Tahrik-e-Yadid 2025: El poder del sacrificio
Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y el Sura Al-Fatiha, Su Santidad el Jalifa V del Mesías (aba) recitó la aleya 262 del Sura Al-Baqara y dijo:
[Árabe]
La traducción de este versículo es la siguiente: “Los que emplean sus bienes en la causa de Al’lah son semejantes a un grano de maíz que da siete espigas, y en cada espiga hay cien granos. Y Al’lah lo multiplica aún más para quien Le place; pues Al’lah es Magnánimo, Omnisciente”.
Por la gracia de Dios Altísimo, a partir del 1 de noviembre, comienza el nuevo año financiero de la Yamaat, Tahrik-e-Yadid. Así pues, se anuncia formalmente el nuevo año de Tahrik-e-Yadid y también se mencionan los sacrificios financieros realizados por varias Yamaats en el año financiero que ha pasado. De igual modo, también se menciona brevemente la importancia de realizar sacrificios financieros.
Antes de mencionar la importancia de ofrecer sacrificios financieros, mencionaré brevemente la historia de Tahrik-e-Yadid. Tahrik-e-Yadid se fundó en 1934. Como hay algunos ahmadíes nuevos, jóvenes y niños, que tal vez no estén al tanto de esto, lo detallaré. Como ya dije, Tahrik-e-Yadid fue fundada en 1934 por Hazrat Musleh Maud (ra). Esta necesidad surgió cuando el movimiento Ahrar comenzó a oponerse a la Yamaat en aquel entonces. Habían provocado un gran revuelo, creado una tormenta de oposición y afirmado que erradicarían al Ahmadíat de la faz de la tierra, que no quedaría nada de Qadian y que lo destruirían por completo.
De la misma manera, tenían la intención de profanar el Bahishti Maqbarah [Cementerio Celestial], donde se encuentra la tumba bendita del Mesías Prometido (as) (esto es algo común para esta gente). En aquel momento, el gobierno no protegía a la Yamaat como debía hacerlo. De hecho, sería apropiado decir que estaba apoyando a los oponentes. En ese momento, Hazrat Musleh Maud (ra) animó a la Yamaat a establecer un fondo para que pudiésemos propagar el mensaje del Islam y del Ahmadíat a todos los rincones de la tierra y fortalecer la estructura organizativa de la Yamaat para contrarrestar las malas artes y el alboroto de los oponentes y refutar la propaganda que se difundía contra la Comunidad. Además, no solo refutarlo, sino también cumplir con los derechos debidos del Tabligh [propagación del mensaje del Islam-Ahmadíat], ya que consideraba que no habían cumplido eficazmente con los derechos debidos del Tabligh como correspondía.
Con este pensamiento, Hazrat Musleh Maud (ra) anunció el plan de Tahrik-e-Yadid. También dijo que “debemos propagar el mensaje del Islam y del Ahmadíat dentro del país, así como en todo el mundo, para que el enemigo no intente sabotear nuestros planes en ningún lugar. Si hay oposición en un lugar, entonces debería verse progreso en otro, y la estructura administrativa y organizativa de Yamaat debería seguir expandiéndose”.
Por la gracia de Dios Altísimo, hoy podemos ver que el mensaje del Ahmadíat -el verdadero Islam- ha llegado a todos los rincones del mundo, y nuestros misioneros y predicadores sirven activamente en todo el planeta. En diversos países hemos construido mezquitas; nuestras escuelas están en funcionamiento; nuestros hospitales están operativos; y a nuestros misioneros se les está brindando la oportunidad de servir. Se está publicando literatura, se han establecido estudios de la MTA en muchos países además del estudio central, que transmite a todo el mundo, y también están funcionando emisoras de radio.
Aunque los gastos de todas estas obras se cubren en parte con otros fondos, sin embargo Tahrik-e-Yadid desempeña un papel vital en su apoyo. Es bajo la tutela de Tahrik-e-Yadid que se forman los misioneros, y por la gracia de Dios Altísimo, se han establecido Yamiaats en casi seis o siete países de todo el mundo. Desde allí se forman misioneros y predicadores que luego se dispersan por todo el mundo, transmitiendo el mensaje del Islam y del Ahmadíat.
En cuanto a la afirmación del movimiento Ahrar -que destruirían Qadian ladrillo a ladrillo y borrarían al Ahmadíat de la faz de la tierra-, incluso hoy nuestros oponentes continúan coreando los mismos lemas. Recientemente, una de sus conferencias se celebró en Rabwah, y volvieron a repetir estos cánticos. Pero cada año, estos eslóganes vacíos encuentran respuesta a través del progreso y el avance de la Comunidad, a través de las manifiestas bendiciones de Dios Altísimo. Quienes se unen a la Comunidad a través del Baiat [juramento de lealtad] son, en sí mismos, la respuesta a estos oponentes. Hoy, la existencia misma de la Comunidad, extendida en 220 países del mundo, constituye la respuesta más clara a sus afirmaciones. Solían declarar que borrarían a la Yamaat de la faz de la tierra; sin embargo, ven cómo la gracia de Dios Altísimo continúa haciendo que la Comunidad florezca y progrese cada vez más.
Así pues, el apoyo práctico y la ayuda de Dios Altísimo son prueba en sí mismos de que la afirmación del Mesías Prometido (as) era y sigue siendo cierta. La Yamaat Ahmadía, por la gracia de Dios Altísimo, no es un árbol plantado por ningún hombre, ni por ninguna organización, ni por ningún gobierno. Es un árbol plantado por Dios mismo: un árbol majestuoso y frondoso cuyas ramas se han extendido por todo el mundo, y Dios Altísimo continúa expandiéndolo y haciéndolo dar frutos. Este movimiento continúa y se fortalece cada vez más.
En el versículo que recité, Dios Altísimo afirma que el ejemplo de quienes gastan sus riquezas en Su causa es como un grano -tal como se tradujo anteriormente- que produce diez espigas, y cada espiga contiene cien granos -y Al’lah lo multiplica aún más-. Dios Altísimo ha prometido que todo lo que uno gaste en Su camino, Él nunca lo dejará sin recompensa. Más bien, Él tiene el poder de aumentar tu sacrificio setecientas veces, o incluso más.
Mediante esta declaración, Dios Altísimo ha inspirado los corazones de los creyentes a abrir sus corazones y gastar libremente en Su causa, a emplear para la propagación de Su religión. La misma misión que, en esta época, fue confiada al Mesías Prometido y Mahdi (as), y que ahora se confía a su Comunidad. Cuando gastamos con este propósito, Dios Altísimo deposita bendiciones en nuestra riqueza. Cada año lo presenciamos con nuestros propios ojos, y sigo mencionando ejemplos de ello.
