Religión, libertad y paz
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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El 12º Simposio por la Paz de la Comunidad musulmana Ahmadía de Reino Unido se celebró el 14 de marzo del 2015 en la mezquita Baitul Futuh del Sur de Londres. El tema del evento era “Religión, libertad y paz” y contó con la participación de más de 1000 delegados incluyendo a varios parlamentarios, diplomáticos, líderes religiosos y dirigentes civiles.

Entre los ponentes estuvieron el profesor Heiner Bielefeldt (relator especial de la ONU para la Libertad de Religión y Creencias), Sibohain McDonagh (miembro del Parlamento británico y Presidente del ‘All Party Parliamentary Group for the Ahmadiyya Muslim Community’), Lord Avebury (Vicepresidente del Grupo Parlamentario de Derechos Humanos), Dr Charles Tannock (miembro del Parlamento y Presidente del Grupo Parlamentario ‘Amigos de la UE de los áhmadis musulmanes”), Lord Ahmad de Wimbledon (ministro para las Comunidades), y Rt Hon Justine Greening (miembro del Parlamento y Secretario de Estado para el Desarrollo Internacional). El evento también incluyó la entrega del Trofeo de la Comunidad Ahmadía por el Progreso de la Paz a la Sra. Sindhutai Sapkal de India por su trabajo inspirador con los huérfanos sin hogar. El discurso principal fue pronunciado por Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmadaba, el líder mundial de la Comunidad musulmana Ahmadía.

Tras la recitación del Tashahhud, Ta’awwuz, y Bismillah, Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih Vaba, dijo:

“Distinguidos invitados, Assalamo Alaikum Wa Rahmatullah Wa Barkatohu – que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con todos vosotros.

En primer lugar, me gustaría aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a todos los distinguidos invitados que se han reunido con nosotros aquí esta tarde.

Este año el simposio por la paz ha tenido lugar tras un intervalo de tiempo de tan solo cinco meses y, por tanto, me siento particularmente agradecido a nuestros antiguos amigos que de nuevo han aceptado nuestra invitación tras un lapso de tiempo tan corto. Creo que una de las razones por las que participáis en este evento es porque deseáis escuchar los puntos de vista de la Comunidad musulmana Ahmadía en relación al establecimiento de la paz en el mundo y sus esfuerzos en este aspecto.

No obstante, también creo que algunos de vosotros también tenéis interés en conocer si lo que se dijo en el Simposio por la Paz anterior ha generado alguna consecuencia positiva o ha producido resultados fructíferos. Es bueno tener un verdadero interés en estos asuntos y ciertamente todo el mundo debería desear que cualquier esfuerzo por promover la paz resulte exitoso y bendecido. Es ciertamente mi esperanza que nuestros esfuerzos hayan tenido un impacto positivo en el mundo. Sin embargo, a pesar de nuestras aspiraciones colectivas por la paz, la verdad es que el mundo continúa en una espiral creciente hacia un estado de conflicto mayor. Un aspecto positivo, desde nuestro último simposio por la paz, es que parece existir un pequeño rayo de luz en la distancia que nos permite albergar un optimismo cauto.

Un apunte que hice en el último Simposio por la Paz es que el mundo debía tratar de bloquear la financiación y las vías de abastecimiento del grupo terrorista conocido como E.I. No pretendo decir que haya sido por mi causa, o por el hecho de que haya llamado la atención sobre este punto, pero es cierto que en los últimos meses se han realizado esfuerzos tangibles para abordar este aspecto clave. Por ejemplo, en febrero, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad una resolución cuyo objetivo es erradicar la financiación del E.I. imponiendo sanciones a cualquier grupo que trate de comprarles petróleo ilegalmente o participe en cualquier otra forma de negocio con ellos. Si esta resolución se implementa correctamente, entonces, como he dicho anteriormente, creo que no se tardarán años en derrotar al E.I., sino que sus brutalidades podrán detenerse en cuestión de meses.

Y por tanto, si son verdaderamente sinceros en su deseo de establecer la paz en el mundo, todos los países musulmanes y sus aliados deben tratar de secundar estas disposiciones de la mejor manera posible, en la medida de su capacidad. Ciertamente, recae sobre el mundo musulmán la gran responsabilidad de tener que prestar su pleno apoyo y compromiso en esta causa. Y esto es así porque el supuesto gobierno o estado que ha establecido el E.I. no sólo está cometiendo actos de crueldad crueles y reprensibles, sino que además los está haciendo en nombre del Islam. Esto es un motivo de dolor extremo para los musulmanes, que saben que estos actos atroces no guardan relación alguna con su religión.

