Líder musulmán mundial insta a negociaciones de buena fe en el plan de paz para Ucrania
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Líder musulmán mundial insta a negociaciones de buena fe en el plan de paz para Ucrania

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Con el mundo precipitándose rápidamente hacia una guerra mundial catastrófica y el conflicto entre Ucrania y Rusia que no muestra signos de disminuir, amenazando con estallar en un conflicto más amplio, todas las soluciones actuales parecen haber resultado inútiles. Ahora, se habla con cada vez más frecuencia sobre las posibilidades de que ocurra lo impensable, una guerra nuclear. Para establecer una paz duradera, se requiere una solución diferente para detener la marea de nubes de destrucción que rápidamente se están acumulando.

 El 4 de marzo de 2023, el Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadiyya, el Quinto Jalifa, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) pronunció el discurso de apertura en el 17º Simposio Nacional por la Paz organizado por la Comunidad Musulmana Ahmadiyya del Reino Unido. El evento también sirvió como inauguración del nuevo edificio de cinco pisos en la Mezquita Baitul Futuh, que fue reconstruido después de un incendio en 2015. El evento contó con la presencia de más de 1500 personas, incluidos 500 dignatarios e invitados que se habían reunido de 40 países, incluidos ministros, embajadores de estado y miembros del parlamento. A continuación se presenta la transcripción oficial del discurso pronunciado por Su Santidad en esta ocasión:

Después de recitar Ta`awwuz y Bismillah, Hazrat Mirza Masrur Ahmad, (aba), Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadiyya, Quinto Sucesor del Mesías Prometido (as), dijo:

‘Distinguidos invitados Assalamu Alaikum wa Rahmatullahe wa Barakatuhu – la paz y las bendiciones de Al’lah sean con todos vosotros.

En primer lugar, me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a todos nuestros invitados que se han reunido con nosotros aquí esta noche. Debido a la pandemia de COVID, no pudimos realizar una recepción de invitados de este tipo durante los últimos años. Por lo tanto, estamos muy contentos de que hoy, después de un intervalo de cuatro años, podamos recibirlos a todos ustedes, viejos y nuevos amigos por igual, una vez más. Este evento se lleva a cabo para inaugurar la reconstrucción del bloque administrativo del complejo de la Mezquita Baitul Futuh, y junto con la inauguración, estamos celebrando nuestro Simposio Nacional de Paz. Por lo tanto, intentaré mencionar brevemente los objetivos de una mezquita y también ofrecer mis pensamientos sobre el estado actual del mundo y cómo lograr la paz y la seguridad global.

Los valores fundamentales de un verdadero musulmán

Según mi creencia, no es posible cumplir con los derechos de Dios Altísimo o alcanzar Su cercanía sin cumplir con los derechos de nuestros semejantes y de toda la creación de Dios. Los verdaderos musulmanes, por lo tanto, viven sus vidas pacíficamente y buscan propagar la paz, la tolerancia y el entendimiento mutuo en la sociedad. De hecho, los musulmanes Áhmadis creen que el fundador de nuestra comunidad fue enviado por Dios Altísimo, para llamar la atención de la humanidad hacia estos principios islámicos fundamentales, como cumplir los derechos de adoración de Dios Todopoderoso, cumplir los derechos de la humanidad y buscar difundir la paz y la armonía en todo el mundo. Dios nos otorgo un legado de paz al dejar claro que existe una correlación directa entre la adoración a Dios Todopoderoso y el cumplimiento de los derechos de la humanidad.

Esto es algo a tener en cuenta cuando nos reunamos en este edificio que se encuentra junto a la mezquita principal y, por lo tanto, forma parte del complejo de la mezquita. Las mezquitas se construyen para adorar a Dios Altísimo, y en el Sagrado Corán se afirma que si una persona no cumple con los derechos de la creación de Dios, sus oraciones y adoración serán rechazadas. De hecho, el Corán afirma que la adoración de aquellos que no prestan atención a los derechos de otras personas servirá como medio de su caída y humillación en lugar de su salvación.