También este año hay innumerables ejemplos de cómo Dios Altísimo abre los corazones de las personas, y en muchos lugares, la gente continúa sacrificándose desinteresadamente, sin ninguna preocupación por las limitaciones materiales. A cambio, Dios Altísimo les provee, o les concede satisfacción en el corazón, de modo que aunque los resultados de su sacrificio no sean inmediatamente visibles, siguen sintiendo felicidad por haberlo ofrecido. Poco después, Dios Altísimo cumple los mismos deseos que habían sacrificado en aras del sacrificio financiero.
Dios Altísimo declara que esas personas serán recompensadas tanto en este mundo como en el venidero. Muchos, en efecto, experimentan los frutos de sus sacrificios en esta misma vida, mientras que la recompensa del Más Allá es inconmensurable. Los primeros eruditos también interpretaron este versículo de la misma manera. Por ejemplo, el Imam Razi, en su comentario, escribe que:
“Dios Altísimo ha prometido devolver la riqueza de uno multiplicada por muchas veces”. Escribe que “Dios Altísimo ha presentado argumentos a favor de Su poder para dar la vida y para causar la muerte. Si este poder divino no existiera, entonces el mandato de gastar en Su causa no tendría ningún peso, pues si no hubiera un Ser que recompensara o castigara, gastar [a Su manera] carecería de sentido. Si no hubiera recompensa ni castigo, Dios Altísimo no diría: ‘Gastad en Mi camino, y Yo os recompensaré’. Significa que solo Él recompensa a quienes se sacrifican por Su causa, y del mismo modo, castiga a quienes transgreden”.
En este contexto, escribió que, en otras palabras, Dios Altísimo dice a quienes gastan: “¿Acaso no sabéis que Yo os he creado y he completado Mis favores sobre vosotros?. Conocéis Mi poder para recompensar y retribuir’. Por lo tanto, este conocimiento que poseéis debería inspiraros a gastar vuestra riqueza, porque solo Él (es decir, Dios Altísimo) devuelve en abundancia a cambio de poco, y lo ilustra diciendo que al que siembra un solo grano, Él le produce siete espigas, donde en cada espiga hay cien granos”. Para explicarlo mejor, dice que el versículo:
[Árabe]
“Gastan sus riquezas en el camino de Al’lah”, teniendo en cuenta que “Sabil Allah” [el camino de Al’lah] significa ‘la religión’: gastar por la causa de la religión de Dios”. En efecto, en la Comunidad Ahmadía somos testigos continuos de cómo Dios Altísimo cumple Su promesa y esta directriz.
Hazrat Musleh Maud (ra) también explicó este versículo, afirmando que si uno gasta su riqueza en obras de fe, entonces, así como Dios Altísimo hace brotar setecientos granos de una sola semilla, Él multiplicará vuestra riqueza muchas veces y os concederá un progreso aún mayor, como se indica en las palabras:
[Árabe]
“Y Al’lah multiplica para quien Él quiere”.
La historia atestigua que siempre ha sido así. Hazrat Abu Bakr (ra) ciertamente ofreció grandes sacrificios, pero cuando Dios Altísimo le convirtió en el primer Jalifa del Santo Profeta (sa), sus sacrificios no tuvieron comparación con la inmensa recompensa que le fue concedida. De igual manera, Hazrat Umar (ra) dio abundantemente, pero fue recompensado en mayor medida. Todo lo que hizo Hazrat Uzman (ra), le fue concedido miles de veces en este mundo.
Si analizamos las circunstancias de cada compañero individualmente, encontramos el mismo trato por parte de Dios Altísimo. Tomemos el ejemplo de Hazrat Abdurrahman bin Auf (ra): consta que en el momento de su fallecimiento poseía treinta millones [de rupias], pero a lo largo de su vida gastó cientos de miles en caridad. Asimismo, cuando los compañeros abandonaron sus tierras natales, Dios Altísimo les concedió mejores hogares; cuando dejaron atrás hermanos y hermanas, les concedió mejores hermanos y hermanas; cuando se separaron de sus padres, encontraron en el Santo Profeta (sa) un ser más amoroso que cualquier padre.
En resumen, quien se sacrifica en el camino de Dios Altísimo jamás se ve privado de una noble recompensa.
En los sermones anteriores he estado hablando de los compañeros de Badr. En la actual serie de sermones que mencionan relatos de la vida del Santo Profeta (sa) en relación con las diversas expediciones y batallas, también salen a la luz las buenas obras y los sacrificios de los compañeros. Reflexionemos sobre cómo Dios Altísimo continuó recompensándolos, y observaremos en la historia que Dios Altísimo nunca los abandonó a su suerte, sino que, por el contrario, los bendijo abundantemente.
Así pues, Dios Altísimo ha mencionado innumerables veces la importancia de gastar [en Su causa]. Dios dice en algunos lugares que “gastéis de la riqueza que amáis; si gastáis de ello, is recompensaré, continuaré aumentando vuestra riqueza, continuaré bendiciéndoos con Mis mercedes”. Seguimos siendo testigos de estas bendiciones de Dios Altísimo. Aún hoy, todo ahmadí que se sacrifica sinceramente de corazón siente esto. Quienes hacen sacrificios también me escriben sus propias experiencias. Es asombroso ver cómo Dios Altísimo les permitió ofrecer sacrificios y cómo fortaleció su fe. Presentaré algunos ejemplos, pero antes mencionaré algunas referencias académicas e históricas, y también de los Hadices.
Hazrat Musleh Maud (ra) explicó una declaración de Jesús (as), en la que decía:
“Más bien, acumulen tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni el óxido destruyen, ni los ladrones entran a robar”.
Esta es la enseñanza de Jesús (as) en los Evangelios. [Hazrat Musleh Maud (ra) afirma] “Sin embargo, el Sagrado Corán dice que si depositáis vuestra riqueza en el tesoro de Al’lah, no solo nadie la robará, sino que recibiréis al menos setecientos a cambio de uno, y no hay límite más allá de esto”. Luego, Jesús (as) dice que en el Cielo, el grano no puede ser comido por los insectos, sin embargo, el Sagrado Corán afirma que no solo está protegido de los insectos, sino que regresa aumentado setecientas veces. Ciertamente, Dios Altísimo no necesita la ayuda de ningún hombre, pero por Su misericordia hacia Sus siervos, cuando les concede la oportunidad de realizar una buena acción, desea elevar sus rangos mediante ella. Incluso en este mundo, Él puede multiplicar la recompensa de sus obras setecientas veces, pero les otorgará una recompensa mucho mayor por estas buenas acciones en la próxima vida. Por lo tanto, es la promesa de Dios Altísimo que Él multiplica por setecientas veces, no solo en este mundo, sino que continúa multiplicando tanto en este mundo como en la Otra Vida”.
