mesías Prometido (as), la gente recurrirá a él debido a su bondad. Esta es también una forma de propagar el mensaje. Una persona piadosa que adopta la piedad, debido al temor de Dios Altísimo, se le otorga una personalidad espiritual por parte de Dios, que impacta los corazones de los demás y hace que afirmen que esa persona es un hombre de Dios.

El Mesías Prometido (as) continúa:

“No importa cuánto se opongan a ese individuo, gradualmente ellos se convertirán en sus seguidores y en lugar de mirarlo con desprecio, darán fe de su grandeza”.

El Mesías Prometido (as) declara además:

“No hay duda de que quien es enviado por Dios Altísimo se le otorga una parte de la Majestad Divina y este es el camino de los virtuosos. Recordad que hacer enfadar a nuestro hermano por asuntos insignificantes está mal. El Santo Profeta (sa) es la encarnación de las morales más perfectas y Dios Altísimo ha declarado que su ejemplo es el modelo final para la humanidad”.

El Mesías Prometido (as) sigue diciendo:

“Si uno todavía tiene trazas de barbarie dentro de sí, entonces ello es algo realmente lamentable y desafortunado. Por lo tanto, no calumnies a los demás, porque a veces cuando uno calumnia a otra persona, quien calumnia se ve envuelto en el mismo mal del que acusó a la otra persona; y si él no tiene dicha maldad dentro de sí, entonces será culpable de difamación y quedará envuelto en ese mismo mal. Sin embargo, si la otra persona realmente tiene la deficiencia de la cual se le acusa, entonces su asunto está entre él y Dios. A pesar de esto, nadie tiene derecho a calumniar a otro”. Si uno tiene un mal hábito, eso queda entre la persona y Dios Altísimo. Pero si la otra persona no tiene la maldad de la que se le acusa, entonces esa acusación puede volverse en contra de él.

El Mesías Prometido (as) dice:

“Muchas personas tienen la costumbre de levantar fácilmente acusaciones pecaminosas contra sus hermanos, lo cual es algo que debe evitarse. Brindad beneficio a la humanidad y mostrad simpatía a vuestros hermanos; sed corteses con vuestros vecinos; tratad a vuestras esposas con cariño y sobre todo absteneos del Shirk [asociar iguales con Dios], ya que este es el primer paso hacia la rectitud”.

El Mesías Prometido (as) luego escribe:

“La rectitud significa abstenerse incluso de los aspectos más sutiles del pecado, pero recordad que la piedad no es (por ejemplo) que uno se declare piadoso porque se abstiene de robar, de usurpar a otros o evita miradas promiscuas y no comente adulterio, porque según los sabios llamar a esto “buenas acciones” crea carcajadas. La razón de esto es que, si uno comete tales delitos como robo o adulterio, será castigado por ello. Por consiguiente, declarar que esto es piedad, no tiene valor para las personas sabias. La verdadera piedad es ayudar a los demás y luchar en el camino de Dios Altísimo con total sinceridad y lealtad, hasta tal punto que uno llegue a estar preparado incluso para sacrificar su vida en el camino de Dios.

Por esta razón, Dios Altísimo declara:

[Arabe]

En verdad, Al’lah está con aquellos que son virtuosos y aquellos que hacen el bien.

Debe recordarse que simplemente abstenerse del pecado no es una virtud, sino que hay que realizar también actos realmente virtuosos”.

El Mesías Prometido (as) añade:

“Que se sepa que la raíz de toda virtud y piedad es la creencia en Dios Altísimo. Cuanto más disminuye la creencia en Dios Altísimo, más negligente se convierte uno a la hora de realizar actos virtuosos. Por el contrario, cuando se fortalece la creencia en Dios Altísimo, las acciones también serán buenas. Cuando uno tiene una fe firme y cree en todos los atributos perfectos de Dios, al mismo tiempo se observan transformaciones sorprendentes en sus obras; porque cuando uno tiene plena convicción en los atributos de Dios Altísimo, experimenta una transformación asombrosa en sus obras. Quien realmente cree en Dios Altísimo no tiene la disposición de pecar, porque esta convicción corta todas las ramas de los deseos carnales y el pecado”.