Mezquitas – para lograr un estado de paz

Además, es esencial tener en cuenta que a los musulmanes se les ordena construir una mezquita en dirección a la Sagrada Kaaba, la casa sagrada de La Meca, y realizar la oración mirando hacia ella. Sin embargo, no es suficiente orientar la dirección física de uno hacia la Sagrada Ka’bah, sino que los musulmanes y sus mezquitas deben cumplir los objetivos de la Kaaba, descritos en el capítulo 3, versículo 98 del Sagrado Corán, donde establece que quien entra en la casa sagrada de Al’lah entra en paz. Este versículo del Corán significa que un verdadero musulmán, al entrar en una mezquita, entrará él mismo en un estado de paz y, al cumplir los derechos y mandatos de Dios, será un faro de paz y seguridad para los demás. Todas nuestras mezquitas reflejan espiritualmente la Sagrada Kaaba, en la que no solo sirven como un lugar para adorar al Dios Todopoderoso, sino que también un lugar donde se fomenta y promueve el cumplimiento de los derechos de la humanidad y el establecimiento de la paz en el mundo.

Como musulmanes, rezamos cinco veces al día, y en cada oración hay que recitar el primer capítulo del Sagrado Corán. En su segundo verso, Dios Altísimo proclama que Él es el Señor de todos los mundos y de todas las personas. Él no es solo el Proveedor y Sustentador de los musulmanes, sino que Él provee y sostiene a cristianos, judíos, hindúes, sijs y, de hecho, a personas de todas las religiones y creencias. Él les da vida y satisface sus necesidades básicas a través de Su Gracia y Compasión. En consecuencia, desde el mismo comienzo del Sagrado Corán, a los musulmanes se les enseña que el pilar fundamental de la enseñanza islámica es que un musulmán sincero nunca debe dañar a las personas de otras creencias o religiones, albergar ninguna forma de odio o hablar mal de ellos en de ninguna manera, ya que todos somos creación de Dios Todopoderoso.

De hecho, es nuestra convicción y enseñanza que Dios Altísimo satisface las necesidades de aquellos que no aprecian Su gracia e incluso rechazan Su existencia. No sólo les provee, sino que también les concede los frutos de su trabajo. Este es el concepto del Dios Todomisericordioso en Quien creemos. Seguramente, aquellos que tienen fe en un Dios tan misericordioso nunca pueden tratar de socavar la paz y el bienestar de los demás. Por lo tanto, la Comunidad Musulmana Ahmadía se esfuerza por fomentar la paz y la armonía en todo el mundo para lograr la cercanía y el amor de un Dios tan benévolo y amoroso. Desde que nuestra comunidad fue fundada a finales del siglo 19, además de invitar a otros a Dios Todopoderoso, hemos practicado y predicado constantemente un mensaje de comprensión y tolerancia mutua y buscado establecer la verdadera paz en el mundo.

La paz: una llave de oro

Como mencioné anteriormente, antes de la pandemia, realizamos este Simposio Nacional por la Paz todos los años, y estamos agradecidos de tener la oportunidad de reanudar este evento en un esfuerzo por promover la causa por la paz. Además, llevamos a cabo conferencias y eventos similares en todo el mundo, buscando unir a las personas, independientemente de su casta, credo o color, bajo la bandera de la humanidad y nos esforzarnos por identificar soluciones a los problemas que enfrenta el mundo. Nuestra motivación es que surja una paz verdadera y duradera para que la humanidad pueda salvarse de la autodestrucción. Nuestro objetivo es concienciar a la gente sobre el hecho de que el mundo se encuentra al borde del desastre e instar a la humanidad a dar un paso atrás y considerar nuestras responsabilidades, no solo con la gente de hoy, sino también con nuestras generaciones futuras.

Celebramos tales eventos para poder proclamar nuestra firme convicción de que sólo en la paz está la salvación del mundo. La paz es una llave de oro para abrir la puerta al progreso y desarrollo social y garantizar que nuestras generaciones futuras puedan prosperar más y más. Aunque hemos predicado durante mucho tiempo este mensaje, parece haber caído en oídos sordos. Creo que la razón fundamental es que la gran mayoría del mundo se ha alejado de Dios Todopoderoso y considera que las ganancias materialistas y las búsquedas mundanas son su objetivo final. Fue debido a actividades tan vanas y codiciosas por lo que la humanidad fue arrastrada a dos guerras mundiales calamitosas y angustiosas durante el siglo XX. En lugar de aprender de los horrores del pasado, el mundo se ve nuevamente sumido en la guerra y el conflicto.