Esta explicación también ha sido dada por Hazrat Jalifatul Masih I (ra) en un lugar. Dijo:”Tened muy presente que cuando los profetas piden contribuciones económicas, no es para ellos mismos, sino para beneficiar a quienes las ofrecen”. Es decir, cuando los contribuyentes hacen sacrificios, es por su propio beneficio que se les pide que ofrezcan sacrificios económicos, para que Dios Altísimo les conceda Su gracia y aumente su riqueza.
Hazrat Jalifatul Masih I (ra) dijo: “Hay muchos caminos para alcanzar la cercanía a Dios Altísimo, y este es también uno de ellos, tal y como se menciona al principio del capítulo (es decir, la sura Al-Baqarah) en el cuarto versículo:
[Árabe]
“Gastan de lo que les hemos provisto”.
Luego, afirma:
[Árabe]
“Y otorga su dinero por amor a Él”. Este es también un versículo de la sura Al-Baqarah.
A continuación, en el mismo capítulo, se afirma:
[Árabe]
“Gastad en caridad de lo que os hemos concedido”. Este también es un versículo de la sura Al-Baqarah.
A continuación, afirma: “Ahora se explica con detalle el tema del gasto en el camino de Dios. En el Evangelio hay una frase que dice: ‘A quien te pida, dale’. Pero observen cómo el Sagrado Corán completa este tema en cinco secciones (lo explica en detalle). La primera pregunta es: ¿a quién y por qué se debe dar? Se afirma que hay que propagar la palabra de Dios. Un ejemplo de esto es alguien que siembra una semilla en la tierra, por ejemplo, mijo, y de ella comienzan a brotar muchas espigas. Entonces dice:
[Árabe]
“Y Dios multiplica para quien Él quiere”. Es decir, en algunos lugares se menciona que se recompensa diez veces más, y en otros setecientas veces más.
Esta diferencia depende de la necesidad, el momento y las circunstancias. Por ejemplo, un hombre está a la orilla del río; es invierno y está lloviendo. Si, en tal situación, alguien le pide agua y él le da un vaso (ya hay agua por todas partes), ésto no es una gran hazaña. Pero si una persona le da agua a otra que se encuentra en la selva al mediodía, ardiendo de sed, al borde de la muerte, afligida por la fiebre y la inflamación, y la persona le da agua, entonces eso es una acción magnífica. Así, basándose en tales distinciones, Dios Altísimo ha asignado diferencias en las recompensas. Algunos sacrificios son mucho mayores debido a la exigencia, y por lo tanto, como la necesidad es tan grande, Dios Altísimo aumenta la recompensa setecientas veces o incluso más; mientras que, en otras ocasiones, el sacrificio no es tan grande, pero, dado que el sacrificio sigue siendo necesario, Dios Altísimo no lo deja sin recompensa. Más bien, incluso allí, Él concede una recompensa doble o diez veces mayor”.
Estos ejemplos fueron dados por Hazrat Jalifatul Masih I (ra) en relación con el gasto de la riqueza. En este contexto, también relató otro incidente relacionado con Hazrat Rabi’ah Basri. Un día, algunos invitados visitaron a Hazrat Rabi’ah Basri mientras ella estaba en su casa. Solo había dos rebanadas de pan en la casa, y ella le dijo a su criada que las diera en caridad. La criada respondió: “Es extraño que hayan venido invitados a la casa y, sin embargo, dice que incluso este poco de pan debe darse a los pobres …”. Poco después, se oyó una voz desde fuera. Una mujer vino y dijo que una señora rica que vivía en el barrio había enviado algo de comida. Cuando llegó la comida, Hazrat Rabi’ah Basri la contó y descubrió que contenía dieciocho piezas de pan. Su relación con Dios Altísimo y su fe en Él eran tales que estaba segura de que Dios aceptaría lo que deseaba; había dado dos trozos de pan, por lo que debería recibir más a cambio, al menos el doble o diez veces más. Dijo: “Estos dieciocho trozos de pan no son para mí. Tengo veinte invitados, por lo que debería haber recibido veinte panes de Dios. Esto no es para mí”. Dijo: “No voy a aceptar esto, devuélvelos”. Su criada le rogó que los conservara, ya que habían sido enviados como una bendición de Dios, pero Rabi’ah insistió diciendo: “¡No! Estos no han sido enviados para mí”. Justo en ese momento, la misma vecina rica llamó a su criada, diciendo: “¿Dónde te has metido?”. Había preparado otra comida para Rabi’ah Basri. Cuando llegó esa comida, contenía exactamente veinte piezas de pan. Por lo tanto, así era como estos santos tenían una fe inquebrantable en Dios Altísimo, y Dios Altísimo correspondía a su confianza.
A este respecto, Hazrat Jalifatul Masih I (ra) explicó por qué se debe gastar en el camino de Dios. Dijo: “En primer lugar, debe ser únicamente con el fin de buscar el agrado de Dios. En otras palabras, no se debe dar como si se estuviera haciendo un favor, sino que debe ser para alcanzar el placer de Dios y Su felicidad. Gastad porque Dios Altísimo nos ha concedido innumerables favores. Entonces, gastad por amor a Su religión, pues es necesario dar por amor a Su fe establecida. ¿Y cómo se debe dar? Debe ser únicamente para complacer a Dios”. Como se ha mencionado anteriormente, no se debe dar la impresión de que se está haciendo un favor. Quien se sacrifica por el bien de la Comunidad no está haciendo ningún favor a la Comunidad, sino que es un favor de Dios Altísimo, quien, cuando una persona gasta sinceramente en Su camino, lo magnifica.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Aquellos que gastan su riqueza en el camino de Dios descubren que Dios bendice su riqueza, igual que cuando se siembra un solo grano en la tierra, aunque solo sea una semilla, Dios hace que puedan brotar siete espigas, y en cada espiga puedan brotar cien granos. Este es el principio fundamental de que está en el poder de Dios multiplicar lo original. De hecho, todos nosotros vivimos solo en virtud de este mismo poder de Dios. Si Dios no pudiera aumentar las cosas por Su voluntad, el mundo entero perecería y no quedaría ni un solo ser vivo sobre la faz de la tierra”.
