Ramadán y oraciones fervientes
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Ramadán y oraciones fervientes

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 05-04-2024

 

Después de recitar el Tashahud, Taawuz y Surah Al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (atba) recitó el versículo 63 del Sura Al-Naml:

“O, ¿Quién responde a la persona afligida cuando Le invoca? ¿Quién os libra del mal y os convierte en sucesores en la tierra? ¿Existe acaso algún dios fuera de Al’lah? Qué poco reflexionáis.”

Dios Altísimo afirma que Él responde a las oraciones de los afligidos. En el sermón del viernes anterior hablé también sobre la oración, teniendo presente extractos del Mesías Prometido (as) en relación al modo de realizar plegarias y cuál es su sabiduría y su filosofía. Continuaré con el mismo tema de la oración hoy también.

Como ya he mencionado, Dios Altísimo afirma que Él responde a las oraciones de los afligidos. “Afligido” no sólo se refiere a alguien que está afligido, sino a alguien a quien se le han cerrado todas las vías. Por lo tanto, cuando nos postramos ante Dios Altísimo para suplicar, debemos hacerlo desarrollando este estado y suplicar diciendo: “No tenemos a nadie aparte de Ti. Dependemos únicamente de Ti, depositamos nuestra confianza en Ti y hemos venido solo a Ti.” Desde la perspectiva de la Comunidad, debe recordarse especialmente que no hay nadie, aparte de Dios Altísimo, que pueda librarnos de las circunstancias que prevalecen en Pakistán y algunos otros países. De hecho, incluso desde una perspectiva individual, la persona debe creer que es sólo Dios Altísimo Quien lo hace todo, es sólo Él Quien satisface nuestras necesidades, es sólo Él Quien es digno de que nos inclinemos ante Él, y es sólo Él quien proporciona los medios; incluso aquellos que no se inclinan ante Él son destinatarios de Su gracia y se benefician de ella.

El punto especial mencionado por el Mesías Prometido, la paz sea con él, con respecto a la persona angustiada, y que he mencionado anteriormente, es que Dios Todopoderoso ha revelado este signo distintivo de Su reconocimiento: que Él escucha las súplica de los afligidos. Por lo tanto, la persona debe desarrollar un estado de inquietud en sus súplicas. Por lo tanto, debemos prestar gran atención a las oraciones, pues solo son las oraciones las que nos rescatarán de las circunstancias en las que nos encontramos actualmente. De hecho, sólo a través de las oraciones   la Ummah [nación] musulmana puede salvarse de esta prueba, si se suplica con total comprensión y de esta manera abandona la   oposición a los enviados por Dios Altísimo. Sin embargo, en lo que respecta a los áhmadis, cada uno debe arraigar completamente en sus mentes el hecho de que deben desarrollar un estado de angustia e inquietud [en las oraciones] si desean que sus oraciones sean aceptadas.

El Mesias Prometido (as) ha expresado este concepto en varios lugares: Afirma:

“Recordad que Dios Altísimo es autosuficiente. Mientras las oraciones no se hagan con frecuencia y angustia, a Él no le importa”. Afirmó que la agitación es una condición para la aceptación, y la agitación es el estado en el que se está 100% seguro de que todos los caminos del mundo se han cerrado, y sólo hay un camino, que es el camino de Dios, el camino de Aquel que acepta nuestro arrepentimiento y puede rescatarnos de las dificultades. Por lo tanto, debemos crear ese estado de dolor en nuestras oraciones; de lo contrario, si esta adoración y recuerdo de Dios es mera palabrería, no se obtendrá ningún beneficio. Respecto a esto, en una ocasión el Santo Profeta (sa) dijo:

“Os ordeno que recordéis abundantemente a Dios y comprendáis que el ejemplo de este recuerdo es como el de un hombre cuyos enemigos lo persiguen implacablemente, hasta que se refugia en una fortaleza fortificada, salvándose así de la captura de sus enemigos. De la misma manera, la humanidad puede liberarse de satanás, y no hay otro medio”.

Por tanto, son muy necesarias las oraciones. Hay oraciones del Sagrado Corán, hay oraciones del Santo Profeta (sa), hay oraciones que nos enseñó el Mesías Prometido (as), hay oraciones en el propio idioma. Deberíamos prestarles gran atención si queremos salir de las condiciones que han sido creadas, o que están siendo creadas, para nosotros.

No podemos orar libremente, no podemos expresar libremente nuestro amor por el Santo Profeta (sa), ni en Pakistán ni en otros países. No podemos recitar libremente el último libro de Dios Altísimo que contiene las leyes, el Sagrado Corán. No podemos manifestar libre y abiertamente ningún tipo de símbolo o signo islámico. Los agentes de satanás están constantemente al acecho esperando el momento y el lugar oportunos para iniciar procedimientos [legales] contra los áhmadis, para que, en su opinión, puedan obtener una recompensa [divina].

Hace unos días, un áhmadi fue martirizado y los asesinos fueron detenidos. Cuando fueron interrogados, dijeron que habían preguntado al ulema de una escuela religiosa cuál era la manera más fácil de entrar en el paraíso. El ulema respondió que la forma más fácil era matar a un incrédulo, y dado que los áhmadis son incrédulos, está permitido matarlos, está permitido asesinarlos. Sin embargo, en realidad están preparando el terreno para caer en la ira de Dios Altísimo.

Sin embargo, debemos convertirnos en aquellos que desarrollan angustia [en las oraciones] en nuestro interior. Y una de las señales de quienes han desarrollado este estado de angustia [en las oraciones] ,de la que nos ha informado el Mesías Prometido (as), a la luz de la palabra de Dios, es que las personas que desarrollan angustia son aquellas que han sufrido una gran pérdida en forma de prueba, no a modo de castigo.  Hoy en día, sólo los áhmadis   están pasando por esas pruebas, con tantas restricciones impuestas que ni siquiera pueden expresar su amor por Dios y su amor por el Santo Profeta (sa). No son deseos egoístas ni crímenes los que nos hacen padecer el castigo, sino pruebas a las que nos enfrentamos.

Por lo tanto, en estos días, y siempre, debemos dedicarnos a la oración y al recuerdo de Dios. Debemos crear un estado de angustia en nuestras oraciones y en nuestras postraciones.

Recordaré ahora algunas oraciones del Sagrado Corán, del Santo Profeta (sa) y del Mesías Prometido (as). No basta simplemente con decir “Amén”, sino que debemos reflexionar sobre estas oraciones y concentrarnos constantemente en ellas, recitándolas fervientemente. Aparte de esto, también debemos seguir orando en nuestros propios idiomas. El Mesías Prometido (as) ha declarado que debemos orar en nuestro propio idioma, ya que al hacerlo intensificaremos la sensación de angustia haciendo que penetren aún más en nuestros corazones.