En este punto, debo aclarar que no creo que la culpa sea exclusivamente de los musulmanes o de los no musulmanes, ni digo que las crueldades o injusticias sean exclusivas de un grupo o nación. Cualquier musulmán o los llamados grupos islámicos que infligen crueldades o llevan a cabo actos bárbaros violan sus enseñanzas religiosas y son totalmente culpables de ser condenados en los términos más enérgicos. De acuerdo con las enseñanzas del Islam, el permiso para la guerra solo se otorga en circunstancias extremas como medida defensiva cuando se realiza un esfuerzo concertado para destruir la institución de la religión y la libertad de creencias mediante la guerra. El Islam nunca ha permitido, y nunca permitirá, la guerra agresiva por el bien de las ganancias territoriales o el cumplimiento de las ambiciones geopolíticas.

Métodos prácticos para la reconciliación en tiempos de guerra

Además, el Sagrado Corán ha instruido que se deben aprovechar todas las oportunidades posibles para lograr la paz, sin importar cuán remotas sean las posibilidades de éxito. En el capítulo 49, versículo 10, Dios Altísimo declara que cuando dos naciones están en guerra, los terceros deben tratar de reconciliarlas y llevarlas a un arreglo pacífico. Si el agresor continúa haciendo la guerra, depende de otras naciones unir fuerzas y usar una fuerza proporcionada y legítima para detener al opresor. Sin embargo, una vez que cesen sus crueldades, no se debe exigir una retribución o venganza injusta. Con respecto a este principio, el capítulo 5, versículo 9 del Sagrado Corán establece categóricamente que no se debe permitir que la enemistad de ninguna nación o partido  impida defender los verdaderos estándares de justicia y equidad.

En consecuencia, deben evitarse a toda costa las sanciones punitivas u otras medidas injustas que impidan a una nación avanzar en la posguerra y limiten su libertad y prosperidad. Hace solo unos días se cumplió el primer aniversario de la guerra en Ucrania y, lamentablemente, no hay señales de cómo o cuándo terminará la guerra. Sin embargo, esto no ha impedido que ciertos líderes políticos afirmen que una vez que termine la guerra, Rusia debería ser objeto de sanciones extremas y hacer que pague por sus acciones.

Recientemente, se publicó una columna del periodista Matthew Parris en el periodico The Times, afirmando que tales declaraciones antes de cualquier conversación de paz significativa, son imprudentes y solo sirven para inflamar aún más una situación volátil y reducir las posibilidades de un arreglo pacífico. El columnista escribió que los líderes políticos deberían estar por encima de la búsqueda de elogios de los medios a corto plazo y reconocer, como él dice, que las palabras pronunciadas ahora pueden proyectar largas sombras en un terreno futuro que aún ignoramos. Él escribe que ahora no es el momento de hablar de reparaciones de una Rusia derrotada o de pedir tribunales de crímenes de guerra al estilo de Nuremberg. Creo que tiene razón al hacer esta advertencia. ¿Qué incentivo tendrán Rusia y sus líderes para cesar las hostilidades si saben que su retirada los llevará a la ruina segura?

Como ya he dicho, las enseñanzas islámicas exigen que se haga todo lo posible para lograr una solución pacífica a un conflicto. Por esta razón, creo que es esencial mantener abiertos los canales de comunicación y esforzarnos por encontrar términos de acuerdo mutuamente aceptables. Sin embargo, si el agresor sigue empeñado en causar miseria y destrucción y se niega a retirarse, el Islam enseña que otras naciones deben unirse como una sola y usar la fuerza necesaria y proporcionada para poner fin a las crueldades.

El objetivo de las partes intervinientes debe ser en todo momento establecer la paz en lugar de buscar venganza o humillar al agresor, y su intención subyacente nunca debe ser la de llenarse los bolsillos o explotar el conflicto para promover intereses creados. Al contrario, aquellos que han sido degradados sin duda albergarán un sentimiento de injusticia y resentimiento. Tales frustraciones están destinadas a desbordarse y conducir a más conflictos, por lo que el ciclo de violencia incesante continuará girando con una furia cada vez mayor.