Recientemente, un periodista francés, que había sido retenido como prisionero por el E.I. durante diez meses antes de su liberación, habló sobre sus experiencias durante su cautividad. Dijo que nunca vio ninguna copia del Corán durante toda su cautividad en manos del E.I., y que cuando preguntó a los terroristas cómo justificaban la decapitación de personas y otras crueldades, nunca supieron contestarle. Decían simplemente que lo hacían para imponer su voluntad donde deseaban y que así continuarían haciéndolo. El Reino Unido debería sentirse especialmente preocupado, porque, según el relato del periodista, los extremistas que han viajado a Siria desde Gran Bretaña cometen algunas de las mayores atrocidades y sobresalen en brutalidad a los demás extremistas.

Claramente, este es un tema de gran preocupación para las autoridades británicas. Casi a diario en las noticas se muestran reportajes de jóvenes, muchachos y muchachas, que han sido radicalizados aquí y que han viajado a Siria o Irak; o están siendo detenidos en este país por diversos delitos relacionados con el terrorismo. La radicalización está siendo, por tanto, un grave problema para el Reino Unido, para Europa y ciertamente para el resto del mundo. Y como consecuencia, los gobiernos están alzando sus voces acertadamente, mostrando su preocupación y debatiendo cómo abordar este problema. Sin embargo, aún no se están adoptando las medidas correctas y apropiadas para hacer frente a este fenómeno.

Por ejemplo, aquí en el Reino Unido, la policía y las agencias de inteligencia han admitido que algunas de las personas radicalizadas que han viajado a Siria e Irak no fueron monitorizadas correctamente, y que si lo hubiesen sido, se podría haber evitado que salieran del país. En cualquier caso y como ya he indicado, no sólo el mundo musulmán debe preocuparse por la situación actual; al contrario, es un motivo de alarma general para el mundo entero, puesto que si los extremistas que han viajado al extranjero volvieran a sus países de origen, las consecuencias serían peligrosas y supondrían un gran riesgo para la sociedad.

En cuanto a la reacción de los líderes mundiales frente al terrorismo, resulta grato ver cómo ciertos políticos y figuras religiosas han optado por no echar más leña al fuego, y en su lugar han dejado claro que no creen que ningún grupo terrorista represente las verdaderas enseñanzas del Islam. Por ejemplo, durante un discurso reciente en Washington, el presidente Obama dijo claramente que los terroristas estaban traicionando a su religión, y que no tenían ningún vínculo con el Islam. Hace tan solo unos días, el arzobispo católico de Nueva York, también habló abiertamente en contra de la noción de que el Islam justificara las actividades terroristas de grupos como el E.I.

Y aquí en Europa, algunos políticos y líderes religiosos con amplitud de miras también han reaccionado responsablemente ante los ataques terroristas perpetrados falsamente en nombre del Islam. Por ejemplo, como todos sabréis, en enero se atacaron las oficinas de la revista Charlie Hebdo en París. Fue un ataque horrendo y absolutamente contrario a las enseñanzas del Islam. Cuando el tema de la libertad de expresión surgió durante los días que siguieron, el Papa Francisco dijo que no se debía provocar a los demás, ni insultar las creencias de los demás. Dijo que se debe respetar la dignidad de cada fe y religión, y que debemos hablar por el bien común.

Dijo con acierto que incluso si su mejor amigo insultara a su madre, debería esperar un puñetazo como respuesta. En mi opinión el Papa ha hecho una afirmación sabia e inteligente en un esfuerzo por apoyar la libertad de religión y la tolerancia. En cualquier caso, en lo que se refiere al extremismo, debe quedar absolutamente claro que cuandoquiera y dondequiera que alguien trate de justificar sus atrocidades o sinrazones cargadas de odio en nombre del Islam, debe ser condenado. También debe quedar claro que tales actos no guardan ninguna relación con las verdaderas y pacíficas enseñanzas del Islam. Como ya he mencionado anteriormente, no creo que los gobiernos y los responsables de las tomas de decisiones estén dando todos los pasos necesarios para detener el extremismo.

