Carta al primer ministro de Australia
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Mubarak Mosque
Sheephatch Lane
Tilford, Surrey
GUlO 2AQ
United Kingdom

El honorable miembro del parlamento Scott Morrison,

Primer ministro de Australia
Parliament House
CANBERRA ACT 2600

19 de junio de 2020

Estimado primer ministro,

Como resultado de la actual pandemia del COVID-19, aprovecho esta oportunidad para escribirle y, en primer lugar, ofrecerle mis más profundas condolencias a usted, a su gobierno y a los ciudadanos de su nación por la pérdida de vidas y el sufrimiento causado por este virus en Australia. Al mismo tiempo, también deseo expresar mi agradecimiento por las oportunas medidas que su Gobierno ha adoptado para limitar el número de muertes y contener la propagación del coronavirus. No obstante, muchos expertos hablan de la posibilidad de una segunda oleada de COVID-19 y, por lo tanto, las naciones no deben caer en la autocomplacencia, por lo que insto a su gobierno a que siga tomando todas las precauciones posibles para proteger a los ciudadanos de su nación.

Aunque nunca antes he escrito al primer ministro de Australia, en el pasado he escrito a los líderes de varias naciones instándoles a dar prioridad a la paz y la seguridad del mundo y, a la luz de los turbulentos tiempos en los que nos encontramos, he considerado necesario escribirle a usted también.

Antes de pasar al verdadero propósito de mi carta, es pertinente mencionar que soy el líder religioso mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, que fue establecida en Qadian, India, en 1889 por Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (la paz sea con él). Él afirmó que Dios Altísimo le había enviado como reformador para todo el mundo, según las profecías del Santo Profeta del islam (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), para dirigir la atención de toda la humanidad a reconocer a Su Creador y la necesidad de cumplir con Sus derechos. Además, también fue enviado para exhortar a la humanidad de la necesidad urgente y apremiante de cumplir con los derechos de la Creación de Dios, para que la paz, la justicia y el espíritu de respeto y amor mutuos pudieran establecerse firmemente en todas las partes del mundo.

Además, advirtió que los desastres naturales estaban destinados a aumentar como una advertencia desde los Cielos para que humanidad reconozca la existencia de Dios Altísimo y cumpla con los derechos del prójimo. La historia es testigo de que, desde que hizo esta advertencia hace más de un siglo, la prevalencia de desastres naturales, como los terremotos, ha aumentado considerablemente, y se han producido otras catástrofes y propagación de virus mortales de forma regular en el mundo con resultados devastadores y mortales.

Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (la paz sea con él) dijo:

“La cuestión de la fe o de la incredulidad de una persona se decidirá en el Más Allá. Estos desastres naturales o calamidades que ocurren, o a través de los cuales las naciones del pasado fueron destruidas, no se debieron sólo a su incredulidad. Más bien fueron arruinadas como resultado de su arrogancia, transgresiones y crueldades. Ni siquiera el Faraón pereció por su incredulidad, sino por las injusticias y brutalidades que cometió”.

Creemos que Dios Altísimo ha creado a la humanidad como lo mejor de toda la creación, y esto se debe a Su especial vínculo de amor con la humanidad. Por lo tanto, como seres humanos, tenemos el deber fundamental de respetarnos y honrarnos unos a otros y de hacer todo lo posible para construir un mundo armonioso en el que se valoren y protejan los derechos de todos los pueblos y comunidades, independientemente de la casta, el credo o el color.

Si no protegemos los derechos de los demás, entonces, aparte de desastres naturales o la propagación de enfermedades infecciosas, también nos veremos obligados a soportar las horribles consecuencias de catástrofes autoinfligidas y causadas por el hombre, como las que experimentaron las generaciones pasadas durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Dado que el mundo moderno se asemeja ahora a una aldea global, los resultados podrían ser mucho más mortíferos y de mayor alcance, por lo que sería una locura suponer que Australia y su gente se salvarían de verse implicados si estallara una Tercera Guerra Mundial.

La historia nos muestra que cada vez que se produce una crisis internacional de gran escala, invariablemente provoca graves consecuencias económicas e, incuestionablemente, el COVID-19 ha ejercido una presión financiera sin precedentes sobre muchos países y todos los indicios apuntan a que la situación económica va a empeorar mucho en las próximas semanas, meses y años. La historia también nos informa de que cuando las economías sufren, las tensiones existentes se exacerban o se desarrollan nuevos sentimientos de odio, y los problemas económicos suelen ser la chispa incendiaria que enciende las llamas de la guerra y el conflicto físico. A la luz de esto, ha sido preocupante aprender de los medios de comunicación de la creciente ruptura entre Australia y China y ciertamente instaría a la moderación y a la paciencia de todas las partes.

En esta época, varias naciones han desarrollado armas nucleares y me temo que ciertos líderes no lo pensarán dos veces antes de desplegar tales armas inhumanas y mortales. Por consiguiente, es esencial que en lugar de permitir que surjan frustraciones, que se acumulen quejas y que se arraiguen odios, todas las naciones y todos los pueblos desempeñen su papel en el fomento de un espíritu de gracia, compasión y tolerancia dentro de los países y a través de las fronteras para que se pueda garantizar la paz del mundo a largo plazo. Todos nuestros esfuerzos deben centrarse en proteger a nuestros hijos y a las generaciones futuras de las consecuencias letales de esas armas destructivas que tienen el potencial de destruir el mundo tal como lo conocemos y que provocarían que generaciones de hijos nazcan con discapacidades físicas o intelectuales paralizantes. No sea que, en lugar de recordarnos con amor y orgullo, los que nos siguen sientan desolación al recordarnos y nos maldigan por legarles un mundo de miseria y dolor.

A la luz de todo lo que he dicho, solicito sinceramente que usted, como líder de un país grande y prominente, desempeñe su papel y haga todo lo posible para asegurar la paz y la seguridad del mundo para que su nombre sea recordado entre los líderes que lucharon por la paz y la justicia, en lugar de entre los que empujan al mundo hacia la guerra y el conflicto.

Rezo para que Dios Altísimo les permita actuar siempre para la mejora de la humanidad y en interés de la paz y la prosperidad del mundo.

Con los mejores deseos y oraciones,

Atentamente,

MIRZA MASRUR AHMAD

Quinto Jalifa del Mesías Prometido

LÍDER DE LA COMUNIDAD MUSULMANA AHMADÍA INTERNACIONAL

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