Respecto a aquellos que se dedican al recuerdo de Dios, el Santo Profeta (sa) dijo: “El ejemplo de quienes recuerdan a Dios y el ejemplo de quienes no lo hacen, es como el de los vivos y los muertos.” Por lo tanto, debemos esforzarnos por estar entre aquellos que están vivos y que siempre tienen el recuerdo de Dios Altísimo en sus labios.

Luego, en otra ocasión, el Santo Profeta (sa) dijo:

“La oración también es beneficiosa para librarse de las dificultades que ya han ocurrido, pero también os libra de las dificultades que aún están por sobrevenir. Por lo tanto, oh siervos de Dios, haced obligatoria la oración para vosotros”.

Debemos, pues, recordar siempre la importancia de la oración. Como he dicho, mencionaré algunas oraciones, entre las cuales la primera es la Sura Al-Fatihah. No sólo debemos recitarlo en nuestras oraciones diarias sino también en otros momentos. Las incluimos en las oraciones del Jubileo que la gente suele recitar. Ahora todos deberíamos tener el hábito de recitarla constantemente. En una ocasión, el Mesías Prometido (as) afirma que una característica especial de la Sura Al-Fatihah es que recitarla con atención y sinceridad purifica el corazón, disipa las capas de oscuridad (elimina aquellas cubiertas que oscurecen el corazón) y expande la mente (ensancha la mente y otorga consuelo) y, atrayendo al buscador de la verdad hacia el Santo, lo inviste con los signos luminosos y manifiestos que son característicos de aquellos que han alcanzado la cercanía del Santo”.   Acerca a una persona a Dios Altísimo si lo lee atentamente, y puede alcanzar la misma cercanía que aquellos que están cerca de Dios Altísimo. No es que no podamos lograrlo.

“…Y   no puede ser adquirido por el hombre mediante ningún otro dispositivo o plan”.

Por lo tanto, al recitar la Sura Al-Fatihah cuidadosa y repetidamente, una persona se acerca a Dios Altísimo. Además, las oraciones que contiene son suficientes para generar un estado de angustia dentro de una persona si se concentra en ellas.

También hay una oración en el Sagrado Corán:

[árabe]

“Señor nuestro, concédenos el bien en este mundo y el bien en el mundo venidero, y protégenos del tormento del Fuego.”

Respecto a esta oración, en una ocasión el Mesías Prometido (as) afirmó:

“Cuanto más diversas son las asociaciones mundanas de un creyente, más avanza en rangos más altos, porque su objetivo principal es la religión (dado que la religión es el objetivo principal de un creyente, por lo tanto, sus asociaciones mundanas también le otorgan altos rangos ante los ojos de Dios Altísimo porque dan prioridad a su fe) y el mundo junto con sus riquezas y honores sirven a la Fe. Por tanto, el punto fundamental es que el mundo no debe ser el objetivo final de una persona. De hecho, al ocuparse de los asuntos mundanos, el objetivo principal debe ser la religión, y el mundo debe perseguirse de una manera que sirva a la fe”.

El Mesías Prometido (as) continúa:

“Dios Altísimo nos ha enseñado la siguiente oración:

[Árabe – Señor nuestro, concédenos el bien en este mundo y el bien en el mundo venidero…]

En esta oración, se le ha dado prioridad al mundo, pero ¿qué “mundo” exactamente? Es el bien de este mundo (hasanatud-dunya) el que se convierte en un medio para cosechar el bien en el más allá. El hecho de que se nos haya enseñado esta oración demuestra claramente que al alcanzar el mundo, un creyente debe tener en mente el bien del Más Allá. Las palabras “hasanatud-dunya”, tal como se mencionan aquí, abarcan los mejores medios por los cuales un creyente musulmán debe perseguir el mundo”.

Cuando uno busca el bien de este mundo de esta manera, nunca podrá involucrarse en prácticas incorrectas para lograr el bien de este mundo. Su fe y la complacencia de Dios Altísimo siempre tendrán prioridad y actuará en consecuencia. El Mesías Prometido (as) continúa:

“Perseguir el mundo de cualquier manera que conduzca al beneficio y la bondad, no de una manera que cause dolor a otro ser humano, ni de una manera que sea vergonzosa o innoble entre la gente. Dedicarse al mundo de esa manera permitiría cosechar el bien del más allá [hasanatul-akhirah].”

Por lo tanto, uno debe perseguir el bien de este mundo de tal manera que se convierta en un medio para alcanzar la gracia de Dios Altísimo y uno debe esforzarse en dar prioridad a su fe sobre el mundo. Si hace esto, sólo entonces alcanzará realmente las bendiciones de sus oraciones.  En una ocasión, mientras aconsejaba a la comunidad, el Mesías Prometido (as) declaró,

“Nuestra comunidad debería recitar esta oración especialmente en estos días:

[Árabe “Señor Nuestro, concédenos el bien de este mundo y así mismo el bien en el otro, y presérvanos del tormento del Fuego”]

Esto es para que nos convirtamos en aquellos que dan prioridad a su fe sobre el mundo y para permanecer protegidos del fuego que han prendido los enemigos. Hoy en día, teniendo en cuenta las circunstancias actuales del mundo, las armas que se utilizan en las guerras son las que lanzan fuego. Que Dios Altísimo nos proteja de este fuego y nos conceda el bien de este mundo y del más allá. Los áhmadis deben rezar especialmente para sí mismos y para el resto del mundo.

Otra oración que debemos recitar especialmente con gran angustia y fervor es la siguiente oración coránica:

[árabe]

“¡Oh, Señor nuestro! ¡Danos perseverancia, haz firmes nuestros pasos y ayúdanos contra los incrédulos!”.

No permitas que ningún tipo de temor o situación nos haga tropezar.

Otra oración que uno debe ofrecer repetidamente y con gran fervor es la siguiente:

[árabe]

¡Señor Nuestro! No nos castigues si olvidamos o caemos en el error ¡Señor Nuestro!, no nos impongas un peso como el que impusiste a quienes nos precedieron.  ¡Señor Nuestro!, no nos cargues con lo que no tengamos fuerza para llevar; borra nuestros pecados, concédenos el perdón y ten misericordia de nosotros; Tú eres nuestro Dueño; ayúdanos, pues, contra la gente incrédula.

Para fortalecer nuestra fe, también debemos recitar la siguiente oración:

[árabe]

“Señor nuestro, no permitas que nuestros corazones se perviertan después de que nos has guiado; y concédenos Tu misericordia; en verdad, sólo Tú eres el Donador por excelencia.

A continuación, mencionaré algunas de las oraciones que nos enseñó el Santo Profeta (sa).

Una vez Hazrat Abu Bakr (ra) le pidió al Santo Profeta (sa) que le enseñara una oración que debía recitar en su oración, a lo que el Santo Profeta (sa) le dijo que recitara:

[árabe]

“Oh Dios, he cometido una gran injusticia contra mi alma, y no hay nadie que pueda perdonar excepto Tú, así que perdóname y ten piedad de mí. Ciertamente Tú eres el Sumo Perdonador, que a menudo vuelve con Misericordia”.