El Mesías Prometido (as) también escribe:
“En la ciencia de la interpretación de los sueños, la riqueza está representada por el hígado (si alguien sueña que se ha extirpado el hígado, significa que ha gastado toda su fortuna). Por eso, dar limosna equivale a dar la vida, por así decirlo, lo que significa que ofrecer sacrificios económicos es de gran importancia. Cuando una persona hace obras de caridad, demuestra un inmenso grado de sinceridad y firmeza. Sin embargo, lo cierto es que las meras palabras no sirven de nada hasta que no se respaldan con la práctica. La razón por la que la caridad se llama “sadaqah” en árabe es porque es el sello distintivo de los veraces (sadiqin), para que se demuestre la veracidad de que realmente su fe es verdadera”.
Se narra en un Hadiz que el Santo Profeta (sa) dijo: “¿Os digo quién es el más generoso entre todos los generosos?”. La gente respondió: “Por supuesto, ¡oh Mensajero (sa) de Dios!”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Dios Altísimo es el más Generoso de todos los que muestran generosidad”. Luego, refiriéndose a sí mismo, el Santo Profeta (sa) dijo: “De toda la humanidad, yo soy el más generoso”. A continuación, el Santo Profeta (sa) llamó la atención sobre la oración, el ayuno y el sacrificio económico.
En otra narración, el Santo Profeta (sa) dijo: “La oración, el ayuno y el recuerdo de Dios multiplican por setecientas veces la recompensa de la riqueza gastada en el camino de Dios”.
Por lo tanto, esto sirve de guía para que aquellos que ofrecen sacrificios financieros también aumenten el nivel de su adoración. No deben pensar que basta con hacer sacrificios económicos; más bien, deben elevar también el nivel de sus oraciones y su adoración. No se debe pensar que después de un sacrificio financiero se está exento del culto. El Santo Profeta (sa) dijo que la oración y el ayuno también son necesarios junto con los sacrificios económicos, tal y como se menciona en el Hadiz citado. Estas son las acciones que acercan a uno a Dios Altísimo, y entonces Dios Altísimo los bendice y continúa aumentando su riqueza.
Hay muchas personas que ofrecen sacrificios. Incluso hoy en día, vemos muchos ejemplos de personas que, a pesar de estar necesitadas, gastan en el camino de Dios Altísimo, con la esperanza de que gastar en la causa de Dios Altísimo les granjee Su complacencia y que su sacrificio no sea en vano. En efecto, Dios Altísimo no permite que tales sacrificios caigan en vano.
El Santo Profeta (sa) dijo en un Hadiz que una vez un hombre se le acercó y le preguntó: “¡Oh, Mensajero (sa) de Dios! ¿Qué tipo de caridad reporta la mayor recompensa?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “La mayor caridad es aquella que se da cuando se goza de buena salud, se necesita riqueza, se desea riqueza, se teme la pobreza y se espera la prosperidad. Cuando te encuentres en este estado, no tardes en dar limosna”. Uno debe dar limosna y caridad en el camino de Dios a pesar de tener deseos mundanos. El Santo Profeta (sa) continuó diciendo: “No dejéis que llegue el momento de vuestra muerte y digáis: ‘Dad tanto a fulano y tanto a mengano’, porque para entonces esa riqueza ya no os pertenecerá, sino que habrá pasado a vuestros herederos”. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) enseñó que el verdadero sacrificio consiste en gastar en el camino de Dios mientras se goza de buena salud y mientras se está en necesidad. Si lo hacéis, Dios Altísimo os concederá más en este mundo y en el próximo.
Los ejemplos de los sabios de nuestra comunidad eran similares. Nunca contaban su riqueza cuando la gastaban en el camino de Dios, sino que daban libre y generosamente. Del mismo modo, encontramos ejemplos entre los compañeros del Santo Profeta (sa). Se narra que una vez el Santo Profeta (sa) aconsejó a su cuñada, Hazrat Asma bint Abu Bakr (ra): “No cuentes lo que gastes en el camino de Dios, porque si no, Dios también contará lo que te da a cambio”. El Santo Profeta (sa) dijo además: “No cerréis con llave vuestras bolsas de dinero por avaricia (el lugar donde se guarde el dinero no debe permanecer cerrado ni atesorarse por tacañería), porque de lo contrario permanecerá siempre cerrado y no entrará en él ninguna riqueza”. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) enseñó que si la riqueza se gasta por amor a Dios, se recibirá más a cambio. Por lo tanto, uno debe gastar con el corazón abierto.
Tenemos muchos ejemplos de la Comunidad ante nosotros. En primer lugar, durante la era del Mesías Prometido (as), Hazrat Jalifatul Masih I (ra) realizó sacrificios notables. Durante esa época, Hazrat Jalifatul Masih I (ra) gastó generosamente para cumplir la misión del Mesías Prometido (as) y ayudarle en todo lo posible. El Mesías Prometido (as) mismo mencionó esto en una ocasión. Dijo:
“Si le diera permiso, lo daría todo, es decir, Hazrat Maulvi Nuruddin (Jalifatul Masih I [ra]) habría sacrificado todo lo que poseía por esta causa. Así como había mostrado una devoción espiritual absoluta, también cumplió con el deber de acompañamiento físico y asistencia constante. No le di permiso, porque si no, lo habría donado todo”. A continuación, escribió: “Reproduzco aquí algunas líneas de algunas de sus cartas a modo de ejemplo”.
Hazrat Jalifatul Masih I, Hazrat Maulana Nuruddin Sahib (ra), escribió una vez al Mesías Prometido (as):
“¡Que pueda ser sacrificado por Usted! Todo lo que poseo no es mío; es suyo. ¡Oh, mi guía y mentor! Afirmo con la mayor sinceridad que si toda mi riqueza y mis propiedades se gastaran para la propagación de la fe, habría alcanzado mi verdadero propósito”. Observen cómo Dios Altísimo concedió al Santo Profeta (sa) compañeros como Abu Bakr (ra), Umar (ra) y Uzman (ra), entre otros, que hicieron inmensos sacrificios económicos. Del mismo modo, gracias al perfecto seguimiento que el Mesías Prometido (as) hizo de su maestro (sa), se le concedieron siervos tan devotos que estaban siempre dispuestos a sacrificarlo todo, reflejando el ejemplo mismo de Abu Bakr al-Siddiq (ra).
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Estas promesas también provienen de Dios Altísimo: quien dé en el camino de Dios, ‘Yo le bendeciré con creces. Se le concederá abundancia en este mismo mundo, y después de la muerte contemplará la recompensa del Más Allá, viendo cuánta paz y consuelo se le conceden”.
