Un plan universal para erradicar el racismo
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Un plan universal para erradicar el racismo

Por Amtul Razzaq Carmichael, Reino Unido

El racismo, según la definición de la Enciclopedia Británica, es la creencia de que los seres humanos pueden dividirse en entidades biológicas separadas y exclusivas llamadas “razas”; que existe un vínculo causal entre los rasgos físicos heredados y los rasgos de personalidad, intelecto, moralidad y otras características culturales y de comportamiento; y que algunas razas son innatamente superiores a otras.1 A pesar de las legislaciones, hoy en día la mayoría de las personas están expuestas al racismo de una forma u otra; como autores, víctimas, supervivientes, cómplices o testigos silenciosos.

La raíz del racismo es el orgullo, el engreimiento y un falso sentido de superioridad que lleva a un comportamiento de ridiculización y burla de los demás. Las consecuencias naturales de este comportamiento son la discordia y la disensión que acaban por corroer la sociedad. La investigación científica sobre la lucha contra el racismo sugiere que para erradicarlo es necesario identificar y desmantelar las estructuras fundamentales que conducen a los prejuicios individuales2. En otras palabras, desarrollar una mentalidad que adopte la igualdad y siente las bases de una sólida camaradería en las comunidades.

Dios el Todopoderoso dice en el Sagrado Corán:

“¡Oh, humanos! Os hemos creado de varón y hembra; y os hemos constituido en clanes y tribus para que os reconozcáis mutuamente. En verdad, el más honorable de entre vosotros, a la vista de Al´lah, es el más justo de vosotros. Ciertamente Al´lah es Omnisciente, Conocedor de todo. “3

La aleya constituye, de hecho, la Carta Magna de la fraternidad y la igualdad humanas, eliminando las falsas nociones de superioridad basadas en la arrogancia racial o el engreimiento nacional.4

Se nos recuerda que todos los seres humanos han sido creados por el mismo proceso y, por tanto, son iguales. En el siglo XXI, este concepto está avalado por los estudios genéticos. El consenso científico es que la raza no existe como categoría biológica entre los humanos. Las variaciones genéticas encontradas dentro de cualquier grupo racial son mucho mayores que las variaciones genéticas observadas entre los diferentes grupos raciales.5 De este modo se aclara el concepto de que nuestro Creador nos creó a todos como iguales a pesar de las diferencias en el pigmento de nuestras pieles, nuestras posesiones mundanas, nuestro estatus social o nuestra ascendencia.

Este principio fundamental para erradicar el racismo fue reiterado con firmeza por el Santo Profeta (sa) del islam en el momento de la última peregrinación, poco antes de su fallecimiento. El Santo Profeta (sa) dijo,

“¡Oh, hombres! Vuestro Dios es Uno y vuestro antepasado es uno. Un árabe no posee superioridad sobre un no árabe, ni un no árabe sobre un árabe. Un blanco no es superior a un rojo, ni tampoco un rojo a un blanco, sino sólo en la medida en que cumple con su deber para con Dios y los hombres. El más honrado de vosotros a los ojos de Dios es el más justo.” 

Esta afirmación indica claramente que los seres humanos no tienen ni el derecho ni la autoridad para juzgar la superioridad de nadie. Sólo Dios, que conoce las verdaderas intenciones, los actos y los compromisos de un individuo, está en condiciones de juzgar la grandeza de los hombres.  La verdadera medida de la grandeza es el bien que difundimos y el que aportamos a otros seres humanos. Nuestras características biológicas heredadas no tienen ningún papel en la determinación de nuestra superioridad o grandeza.

Para erradicar el racismo, el islam ofrece el ideal más elevado de “aceptar de todo corazón la igualdad” en el corazón de cada interacción humana. A los ojos de Dios, todos somos iguales. La superioridad de los seres humanos la determina Dios únicamente en función de los logros morales juzgados por el modo en que cumplimos nuestras obligaciones y deberes hacia Dios y las criaturas de Dios. El principio de igualdad destacado en el citado versículo del Sagrado Corán ofrece un marco universal para erradicar el racismo de cualquier sociedad. 

Sobre el autor: La profesora Amtul Razzaq Carmichael MD, MEd, FRCS (Gen Surg.), MBBS, es consultora. Se licenció en 1987 con la medalla de oro a la excelencia académica y realizó su formación quirúrgica en los principales hospitales universitarios de Londres, Edimburgo y Filadelfia. Es autora de numerosos artículos para las principales revistas científicas revisadas por pares. Es miembro principal del Consejo Editorial de The Review of Religions, así como directora adjunta.

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