Ciencia y Tecnología en La España Islámica
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La historia de la España Islámica duró casi ocho siglos y dio al país una cultura de ilustración.  Uno de los muchos rasgos notables de la España Islámica, era la sed insaciable por aprender e investigar. En  las casas  de Córdoba había espléndidas bibliotecas con un número de volúmenes que oscilaba entre  diez y cincuenta mil libros y el deseo de aprender  sobrepasó el habido en cualquier civilización anterior.

Consideremos los siguientes hechos: los numerales árabes fueron introducidos en Europa a través de la España Islámica; el papel se introdujo en Europa a través de  España Islámica; la biblioteca más grande de la Edad Media existió en España; el primer libro sobre la religión comparada fue escrito allí; el cristal fue descubierto en Córdoba; los primeros instrumentos quirúrgicos fueron inventados en Al-Andalus, el cepillo de dientes y la pasta también. Fueron  médicos españoles musulmanes  los primeros en describir la  verdadera función  de la retina y la naturaleza infecciosa de la peste. Fue un científico Español musulmán quien rechazó por  primera vez el geocéntrico sistema de Ptolomeo.

Desde el siglo ocho hasta el siglo trece los musulmanes fueron la luz de la civilización en el mundo, mientras la mayor parte de Europa vivía todavía su edad oscura. Durante tres siglos al-Andalus escribió un capitulo brillante en la historia intelectual del mundo. En Córdoba, entonces  centro político e intelectual de Europa, se hicieron descubrimientos y avances en todos los campos. Durante la Edad Media  (1000 – 1453) Córdoba fue no sólo  una joya  en el mundo sino también  madre de todas las ciudades Europeas. Era morada favorita de los intelectuales,  a la que acudían científicos, escritores, genios literarios  y  poetas.  Allí se escribieron algunos libros de calidad inmejorable . P.K.Hitti en su libro “Ciudades Capitales del Islam” escribió “Mecca consiguió la grandeza por el nacimiento del Santo Profeta Muhammad, Medina por el éxito de su misión pero Córdoba consiguió la grandeza gracias a  su erudición.” 1.

“Supera a  todas las ciudades del mundo,” escribió el famoso historiador musulmán al-Maqqari (m1632), “por cuatro rasgos principales: sus cuatro puentes sobre el Guadalquivir, la mezquita, el palacio Al-Zahra y sobretodo, las ciencias cultivadas allí.”2 . El palacio mencionado en esta cita era Al-Zahra, que fue construido por 10.000 trabajadores con la ayuda de  3.000 bestias de carga y un coste de 300.000 dinares por año. Este palacio imperial pudo dar alojamiento a más de 10.000 personas y tenía 4.000 columnas de mármol y oro. Estaba formado por  muchos palacios, mezquitas, un zoo, un recinto para pájaros y aves, y talleres para la fabricación de herramientas. De hecho, el califa Abdur Rahman III necesitó 25 años para terminar las obras.

Había 37 bibliotecas en Córdoba y numerosas librerías, 800 baños públicos, 600 mezquitas. Existían 150 hospitales, 600 posadas, más de 80.000 tiendas, 130.000 casas, 4.300 mercados, 10.000 mansiones con jardines exquisitos. Estas mansiones tenían nombres como El  Valle del Paraíso, El Jardín del Asombro, El Valle Bello. Mientras Europa yacía en un torpe sueño de ignorancia, esta ciudad criaba hombres de cultura que levantaban edificios maravillosos, escribían libros y producían obras de arte. Existían 5.000 molinos por el río moliendo el trigo para los trabajadores. Había 32 kilómetros de jardines. Se plantaron tantas flores en una colina cerca del palacio que se llamaba “La montaña de las flores”. Los habitantes tenían tanta pasión por la limpieza que preferían gastar sus ultimas monedas en jabón antes que en pan. Esta era la primera ciudad en Europa que tenía farolas, y después de la puesta de sol una persona podía caminar 16 kilómetros por debajo de las luces públicas. Comparemos esta situación con la de Londres 700 años más tarde cuando no había ninguna farola  y en París la gente andaba sobre el fango.

Córdoba deslumbraba los ojos de sus habitantes igual que a los visitantes de otros países vecinos. Una monja alemana, Hrosvitha (m.1.002) describió el esplendor de Córdoba bajo el califa Abdur Rahman II de esta manera: “en las regiones occidentales del mundo brillaba  un ornamento, una ciudad venerable a causa de su insuperable poder militar, una ciudad de mucha cultura, rica y famosa, conocida por el nombre de Córdoba, ilustre gracias a sus encantos, célebre por sus recursos, sobretodo las siete corrientes del conocimiento.” (3). Siempre que un monarca cristiano necesitaba un médico, un arquitecto o un sastre, lo buscaba en Córdoba.