El Mesías Prometido (as) continúa:
“Si en este momento llamo vuestra atención sobre este asunto, que debéis gastar vuestra riqueza para el progreso del Islam. Debéis saber que en ello se encuentran bendiciones, tanto en este mundo como en el próximo”. No se trata de meras palabras; de hecho, encontramos ejemplos de ello en la época del Mesías Prometido (as) y lo vemos incluso hoy en día. Incluso en esta época, muchas personas me escriben expresándome cómo Dios Altísimo bendice su riqueza después de que la emplean en Su causa; cómo Él elimina las dificultades de sus vidas y fortalece su fe. Mencionaré algunos de estos casos.
En Albania, un misionero escribe sobre un amigo albanés, Bilal Yusuf Sahib, un hombre sencillo y humilde de recursos muy limitados. Durante el Yalsa, prestó servicio todos los días durante una semana, de 8 de la mañana a 4 de la tarde, sin recibir remuneración alguna, únicamente por complacer a Dios Altísimo. Muchos voluntarios de todo el mundo prestan un servicio similar en Yalsa, algunos a pesar de sus limitaciones personales y otros sin ninguna limitación y cuyas necesidades están cubiertas. En el caso de Bilal Sahib, después de trabajar todos los días en Yalsa, se dirigía a su trabajo habitual a las 4 de la tarde.
Un día, vino con un sobre que contenía 75 euros como contribución a Tahrik-e-Yadid. Albania es un país pobre de Europa del Este. Dijo: “He reunido esta suma durante muchos días para ofrecerla como mi contribución”. En el sobre había escrito en albanés: “Presentado a la Comunidad con gran todo mi corazón”.
Algunos dirán que 75 euros puede parecer insignificante, pero el misionero escribe que esta cantidad representaba el 15 % de sus ingresos, con los que también tenía que pagar el alquiler. Una persona mundana podría decir: “¿cómo es posible que estas personas difundan el Islam con unos escasos 75 euros? ¿Cómo unos pocos euros pueden ayudar a difundir el Islam, cuando las organizaciones y los gobiernos que se oponen al Islam poseen miles de millones de libras? Están gastando este dinero en la oposición al Islam”. Sin embargo, Dios Altísimo concede tanta gracia a estos pequeños sacrificios que, gracias a ellos, la Comunidad Musulmana Ahmadía puede establecer misiones. Hay muchas personas así; él no es el único que ofreció setenta y cinco euros; hay otros que dan incluso menos. Pero la Comunidad, gracias a la gracia de Dios Altísimo, sigue cumpliendo sus tareas en todo el mundo con estas cantidades tan pequeñas. A través de estas sumas aparentemente modestas, se está difundiendo el mensaje del Islam por todo el mundo. Su progreso, por la gracia de Dios, supera con creces al de aquellos que gastan miles de millones de dólares en contra del Islam.
Del mismo modo, en algunos países aún más pobres que estos, somos testigos de escenas de sacrificio que recuerdan los primeros días del Islam, o la época en que el Mesías Prometido (as) pidió por primera vez sacrificios económicos, o el período en que Hazrat Musleh Maud (ra) lanzó el Tahrik-e-Yadid y dijo: “Hoy, el enemigo está completamente preparado y nos ha atacado; por lo tanto, gastad en la causa de Dios”. Ante este llamamiento, el pueblo hizo grandes sacrificios. Las mujeres pobres vendieron sus gallinas y los huevos de esas gallinas para aportar su contribución económica. Aparentemente, se trataba de pequeños sacrificios. En aquel momento, Hazrat Musleh Maud (ra) había dicho que se debían recaudar veintisiete mil rupias en tres años en toda la India. Sin embargo, gracias al espíritu de sacrificio, la Comunidad reunió cien mil rupias en un solo año. Incluso hoy en día se pueden ver ejemplos de sacrificio, especialmente en los países más pobres.
En Indonesia, hay un miembro, Yawi Muzaffar Sahib, que relata: “Un día, una anciana de la Comunidad vino a ver a mi esposa. Trajo consigo unos cuantos troncos de leña, con la intención de que se los compráramos. Le dije que no necesitábamos nada, ya que teníamos leña almacenada. Viven en un pueblo pequeño, en una aldea. En estas ciudades o países subdesarrollados, la gente sin recursos quema madera para cocinar. Allí no hay gas natural disponible. Quizás utilicen pequeñas estufas de queroseno para sus necesidades. En cualquier caso, todavía se utiliza leña.
Continúa diciendo: “Como ya teníamos otros medios que utilizar y no gastábamos mucha leña, le dije que no necesitábamos más”. Sin embargo, al ver que la pobre anciana había llevado los paquetes sobre su cabeza y los había traído ella misma, mi esposa se compadeció de ella y decidió comprarlos”. El valor de la rupia indonesia es muy bajo, y las cifras suelen ser de cientos de miles; así que compraron ese paquete de leña por cien mil rupias, lo que equivale solo a unas pocas rupias pakistaníes. Relata: “Cuando lo compramos y le ofrecimos el pago, la anciana dijo: “No he traído esto para obtener vuestro dinero y gastarlo en mí persona. Los traje para poder ofrecer mi contribución a Tahrik-e-Yadid. Por favor, considere esta cantidad como mi contribución a Tehrik-e-Yadid”. Su esposa también era miembro de la oficina de Lallna, y entregó allí mismo la totalidad del dinero sin quedarse ni un solo centavo para ella.
De manera similar, otra miembro de Indonesia, Sisila Sahiba, relata: “Hace unos años, nuestra situación financiera era extremadamente pésima. Teníamos un hijo de siete años y yo estaba esperando otro. Cuando nació el segundo hijo, se acercaba el Eid y la cantidad que todos habíamos prometido entre los tres para Tahrik-e-Yadid, que era de 1,2 millones de rupias, seguía pendiente de pago (como ya he mencionado, el valor de la rupia allí es muy bajo)”. Pero encontramos aquí el mismo espíritu que hemos visto en las generaciones anteriores.