El Santo Profeta (sa) insistió especialmente en que Hazrat Abu Bakr (ra) recitara esta oración.

Mus’ab bin Sa’d relata por parte de su padre que una vez un beduino se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le pidió que le enseñara algo para que recitara. El Santo Profeta (sa) dijo:

[árabe]

“No hay nadie digno de ser adorado excepto Dios, Él es Uno y no tiene copartícipe. Dios es Grandísimo, todas las alabanzas pertenecen a Él. Santo es Dios, el Señor de todos los Mundos. No hay mayor fuerza ni poder que el de Dios, el Todopoderoso, el Omnisciente”.

Ante esto, el beduino respondió: “Oh Mensajero (sa) de Dios, esta [oración] es para mi Señor y es en Su alabanza”. Sin embargo, ¿qué es lo que debo recitar para mí?” el Santo Profeta (sa) dijo: Recita:

[árabe]

“Oh, Dios, perdóname, ten piedad de mí, guíame y provéeme”.

En otra narración, se menciona que cuando alguien aceptaba el Islam, el Santo Profeta (sa) le enseñaba la siguiente oración: Abu Malik Ashjai’ relata de su padre que cuando alguien aceptaba el Islam, el Santo Profeta (sa) le enseñaba el Salat y luego le decía que suplicara con las siguientes palabras:

[árabe]

“Oh, Dios, perdóname, ten piedad de mí, guíame, protégeme y provee para mí”.

También recitamos esta misma oración entre las dos salldas [postraciones], sin embargo, la gente se levanta de su postración y luego vuelve rápidamente a la segunda postración y parece que ni siquiera recitan esta oración como si esta oración no tuviera importancia para ellos. Sin embargo, hay que recitarla meditando en ella detenidamente. Y cuando menciona que se le concedan provisiones [en esta oración] no se refiere sólo a las provisiones mundanas sino también a las provisiones espirituales y a los medios para que sobresallir también en ello. Por lo tanto, debemos rezar teniendo en cuenta este aspecto, ya que mientras alabamos a Dios Altísimo, también debemos rezar por nuestra propia reforma y guía y para sobresalir en nuestra espiritualidad. No debemos rezar sólo por cosas mundanas. De hecho, si rezamos con gran atención para mejorar nuestro estado físico y espiritual, veremos llover sobre nosotros toda clase de bendiciones.

Hazrat Aisha (ra) ha mencionado otra oración que ha enseñado el Santo Profeta (sa). Afirma que cuando el Santo Profeta (sa) se despertaba por la noche recitaba:

[árabe]

“Oh Dios, no hay nadie digno de ser adorado excepto Tú. Oh Dios, imploro el perdón de mis pecados e imploro Tu misericordia. Oh Dios, aumenta mi conocimiento y no permitas que mi corazón se vuelva perverso después de haberme guiado, y concédeme Tu misericordia. En verdad, sólo Tú eres el Más Grande de los proveedores”.

En otra narración, Hazrat Anas bin Malik (ra) relata que siempre que el Santo Profeta (sa) se mostraba preocupado por un asunto en particular, recitaba:

[árabe]

“Oh Dios Viviente, que subsiste por sí mismo y que todo lo sustenta, por Tu misericordia clamo por ayuda”.

Hazrat Abdul’lah bin Amr bin al-Aas relata que el Santo Profeta (sa) dijo: “La oración del que ayuna que se hace en el momento de romper el ayuno [iftar] es tal que no es rechazada.”

Ibn Abi Mulaikah narra que cuando Hazrat Abdullah bin Amr (ra) rompía su ayuno, rezaba:

[árabe]

”¡Oh Al’lah!  Te pido por Tu misericordia, que todo lo abarca, que me perdones”.

Hazrat Umm Salamah (ra) narra que el Santo Profeta (sa) suplicaba:

[árabe]

”¡Oh Al’lah!  Perdóname, ten piedad de mí y guíame por el camino recto, correcto y firme”.

Si el Santo Profeta (sa) ofrecía esta oración, ¿con qué fervor debemos ofrecer nosotros estas súplicas? Se menciona una oración del Santo Profeta (sa) para sí mismo. La bendita esposa del Santo Profeta (sa), Hazrat Aishah (ra), cuenta que él recitaba en sus oraciones:

[árabe]

“Oh Dios, busco refugio en Ti del castigo de la muerte, y busco refugio en Ti de la prueba del Masih al-Dallal [Anticristo], y busco refugio en Ti de las pruebas de la vida y de la muerte. ¡Oh Dios! Busco refugio en Ti del pecado y de la deuda”.

Alguien preguntó al Santo Profeta (sa): “¿Por qué rezas con tanto fervor para protegerte de las deudas?”. Él respondió: “Si una persona está endeudada, cuando habla, dice falsedad, y cuando hace un juramento, lo rompe.”

Indudablemente, el Santo Profeta (sa) era puro en todos estos asuntos sobre los que rezaba, y así ofrecía esta oración para que su pueblo se protegiera de ellos – que se abstuvieran de la falsedad y de la ruptura de los juramentos. Debemos analizarnos a nosotros mismos y averiguar si, cuando ofrecemos esta oración, ¿nos estamos adhiriendo verdaderamente a estas cuestiones? Por lo tanto, debemos hacer esta oración para que Dios Altísimo nos proteja de esto, y que Él continúe bendiciéndonos con lo bueno de este mundo.

Luego, hay una oración del Santo Profeta (sa) que Hazrat Aisha (ra) ha narrado así. Es una oración larga, por lo que leeré la traducción:

“Oh Dios, busco Tu refugio de la indolencia y de la vejez, de las deudas y del pecado. Oh Dios, busco Tu refugio del castigo del Fuego y de la prueba y el castigo de la tumba, del mal de la tribulación de la opulencia y del mal de la tribulación de la pobreza, y de la prueba del Anticristo. Oh Dios, lava mis pecados con el agua fresca de la nieve, y limpia mi corazón de todos los pecados como se limpia la inmundicia de las vestiduras blancas, y pon una gran distancia entre mí y mis pecados, tan grande como la distancia que Tú has hecho entre el Oriente y el Occidente.”

Aquí se mencionan muchas oraciones. Si el Santo Profeta (sa) solía ofrecer esta súplica, como ya he mencionado, y el Hadiz anterior es así, ¿hasta qué punto debemos prestar atención a esto? Por lo tanto, es a partir de estas oraciones que podemos lograr un cambio en nuestra vida individual y beneficiar nuestra vida comunitaria. Sin embargo, al mismo tiempo, debemos sentir el mismo dolor que sentiría el Santo Profeta (sa) al ofrecer estas oraciones. De hecho, no sólo sentía este fervor para sí mismo, sino también para su gente. Por lo tanto, al ofrecer estas oraciones, siempre debemos tener en cuenta el dolor que el Santo Profeta (sa) tenía en su corazón.