De las escuelas y universidades salían tantos académicos que un juez de Valencia escribió un tomo con el título La Historia de los Hombres Eruditos  de España. El califa Al-Hakam II patrocinó los que hombres cultos porque el mismo era un destacado académico. Fundó veintisiete escuelas libres en Córdoba, nombró catedráticos en la universidad invitando profesores del Este. Pocos brillaban más en Historia y en biografías. Él mismo escribió una historia de España. Leyó y anotó un gran número de los libros en su posesión. Existió un dicho conocido en la España Islámica que “cuando muera un músico de Córdoba y hay que vender sus instrumentos, se los mandan a Sevilla; cuando muere un hombre rico de Sevilla y hay que vender su biblioteca, se la manda a Córdoba.”(4)

En la Historia de la España Islámica se recuerda con cariño el nombre del Califa Al-Hakam II por la voluminosa biblioteca que tenía. Su amor por los libros lo heredó  de su padre el califa Abdur Rahman III quien en realidad  comenzó coleccionando libros para esta mencionada biblioteca. Se dice que habían 400.000 libros en esta Khiznatul Kutab (biblioteca). Los títulos de estos libros fueron catalogados en 44 volúmenes. Al Hakam tenía tanto entusiasmo por sus libros que ofrecía elevados  precios por ejemplares nuevos o raros; por ejemplo llegó a ofrecer 1.000 dinares de oro a quien le trajese  un libro original de poesía, suma que de hecho pagó al poeta Iraní Al-Isfahani para conseguir la primera copia de su obra Kitab Al-Aghani.

En el periodo de máxima gloria de la España musulmana, se consideraba la biblioteca no sólo como un símbolo de  erudición sino también como prueba de  prestigio del dueño. Estaba de  moda entre ricos y pobres tener una colección de libros en casa (6). Los ricos, incluso incultos o analfabetos, no escatimaban esfuerzos en conseguir un gran número de libros. Mientras en la biblioteca imperial de Al-Hakam II habían miles de libros sobre todos los temas, sorprendentemente la biblioteca más grande en el resto de Europa en 1300 era la de Canterbury que contenía 5.000 libros. La de Cluny en Francia tenía 570 libros. Hombres y mujeres trabajaban copiando libros en talleres tan ocupados como los joyeros. En la plantilla de la biblioteca real hubo personas especializadas en la traducción de obras griegas al árabe. La biblioteca real llegó a ser un símbolo de la civilización islámica que atraía a personas estudiosas de todo el mundo islámico.

Uno se pregunta qué sucedió con esta magnifica biblioteca. Según el Prof. Hitti, el chamberlan de Emir Hisham, Muhammad Ibn Abi Amer decidió  quemar todos los libros sobre filosofía y astronomía que habían sido prohibidos por los Ulema, autoridades religiosas (7). Otro autor  opina que en el 18 de diciembre 1499, bajo ordenes del Cardinal Cisneros, confesor de la reina Isabel, un gran volumen de copias del Corán y otras obras de teología, filosofía y ciencia  se quemaron con gran júbilo en la plaza mayor de Granada. También se enviaron libros a Toledo, Valencia, Barcelona y Granada después de la caída de Córdoba en 1236. Pero no se perdió todo; se calcula que hay alrededor de 250.000 manuscritos árabes conservados en bibliotecas europeas  y orientales. La mayor colección se halla en las bibliotecas universitarias de Oxford, Durham, Cambridge, Berlin, Gottingen, Bonn, Heidelberg, Tubingen, Viena, El Vaticano, Estambul y el Escorial. El catálogo de manuscritos islámicos en el Museo Británico está formado por diez tomos; mientras que el catálogo de manuscritos musulmanes en la biblioteca de Berlín consta de diez volúmenes.. En América del Norte la colección más importante está en la biblioteca de la universidad MacGill  en Montreal. Hay 170 manuscritos en árabe, persa y turco. También hay una valiosa colección de libros en forma litográfica.

Los musulmanes habían aprendido el arte de fabricar papel de los chinos de Samarkand en el año 704. Las fábricas de papel de Játiva dieron a los escritores un suministro de papel sin límite. Tan alta era la calidad del papel que los escribas podían escribir fácilmente y con rapidez. Se dice que en Córdoba se publicaban casi 70.000 ejemplares anualmente. Muchos eruditos escribían sobre tres o cuatro ramas del saber produciendo cientos de publicaciones. Averroes,  por ejemplo, era maestro no sólo en medicina sino también en otras ciencias como la filosofía. Se dice que Ibn Al.Khatil publicó 1.100 libros, Ibn Hasan 450 y Ibn Hazm casi 400. Ibn Al -Nafees escribió un libro Kitab al Shamil (Enciclopedia de la medicina) que consistía en 300 volúmenes de los cuales sólo se publicaron 80. (Dictionary of Sc. Biography, Vol IX, p603. La mayoría de las bibliotecas fueron instaladas en puestos cerca de la mezquita principal. Los vendedores de libros eran a su vez  escribas y artistas de caligrafía. El arte de decorar los  libros floreció creando elaborados diseños, las letras de oro se imprimían sobre lomos de los libros con cuños metálicos.

El Califa  Abdur Rahman III se pasaba horas hablando de libros con los académicos. El Emperador Griego le mandó una copia de una obra famosa de Dioscorides, escrita en tinta de oro sobre fino pergamino  con ilustraciones de plantas medicinales. También se envió un monje Griego  para traducir el libro del griego con la ayuda de Hasday ben Shaprut.