El Mesías Prometido (as) continúa escribiendo:

“Observad, si a uno le extraen los ojos, ¿cómo podría ser capaz de mirar de forma lasciva, cómo podrán pecar sus ojos? Del mismo modo, si nuestras manos están cortadas, ¿cómo se puede uno cometer pecado por medio de ellas?”. Además escribe: “De la misma manera, si uno alcanza la etapa de Nafs-e-Mutma’inna [el alma en paz], este estado nos hace ciegos y el ojo ya no tiene la capacidad de pecar. Aunque puede ver, al mismo tiempo no ve. Aunque uno en este estado puede ver, sin embargo ya no comete adulterio con sus ojos, porque su capacidad para cometer pecado con los ojos ha desaparecido. Aunque posee oídos, es sordo. Puede escuchar pero no escucha ningún mal o pecado. De esta manera, todas nuestras pasiones carnales y facultades, así como las pasiones internas que lo llevan a uno a pecar, desaparecen. Cada fuerza que le empuja a uno a pecar es destruida y uno se convierte en algo parecido a un cadáver. Sólo actúa de acuerdo con la voluntad de Dios y no se mueve hasta que Dios Altísimo se lo ordene. Esta etapa se desarrolla cuando uno tiene verdadera fe en Dios Altísimo y a cambio se le otorga una completa convicción en Él”.

El Mesías Prometido (as) dice:

“Este es el objetivo final que uno debe esforzarse por alcanzar”.

Luego, profundizando aún más en el objetivo real que uno debe alcanzar y aconsejando a la Yama’at, el Mesías Prometido (as) escribe:

“Esto es vital para nuestra Yama’at: para lograr una convicción perfecta, uno debe tener una fe perfecta. Por consiguiente, el objetivo principal de nuestra Yama’at es que debemos creer verdaderamente en Dios Altísimo”.

El Mesías Prometido (as) dice además:

“Nadie puede ser puro a menos que Dios Altísimo lo purifique. Cuando el alma de uno cae en el umbral de Dios con completa humildad y sumisión, Dios Altísimo acepta entonces sus oraciones y es considerado un verdadero Abd [siervo]. En esa etapa, uno tendrá la capacidad de comprender la religión del Santo Profeta (sa). Hasta que no se llegue a tal etapa, todo lo que uno sabe sobre la fe, incluida toda adoración, etc., es simplemente una costumbre y una filosofía que uno hereda de sus antepasados, ​​y habiendo visto lo que hacen lo adopta. Es decir, ha visto a sus antepasados ​​realizar dichos rituales y los adopta, pero ello está carente de cualquier realidad y espiritualidad.

Por consiguiente, éste es el estándar de rectitud y el nivel de comprensión e implementación de la fe de uno, hacia el cual el Mesías Prometido (as) ha llamado nuestra atención, para que nos esforcemos por ello y lo alcancemos. Debemos caer en el umbral del Dios Altísimo con la mayor humildad y, mientras realizamos buenas acciones, buscar Su ayuda para alcanzar estos estándares y cumplir las expectativas del Mesías Prometido (as). Es la adquisición de este mismo taqwa [rectitud], la que luego nos permite utilizar adecuadamente las exenciones que se han otorgado en los versículos posteriores y que dan más detalles sobre el ayuno. Dios Altísimo ha dejado que todos evalúen sus propias condiciones, siempre que lo hagan con taqwa. Si uno padece una enfermedad que no le permite ayunar, o si el médico le ha aconsejado que no ayune, debe pagar Fidya [expiación]. Sin embargo, uno no debe buscar excusas para simplemente pagar Fidya y eximirse del ayuno.

El Mesías Prometido (as) afirma que uno debe demostrar obediencia al hacer buenas obras y que uno debe reflexionar sobre la instrucción en concreto que Dios Altísimo ha dado para llevar a cabo una acción en particular. Por lo tanto, si uno reflexiona profundamente sobre el mandamiento real y, a la vez, se adhiere al taqwa, sabrá si es mejor para él ayunar o pagar Fidya temporalmente. Más adelante, Dios Altísimo ha explicado con más detalle que si uno está enfermo o de viaje, entonces no debe ayunar porque Dios Altísimo no desea que pasemos dificultades. No obstante, cuando uno se recupere de su enfermedad, debe compensar los ayunos perdidos, así como también debe compensar los ayunos que se perdieron durante el viaje, incluso si han pagado la Fidya. Así pues, sea cual sea el caso, siempre se reduce al hecho de que uno debe adoptar el taqwa, infundir en nuestro corazón el temor de Dios y saber que Él tiene pleno conocimiento de nuestras condiciones, y luego tomar cualquier decisión, con la conclusión de que Dios Altísimo otorgará el mejor resultado posible.

