¿Busca el Islam establecer un Jalifato para conquistar el mundo?
La palabra árabe khalifa (Jalifa) se refiere a un sucesor. Al igual que el Papa en el catolicismo, el jalifa es el responsable de continuar y dirigir la tarea de reforma y formación moral que deja el Profeta tras su fallecimiento, y de ser el símbolo de la unidad. Por ello, el Santo Profeta Muhammad (sa) profetizó el advenimiento del Jalifa tras su fallecimiento:
El Profetazgo permanecerá entre vosotros mientras Al-lah quiera. Él pondrá su fin y lo seguirá con el Jalifato sobre los preceptos proféticos durante el tiempo que Él quiera y luego pondrá su fin. Luego seguirá una monarquía tiránica que permanecerá mientras Al-lah quiera y luego llegará a su fin. Luego vendrá el despotismo monárquico que durará tanto como Al-lah lo desee. Luego se establecerá el Jalifato sobre el precepto profético. [1]
En la misma profecía, el Santo Profeta Muhammad (sa) estableció una línea de tiempo de los eventos futuros: la monarquía y el gobierno tiránico seguirán al Jalifato, sólo para que el Jalifato fuera reinstituido en los Últimos Días. Tras la muerte del Santo Profeta Muhammad (sa) en el año 632 d.C., los Jalifas “rectamente guiados” – los cuatro primeros Jalifas que sucedieron al Santo Profeta Muhammad (sa) asumieron el liderazgo de la Ummah (nación) musulmana, uno tras otro. Las críticas a algunos de los Jalifas que siguieron al Jalifato de los “rectamente guiados”, aunque a veces son algo legítimas, no tienen ninguna relación con el islam, ya que el mismo Santo Profeta Muhammad se desvinculó de ellos de forma proactiva en la profecía anterior.
Cumpliendo con la profecía del Santo Profeta Muhammad (sa) mencionada anteriormente, el Jalifato sobre el precepto profético se estableció en la Comunidad Musulmana Ahmadia en 1908 para continuar la misión de reforma a través del amor y la amistad iniciada por su Santidad Mirza Ghulam Ahmad (as) 1835-1908, el Mesías de los últimos días. La Comunidad cuenta con cientos de miembros y se extiende por 210 países, todos ellos unidos bajo un Jalifa.
Incluso aunque se enfrenta a una amarga persecución, el Jalifato musulmán ahmadí exige a sus miembros que se mantengan firmes. Rechazando categóricamente toda forma de violencia religiosa, supremacía política, dictadura o gobierno autoritario, el Jilafato Musulmán Ahmadi defiende la causa de los desposeídos mediante esfuerzos humanitarios internacionales, el servicio y el diálogo.
[1] Musnad Ahmad bin Hanbal. Mishkat, Book: Riqaq, Chap. Al-Andhar Wa’l-Tahdhir.