“Hasta el renacimiento,” ha comentado Bernard Lewis,(9) “el árabe era el idioma más traducido en el mundo, en número de libros traducidos y también en número de idiomas a los cuales se hicieron estas traducciones. Académicos andaluces escribían sobre un gran número de temas diversos; ciencias, literatura, administración, comercio, industria, medicina, bellas artes y asuntos militares. El árabe poseía un vocabulario muy rico, por lo tanto  era la lengua preferida por  los escritores.  De hecho el árabe era un idioma internacional, y conocer el árabe era prueba de cultura durante la Edad Media. En el momento de la conquista de España en el año 711, el Latín era el idioma de la iglesia y la literatura, y la población hablaba varios dialectos románicos (Castellano, Aragonés, Catalán) y el Hebreo era el idioma de los judíos. El árabe se convirtió en una ‘lingua franca’ que de este modo unificaba a los musulmanes y a los  no musulmanes  de España. A partir del siglo nueve se utilizó como medio  común de comunicación, en la administración y en literatura. Escribir en árabe aseguraba a la obra la más amplia distribución. Durante 800 años el árabe ocupó una posición  prominente en el mundo.

 Sistema de Educación

 Al principio, el sistema de educación en España dependía del centro oriental del Islam. Durante los siglos X y XI muchos estudiantes musulmanes españoles viajaban a Egipto, Iraq o Siria buscando conocimientos científicos; algunos fueron hasta Persia. Mientras estaban allí aprendieron todo lo que pudieron en los campos de medicina, astronomía, matemáticas y oftalmología. Muchos académicos de los países del este emigraron a España en busca de  mejores oportunidades laborales. Los siguientes dos siglos fueron la época dorada de la ciencia en España. La educación no era responsabilidad del estado en la España musulmana. Muchos príncipes y personas ricas fundaron escuelas. Habían una escuela en cada pueblo, normalmente junto a la mezquita. Las mezquitas en cada ciudad eran los centros de educación, cada mezquita importante tenía una biblioteca con volúmenes sobre la teología, filosofía y ciencia.

Varias ciudades tenían universidades, por ejemplo Córdoba (Aq Qurtuba), Sevilla (As Ashbiliya), Toledo y Granada (Gharnata). La universidad de Córdoba fundada por el califa Abdur Rahman III (912-961) era la más famosa en el mundo. Se ofrecían cursos en astronomía, matemáticas, medicina, teología, y derecho. Habían 10.000 estudiantes matriculados. El edificio principal era la gran mezquita donde un suministro de agua llegaba por tuberías de plomo. La universidad  invitaba a célebres profesores de Baghdad para dirigir las facultades. Un título obtenido en  esta universidad garantizaba un trabajo con buen salario en cualquier lugar del país.

La universidad de Granada fue fundada por el Emir Yusef Abul Hajjaj en 1340; la puerta principal tenía dos leones de piedra como adorno. El curriculum incluía medicina, química, astronomía, filosofía y teología. El administrador era el poeta e historiador Lisanu Din Ibn Al-Khatib (1313-1374) autor de unos sesenta libros. Una inscripción sobre uno de los edificios dice: “el mundo se sostiene por cuatro razones solamente, los conocimientos de los sabios, la justicia de los grandes hombres, las oraciones de los buenos de espíritu y el coraje de los valientes”. Estudiantes cristianos de Castilla y de Aragón  venían aquí para seguir sus estudios. La dirección de la universidad fue otorgada a un rector, elegido de entre los profesores. Un musulmán, judío o cristiano con títulos adecuados podía obtener este puesto. Se celebraban reuniones anuales a las cuales el público era invitado. Los más destacados  poetas  recitaban poesías y eminentes profesores daban conferencias. Los profesores de teología o derecho llevaban un turbante sobre el que se colocaban un pañuelo llamado ‘tailasan’. A veces se llevaba sobre el hombro. Esta costumbre fue el origen de la practica de llevar bufandas y capuchas de distintos colores entre universitarios de todo el mundo hoy en día. (10) Algunos estudiantes viajaban hasta Baghdad o al Cairo para hacer estudios de post-grado  igual que actualmente algunos estudiantes musulmanes viajan a Oxford o Harvard.

Durante el siglo XVIII el 85% de la población europea era analfabeta, mientras que  700 años antes la  mayoría de la población de la España musulmana sabía leer y escribir.

La Fama de Toledo

Los estudiantes que  llegaban a la España Islámica estaban familiarizados con  las bellas calles de Toledo, Córdoba y Sevilla. Los baños llegaron a tener mucha popularidad en Europa durante el siglo XIV, y el jabón, inventado por los árabes, fue usado en muchos hogares. En Al-Andalus se utilizaba un  sofisticado sistema  monetario. En Europa no había ninguno. La unidad de oro era el dinar, y la de plata el dirham. Los gobernantes Cristianos de la reconquista utilizaron monedas de diseño Islámico durante más de doscientos años. La  primera moneda acuñada en Italia se llamaba Byzantini Saracenati. Llevaba inscripciones en árabe, una  breve cita del Corán, una referencia al Santo Profeta y la fecha calculada desde la Hijra.