Según mi punto de vista, sería mucho más efectivo que las grandes potencias apoyaran a los gobiernos locales, ofreciéndoles confianza, y tratando de construir una relación de confidencia mutua. Se debe cooperar para elaborar una estrategia conjunta para detener la expansión del extremismo y su ideología llena de odio. Ciertamente que esto mostrará ser más efectivo que la oposición a gobiernos locales, el suministro de armamento y el entrenamiento de los rebeldes regionales. Estas políticas sólo avivan el desorden y las tensiones existentes en estos países. De hecho, ya hemos sido testigos de los peligros y de la insensatez de esta política. Hace algún tiempo, algunas potencias ofrecieron entrenamiento militar a los miembros de la oposición siria y más adelante se difundió ampliamente la noticia de que muchos de los mismos rebeldes habían utilizado sus conocimientos y armas para unirse a grupos terroristas. Sin embargo, a pesar de este precedente, se ha anunciado recientemente que miles de rebeldes sirios más van a recibir entrenamiento militar en Turquía, Qatar y Arabia Saudí.

Creo que hubiese sido mucho más constructivo que las grandes potencias construyeran puentes con los gobiernos locales y les ayudaran a acabar con el terrorismo en sus países. Este apoyo podría condicionarse a que los gobiernos garantizaran un trato justo a sus ciudadanos y sin usurpación de sus derechos. Tanto en Siria como en Irak, como en otros países donde el público se ha rebelado en contra de sus gobiernos, esta situación ha provocado un vacío de poder, que los extremistas han aprovechado en su propio beneficio. El desorden público y la ausencia de leyes de estos países han permitido establecerse a las organizaciones terroristas y ha creado el ambiente perfecto para que florezcan. Como he dicho anteriormente, personas de Europa, Australia e incluso China y otras partes del mundo, han cruzado las fronteras para unirse al E.I. Las repercusiones de esto se harán notar en Europa y en Occidente. Por lo tanto, no debe quedar ninguna duda de que este no es un tema de preocupación sólo para el mundo musulmán, sino que es un problema global y tiene el potencial de incrementar el conflicto a nivel mundial.

En resumen, las medidas que se han adoptado para contener el terrorismo no están demostrando ser efectivas. Si observamos el ejemplo de Libia, hace escasos años algunas potencias ayudaron a los rebeldes locales derrotar el régimen de Gaddafi. Pero, ¿Qué se ha logrado con esto? ¿Acaso los libios se han visto beneficiados o ha mejorado su calidad de vida? ¡Por supuesto que no! Al contrario, el país ha quedado desolado, dividido y en ruinas. Se ha convertido en caldo de cultivo para el terrorismo y la inestabilidad. Se dice que incluso el pueblo natal de Gaddafi está controlado por terroristas vinculados al E.I. y que este pueblo está a tan solo 300 millas de la costa de Italia. Por ello, los analistas están afirmando que, de esta manera, los extremistas han logrado llegar virtualmente a las puertas de Europa.

Si observamos la situación de Europa del Este, vemos que hay individuos extremistas que no sólo viajan a Siria e Irak, sino que también se están uniendo a grupos terroristas en Afganistán y Pakistán. De hecho, Pakistán y Afganistán son países extremadamente inestables desde hace tiempo, donde el terrorismo y el extremismo prevalece. Esto es también es una causa continua de preocupación. Si miramos a África, vemos que hay otros grupos terroristas como Boko Haram y Al-Shabab que, actuando totalmente en contra de las enseñanzas del Islam, perpetran las barbaridades más salvajes. Las ramificaciones y consecuencias de todo esto no quedarán confinadas a los países africanos, sino que se dejarán notar en el resto del mundo. Y estos conflictos y desorden no sólo se están produciendo en el mundo musulmán. Por ejemplo, la situación en Ucrania continúa sin resolverse y es muy volátil. A pesar de que se ha firmado un alto el fuego provisional, no podemos descartar una futura escalada del conflicto y una nueva guerra. Sería poco aconsejable que las potencias subestimaran la amenaza que presenta esta región. Se ha escrito y se ha dicho mucho acerca de la escalada de tensión política y otros problemas graves que han afectado a esta zona durante más de veinticinco años después del fin de la guerra fría. Uno de ellos es la situación económica, y esto es algo que no puede ignorarse.