El Santo Profeta (as) solicitó protección especial contra el peligro del anticristo, que en esta época nos amenaza más que nunca.  Así que, como siervos del Mesías Prometido y por lo tanto seguidores auténticos del Santo Profeta (sa), debemos prestar atención especial a esta plegaria, y rezar constantemente para que Dios nos libere del peligro del anticristo y que proteja el mundo.

En Sahih al-Bukhari se ha recopilado una plegaria que el Santo Profeta solía ofrecer durante Tahayyud, la oración de madrugada. Hazrat Ibn Abbas (ra) relata que cuando el Santo Profeta (sa) se levantaba para ofrecer Tahayyud solía suplicar de la siguiente manera. Es una plegaria larga, por lo tanto, leeré solamente su traducción:

“Oh Al’lah, toda alabanza Te pertenece. Tu eres el Sustentador de los cielos y la tierra y todo lo que ellos contienen. Toda alabanza Te pertenece. Tuya es la soberanía de los cielos y la tierra y lo que esta en ellos.  Toda alabanza Te pertenece, Tu eres la luz de los cielos y la tierra y todo lo que contienen. Toda alabanza Te pertenece. Tu eres la Verdad, Tu promesa es verdadera, el retorno a Ti es cierto, Tu palabra es verdadera. La existencia del paraíso y del infierno es cierta. Todos los profetas son auténticos, Muhammad (as) es un profeta auténtico, y la hora prometida es cierta. Oh Al’lah, me postro ante Ti. Por Tu amor he luchado contra el enemigo y solicitado Tu juicio. Así que perdóname todos mis pecados, del pasado y del futuro, los manifiestos y los ocultos. Tu eres el Primero y el Último. Tu eres el único digno de alabanza (o dijo) no hay nadie digno de alabanza excepto Tu.”

Hazrat Abu Hurairah (ra) relata que una persona preguntó: “Oh Mensajero de Al’lah, ayer por la noche escuché tu plegaria. Lo que escuché fue lo siguiente:

[árabe]

“Oh Al’lah, perdóname mis pecados, bendice mi hogar y la provisión que me has proporcionado.” El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Crees que falta algo en esta plegaria?”

Estas son las plegarias del Santo Profeta (sa). Al menos todos vosotros debéis aprender la traducción de estas plegarias y rezar de esta manera.

En Salih al-Bukhari encontramos la siguiente plegaria:

[árabe]

Consta que el Santo Profeta (sa) solía recitar esta plegaria: “Oh Al’lah, pon luz en mi corazón, pon luz en mis ojos, pon luz en mis oídos, pon luz a mi derecha, pon luz a mi izquierda, pon luz encima de mi, pon luz debajo de mí, ponla delante de mí, y detrás de mí, y concédeme luz.”

Hay otra plegaria del Santo Profeta (sa) que se ha registrado de la siguiente manera:

“Ziyad bin Ilaqa dice que su tío paterno, Qutbah bin Malik, le relató que el Santo Profeta (sa) solía orar: ‘Oh Al’lah ruego Tu protección contra los vicios, los actos malvados y los deseos malvados.’” Esta es una plegaria muy concisa que cualquiera puede recitar fácilmente: “Ruego Tu protección contra los vicios, los actos malvados y los deseos malvados.” Si una persona recita esta plegaria con fervor y sinceridad, se liberará de muchos males y la virtud se inculcará en su corazón.

Otra narración dice que Hazrat Abu Umamah (ra) relata: “El Santo Profeta (sa) recitaba tantas plegarias que no éramos capaces de recordarlas.” No solo ofrecía sus plegarias en voz alta sino que solía enseñar plegarias a sus seguidores.

“Con el debido respeto dijimos al Santo Profeta (as): ‘Oh Mensajero de Al’lah, has recitado tantas plegarias que apenas recordamos ninguna.”’ El Santo Profeta (sa) respondió diciendo: ‘¿Queréis que os enseñe una plegaria que es la esencia de todas estas plegarias?’ (Escuchad atentamente lo que dijo.) El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Debéis rezar así: ¡Oh Al’lah! Te rogamos a Ti por todo lo bueno que Tu Profeta Muhammad (sa) ha pedido. Rogamos por la misma protección contra todos los males que ha rogado Tu profeta Muhammad (sa). Tu eres el auténtico Socorredor, Te oramos exclusivamente a Ti. Sin la ayuda de Al’lah no tenemos ninguna capacidad para la virtud, ni fuerzas para resistir los ataques de satanás.’” Si ofrecemos esta plegaria, no solo veremos como nuestro amor por el Santo Profeta (sa) aumenta, sino que saldrán de nuestros corazones toda clase de oraciones completas.

Hay también una oración para pedir perdón: “El hijo de Hazrat Musa Ash’ari relata que su padre dijo que el Santo Profeta (sa) solía orar: ‘Oh Señor mío, perdona mis errores, mi falta de conocimiento, y todas mis transgresiones que Tu comprendes mejor que yo.’” -Recordemos que esta fue una plegaria pronunciada por el Santo Profeta (sa), una persona que mantuvo una vida intachable. Poseía tan solo virtudes. Pero dijo estas cosas para enseñar a su gente.- “Oh Al’lah, perdona mis deficiencias, los errores que he cometido a sabiendas o por ignorancia porque he cometido ambos. Oh Al’lah, perdona todos aquellos errores que he cometido hasta ahora y los que pueda cometer en el futuro, los que he cometido en secreto y los que he cometido abiertamente. Tu eres el Primero y el Último y tienes el poder sobre todas las cosas.”

Estos relatos vienen de Salih al-Bukhari y sirven para que nosotros también podamos rezar de esta manera. Son las plegarias que nos han enseñado.  Luego tenemos la siguiente plegaria que se puede ofrecer en tiempos difíciles o angustiosos:

[árabe]

“Hazrat Ibn Abbas(ra) relata que el Santo Profeta (sa) solía rezar de esta manera en tiempos difíciles: ‘No hay nadie digno de ser adorado sino Dios Altísimo, el Indulgente. No hay nadie digno de ser adorado sino Al’lah, el Señor del Trono Magnifico. No hay nadie digno de ser adorado sino Al’lah, el Señor de los Cielos, el Señor de la Tierra, el Señor del Trono Noble.”

Hay otra plegaria para tiempos difíciles. Hazrat Abu Hurairah (ra) relata:

[árabe]

“El Santo Profeta (sa) solía rogar la protección de Dios de: las aflicciones, encontrarse con desgracias, decretos malvados y el regocijo de los enemigos.”