Toledo, una vez  capital de España, desempeñó un papel importante en la transmisión de conocimientos científicos de la España Islámica a Europa. Ganó mucha fama por la traducción de obras árabes al Latín. La academia de traducción de Toledo que seguía el modelo de Baitul Hikmah de Baghdad funcionó desde 1135 hasta 1284. Existió en la ciudad una biblioteca árabe rica en obras científicas, cuya fama se extendió  a las ciudades Europeas. Toledo llegó a ser el destino favorito de muchos eruditos. El ambiente intelectual  era muy equilibrado porque habían árabes cosmopolitas, académicos Españoles bilingües, estudiantes extranjeros y científicos Judíos.

Traducir era una de las actividades  creativas a la que se dedicaban los científicos en aquellos tiempos. Se solían hacer traducciones en equipo de dos personas. Un árabe parlante leía el original en árabe y luego traducía en voz alta palabra por palabra a una legua vernácula (p.ej. castellano), entonces, su compañero escribía una versión en Latín. Por ejemplo Ibn Daud trabajó con Gundisalvi en la traducción de  Ibn Senas De Anima. Del mismo modo Michael Scot trabajó con A.Levita; Plato de Tivoli con Bar Hiyya; y Gerard de Cremona con un árabe llamado Galip. Los traductores   Hugo de Santalla, Juan de Sevilla, Gundisalvo,Gherardo Cremonese (Italiano) Plato de Tivoli, Herman el Dalmato (Aleman) Michael Scot y Adelard de Bath (m.1142, Ingleses)  formaban la élite del siglo XII. Un equipo formado por cuatro Cristianos y un Musulmán hizo una traducción del Santo Corán al Latín en el año 1.142. Estos eruditos no eran meros traductores sino los pioneros del renacimiento.

Las primeras traducciones fueron de matemáticas, astrología, medicina, psicología, lógica y filosofía. Cuando encontraban dificultades con palabras técnicas las transcribían del árabe.

En el año 1.145 un Inglés Robert de Chester tradujo al-Jabr wa Muqabala de Al-Khawarizmi. A raíz de esta traducción latina se introdujeron desde Toledo los números árabes en Europa, (Algoritmi de De Numero Indorum); así se explica el origen de la palabra ‘algoritmo’, un distorsión del apellido del autor original. Adelard de Bath llegó aquí en 1.126 y tradujo al Latín las tablas astronómicas de Al-Majriti. Michael Scot (m.1.235 ) tradujo las obras de Ibn Sena y Ibn Rushd. Gerard de Cremona (m.1.187) era el equivalente de  Hunayn Ibn Ishak (809-877) quien tradujo 71 obras del Árabe al Latín.

El resultado neto de toda esta actividad intelectual fue una revolución en el pensamiento de las naciones Europeas. En el terreno estéril de Europa se sembró la semilla del conocimiento. También abrió camino a la fundación de universidades en varias ciudades Europeas durante el siglo XII, por ejemplo la Universidad de Salerno y Bologna en Italia, París y Montpelier en Francia y Oxford en Inglaterra. Fue la chispa  que prendió  la llama, la luz del conocimiento que ha brillado sin cesar durante seis siglos. Al termino del siglo XIII Europa había adquirido de la España Islámica todo que podía y  se adentraba por el sendero del conocimiento renacentista  en siglo XIV.

Académicos Famosos

 En la España Islámica nacieron muchos académicos eminentes. En astronomía (Al-Bitruji, Al-Zarqali, Ibn Aflah, Al-Majriti), medicina (Ibn Zuhr, Az-Zahrawi), filosofía (Ibn-Tofail, Ibn Bajja, Ibn Rushd), lexicografía, historia, geografía (Al-Bekri) y botánica (Ibn-Baitar). Debido también a su significado religioso, los académicos Andaluces sentían interés por estos temas. Las matemáticas eran necesarias  para calcular herencias, distancias entre pueblos y los precios de diferentes servicios. Se utilizaban datos astronómicos para calcular la posición de la Ka’aba desde cualquier lugar en el mundo, para fijar el horario diario de las oraciones y las estaciones. Habían varios observatorios en la España Islámica, Zarqali trabajaba sobre sus Tablas Toledanas en Toledo, Jabir Ibn Aflah utilizaba la minarete de la gran mezquita de Sevilla (la Giralda) como observatorio, y Ibn Bajja tenía su propio observatorio. La Giralda fue terminada en el año 1.198 después de 25 años de obras y tiene 94 metros de altura. No hay escaleras sólo rampas, por lo tanto es posible llegar hasta arriba a caballo. Tenía sólo siete salas, cada una correspondía a un planeta, después se convirtió en campanario. Todavía domina la ciudad en la actualidad.

Hace mil años las distintas áreas del conocimiento no estaban tan subdivididas como hoy. Un matemático podía ser  filosofo y  músico, mientras que  un poeta podía ser  médico y  filosofo. La física, las matemáticas y la astronomía estaban estrechamente vinculadas. Si un erudito escribía sobre una de estas ramas del saber también escribía sobre las otras. Algunos científicos hicieron sus investigaciones en varios campos como es evidente en la lista siguiente.

Ahmad Ibn Ilyas. Era el primer médico de la España Islámica, vivió durante el reinado de Emir Muhammad (852 – 886).