Otro problema que estamos observando es que algunos gobiernos están incrementando su gasto militar. Por ejemplo, el gobierno de China ha anunciado recientemente que va a incrementar su presupuesto militar enormemente el año venidero. Sin embargo, su presupuesto continua siendo menor que el de otros países importantes. La cuestión es que las naciones están compitiendo unas con otras y tratando de superarse en los gastos de defensa. Esta carrera para incrementar el presupuesto militar no es infundada, pues existen motivos subyacentes que la determinan. Si de verdad queremos que haya paz entonces las Naciones Unidas y las grandes potencias deben abordar estos problemas urgentemente con justicia e igualdad.

Si observamos la situación en Oriente Medio está claro que el odio y la hostilidad entre Israel y Palestina aumenta progresivamente y a intervalos frecuentes explota en forma de violencia irracional y derramamiento de sangre. Además, todos somos conscientes de que las relaciones entre Israel e Irán son muy volátiles. Durante mucho tiempo ha habido una completa falta de confianza y las hostilidades mutuas parecen incrementarse a diario. En resumen, gran parte del mundo está sumida en un estado de desorden y conflicto. Lamentablemente, el mundo ha fracasado en su intento de elaborar un plan o estrategia efectiva para liberar a la humanidad de este estado desesperado.

Se han ignorado los problemas de fondo y a las causas principales  no se les da la importancia que merecen. Cada país cree que sus políticas son las correctas y que los demás están equivocados. Muchos países creen que lo que está teniendo lugar en otras partes del mundo no les afectará. Tales creencias y percepciones son erróneas y sólo pueden acabar perjudicándonos. Incluso en los casos en los que se intenta establecer la paz casi siempre se fracasa, porque las estrategias para resolver los problemas se demoran innecesariamente a lo largo del tiempo. Por lo tanto debemos ser conscientes y reconocer la urgencia de la necesidad actual. Y cuando se haga un plan para controlar una situación, éste debe implementarse en un tiempo mínimo. Debemos aceptar que la paz sólo se podrá establecer sobre los principios de la honestidad, la integridad y la justicia. Estas son las claves de la paz. Hasta que no haya honestidad y justicia ninguna solución mostrará ser provechosa. En cuanto a nuestra Comunidad, nosotros, la Comunidad musulmana Ahmadía no tenemos poder ni influencia en este mundo. Nuestros objetivos son puramente espirituales y no buscamos el poder ni el gobierno. No tenemos ambiciones ni objetivos políticos. Como comunidad religiosa tan solo deseamos que el mundo llegue a reconocer a su Creador y que la gente cumpla con los derechos de los demás. Para conseguir ambos objetivos debemos hacer todo el esfuerzo posible en todas las direcciones. Tratamos de informar a los demás de que las enseñanzas del Islam no guardan relación alguna con la violencia y el desorden que presenciamos por doquier.

A continuación voy a presentar algunas enseñanzas básicas del Islam en relación con el establecimiento de la paz. Sin embargo, antes de hacerlo me gustaría aclarar que la culpa del desorden del mundo actual no puede atribuirse únicamente al Islam o a los musulmanes. De hecho, hay muchas otras razones y factores que están alimentando la agitación que prevalece en gran parte del mundo. Ya he aludido a este punto al decir que sólo cuando prevalezca la justicia y la honestidad podremos progresar hacia un mundo pacífico y en armonía. No hay duda de que las grandes potencias y algunos líderes políticos y religiosos buscan satisfacer su codicia y sus propios intereses. Sus deseos egoístas han contribuido al estado desesperado que vivimos actualmente, y por tanto la responsabilidad es también suya. El mundo está siendo consumido por varios factores que conducen a la frustración y al resentimiento, los cuales acaban menoscabando la paz. Por ejemplo, los efectos de la crisis financiera se continúan percibiendo en gran parte del mundo. En Europa, el descontento continúa aumentando, y la integridad de la Unión Europea se ve amenazada y menoscabada. Los partidos nacionalistas y antiinmigrantes están adquiriendo popularidad en muchos países. Ya he hecho referencia al conflicto en Ucrania y la carrera armamentística global. Todos estos factores que amenazan la paz mundial no guardan relación alguna con el Islam, sino que se han desarrollado como resultado de una sed insaciable por conseguir más poder, influencia y recursos. Si reflexionamos sobre las políticas de las grandes potencias nos daremos cuenta de que aunque aparentemente no subyugan a las naciones más débiles, tratan de influenciarlas indebidamente, ejerciendo su control y aprovechándose de sus recursos. Esto no es algo nuevo que yo esté sacando a la luz sino que es evidente para todos.