Hay una plegaria para lograr la salvación del mal de este mundo:

[árabe]

“Mus’ab bin Saad Abi Waqqas (ra) relata que su padre dijo: ‘El Santo Profeta (sa) nos enseñó las siguientes palabras como si tratara de enseñar a alguien leer y escribir.” -Es decir, hizo un esfuerzo especial para resaltar la importancia de esta plegaria y hacerla fácil de aprender. ¿Y cuál era esta plegaria?- “Oh Al’lah ruego que me protejas de la tacañería, ruego que me protejas de la cobardía y ruego que me salves de retornar a una vida peor. Ruego que me protejas de las pruebas de este mundo y del sufrimiento de la tumba.” Esta es una plegaria muy completa.

Hay una plegaria para rogar por la guia Divina. Imran bin Hussain relata: “El Santo Profeta (sa) dijo a mi padre Hussain: ‘si hubieses aceptado el Islam, te habría enseñado dos oraciones muy beneficiosas.’ Dice: “Cuando Husein aceptó el Islam, dijo: ‘Oh Mensajero de Al’lah, enséñame esas dos oraciones que me habías prometido.’ El Santo Profeta (sa) le respondió:

[árabe]

‘Di: ¡Oh Al’lah! Inspirame con Tu guía y sálvame de la maldad que hay en mi interior.’” esta es otra plegaria que debemos recitar hoy en día.

Hay una plegaria para buscar protección contra las malas intenciones de los oponentes.

[árabe]

Hazrat Abu Burda bin Abdul’lah relata que: “Mi padre me dijo que siempre y cuando el Santo Profeta (sa) percibía peligro de una tribu o nación solía rezar lo siguiente: ‘¡Oh Al’lah! Te rogamos que les detengas sujetándoles por los cuellos y rogamos que nos protejas de su mal.’”Hoy en día los áhmadis deben ofrecer esta plegaria muy a menudo. Que Al’lah nos proteja de los males de nuestros oponentes.

Ahora voy a hablar de aquellas oraciones que nos ha enseñado el Mesías Prometido que incluyen algunas citas y algunas oraciones. En una carta dirigida al Mesías Prometido (as) Maulvi Nazir Hussain Sahib Sakha Dehlvi escribió la siguiente pregunta:

“¿Cuál es la mejor forma de adquirir la capacidad de concentración?’ Quería preguntar por la mejor manera de poder enfocar la atención a Dios. El Mesías Prometido (sa) le respondió: “Que la paz y las bendiciones de Al’lah sean contigo. El método consiste en rezar para uno mismo durante el Salat y nunca conformarse con ofrecer estas oraciones de manera distraída o despistada.  Al contrario, ofrece el Salat con la máxima atención. Si encuentras dificultades al concentrarte, entonces en cada una de las cinco oraciones, después de cada ra’kah (unidad de la oración) levántate (es decir, ponte de pie) y reza: ‘¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios Altísimo, el más Fuerte y Poderoso! Soy tan pecador que el veneno del pecado ha penetrado mi corazón y cada fibra de mi ser y soy incapaz de ofrecer mis oraciones con verdadera sinceridad o enfocar mi atención. Concédeme Tu Gracia y Benevolencia y perdona mis pecados y mis deficiencias. Reblandece mi corazón e inculca en él Tu Grandeza, el temor y amor por Ti, de modo que mi corazón se libre de la dureza y pueda enfocar mi atención en el Salat.’”

Todo el mundo necesita rezar a Dios Altísimo para poder concentrarse adecuadamente durante el Salat.

El Mesías Prometido (as) también ofrecía la siguiente plegaria:

“¡Oh mi Dios Benéfico! Soy un pobre siervo Tuyo, pecaminoso y olvidadizo. Tú me has observado comportarme mal una y otra vez, sin embargo, me has concedido una bendición tras otra.  Has visto pecado tras pecado, pero me has hecho favor tras favor. Siempre has escondido mis deficiencias y me has proporcionado incontables bendiciones. Ahora también, ten misericordia de mí, una persona como yo, pecaminosa y de poca capacidad, perdona mi audacia e ingratitud. Salvame de este dolor, porque Tu eres el Único que puede ayudarme a salir de esta situación.”

En mi opinión, debemos recitar esta plegaria diariamente. Debemos analizar nuestra conducta. El Mesías Prometido (as) escribió este rezo en una carta a Hazrat Jalifatul Masih l (ra). Teniendo en cuenta su rango y eminencia, debemos reflexionar lo necesario que es para nosotros recitar esta plegaria. Si el Mesías Prometido (as) escribió esta plegaria a Hazrat Jalifatul Masih l (ra), entonces nosotros debemos recitar esta plegaria aún más y con la diligencia debida. Si una oración surge del corazón, atraerá las bendiciones de Dios Altísimo.

Hay otra plegaria del Mesías Prometido (as), que no solo exhibe su humildad y temor de Dios, sino que también nos recuerda que tenemos que realizar un auto-análisis de nuestra condición. La plegaria es como sigue:

“¡Oh Señor de todos los mundos! Está más allá de mi capacidad mostrarte agradecimiento por todos Tus favores. Eres el Más Misericordioso y Clemente, y los favores que me has concedido son innumerables. Perdoname mis percados, para que no me arruine. Llena mi corazón con un amor sincero por Tí, para que pueda recibir la vida. Cubre mis fallos y permíteme realizar obras que se conviertan en la fuente de Tu agrado. Busco refugio en Tu noble rostro para que Tu castigo no caiga sobre mí. Ten misericordia, ten misericordia, ten misericordia, y sálvame de las calamidades de este mundo y del Más Allá. Porque toda la gracia y la compasión está en Tu mano. Amin.”

Luego, hay una plegaria que el Mesías Prometido (as) colocó en el inicio de “Un Mensaje de Paz”, que debemos recitar abundantemente. El Mesías Prometido (as) escribió:

“¡O mi Altísimo Dios, mi Guía Amado! Enséñanos el camino que dirige a los piadosos y a los sinceros hacia Ti. Y sálvanos de transcurrir por el camino que dirige hacia los deseos carnales, la malicia, el rencor, y las búsquedas mundanas.” Es decir, debemos siempre dar prioridad a nuestra fe.

Además, para enseñarnos la guía, el Mesías Prometido (as) afirmó:

“La oración más excelente es aquella que busca el agrado de Dios Altísimo y otorga la protección del pecado, porque el corazón se endurece a través del pecado, y la persona se vuelve esclava del mundo material. Debemos rogar a Dios Altísimo que nos proteja del pecado, ya que el pecado causa el endurecimiento de nuestros corazones, y también para que nos muestra el camino que conduce a Su complacencia.”

Hay una plegaria del Mesías Prometido (as):

“Somos Tus siervos pecadores, y nuestro ser interior nos ha superado; perdonanos y sálvanos de las aflicciones del Más Allá.”