Abbas Ibn Firmas (m887). Era  poeta laureado y astrólogo de los emires Abdur Rahman II y Muhammad I. Era famoso por su capacidad como inventor. Trajo desde Baghdad las tablas de Sindhind, que tuvieron una gran influencia sobre el desarrollo de la astronomía en Europa. Fabricó en su casa un planetario, un reloj y un esférico armilario; se dice también que descubrió el cristal de roca. También introdujo en España técnicas para cortar cristales.(12)

Ibn Abd Rabbihi (860 -940). Era de Córdoba y persona laureada del emir Addur Rahman III. Su libro Aqd al Farid (El Collar Unico) se considera la primera  historia literaria de la España Islámica. Su nieto Saeed Abd Rabbihi era médico y poeta.

Rabi Ibn Zaid Al-Usquf (m961). Era obispo de Córdoba bajo el emir al-Hakam II. Escribió principalmente en árabe. Publicó varias obras sobre astronomía y dedicó un calendario llamado Kitab al Anwar al califa Al Hakam II.

José el Sabio (Sapien) 984. Escribió una obra sobre multiplicación y división.

Hasday Ibn Shaprut (m990). Tuvo éxito en la corte de Abdur Rahman III y Al-Hakam II. Era el médico oficial en ambas cortes. Tradujo obras griegas al árabe y era un gran patrón de las ciencias. Descubrió una panacea llamada Al Farooq (el mejor). Cuando el Emperador Griego Constantinius VII regaló  un viejo manuscrito de Materia Médica escrito por Dioscorides, a Abdur Rahman III, Hasday se encontraba entre los traductores (un árabe, un griego parlante y cinco españoles) que ayudaron al monje griego Nicolás a traducirlo. Fue el autor de una carta dirigida al rey de los Khazzars describiendo la España Islámica.

Yahya ibn Ishaq. Actuaba como médico y visir en la corte del emir Abdur Rahman III. Fue el autor de una obra de cinco tomos sobre Medicina.

Maslama  Ibn Ahmad Al-Majriti (m1.007). Nació en Majrit (Madrid) pero floreció en Córdoba donde estableció una escuela en la cual estudiaban académicos como Ibn Khaldun y Az-Zahrawi. Fue el primer astrónomo y matemático de al-Andalus. Editó y corrijió las tablas planetarias de Khawarizmi, escribió un ensayo sobre el astrolabe, un comentario sobre el Planesférico de Ptolomeo, un libro de aritmética comercial y un libro sobre la crianza de animales. Sus discípulos más famosos fueron Al-Karmani (m1066) Ibn Samar y Ibn Saffar. Sobre química escribió dos libros, Ghiyataul Hakim (Los objetivos de los Sabios) y Rutabatul Hakim (El paso del Sabio);el primer libro fue traducido al Latín bajo el titulo Picatrix en 1252 por orden del Rey Alfonso el Sabio. Fue un libro clave de referencia en química durante muchos años.

Adelard de Bath tradujo sus tablas astronómicas al Latín en 1126. Contaba entre sus títulos honoríficos con el de  al Hasib (el matemático)  pues se le consideraba un maestro y pionero en este campo. Su libro Kitab al-Hayah fue traducido por Michael Scot en 1217 mientras Juan de Sevilla tradujo su ensayo sobre el astrolabe.

Maslama creó una escuela de astrónomos que estaba formada por sus alumnos y los alumnos de éstos marcando así el comienzo de la ciencia como una actividad organizada en la España Islámica. Todos sus alumnos estudiaban las obras de Al-Khawarizmi, todos comentaban sobre el uso del astrolabe y Zij Al-Sindhind (13).

Ibn Al-Jazzar (m1009 Latín Algizar). Trabajaba en Qairwan en Túnez. Fue un médico famoso, su libro más popular  Zad al Musafir (Provisiones del Viajero) fue traducido al Griego, al  Hebreo y  al Latín por Constantino Africanus. Contiene una descripción impresionante de la  viruela y del sarampión. También escribió sobre las causas de la peste en Egypto. Su libro Kitab Itimad fe Adwiya al Mufrada (Medicinas sencillas y fiables) fue traducido al Latín en 1230.

Ibn Al-Qutiyya (m977). Nació en Sevilla pero hizo de Córdoba su hogar. Era un famoso historiador y gramático. Su libro Tarikh al-Andalus ( Historia de la España Islámica) trata de la conquista Islámica hasta 893, mientras su Tarikh al-Iftah al-Andalus cuenta la historia hasta el reinado del Emir Abdur Rahman III . Su trabajo sobre la conjugación de verbos en árabe fue la primera obra compuesta sobre el tema.

Menahem Ben Saruq: Era un famoso filólogo. Su obra principal fue un  diccionario de lenguaje bíblico, el primer diccionario completo de este tipo. Contenía comentarios sobre  gramática y otra información filológica.