Continúa relatando: “Aunque nuestra promesa era de 1,2 millones de rupias, queríamos pagar nuestra contribución al Tahrik-e-Yadid y escribir al Jalifa para pedirle que rezara por nosotros”. Hicimos todo lo posible, pero debido a nuestra pobreza, parecía imposible. Un día revisé mi cuenta bancaria, que tenía una pequeña cantidad, y para mi sorpresa, había 1,250.000 rupias en ella. Si lo hubiéramos dado todo, nos habríamos quedado sin nada, pero decidimos pagar 1,200.000 rupias en nombre de mi marido, de mí misma y de nuestro hijo mayor, y las 50,000 restantes en nombre de nuestro bebé recién nacido. Por lo tanto, pagamos el importe íntegro. Nos quedamos sin nada, pero no sentimos ninguna pena. Más bien, sentimos alegría en nuestros corazones por haber cumplido nuestra promesa e incluir también a nuestro recién nacido en ella. Sin embargo Dios Altísimo nos concedió Su gracia de tal manera que, en una semana, obtuvimos unos ingresos de doce millones de rupias. Al ver esto, nos convencimos de que Dios Altísimo había cumplido Su promesa de concedernos diez veces más. Dios cumplió Su promesa al instante”.
Del mismo modo, el misionero de Ghana escribe que cuando se narraron a los miembros los incidentes inspiradores de fe de los sermones del Jalifa de la Época un miembro ghanés, profundamente conmovido por estos relatos, donó hasta el último centavo que poseía en el camino de Dios. Cuenta que, nada más salir de la mezquita, recibió dos llamadas telefónicas que cambiarían el rumbo de su vida: dos posibles clientes se pusieron en contacto con él y le ofrecieron lucrativas oportunidades gracias a las cuales ganó más de veinte veces la cantidad que acababa de aportar. Este extraordinario incidente sirve como un poderoso recordatorio de cómo Dios Altísimo recompensa rápida y magníficamente a aquellos que se sacrifican por Su causa. También fortaleció enormemente su fe.
Asímismo, la esposa de un misionero de Kenia escribe que cuando estaba esperando su primer hijo, surgieron muchas complicaciones que le causaron una gran ansiedad. Los médicos expresaron su profunda preocupación. Relata: “Compartí todas mis preocupaciones con mi marido y le conté lo preocupada que estaba”. Su marido respondió: “Reza a Dios Altísimo, solo Él es nuestro Ayudante. Lo que podemos hacer de inmediato es ofrecer un sacrificio; ahora que el año de Tahrik-e-Yadid está a punto de terminar, paguemos lo que nos queda de nuestra contribución prometida y confiemos el asunto a Dios. Seguro que nos bendecirá”. La condición de la fe de estas personas es extraordinaria. Ella hizo lo que él le aconsejó. Unos días más tarde, vio al Mesías Prometido (as) en un sueño. Llevaba un abrigo negro, un turbante y sostenía un bastón en la mano. Le dijo: “No te preocupes. La entrega será segura y sin problemas, aunque procederá de tu costado. A su debido tiempo, dio a luz a su hijo de forma segura mediante una operación realizada en un lado del abdomen y no se produjo ninguna complicación. Ella cree firmemente que esto fue puramente una bendición que Dios Altísimo le concedió por su sacrificio. Relata que esto fue así a pesar de que, mientras estaba embarazada, los médicos le habían planteado muchas dificultades. Así, Dios Altísimo fortalece la fe de los ahmadíes que viven en tierras lejanas a través de tales experiencias y, al mismo tiempo, manifiesta nuevas señales en apoyo de la verdad del Mesías Prometido (as).
El misionero encargado de Guinea-Conakry escribe: “Estaba narrando relatos inspiradores de fe extraídos de los sermones de Jalifatul Masih y llamé la atención sobre la necesidad de hacer mayores sacrificios en las contribuciones económicas, especialmente ahora que el año Tahrik-e-Yadid estaba llegando a su fin. Recordé a los miembros que aún no habíamos alcanzado nuestro presupuesto y que debíamos esforzarnos por alcanzar el objetivo”. Esa misma noche, un hombre se presentó en la casa de la misión y entregó un sobre, diciendo que lo enviaba el Sr. Muhammad al-Hasan Koubi o Ya‘qubi Sahib. Cuando se abrió el sobre, contenía trescientos euros, lo que equivale a casi tres millones de francos guineanos o incluso más. Al llamar a Koubi Sahib para confirmarlo, me explicó: ‘Después de escuchar su sermón sobre que nuestro objetivo estaba incompleto, regresé a mi oficina y encontré esta cantidad en mi cajón junto con una larga lista de gastos pendientes que debían pagarse con esta suma. Inmediatamente tiré esa lista a la basura y le envié esta suma para Tahrik-e-Yadid’. Ya había pagado íntegramente su contribución para ese año, y era una cantidad considerable”.
Estos son incidentes verdaderamente notables y extraordinarios de sacrificio por parte de las personas que viven en África. Sin duda, estas acciones llenan sus corazones de fe, y tales actos están inspirados únicamente por Dios Altísimo ya que no pueden ser obra de ningún ser humano. A través de estas experiencias, son testigos personales de cómo Dios Altísimo bendice abundantemente su sacrificio, lo que a su vez les inspira a hacer aún más sacrificios.
Hay innumerables incidentes, y no es posible mencionarlos todos. No puedo ni siquiera mencionar los que he seleccionado. No obstante, seguiré con algunos de ellos.
El inspector de Tahrik-e-Yadid en la India escribe sobre un hombre de Telangana, Hyderabad, que había prometido donar 7,000 rupias, pero que, al perder su trabajo, no pudo cumplir su promesa. Sin embargo, para el año siguiente, aumentó su promesa a 10,000 rupias. Cuando se le preguntó por qué la había aumentado a pesar de no haber pagado la cantidad anterior, respondió con firme convicción: “Dios mismo proporcionará los medios, pues la estoy dando por Su causa”. En pocos días, encontró un empleo mejor que el anterior; logró pagar dos años de atrasos y, para el nuevo año, aumentó su compromiso de 7,000 rupias a 20,000 rupias, lo que también cumplió. Así, Dios Altísimo le recompensó por su pensamiento positivo.
Del mismo modo, hay otro relato procedente de Indonesia. Se trata de incidentes verdaderamente extraordinarios y, de ninguna manera meras coincidencias, ya que quienes los experimentan son plenamente conscientes de las circunstancias en las que realizan sus sacrificios, las condiciones en las que surge por primera vez en sus corazones la idea del sacrificio y la forma en que posteriormente son testigos del poder de Dios Altísimo manifestándose ante sus propios ojos. Escribe: “Hace algún tiempo, un musulmán ahmadí muy devoto y sincero, Bahadur Yan, compró un automóvil a una compañía de taxis para continuar su trabajo como taxista”. Relata: ‘Tras comprar el vehículo, fui a la comisaría de tráfico para matricularlo. Me dijeron que el juzgado había prohibido la matriculación de ese coche’. Sigue: ‘Cuando compré el coche, había verificado cuidadosamente todos los detalles y todo estaba conforme a la ley. Sin embargo, más tarde descubrí que la empresa de taxis a la que le había comprado el coche tenía una gran deuda y, por este motivo, el juzgado había dictado una orden judicial que le impedía vender cualquiera de sus vehículos’. En aquel entonces, la empresa poseía 35 coches, todos ellos inmovilizados legalmente. Los antiguos propietarios de la empresa dijeron: “Hemos presentado una demanda; por favor, espere a que se dicte sentencia. Si Dios quiere, recibirá el coche una vez resuelto el asunto”. Dijo: ‘Muy bien, entonces’.