Y, por tanto, dondequiera en el mundo que haya conflictos y violencia – ya sea o no en nombre del Islam – la verdad es que los causantes nunca obtienen su motivación a través de ninguna religión sino que lo hacen a través de sus propios deseos de obtener poder. Si reflexionamos sobre todos estos puntos, cualquier persona se sentiría obligada a poner en duda el rumbo actual del mundo en busca de satisfacer sus deseos materialistas. En lo que se refiere al Islam, podemos observar que en esta época, las enseñanzas del Islam se ven constantemente malinterpretadas y distorsionadas. Se declara que el Islam promueve una Yihad violenta y el derramamiento de sangre. Sin embargo, nada puede ser más falso. Y por tanto me gustaría aclarar que cuando Al-lah el Todopoderoso permitió a los primeros musulmanes luchar, el permiso no se concedió sólo para proteger a los musulmanes o al propio Islam.

Más bien, este permiso para una guerra defensiva se concedió para proteger la libertad religiosa de todas las gentes. En el capítulo 22, versículos 40-41 del Sagrado Corán, Al-lah el Todopoderoso dijo que si los musulmanes no se defendían en ese momento, entonces ninguna iglesia, sinagoga, templo, mezquita ni ningún otro lugar de adoración permanecería a salvo. Por lo tanto, cuando el Islam dio el permiso para la guerra defensiva, fue para salvaguardar todas y cada una de las religiones, y para proteger los derechos de todas las personas para practicar y profesar su fe. Si un musulmán trata de hacer daño a otra persona, independientemente de su fe o creencia, o si un musulmán trata de dañar los lugares sagrados de otras personas, entonces él o ella actúa violando por completo este mandamiento Coránico.

En relación con esto, informes recientes indican que el E.I. ha destruido monumentos y obras de arte históricos en ciudades iraquíes antiguas. Durante más de 1400 años estas ciudades habían sido preservadas y protegidas por los sucesivos líderes y gobernantes musulmanes, y aun así los extremistas anuncian ahora haberlos destruido en nombre del Islam. Esto sólo puede ser calificado como un acto de crueldad extrema y una transgresión de las enseñanzas islámicas. Ningún musulmán verdadero podría comprender jamás que se actúe de esta manera.

Sobre el verdadero concepto de la Yihad y de las enseñanzas pacíficas del Islam, he citado ya muchas referencias Coránicas durante mi discurso en el anterior Simposio por la Paz y no es necesario repetirlos todos ahora. Además, el versículo que he mencionado antes deja claro y libre de duda que lo que comúnmente se alega sobre la Yihad es totalmente falso.

Asimismo, en el capítulo 10, versículo 100 del Sagrado Corán, Al-lah dijo al Santo Profeta (la paz sea con él) que si Al-lah lo deseara podría haber impuesto Su Voluntad y obligado a toda humanidad a creer en Él. Y, sin embargo, Al-lah dio a cada persona la libertad de elección. Por tanto, ¿qué derecho tenía el Santo Profeta (la paz sea con él) o, de hecho, cualquier otra persona a obligar o forzar a los demás a aceptar el Islam? A lo largo de su vida, el Santo Profeta del Islam (la paz sea con él) enfatizó constantemente sobre la necesidad de la justicia e igualdad y la necesidad de detener todas las formas de crueldad. De hecho, se narra que el Santo Profeta (la paz sea con él) dijo que las personas debían ayudar tanto al oprimido como al opresor.

Es obvio que ayudar a los oprimidos exige mostrar amor y compasión para protegerles, liberarles de sus dificultades y consolarles. Pero el Santo Profeta (la paz sea con él) dijo que no se debe parar ahí, sino que debemos dar el siguiente paso y ayudar también al opresor. Y ayudar al opresor implica conseguir que deje de cometer injusticias y crueldades. Estos son los medios para crear la paz entre las personas.