Abu Zakariya Yahya Ibn Daud (1095-1165 Avendeath). Nació en Toledo pero trabajaba en Córdoba. Era el padre de una gramática hebrea científica . Escribió en árabe y su libro se basaba en la gramática árabe. Hasta la actualidad, los términos  técnicos de la gramática hebrea, son traducciones de los términos correspondientes en árabe.  En traducciones sólo Gerard le superaba. Hizo traducciones de un gran número de obras astronómicas de Abu Mashar, Sabit Ibn Qurra, Meshallah y Al-Farghani. El escritor Turco Al-Farabi era contemporáneo suyo y tradujo sus libros Sobre el Origen de las Ciencias y La Diversidad de la Filosofía. Trabajó junto con Gundisalvi en varias traducciones. Por ejemplo tradujo Sobre el Alma de ibn-Sena al castellano y Gundisalvi lo tradujo a Latín.

Arib Ibn Sad Al-Qurtubi (m976). Trabajaba en Córdoba en la corte de Abdur Rahman III y Al-Hakam II. Fue célebre como médico y como historiador. Escribió una crónica sobre la España Islámica y Africana. También escribió un libro sobre ginecología, sobre higiene para mujeres embarazadas y recién nacidos y sobre obstetricia (Khalq al Janin – La creación del Embrión 964).

 Hasan Ibn Juljul: (944-994). Este historiador médico nació en Córdoba. A la edad de 14 años desarrolló un profundo interés por la medicina. A los 24 años era ya un médico bien conocido en al-Andalus. Compuso un libro de comentarios sobre los nombres de medicamentos sencillos que aparecían en Materia Medici de Dioscorides, un tratado sobre medicamentos no mencionados por Dioscorides  incluyendo los que se encontraban en España; una obra sobre antídotos y otra sobre los errores de médicos. Era el médico personal del Califa Hisham II. Escribió una historia sobre los médicos y filósofos contemporáneos suyos que ejercían  en España, Tarikh al-Atiba wal Hukama (Historia de Médicos y Sabios.) que es el resumen más antiguo en árabe sobre la historia de la medicina. Contiene 57 biografías, 31 de las cuales son  sobre autores orientales y el resto son de Africa o de  España. En medicina su contribución más importante fue Tafsir asma al-Adwiya, y Maqala fi zikr al-Adwiya. También  corrigió y añadió comentarios sobre la famosa traducción de Hasday ibn Shaprut.

Ibn Al-Saffar (m1035). Trabajó en Córdoba y finalmente se jubiló en Denia. Era matemático y astrónomo. Compuso tablas astronómicas y escribió un ensayo sobre el astrolabe Kitab al-Amal Asturlab, que fue traducido por Plato de Tivoli y posteriormente traducido al Hebreo.

Ibn Al-Wafid (m1075. Lat.Abenguefit). Fue un médico de Córdoba que escribió un ensayo sobre medicinas sencillas y otro sobre balneología .(14) Gerard de Cremona tradujo el ensayo con el titulo Liber Medicinarium Simplicium publicado en Strasbourg en el año 1531 y  en Viena en 1558. Sir Thomas Arnold dice que se imprimieron 40 o 50 copias. Su libro Kitab al-Wasad (El Libro del Almohada) fue traducido por Judah ben Nathan. También escribió sobre agricultura.

Ibn Hayyam (988-1076). Vivió en Córdoba, uno de los más tempranos historiadores sobre la España Islámica. Escribió 50 libros, uno de los cuales era una obra inmensa sobre la historia de España, al-Matin, de 60 tomos sólo uno de los cuales ha llegado a nuestros tiempos, Kitab-alMuqtabis fi Tarikh al- Andalus de diez tomos. Fue publicado en París en 1937.

Al Faradi (962-1013). Nació en Córdoba donde también fue profesor. Después de la peregrinación a la Meca le otorgaron la posición de Cadi de Valencia. Sólo uno de sus libros, Tarikh ulama al-Andalus fue publicado en Madrid en 1891 por F.Cordera.

Ahmad Ibn Muhammad Al-Razi (m936). Fue el primer historiador cuyo trabajo ha llegado a nuestros tiempos y se le  conocía en España como “el cronista por Excelencia.” .Su libro sobre historia se halla disponible hoy en día en castellano. Sus antepasados eran de Ray en Iran.

Abdul Qasim Az-Zahwari. (936-1013, Latín, Abulcasis). Fue el más importante cirujano, médico, farmacéutico y psiquiatra de la Edad Media. Vivió en Al-Zahra cerca de Córdoba de donde deriva su nombre. Su contribución literaria Kitab al Tasrif es una enciclopedia médica de treinta tomos.  Terminó  su obra en el año 1000 después de cincuenta años de práctica médica. En ella se trata de cirugía, farmacia, materia médica, cocina, dietética, pesos, terapéutica y psicoterapia. Describió una operación de cataratas y métodos para la preparación de medicinas por sublimación y destilación. La parte del libro que trata de cirugía concede mucha importancia  a la  cauterización  y estíptico;  dedica algunas secciones a la obstetricia y el tratamiento quirúrgico de ojos, orejas y dientes. Contiene dibujos de treinta instrumentos quirúrgicos inventados por él. Describe la amputación, la cirugía dental, cómo  deshacer  piedras alojadas en la vejiga, disecciones, vivisecciones y fracturas. Fue la primera  persona en dar una descripción de  la hemofília, y utilizaba hilo de seda para coser los tejidos dañados. Preparó dientes con huesos de animales poniendo así los cimientos de ortodoncia. Preparó instrumentos para la inspección de exámenes internos de la oreja y de la uretra.