Continúa: ‘En aquel momento, debía mi promesa de pago a Tahrik-e-Yadid. Pensé que debía pagarla antes de distraerme con estas preocupaciones mundanas’. Así pues, pagó inmediatamente sus deudas, tanto al Tahrik-e-Yadid como al Waqf-e-Yadid’. Dice: ‘Solo unos días después, revisé la página web de la empresa y, para mi asombro, descubrí que se había levantado la restricción del coche que había comprado. Apenas podía creerlo y pensé que quizá me había equivocado. Entonces fui al inspector, quien verificó el registro y confirmó que, de los 35 coches, solo se había levantado la prohibición de uno. La eliminación de las restricciones de los 34 vehículos restantes dependía del resultado del veredicto judicial. Fue precisamente el coche que yo había comprado para el que se había quitado la restricción. Por la gracia de Dios Altísimo, la bendición inmediata de contribuir a Su causa fue que Dios Altísimo me concedió Su gracia’. En verdad, estas son las bendiciones de Dios que mis propios ojos han presenciado, y cómo Dios Altísimo bendice a los ahmadíes”.
Luego, desde la región de Sikasso en Mali, el misionero escribe que Dios Altísimo manifiesta maneras maravillosas para la formación moral de los nuevos conversos e inclina sus corazones al sacrificio financiero. Uno de los nuevos conversos de la ciudad, Musa Sahib, llegó con un millón de francos CFA y dijo que de esta cantidad, quinientos mil debían destinarse a Chanda Yaidad, cuatrocientos mil a Chanda Wasiyyat y cien mil a Tahrik-e-Yadid y Waqf-e-Yadid. Cuando se le preguntó sobre esta contribución y el motivo, explicó: “Durante mucho tiempo, estuve ahorrando dinero para diversos proyectos mundanos. Mi atención y mis oraciones se centraron por completo en el cumplimiento de estos planes materiales. Sin embargo, anoche, después de ofrecer el Tahayud [oración voluntaria antes del amanecer], al quedarme dormido, soñé que tres hombres vestidos de blanco se acercaban a mí. El primero de ellos se dirigió a mí y me dijo: ‘A pesar de ser musulmán ahmadí, tu atención está completamente centrada en las ambiciones mundanas (reflexionad sobre cómo Dios Altísimo instruye moral y espiritualmente). Es mejor que centres tu preocupación hacia la otra vida”. Luego, el segundo dijo: “Todavía no has pagado tu chanda Yaidad por tu casa; así que cumple con este pago”. Después, el tercero me dijo: ‘Tienes cuatro millones de francos en tu cuenta; libera inmediatamente el dinero que habías prometido para Wasiyyat’. Por lo tanto, habiendo recibido esta clara guía de Dios Altísimo, no me está permitido, como ahmadí, usar este dinero para ningún otro propósito. Por favor, deduzca los importes correspondientes a los distintos fondos”.
Estos incidentes no solo fortalecen la fe de los nuevos conversos, sino que también sirven para revitalizar la fe de los musulmanes ahmadíes de larga trayectoria. Nosotros también debemos reflexionar sobre cómo Dios Altísimo guía a estas personas. Nuestros oponentes alegan que la afirmación del Mesías Prometido (as) es falsa y que esto es mera propaganda o una forma de negocio lucrativo. Sin embargo, observemos cómo Dios mismo guía a quienes viven en tierras lejanas; personas que se han unido recientemente a la Comunidad, y que incluso se han integrado a la institución de Wasiyyat, aunque quizás nunca hayan conocido o visto al Jalifa de la Época, excepto a través de MTA. Muchos de ellos tal vez no hayan leído aún gran parte de la literatura de la Comunidad más allá de lo básico. Pero Dios Altísimo continúa fortaleciendo su fe, pues cuando realizan sacrificios, Él los acepta y sigue guiándolos.
Hay muchos más ejemplos de este tipo -una larga lista-, pero por ahora los dejaré por ahora de lado. Solo mencionaré brevemente algunos de los favores y bendiciones divinas que Dios Altísimo ha concedido a la Comunidad este año a través del espíritu de sacrificio demostrado por sus miembros y los informes de sacrificios que han llegado de las comunidades. Estas son, en verdad, bendiciones de Dios Altísimo, y debemos reflexionar sobre cómo Él inspira tanto a los nuevos como a los antiguos musulmanes ahmadíes a cultivar tales sentimientos y pasión en su formación moral y espiritual, inclinando así sus corazones a ofrecer sacrificios.
Según los informes anuales recibidos de varios países de la mundo, el año pasado se cumplieron 91 años del Tahrik-e-Yadid, que ahora ha llegado a su fin, y hoy anuncio el comienzo del año 92.
Por la gracia de Dios Altísimo, la Comunidad tuvo la oportunidad de presentar un sacrificio de 19,55 millones de libras esterlinas, lo que supone un aumento aproximado de 1’564 millones de libras esterlinas con respecto al año pasado.
En cuanto a la posición en la contribución general, aparte de Pakistán, Alemania ocupa actualmente el primer lugar, seguida del Reino Unido. El Reino Unido ha realizado una contribución significativa y se ha acercado mucho a Alemania. Creo que si continúan con estos esfuerzos, podrían superar a Alemania el próximo año. De igual manera, Estados Unidos también ha experimentado un aumento significativo al igual que Canadá con respecto al año pasado. India, Australia, Indonesia, las Comunidades de Oriente Medio y Ghana también han registrado aumentos notables. Mauricio y Holanda también se encuentran entre los países que han mostrado una mejora significativa.
Entre otros países que han realizado un esfuerzo notable en términos de su contribución general, aunque no hayan alcanzado ninguna posición pero sí han tenido un buen desempeño, se encuentran Bélgica, Suecia, Francia, Holanda (ya mencionado), Kababir, Bangladesh, Burkina Faso, Nueva Zelanda (las condiciones en Burkina Faso son realmente críticas), Sierra Leona, Benín, Malí (las condiciones en Malí también son muy malas y los terroristas continúan perpetrando ataques), Níger, Turquía, Georgia y las comunidades en Oriente Medio y Australia.