Si los gobiernos actuales siguieran estos principios básicos y dieran prioridad a la justicia y a la ayuda a los demás por encima de sus propios intereses, el mundo sería un lugar mucho mejor. Mientras que todos los gobiernos y líderes declaran que están tratando de establecer la paz y la justicia, la triste realidad es que continúan dando prioridad a sus propios objetivos, intereses y motivos. En el capítulo 2, versículo 189 del Corán, Al-lah dice que no debéis consumir las riquezas de los demás a través de la falsedad y la injusticia. Y, más adelante, en el capítulo 15, versículo 89, Al-lah el Todopoderoso dice que no debéis codiciar la riqueza ni los recursos de los demás. Cuando cité este versículo en mi discurso en el Capitolio en EE.UU., un parlamentario me dijo que muy acertadamente había señalado no sólo la enseñanza sino la realidad.

En el capítulo 5, versículo 9, Al-lah el Todopoderoso dice que no debéis permitir que la enemistad o el odio hacia los demás os inciten a actuar con injusticia. Este es ciertamente un estándar magnífico de justicia y honestidad. Y, con el objetivo de proteger la santidad de la religión y evitar el desorden en el mundo, Al-lah el Todopoderoso dice en el capítulo 6, versículo 109, que nunca debéis insultar o hablar mal de los ídolos o las deidades de los demás, porque de esta manera les incitaríais a que ellos a su vez insulten a Al-lah, dando lugar a un ciclo sin fin de enemistad y odio.

Además, el Santo Profeta (la paz sea con él) dijo que cuando insultáis o faltáis el respeto al padre de alguien, estáis insultando a vuestro propio padre. Fijaos de qué forma tan maravillosa se han establecido los límites de la libertad de expresión y el respeto del honor. Por lo tanto, quienquiera que lo viole contraviene los mandamientos de Al-lah y de Su Profeta. En el capítulo 60, versículo 9, Al-lah el Todopoderoso dice que aquellos que no persiguen ni buscan obstaculizar vuestra fe merecen ser tratados con justicia, respeto y amabilidad. Por lo tanto es absolutamente contrario a las enseñanzas del Islam ser cruel con aquellos que están conviviendo pacíficamente con vosotros en los países musulmanes,  ya sean cristianos, judíos, yazidíes, paganos, o gente de otras creencias o ateos.

Por tanto, estos son los principios fundamentales y las enseñanzas necesarias para establecer la paz en el mundo. He presentado algunos aspectos que destacan la belleza y nobleza de las enseñanzas islámicas. Estas enseñanzas son los medios para proteger a toda la población del mundo. Y es a causa de estas mismas enseñanzas que los auténticos musulmanes son los verdaderos responsables y guardianes de la paz y seguridad en todos los segmentos de la sociedad.

Sentados frente mí hay bastantes políticos, personas influyentes y gente cualificada, y por tanto deseo reiteraros la importancia de que todos os esforcéis por influenciar a vuestros gobiernos y líderes positivamente en favor del establecimiento de la justicia y honestidad en todos los niveles. Estas son las claves para resolver todas las crisis internacionales y domésticas de nuestro tiempo. Durante muchos años vengo advirtiendo de que nos dirigimos hacia una destrucción horrible, y ahora muchos políticos y analistas están llegando a la misma conclusión: que nos encaminamos rápidamente hacia la tercera guerra mundial.

Mientras que algunos afirman que una guerra mundial es ya inevitable, yo creo que incluso ahora hay tiempo para que el mundo despierte y haga frente a esta cruda realidad que nos desafía, y detenga esta amenaza. Para ello, todos los pueblos y sus líderes tendrán que dejar de mirar en una sola dirección y dejar de preocuparse únicamente de sus propios intereses. Al contrario, deben tratar de cumplir con los requerimientos de la justicia, la igualdad y la honestidad a todos los niveles sociales.

Deben tratar de establecer la paz dondequiera y comoquiera que puedan. Y lo más importante es que reconozcan a su Creador tal y como debe ser reconocido. Deseo y pido que Al-lah nos permita a todos entender y reconocer la gravedad de nuestras responsabilidades y cumplir con nuestras obligaciones. Que Al-lah os bendiga a todos. Muchas gracias.”

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