Hay una plegaria del Mesías Prometido (as) para rogar por la reforma del mundo:

“¡Oh Dios, el Omnipotente! Aunque ha sido Tu práctica desde tiempos inmemoriales conceder inteligencia a los niños y a los iletrados, y cubrir los ojos y los corazones de los filósofos y pensadores mundanos con un velo oscuro; yo con la máxima humildad me someto ante Tu umbral para que nos traigas un grupo de entre ellos en este redil, (es decir, que Dios Altísimo traiga a un grupo de personas hacia la Comunidad que sean eruditos) así como ya nos has concedido a algunos. Concédeles los ojos, los oídos y los corazones con los que puedan ver, oír y comprender, y haz que valoren el gran favor que les has concedido en su momento (es decir, la llegada del Mesías Prometido (as)) y que sean conscientes de ello. Si Tú lo deseas, puedes hacerlo, pues para Ti no existe lo imposible. Amin.”

Incluso hoy en día es esencial que sigamos al Mesías Prometido (as) ofreciendo esta oración. Sólo si el mundo, y en particular la Ummah musulmana, se reforman y se vuelven hacia el Mesías Prometido (as) podrán recuperar su antigua gloria, y se salvarán de la humillación y del desprecio al que se enfrentan hoy en día. Que Dios conceda entendimiento a nuestros líderes y eruditos, y seguro que hay algunos de entre ellos que tienen una disposición virtuosa, así que Dios los traiga a este redil. Así pues, debemos ofrecer esta súplica con gran fervor y pasión.

Luego hay mención de una oración que el Mesías Prometido (as) escribió en una carta a Nawab Muhammad Ali Khan Sahib. Escribió que había que rezar abundantemente y hacer de la humildad un rasgo destacado de uno mismo. No se deben ofrecer súplicas simplemente por costumbre o hábito, ya que es inútil. Una oración suplicada como mera costumbre o ritual carece de valor. En cuanto a las súplicas, hay que acostumbrarse a que, aparte de las oraciones obligatorias, uno se recluya y suplique con la mayor humildad en su propia lengua, es decir, aparte de las oraciones obligatorias, uno debe ofrecer oraciones voluntarias. Ofreced oraciones con humildad como si un ser insignificante estuviera suplicando en la corte real de Dios Altísimo de la siguiente manera:

‘¡Oh Señor de todos los mundos! Está más allá de mi capacidad ofrecerte gratitud por todos Tus favores. Tú eres el más Misericordioso y Compasivo, y las recompensas que me has concedido son innumerables. Perdona mis pecados, no sea que me arruine. Llena mi corazón de amor sincero por Ti, para que pueda recibir la vida. Cubre mis faltas y permíteme realizar aquellas obras que se conviertan en la fuente de Tu agrado. Busco refugio en Tu noble semblante para que no caiga sobre mí Tu castigo. Ten misericordia y sálvame de las calamidades de este mundo y del Más Allá. Porque toda la gracia y la compasión están en Tu mano. Amin.’

Para que estas oraciones sean aceptadas, es necesario que invoquemos saludos sobre el Santo Profeta (sa) en abundancia. Sin invocar saludos, nuestras oraciones quedan suspendidas en los cielos y no llegan a Dios Altísimo.

[árabe]

Debemos recitar esto profusamente. Que Dios Altísimo nos conceda la oportunidad de ofrecer estas sentidas oraciones, que podamos ofrecer súplicas también en nuestras propias lenguas. Que podamos ofrecer oraciones desarrollando un estado de angustia y aflicción, en el que estas oraciones surjan de lo más profundo de nuestro corazón. Rezad también para que las bendiciones del Ramadán permanezcan con nosotros para siempre. Que recibamos las bendiciones de este viernes y de todos los viernes siguientes. Rezad fervientemente por aquellos que están encarcelados únicamente por el delito de profesar la creencia en el Mesías Prometido (as), ya se encuentren en Pakistán, en Yemen o en otros lugares. Que Dios Altísimo cree los medios para su liberación y repela la crueldad de los malvados contra ellos.

Rezad profusamente para que nosotros y nuestra progenie seamos salvaguardados de las llamas de la guerra y de sus consecuencias; que Dios nos proteja de ello. Ahora parece como si la guerra estuviera a nuestras puertas, de hecho, ya ha comenzado. La guerra mundial ha comenzado; sin embargo, los líderes mundiales no están preocupados lo más mínimo. Creen que permanecerán a salvo y que los ciudadanos ordinarios perecerán. Pero esto es una invención de su imaginación. Están dando prioridad a sus egos. No se preocupan por su gente. Estas son las estratagemas del Anticristo; engañan a la gente diciendo que hacen tal y tal cosa por ellos. Ahora la gente está empezando a alzar la voz en ciertos sitios. Pero sus estratagemas han alejado a las masas de Dios Altísimo – ellos [es decir, los líderes] ya estaban alejados de Él.

Además, abundan todas las formas de indecencia y maldad, y esto es algo que desagrada a Dios Altísimo. La consecuencia de esto es que sucumbirán a la ira de Dios. Debido a todo esto, es vital que los áhmadis nos acerquemos más a Dios Altísimo y desarrollemos fervor en nuestras oraciones, para que podamos permanecer protegidos de su maldad. Rezad por aquellas personas de entre ellos que tienen una disposición virtuosa para que puedan permanecer protegidos de su maldad.

Como he mencionado, la guerra mundial ha comenzado. La guerra se ha extendido de las fronteras de Palestina a otras zonas. El ataque contra el consulado iraní en Siria es un crimen grave según todas las leyes, pero como lo llevó a cabo Israel, el mundo guarda silencio. Ahora el alcance de la guerra se ampliará debido a esto. El asesinato de unos trabajadores humanitarios ha provocado un gran revuelo y algunas personas han empezado a manifestarse en contra. Pero guardaron silencio cuando se trataba de la matanza de palestinos inocentes. Ahora sienten dolor porque es su propia gente la que ha sido asesinada. No obstante, debemos rezar para que Dios salve a la humanidad y nos permita ser justos al ofrecer súplicas.

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) recitó el siguiente versículo del Sagrado Corán:

O, ¿Quién responde a la persona afligida cuando Le invoca? ¿quién os libra del mal y os convierte en sucesores en la tierra? ¿Existe acaso algún dios fuera de Al‑lah? Qué poco es lo que reflexionáis. (Sagrado Corán, 27:63)

Su Santidad (aba) dijo que en el sermón anterior se presentaron la sabiduría, la filosofía y la manera de rezar a la luz de las enseñanzas del Mesías Prometido (as). Su Santidad (aba) dijo que el mismo tema continuaría en este sermón.

Su Santidad (aba) dijo que “angustia” no se refiere simplemente a alguien que está ansioso, sino a alguien que no tiene otro camino. Por lo tanto, al suplicar ante Dios, debemos hacerlo de una manera que exprese el hecho de que no tenemos otro lugar al que acudir, y que sólo Al’lah el Todopoderoso puede ayudarnos.

Su Santidad (aba) dijo que incluso a nivel comunitario, debe entenderse que es sólo Al’lah el Todopoderoso quien puede ayudarnos, por ejemplo con la situación de los ahmadíes en Pakistán; es sólo Al’lah quien puede traer alivio.