Lamentablemente, como señaló el columnista, en lugar de actuar sabiamente, ciertos líderes y funcionarios están haciendo declaraciones o promesas que solo sirven para echar gasolina al fuego. En lugar de ayudar a poner fin a la guerra, sus comentarios reducen las posibilidades de paz a largo plazo. De manera similar, una consecuencia extremadamente peligrosa de la guerra en Ucrania ha sido la consolidación de alianzas y bloques políticos opuestos, y la retórica que se utiliza en las relaciones internacionales se está volviendo cada vez más hostil por todos lados. Por ejemplo, mucho se ha escrito sobre cómo Rusia y China están forjando lazos más estrechos unidos por su antagonismo mutuo hacia Occidente.

Poner fin al ciclo del derramamiento de sangre

La verdad es que la guerra a menudo engendra guerra. Existen preocupaciones genuinas de que el conflicto de Ucrania pueda extenderse, o que otras naciones puedan animarse a abandonar los esfuerzos diplomáticos para resolver sus disputas y recurrir a la fuerza. Por ejemplo, la situación en Taiwán se está volviendo cada vez más precaria a medida que China busca reafirmar su control. Por lo tanto, los líderes mundiales, los medios de comunicación y otros no deberían caer en la trampa de pensar que la guerra en Ucrania se puede contener fácilmente.

Al respecto, el periodista Peter Hitchens escribió recientemente en un periódico nacional sobre la decisión de varios países occidentales de enviar sus tanques a Ucrania. Escribió: “Si ellos (los tanques que se entregan a Ucrania) cruzan lo que Rusia considera su propio territorio, entonces no nos sorprendamos por nada de lo que suceda”. Continúa: “Existe la posibilidad real de que una gran parte de Europa se convierta en un cementerio radiactivo y que las relaciones convencionales estadounidenses para esto (que serán furiosas y poderosas) nos lleven un paso más hacia un mundo de horror, pérdidas, huidas, pestilencia y pobreza que siempre son los resultados de la guerra.” Con respecto a Rusia y Ucrania, dice: “Dos países están en una lucha furiosa porque sus intereses profundos, duros e inalterables están en conflicto. La política sensata y decente para cualquier potencia exterior es ayudarla a llegar a un compromiso duradero, como hizo el mundo con Francia y Alemania después de 1945. En cambio, enviamos tanques. Es como si la brigada de bomberos anduviera provocando incendios”.

Otros comentaristas están llegando a conclusiones similares. Durante una entrevista reciente, el renombrado economista profesor Jeffrey Sachs dijo: “Me comuniqué con la Casa Blanca (a finales del 2021) y dije que habrá guerra a menos que Estados Unidos inicie conversaciones diplomáticas con el presidente Putin sobre esta cuestión de la ampliación de la OTAN. Me dijeron que Estados Unidos nunca haría eso. Eso ni se planteó. Ahora tenemos una guerra que es extraordinariamente peligrosa. Y estamos tomando exactamente las mismas tácticas en el este de Asia que condujeron a la guerra en Ucrania. Estamos organizando alianzas, fabricando armamento”. Continúa: “El gobierno chino dijo: ‘Por favor, baje la temperatura, baje las tensiones’. Nosotros decimos: ‘No, hacemos lo que queremos’ y ahora enviamos más armas. Esta es la receta para otra guerra más y, en mi opinión, es aterrador”.

Cada vez más, académicos, expertos políticos y analistas respetados advierten que nos acercamos a un período grave en la historia de la humanidad. Por ejemplo, el simbólico Reloj del Juicio Final controlado por un panel internacional de científicos, que pronostica la probabilidad de una catástrofe global provocada por el hombre, se cambió recientemente a solo 90 segundos hasta la medianoche, lo más cercano a un desastre global que jamás se haya pronosticado. Los científicos afirmaron que vivimos en una época de peligro sin precedentes y advirtieron que existe un riesgo significativo de que se produzca una guerra global desencadenada por accidente, error de cálculo o incluso de forma intencionada.