En África, las cinco Comunidades más importantes en términos de su contribución general son: Ghana, Mauricio, Nigeria, Burkina Faso, Tanzania
La lista continúa.
El número total de participantes en Tahrik-e-Yadid este año ha alcanzado los 1,7 millones. Según los informes, 43.586 miembros se unieron al Daftar Shashum (Sexto Registro), anunciado hace dos años. Las comunidades deben tener en cuenta que todos los nuevos participantes en Tahrik-e-Yadid deben registrarse en el Daftar Shashum (Sexto Registro) y luego enviar sus informes a Wakalat Mal.
Las diez regiones más importantes de Alemania son: Rodgau, Osnabrück, Pinneberg, Nidda, Flörsheim, Rödermark, Bremen, Neu Wied, Friedberg Mitte y Koblenz.
En cuanto a las diez principales comunidades, son: Hamburgo, Frankfurt, Gross-Gerau, Wiesbaden, Riedstadt, Mannheim, Dietzenbach, Mörfelden-Walldorf, Rüsselsheim y Darmstadt.
En el Reino Unido, las cinco primeras regiones son: Islamabad, Baitul Futuh, Mezquita Fazl, Baitul Ihsan y Región nororiental
Las diez principales comunidades locales del Reino Unido son: Islamabad, Ash, Worcester Park, South Cheam, Walsall, Farnham North, Aldershot South, Mezquita Fazl, Farnham South, Ewell
Entre las comunidades más pequeñas que han tenido un desempeño notablemente bueno se encuentran Leamington Spa, Spen Valley, Keighley, Bruntwood y Jamia UK.
En los EE.UU., las diez principales comunidades en términos de contribuciones son: Virginia del Norte, Maryland, Los Ángeles, Seattle, Chicago, Dallas, Silicon Valley, Norte de Nueva Jersey, Sur de Virginia, Centro de Nueva Jersey, Baltimore y Detroit.
En Canadá, las principales comunidades locales son Vaughan, Calgary, Peace Village, Vancouver, Toronto Oeste, Brampton Este y Mississauga.
Las comunidades más destacadas de Canadá en términos de contribuciones son: Hamilton Mountain, Hamilton, Edmonton Oeste, Hadiqah Ahmad, Ottawa Este, Ottawa Oeste, Winnipeg, Regina, Vaudreuil y Yellowknife.
En Pakistán, según sus contribuciones totales, las principales comunidades son: Lahore, Rabwah y Karachi
A nivel de distrito, el primer puesto lo ocupa Islamabad, seguido de Faisalabad, Sialkot, Sargodha, Umarkot, Narowal, Mirpur Jas, Rahim Yar Jan, Toba Tek Singh y Layyah.
Entre las comunidades en las ciudades de Pakistán que han ofrecido sacrificios notables se encuentran: Amarat Township Lahore, Amarat Defence Lahore, Amarat Darul Zikr Lahore, Amarat Allama Iqbal Town Lahore, Amarat Baitul Fazl Faisalabad, Bahawalnagar, Quetta, Bahawalpur, Lodhran y Sahiwal.
En la India, las diez provincias principales son: Kerala, Tamil Nadu, Telangana, Odisha, Yammu y Cachemira, Karnataka, Punjab, Bengala, Maharashtra y Delhi.
Entre las diez principales comunidades locales de la India, en términos de sacrificio financiero, se encuentran: Hyderabad, Coimbatore (Tamil Nadu), Qadian, Calicut, Melapalayam, Manyeri (Kerala), Bangalore, Kerang, Kolkata y Kerolai.
Desde Australia, las diez principales comunidades son: Melbourne Langwarrin, Melbourne Berwick, Marsden Rock, Penrith, Melbourne Oeste, Castle Hill, Adelaide Oeste, Melbourne Clyde, Perth, Melbourne Este
Respecto a los distintos años [de registros] de Tahrik-e-Yadid, como se mencionó anteriormente, ha comenzado ahora el 92º. Las cuentas anteriores de cada registro continúan de la siguiente manera:
- Daftar Awwal (Primer Registro) ha entrado en su 92º año,
- Daftar Daum (Segundo Registro) cumple 82 años,
- Daftar Saum (Tercer Registro) en su 61º año,
- Daftar Chaharum (Cuarto Registro) cumple 41 años, y
- Daftar Panllam (Quinto Registro) 22º año,
- Daftar Shasham (Sexto Registro) en su tercer año.
Como mencioné anteriormente, todos los nuevos participantes en Tahrik-e-Yadid deben ser incluidos en el Daftar Shashum [Sexto Registro].
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Mis queridos amigos: os aseguro que Dios Altísimo me ha otorgado un profundo deseo de mostrar compasión hacia vosotros, y me ha concedido un verdadero conocimiento de lo divino para aumentar vuestra fe y vuestra comprensión de lo divino. Esta comprensión es algo que vosotros y vuestra descendencia necesitan profundamente. Por lo tanto, estoy dispuesto a solicitar vuestra ayuda con vuestros bienes purificados para el servicio de la fe. Cada persona, según los medios y la capacidad que Dios Altísimo le ha otorgado, debe contribuir a esta causa sin mostrar reticencia alguna y sin anteponer sus bienes a Dios y a Su Mensajero (la paz sea con él). Entonces, en la medida de mis posibilidades, difundiré, a través de mis escritos y obras literarias, en los países de Asia y Europa los conocimientos que Dios Altísimo me ha concedido”.
Ahora nos corresponde cumplir la misión que Dios Altísimo encomendó al Mesías Prometido (as). Mediante estos sacrificios financieros, Dios Altísimo nos permite llevar el mensaje del Islam a todas partes: Asia, Europa, América, África, los países árabes, Sudamérica y las islas del Pacífico. No se trata solo de los sacrificios financieros de quienes viven en Europa; de hecho, personas de otras partes del mundo, como ya mencioné, se están sumando y destacan en sus sacrificios financieros.
¡Que Dios Altísimo acepte sus sacrificios y los bendiga a ellos y a sus bienes! ¡Que Él conceda abundantes bendiciones a nuestros esfuerzos, para que produzcan los mejores resultados! ¡Que pronto veamos el establecimiento del Reino del Único Dios en todo el mundo y que la bandera del Santo Profeta (sa) ondee suprema en el mundo!