El Mesías Prometido (as) afirma:

“Aquel cuyo corazón está lleno de alegría por la llegada del Ramadán y lo esperaba ansiosamente para poder participar en el ofrecimiento de ayunos, pero debido a una enfermedad no puede, no se ve privado de su ayuno en los cielos”.

El Mesías Prometido (as) declara además:

“Muchos en este mundo son propensos a la costumbre de ofrecer excusas. Asumen que así como son capaces de engañar al mundo, también pueden intentar engañar a Dios Altísimo. Sienten que ya que han engañado al mundo, pueden hacer lo mismo con Dios. Dichas personas aportan sus propias justificaciones y luego lo exacerban aún más alegando que tal y cual cosa les sucede, y así sienten que han presentado una razón legítima para quedar eximidos del ayuno”.

El Mesías Prometido (as) dice:

“Sin embargo, esto no está permitido a la vista de Dios Altísimo. El alcance de exacerbar cualquier cosa es ilimitado (porque si uno desea ofrecer excusas, puede continuar haciéndolo sin cesar). Si uno adoptara tal actitud, podría empezar a ofrecer sus oraciones sentado y también eximirse de ayunar en el mes Ramadán durante el resto de su vida”.

El Mesías Prometido (as) también nos dice:

“Por consiguiente, Dios es consciente de las intenciones y planes de cada uno; Él es el conocedor de lo invisible”.

Él conoce todos los detalles sutiles y todas nuestras intenciones y planes. El Mesías Prometido (as) afirma que Dios Altísimo sabe quién es leal y sincero, y quién está simplemente ofreciendo excusas. Por tanto, los tratará en consecuencia. Dios Altísimo sabe que quien es leal y sincero tiene angustia y deseo en su corazón, mientras que el que ofrece excusas carece de tal deseo. Así pues, Dios Altísimo otorga una mayor recompensa a los primeros porque tener un deseo sincero es una cualidad verdaderamente admirable. Por el contrario, alguien que simplemente presenta excusas y trata de ofrecer interpretaciones, y además busca ocultar la verdad (taqiyya), no tiene valor ante los ojos de Dios.

Por lo tanto, estos son los principios que debemos tener en cuenta. Dios Altísimo ha declarado claramente que no hay dificultades para aquellos que están de viaje y los enfermos, y que pueden compensar los ayunos perdidos más tarde. Sin embargo, el Mesías Prometido (as) ha declarado además que, a pesar de esto, también deben pagar fidya, porque esto le otorga a uno la capacidad de ayunar.

Debido a la pandemia actual, mucha gente pregunta si es permisible ayunar, ya que se incrementa la posibilidad de contraer el virus debido a que sus gargantas se secan, por lo que no estaría permitido ayunar. En relación a esto, no voy a dar una decisión general o fatwa, pues de hecho siempre contesto que cada uno debe analizar su propia condición y tomar su propia decisión al respecto con intenciones puras en el corazón y adhiriéndose al taqwa. La instrucción del Sagrado Corán es muy clara: si uno está enfermo no debe ayunar, pero no ayunar simplemente porque uno quizá podría ponerse enfermo es incorrecto. Como se mencionó anteriormente, el Mesías Prometido (as) declaró que, en tal caso, una excusa llevaría a otra y así se generaría una cadena interminable de excusas.

Si alguien proclama que algunos doctores han dicho que ello podría acarrearnos problemas, yo he recabado varias opiniones de médicos expertos que, no obstante, mantienen opiniones diferentes al respecto. Algunos de estos médicos han afirmado claramente que no hay evidencia que sugiera que el ayuno provoque, con certeza, que uno pueda contraer el virus. Pero si alguien desarrolla síntomas como tos o fiebre, o cualquier otro síntoma, no debe ayunar; y si ha comenzado el ayuno, debe romperlo. Los doctores, que son proclives a la idea de que no se debe ayunar, o que estipulan ciertas condiciones que llevan a la conclusión de que es mejor no ayunar, incluso no tienen una opinión muy clara. Por un lado advierten en contra del ayuno y por otro lado dicen que se puede realizar cuidando la dieta; pero quienes tienen pocos medios no tienen la capacidad de ser tan selectivos en relación con su dieta.