Al’lah escucha las oraciones de los afligidos

Su Santidad (aba) dijo que uno de los signos de la existencia de Dios es que Él escucha las oraciones de los afligidos. Por lo tanto, debemos hacer que esta condición se cumpla en nuestras oraciones. Las oraciones son todo lo que tenemos, de hecho, es sólo a través de las oraciones que el estado del mundo musulmán de hoy puede mejorar. Además, cada ahmadí debe comprender y esforzarse por establecer la condición de aflicción en sus oraciones, pues es entonces cuando sus oraciones lograrán aceptación.

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que hasta que uno no reza constantemente en un estado de angustia, entonces las oraciones no son aceptadas. De hecho, este estado de angustia es un requisito para que las oraciones sean aceptadas. Este estado connota que uno entiende de todo corazón que no hay otro camino o vía excepto la de Al’lah el Todopoderoso. Es cuando una persona establece este estado en sus oraciones que encontrarán aceptación.

Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que debemos rezar mucho para estar protegidos. Las oraciones pueden proteger a uno como una persona que está siendo perseguida pero es capaz de encontrar un fuerte en el que refugiarse. Del mismo modo, una persona puede encontrar refugio y seguridad de Satanás a través de las oraciones. Por lo tanto, es vital que nos concentremos en ofrecer oraciones. Su Santidad (aba) dijo que hay muchas oraciones en el Sagrado Corán, las tradiciones del Santo Profeta (sa), las que hemos aprendido del Mesías Prometido (as) y las oraciones que ofrecemos en nuestras propias lenguas; todas ellas son necesarias para que podamos alcanzar seguridad y protección frente a las circunstancias que prevalecen hoy en día. En algunos lugares no podemos profesar libremente nuestra fe, nuestra devoción al Santo Profeta (sa), recitar el Sagrado Corán o cumplir otros ritos religiosos. Las fuerzas satánicas están constantemente al acecho para tomar medidas contra los ahmadíes para que, en su opinión, puedan recibir una recompensa.

Su Santidad (aba) dijo que hace poco detuvieron a los asesinos de un mártir ahmadí. Al ser interrogados, dijeron que en su madrasa (colegio religioso) les enseñaron que la forma más fácil de llegar al paraíso es matar a un infiel, y como consideran infieles a los ahmadíes, intentan matarlos. En realidad, incurren en la ira de Dios. Sin embargo, en cualquier caso, debemos esforzarnos por provocar el estado de angustia en nuestras oraciones.

Su Santidad (aba) dijo que repetirá varias oraciones; estas oraciones deben ser siempre meditadas, comprendidas y repetidas. Estas son oraciones adicionales a las que ofrecemos en nuestra lengua, ya que el Mesías Prometido (as) dijo que las oraciones que son ofrecidas por una persona en sus propias palabras también encuentran aceptación.

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) dijo que la diferencia entre alguien que permanece ocupado en el recuerdo de Dios y quien no lo hace es como la diferencia entre los vivos y los muertos. En otra ocasión, el Santo Profeta (sa) dijo que la oración no sólo protege de las calamidades que han sobrevenido a una persona, sino que también protegen contra calamidades futuras.

Oraciones del Sagrado Corán

Su Santidad (aba) dijo que la primera oración que mencionaría es la Surah al-Fatihah. No sólo se recita durante las oraciones, sino que también debe repetirse aparte. El Mesías Prometido (as) dijo que leer la Surah al-Fatihah con concentración y sinceridad purifica el corazón, elimina la oscuridad y otorga certeza, atrayendo al buscador de la verdad hacia el umbral de Dios. Por lo tanto, uno puede acercarse a Dios recitando el Sagrado Corán de forma constante y concentrada.

Su Santidad (aba) dijo que hay otra oración en el Sagrado Corán:

Y entre ellos hay algunos que dicen: “Señor Nuestro, concédenos el bien de este mundo y así mismo el bien en el otro, y presérvanos del tormento del Fuego”. (Sagrado Corán 2:202)

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo acerca de esta oración que la conexión que un creyente tiene con este mundo le permite alcanzar rangos más altos a los ojos de Dios, porque su meta y propósito real es la fe. Así, incluso sus asuntos mundanos son, en última instancia, por el bien de su fe. Esto nos enseña la valiosa lección de que el mundo no debe convertirse en el fin último de la persona. Así, el bien en este mundo mencionado en la oración se refiere al bien en el mundo que conduce al bien en el más allá. Así pues, uno siempre debe esforzarse por dar prioridad a la fe sobre el mundo, y todo lo que se esfuerce por conseguir del mundo debe ser para mejorar su fe.

Su Santidad (aba) dijo que puede haber fuego incluso en este mundo – las armas usadas en las guerras efectivamente arrojan fuego, por lo tanto debemos rezar para que Al’lah el Todopoderoso nos proteja también de este fuego. Los ahmadíes deben rezar mucho por ellos mismos y por el mundo.

Su Santidad (aba) dijo que otra oración coránica que debería recitarse a menudo, especialmente en estos días, es:

“¡Oh, Señor nuestro, danos perseverancia, haz firmes nuestros pasos y ayúdanos contra los incrédulos!” (Sagrado Corán, 2:251).

Su Santidad (aba) dijo que ningún temor debe hacernos flaquear. Otra oración del Corán que debe recitarse a menudo es:

¡Señor Nuestro!, no nos castigues si olvidamos o caemos en el error; ¡Señor Nuestro!, no nos impongas un peso como el que impusiste a quienes nos precedieron. ¡Señor Nuestro!, no nos cargues con lo que no tengamos fuerza para llevar; y borra nuestros pecados y concédenos el perdón y ten misericordia de nosotros; Tú eres nuestro Dueño; ayúdanos, pues, contra la gente incrédula. (El Sagrado Corán, 2:287)

Su Santidad (aba) dijo que otra oración para fortalecer la fe es:

“Señor nuestro, no permitas que nuestros corazones se perviertan después de que nos has guiado; y concédenos Tu misericordia; en verdad, sólo Tú eres el Donador por excelencia.” (Sagrado Corán, 3:9)

Oraciones del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) dijo que ahora mencionaría algunas oraciones del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que una vez Hazrat Abu Bakr (ra) le pidió al Santo Profeta (sa) que le enseñara una oración que debía recitar en sus súplicas, a lo que el Santo Profeta (sa) respondió:

“Oh Al’lah, he ofendido mucho a mi alma, y no hay nadie que pueda perdonar excepto Tú, así que perdóname y ten piedad de mí. Ciertamente Tú eres el Más Perdonador, el que Regresa con Misericordia”.

Su Santidad (aba) dijo que una vez un beduino le pidió al Santo Profeta (sa) que le enseñara algo que debía decir, a lo que el Santo Profeta (sa) dijo:

“No hay nadie digno de adoración excepto Al’lah, Él es Uno y no tiene asociado. Al’lah es el Más Grande, el Más Puro. Él es el Señor de Todos los Mundos. No hay fuerza ni habilidad excepto en Al’lah, el Poderoso, el Sabio’. Entonces el Santo Profeta (sa) enseñó además: ‘Oh Al’lah, perdóname, ten piedad de mí, guíame y provee para mí’.