Gerard de Cremona (1114-1187). Tradujo al-Tasrif a Latín con el título Liber Servitoris. Una edición sobre cirugía se publicó en Venecia en 1497, una edición sobre medicina en general en Augsburg en 1519, una capítulo sobre enfermedades de la mujer en 1566 y también en Strasbourg en 1597. El texto árabe junto al texto en Latín fue publicado en Oxford por John Channing en 1778. Una edición en Francés se publicó en París en 1861 y otra fue traducida al Inglés por MS Pink en 1973.

Dijo que “el tiempo tiene un papel muy importante en el tratamiento y curación de  las enfermedades”. Inventó nuevos forceps para obstetricia. Sus dibujos de instrumentos quirúrgicos son los primeros conocidos para el uso en la enseñanza médica. Dividió la vida del ser humano en cuatro etapas; edad temprana hasta veinte años, la juventud hasta los cuarenta años, la madurez hasta los sesenta años y la vejez después de los sesenta años. Observó que el cerebro tenía tres funciones en el intelecto: la imaginación, el pensamiento y la memoria. Sus obras fueron muy apreciadas en Europa hasta el siglo XIII y Al Tasrif formaba parte del curriculum en muchas universidades.(15)

Ibn Abi Rijal (L.Abenragel. m1040). Nació en Córdoba. Su obra principal en astrología fue Kitab al-Bari fi Ahkam al Nujum (La Función de las Estrellas) que se tradujo al Castellano y luego al Latín en Venecia en  1485. Posteriormente se trasladó a Tunis.

Ibn Sida (1007-1065). A pesar de nacer ciego llegó a ser un lexicógrafo y filólogo importante, autor del diccionario al Mukhassa, que sigue el orden alfabético.

Al-Jayyani (990-1079). Nació en Córdoba. Fue un excelente matemático y astrónomo. Escribió Maqalah fi Sharah al-Nisbah (Sobre ratios) y un artículo sobre el eclipse solar total que ocurrió el 1 de julio 1079 en España. Este se tradujo al Hebreo en 1335. Otra obra  Sobre el Amanecer fue traducida por Gerhard de Cremona.

Su libro sobre tablas astronómicas Tabulae Jahen contiene instrucciones para calcular la hora, dirección de la oración, el calendario y la visibilidad de la luna nueva. Otra obra sobre astronomía fue Matrah Shuaa al-Kawakib (La Proyección de los Rayos de las Estrellas). Sobre las matemáticas escribió Kitab Majhulaat Qisiyy al-Kurra – La determinación de la Magnitud de los Arcos sobre la Superficie de una Esfera.

 Abu Ishaq Az-Zarqali. (1029-1087. L. Arzachel).  Fue el observador astronómico más importante de su tiempo. Le llamaron al-Naqash que significa el grabador. Vivió en Córdoba. Su gran habilidad manual le permitió entrar al servicio de Qazi Ibn Saaed de Toledo como fabricante de herramientas de precisión. Montó relojes de agua que funcionaron en Toledo hasta 1133. En uno de los parques de la ciudad construyó lo que se denominó “La Mansión de las Horas”. Aquí Al-Zarqali dio instrucciones a los trabajadores de instalar dos depósitos de agua. Con maquinaria automática costaba 14 días en rellenar  estos depósitos y 14 días en vaciar. De modo, seguían las fases de la luna. La maquinaria fue construida con tanta precisión que en el caso de que entrase más agua de la necesaria automáticamente era expulsada.(17) Con estos relojes era posible calcular con precisión un calendario lunar y fueron  predecesores de los relojes que se pusieron de moda en la Europa del siglo XVII. Al-Zarqali también inventó un reloj para saber la hora día o noche, y los días del mes lunar.

Construyó un astrolabe as-Safiya para calcular los movimientos del sol – se puede ver hoy en día en el Observatorio Fabra en Barcelona-. Un tratado escrito en árabe demuestra que Al-Zarqali se anticipó a Kepler diciendo que las órbitas de los planetas eran elípticas El texto árabe señala que la órbita de Mercurio es baydi (oval) del  mismo modo que Kepler dice de Marte en su Astronomica Nova.(16) Copérnico  (1473-1543) le citó y expresó su deuda para con  él en su libro Die Revolutionibus Orbium Celestium. Sus observaciones astronómicas fueron de gran valor para Copérnico a la hora de idear su sistema heliocéntrico. Es notable que este ensayo era instrumental en la creación de un tipo nuevo de literatura técnica.

Editó las Tablas de Toledo – tablas planetarias basadas en observaciones hechas por él y su grupo de astrónomos de Toledo-. Gerard de Cremona tradujo estas tablas al Latín y disfrutaron de gran popularidad  en Europa. Se estima que se conservan actualmente 48 copias de este manuscrito en árabe y  en Latín en las universidades Europeas. Su ensayo Reglas para el Uso de Tablas Astronómicas (1070) también fue traducido por Gerard con el título Canones. Su presentación de tablas de trigonometría explica su construcción; se imprimió una edición en Nuremberg en 1534. Fue la primera persona en calcular el apogeo del sol con referencia a las estrellas, como más tarde reconoció Copérnico También escribió un ensayo sobre el movimiento de las estrellas fijas.