En cualquier caso, teniendo en cuenta todas las opiniones, no parece, en general, que ayunar vaya a causar algún daño. No obstante, si alguien tiene la más mínima manifestación [de cualquier síntoma], debe dejar de ayunar inmediatamente. Algunos opinan que si una persona está sana pero un miembro del hogar está enfermo, no debe ayunar. Sin embargo, otros médicos son de la opinión de que no hay justificación para que no se ayune. En cualquier caso, mientras se realiza el ayuno y cuando se rompe, se debe ingerir abundante agua. Aquellos que están más preocupados y tienen los medios para ello deben intentar comer alimentos que ayudan a retener el agua en el cuerpo.

Por lo tanto, dado que existen diferentes opiniones médicas, que incluyen doctores de EE.UU., Alemania y de aquí [Reino Unido], hemos de ser conscientes de que no debemos abstenernos de ayunar si no existe una verdadera razón, para que no seamos contados entre aquellos respecto a quienes el Mesías Prometido (as) afirma que ocultan la verdad (taqiyya); pero ciertamente, es imperativo que se tomen todas las medidas de precaución.

Hay algunas personas que tienen, generalmente, una necesidad escasa de beber agua y beben muy poco; también ayunan, pero incluso en circunstancias normales beben muy poca agua. Había un señor mayor, de nombre Chaudhry Nazir Sahib, que trabajaba sin parar todo el día durante el verano, mientras nosotros nos dirigíamos frecuentemente a tomar agua. Le pregunté en varias ocasiones por qué bebía tan poca agua o, cómo era posible que, en ocasiones, no bebiera nada. Respondió que sentía una necesidad muy escasa de tomar agua. Por consiguiente, la naturaleza y las condiciones de cada persona son diferentes. Así pues, en las circunstancias actuales, cada cual debería evaluar su propia condición y su salud, y tomar decisiones en base a su propia conciencia de cómo cuidar mejor su salud.

Uno debe rezar a Dios Altísimo para que le otorgue la capacidad de ayunar. Uno también debe rezar considerablemente en estos días para que Dios Altísimo guíe a la humanidad y lleguen a reconocerLe. Oren para que Dios Altísimo libere rápidamente al mundo de esta pandemia y derrame Su misericordia sobre él. Oren para que Dios nos permita a los áhmadis cumplir con los derechos que se le deben a Dios Altísimo y a Su creación, al mismo tiempo que implantamos el taqwa dentro de nosotros mismos y participamos de las bendiciones del Ramadán.

Recuerden además que, cada vez que el mundo sufre una recesión económica, tal como está ocurriendo en estos días debido a la pandemia actual, también aumenta la posibilidad de que surjan guerras. Algunos analistas también están mencionando esto mismo. En estas condiciones, varios gobiernos del mundo buscan diferentes formas de hacer prevalecer sus intereses ocultos mediante tácticas materialistas diversas. Para desviar la atención del público, hacen declaraciones que pueden conducirles a verse involucrados en mayores dificultades y destrucción. Como he mencionado, algunos analistas son de esta opinión. Por tanto, roguemos a Dios que otorgue sabiduría a las naciones poderosas, para que no tomen decisiones que provoquen más desorden y destrucción en el mundo. De hecho, muchos periódicos han publicado ampliamente, al igual que muchos comentaristas políticos han expresado, que EE.UU. ha amenazado a Irán y también está formulando acusaciones contra China, respecto a que no ha facilitado información precisa y que se debe presentar una demanda judicial contra ese país y otras acciones. Del mismo modo, han declarado que tomarán tal o cual acción contra Irán.

Por consiguiente, los Estados Unidos, así como los demás gobiernos del mundo, deben actuar con sabiduría. En las circunstancias actuales, en lugar de tomar decisiones equivocadas y hacer que el mundo se vea envuelto en una mayor destrucción, deben actuar con sabiduría y con estrategias sensatas. Deberían volverse a Dios Altísimo y, postrándose ante Él, buscar Su ayuda, y suplicar para protegerse de esta pandemia, esforzarse en encontrar una cura, ayudar y apoyar a los científicos que trabajan en ello. Pidamos a Dios Altísimo para que nos conceda la oportunidad de hacer plegarias y mejorar nuestra condición. Oremos también para que Él permita a las naciones poderosas del mundo diseñar su política y planes futuros con sabiduría.

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