Mientras reflexionamos sobre advertencias tan terribles, la pregunta obvia es cómo puede el mundo poner fin al ciclo de guerra y derramamiento de sangre que presenciamos hoy. El mundo está bien versado en apoyar a las víctimas y a quienes sufren injusticias, como es el caso de la nación ucraniana en este momento, pero puede que os sorprenda saber que el islam enseña a los musulmanes a ayudar no solo a la víctima del perseguidor sino también al perpetrador  y opresor. Por supuesto, esto no significa que proporcione al agresor los medios de libertad para infligir más crueldades. Más bien, ayudar a un agresor significa evitar que cometa más brutalidades e injusticias.

Independientemente de los errores que esté cometiendo el estado ruso, debemos tener en cuenta el panorama más amplio de que si la guerra no termina, conducirá a una crisis global cada vez más profunda con resultados potencialmente catastróficos. Los bloques opuestos se atrincherarán aún más. Los odios se arraigarán aún más profundamente, aumentando la probabilidad de una guerra mundial. Por lo tanto, mientras continúan apoyando a Ucrania mientras se defiende, las potencias mundiales también deberían hacer todos los esfuerzos posibles para poner fin a la guerra a través de conversaciones de paz y negociaciones de buena fe. De lo contrario, me temo que la guerra se extenderá más allá de Europa y hacia el este, hacia Asia, y quién sabe dónde terminará.

Durante muchos años, he advertido sobre los riesgos de una guerra mundial a gran escala y he hablado de cómo sus consecuencias mortales y destructivas van mucho más allá de nuestra comprensión. Habiendo advertido durante mucho tiempo sobre tal guerra, no me satisface el hecho de que nos estemos acercando cada vez más a ella y que otros ahora expresen sentimientos y temores similares. Más bien, solo siento dolor y angustia cuando veo que el mundo se precipita cada vez más rápido hacia una aterradora guerra mundial en la que las vidas de millones de personas inocentes se perderán o serán destruidas de forma permanente.

Dejando un legado para las generaciones futuras

Además, ¿qué tipo de futuro dejaremos atrás para los que están por venir? En lugar de otorgar un legado de paz y prosperidad a nuestras generaciones futuras, nuestro regalo de despedida para ellas será nada más que muerte, destrucción y miseria. Ciertamente, es mi gran temor que las tensiones geopolíticas de hoy puedan salirse de control y, en última instancia, conducir a una guerra nuclear. No debemos ignorar el hecho de que, que Dios no lo permita, una vez se use un arma nuclear, esto golpeará la tierra con tal velocidad y fuerza que sus efectos tóxicos se sentirán durante las próximas décadas. Cientos de miles o incluso millones seguramente morirán instantáneamente o después. Aquellos que sobrevivan sufrirán vidas miserables y tortuosas mientras buscan recoger los pedazos destrozados de la humanidad. En cuanto al impacto devastador en las generaciones futuras, innumerables bebés nacerán con defectos genéticos y discapacidades como resultado de los efectos perpetuos de la radiación.

Por lo tanto, con todo mi corazón, oro para que Dios Altísimo tenga misericordia de la humanidad y que la gente del mundo, especialmente sus líderes y legisladores, entren en razón antes de que sea demasiado tarde. Rezo para que, en lugar de mostrar actitudes belicistas y bravuconas, utilicen todas sus facultades y recursos para fomentar la paz y la seguridad de todos los pueblos y naciones, en lugar de buscar alimentar sus egos y satisfacer su ansia de poder alimentando guerras. Que reconozcan sus responsabilidades para salvaguardar a la humanidad por el bien de las personas de hoy y de nuestras generaciones futuras mediante la formulación de políticas que pongan fin a todas las formas de conflicto. Que sean los guardianes de la paz y la prosperidad en lugar de los agentes de la guerra y el derramamiento de sangre.

Como persona religiosa, creo firmemente que esto solo puede suceder cuando la humanidad deje de lado sus comportamientos egoístas y sus deseos materialistas y llegue a reconocer y adorar al Dios Único y se esfuerce por cumplir Sus derechos y actuar de acuerdo con Sus enseñanzas. Rezo para que Dios Altísimo conceda sabiduría a la gente y que toda la humanidad manifieste esos objetivos principales que el Creador y Maestro de este mundo, Dios Altísimo, desea de nosotros: Cumplir con Sus derechos y los debidos a Su creación. Amén. Con estas palabras, les agradezco a todos una vez más por acompañarnos esta noche. Muchas gracias.’

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