Ibn Gabirol: (1021 – 1058 L. Avicebron). Este escritor de gran originalidad nació en Málaga. Fue uno de los primeros filósofos de la España Islámica, algunos incluso le llamaron “el Platón Judío”. Sus obras filosóficas ejercieron  gran influencia sobre Duns Scotus. Gundasalvi tradujo su libro Yanbu al-Haya (La Fuente de la Vida) al Latín (Fons Vitae) en colaboración con Ibn Daud en 1150. Otra obra suya Mukhtar  al-Jawahir (Mejorar las Calidades Morales) fue publicada en Nueva York en 1902.

Al-Karmani(m1066). Nació en Córdoba y murió en Zaragoza a la edad de 90 años. Recibió su formación en Harran, Iraq (ahora  Turquáa). Fue un excelente matemático y cirujano. Fue un discípulo de Maslama Al-Majriti.

Ibn Al-Samh (m1035). Trabajó en Granada. Fue un famoso matemático y astrónomo. Su libro al Muamilat trata de matemáticas comerciales, mientras que su obra Hisab al-Hawaii trata de cálculo mental y de la naturaleza de los números. Escribió dos libros sobre Geometría, dos sobre el uso del astrolabe y su construcción. Su obra principal fue la confección de las tablas astronómicas. Su Zij era tan bueno como el de su maestro Al-Majriti.

Al-Bakri (1010-1094). Fue un famoso geógrafo y cartógrafo del siglo XI que trabajó en Córdoba. Era un hombre polifacético un buen poeta y filólogo. Su libro al-Masalik wal-Mamalik (Libro de Caminos y Reinos)  era un libro excepcional de geografía. De Slane lo publicó en Algiers en 1857, y influyó sobre la literatura árabe durante siglos. También confeccionó un diccionario sobre la geografía antigua de Arabia Kitab al-Mujam mast-Jama.  Este diccionario fue redactado por un académico Alemán, Wustenfled en Göttingen en 1876. También se le atribuye un libro sobre plantas y arboles de al-Andalus.

Ibn Saeed Al-Andalusi (1029-1070). Nació en Almería y más tarde llegó a ser juez en Toledo. Su fama se deriva de una historia de la Ciencia con el título Tabaqat ul-Umam (Clasificación de Naciones) que fue ampliamente usado por historiadores de la ciencia durante mucho tiempo.  Tabaqat era una especie de estudio de las naciones del siglo XI donde se habían potenciado las ciencias. Entonces las naciones del norte de Europa sólo entraban en la tercera categoría.

Ibn Hazm (994-1064). Fue un pensador de gran originalidad, un escritor elegante y otro académico típicamente  polifacético. Produjo poesía, biografías y unos 400 libros sobre temas tan diversas como la teología, el derecho, las costumbres, la historia y la religión comparativa. Una de sus obras más famosas es al-Fasl fi-Milal wal Awwal wal-Nihal (La Palabra Definitiva sobre Sectas y Denominaciones) en la que trataba sobre el Islam, el Cristianismo, el Judaísmo y el Zoroastrianísmo. Probablemente el primer libro de religión comparativa del mundo.

Sin embargo Ibn Hazm tenía una lengua muy afilada y por lo tanto se granjeó muchos enemigos. A veces su tono era algo fanático y a menudo mostraba poco respeto hacia personas importantes del pasado. Su carácter llegó a ser proverbial en  los círculos literarios, “saifful Hajjaj wa qalam ibn-Hazm (tan afilado como la espada de Hajjaj y la pluma de Ibn-Hazm)”. El resultado era la prohibición de sus libros y que poca gente citaba de sus obras. Fue acusado de herejía y se quemaron en público sus libros en Sevilla según las ordenes del Emir Al-Mutamid. Incluso sus alumnos le dieron la espalda. Una cita conocida de él es, “Mi único deseo es buscar los conocimientos y conseguir un rango alto en la ciencia en este mundo y en el siguiente.”

Referencias

  1. K.Hitti Capital Cities of Islam, p.103. 1973
  2. Al-Maqqa Nafh al-Tibb. Vol 1 1968 Beirut
  3. Hitti . Capital Cities of Islam. 155
  4. Islam and the West, p.171
  5. Will Durante.Age of Faith, p.304
  6. History of Sarecens, p.516. 1955
  7. History of the Arabs, p.532.
  8. Joseph McCabe. Splendor of Spain. 287. 1995
  9. Lewis. Islam and the West. P.61. 1993
  10. Ameer History of the Sarecens. 453.1995
  11. p.345
  12. F.Glick.Islamic and Christian Spain. P.253. 1979
  13. Sarton. An Introduction to the History of Science. P.699.
  14. A Dictionary of Scientific Biography. 584. Vol.14. NY 1978
  15. p.495, Vol. 14.
  16. The Splendor of Islamic Spain.

Imagen: cortesía de Carlos EspejoLicencia Creative Commons

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