Su Santidad (aba) dijo que en otra narración consta que cuando alguien aceptaba el Islam, el Santo Profeta (sa) le enseñaba la siguiente oración:

‘Oh Al’lah perdóname, ten piedad de mí, guíame, protégeme y provee para mí’.

Su Santidad (aba) dijo que esta es la oración que se ofrece entre las dos postraciones en la oración. Sin embargo, algunas personas parecen no ofrecer esta oración por lo rápido que vuelven a la segunda postración. Esto se debe a que no se dan cuenta de la importancia de esta oración. Por lo tanto, no sólo debemos rezar por las cosas terrenales, sino también por nuestra mejora y nutrición espirituales.

Su Santidad (aba) dijo que otra oración del Santo Profeta (sa) es:

‘Oh Al’lah, no hay nadie digno de adoración excepto Tú. Oh Al’lah, busco Tu perdón por mis pecados, y busco Tu misericordia. Oh Al’lah, auméntame el conocimiento y no permitas que mi corazón se vuelva perverso después de haberme guiado y concédeme Tu misericordia’.

Su Santidad (aba) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) estaba preocupado por algo decía:

‘Oh Dios Viviente y Subsistente, por Tu misericordia pido ayuda’.

Su Santidad (aba) dijo que otra oración del Santo Profeta (sa) es:

‘Oh Señor mío, perdóname y ten piedad de mí, y guíame hacia el camino más recto, más firme’.

Su Santidad (aba) dijo que si esto es lo que rezaba el Santo Profeta (sa), entonces nos muestra el grado en que nosotros deberíamos ofrecer la misma oración.

Su Santidad (aba) dijo que otra oración enseñada por el Santo Profeta (sa) es:

“Oh Al’lah, busco Tu refugio del tormento de la tumba y busco Tu refugio del desorden del anticristo, y busco Tu refugio de los problemas de la vida y los problemas de la muerte. Oh Al’lah, busco Tu refugio del pecado y de las dificultades financieras”. Alguien preguntó al Santo Profeta (sa) por qué buscaba refugio contra las dificultades financieras a lo que el Santo Profeta (sa) respondió: ‘Cuando una persona cae en dificultades financieras miente cuando habla y rompe las promesas que hace.”

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) estaba libre de todas estas cosas, y ciertamente estaba haciendo estas oraciones para que su pueblo se salvara de estas cosas. Su Santidad (aba) dijo que debemos analizarnos a nosotros mismos para ver si nos adherimos a aquello por lo que rezamos. Por lo tanto, esta oración debe ser ofrecida con el fin de estar a salvo de estas cosas y con el fin de seguir recibiendo las bendiciones de Dios en este mundo.

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) también enseñó una oración [como se mencionó anteriormente] para estar a salvo contra el anticristo que iba a aparecer en la época del Mesías, y que actualmente está en su punto más alto en nuestros tiempos. De ahí que los seguidores del Mesías Prometido (as) deban ofrecer especialmente estas oraciones.

Su Santidad (aba) dijo que una vez, el Santo Profeta (sa) ordenó que se recitara la siguiente oración:

‘Oh Al’lah, buscamos de Ti el bien que Tu Profeta Muhammad (sa) buscó. Buscamos Tu refugio de todo mal del que Tu Profeta Muhmamad (sa) buscó Tu refugio. Tú eres el verdadero Ayudante; sólo a Ti oramos. Sin la ayuda de Al’lah no poseemos la capacidad de la virtud, ni la fuerza para protegernos de los ataques de Satanás’.

Su Santidad (aba) dijo que si ofrecemos esta oración entonces no sólo aumentará nuestro amor por el Santo Profeta (sa) sino que todas las oraciones completas también comenzarán a emanar de nuestros corazones.

Su Santidad (aba) dijo que si el Santo Profeta (sa) percibía una amenaza de cierta nación, entonces rezaba:

“Oh Al’lah, venimos a Ti para vencerlos y buscar Tu refugio de su mal”.

Su Santidad (aba) dijo que los ahmadíes deberían recitar especialmente esta oración en estos días; que Al’lah nos mantenga a salvo de la maldad de los enemigos.

(Estos son sólo algunos ejemplos de las oraciones del Santo Profeta (sa) presentadas por Su Santidad)

Oraciones enseñadas por el Mesías Prometido (as)

Su Santidad (aba) dijo que mencionaría también algunas oraciones enseñadas por el Mesías Prometido (as).

Su Santidad (aba) dijo que en respuesta a cómo podemos crear una mayor atención hacia Dios, el Mesías Prometido (as) aconsejó que uno debe esforzarse constantemente en la oración. No deben conformarse con la oración que se ofrece meramente en la superficie, sino que deben rezar constantemente mientras están de pie: “Oh Dios, Todopoderoso y Poderoso, soy tan pecador que el veneno del pecado corre por mi cuerpo. Perdona mis pecados por Tu gracia y generosidad y perdona mis deficiencias y suaviza mi corazón. Establece Tu temor y amor en mi corazón para que mi dureza de corazón desaparezca y pueda concentrarme en la oración”.

Su Santidad (aba) dijo que en una ocasión el Mesías Prometido (as) dijo: “Oh mi Benefactor, oh mi Dios, soy un siervo Tuyo incapaz, pecador y olvidadizo. Me has observado cometer fechoría tras fechoría, y sin embargo me has concedido generosidad tras generosidad. Has observado pecado tras pecado, y sin embargo me has concedido favor tras favor. Siempre has cubierto mis faltas y me has concedido innumerables bendiciones. Ahora también, ten piedad de una persona incapaz y pecadora como yo y perdona mi atrevimiento e ingratitud. Sálvame de esta angustia, pues no hay escapatoria excepto en Ti’.

Su Santidad (aba) dijo que, en su opinión, esta oración debería recitarse todos los días. Debemos reflexionar sobre el hecho de que el Mesías Prometido (as) escribió esta oración en una carta dirigida al Primer Califa (ra). Teniendo en cuenta su estatura, debemos considerar la gran atención con la que debemos recitar esta oración. Si fue escrita al Primer Califa (ra), entonces debemos recitarla aún más. Si esta oración se recita con sinceridad de corazón, entonces atraerá las bendiciones de Dios.

Su Santidad (aba) dijo que una vez el Mesías Prometido (as) rezó: “Oh Señor de Todos los Mundos, no puedo agradecerte Tus favores. Eres extremadamente Misericordioso y Bondadoso. Me has concedido grandes favores. Perdona mis pecados para que no me arruine. Imbuye mi corazón de amor puro por Ti para que se me conceda la vida. Cubre mis faltas y permíteme hacer aquellas cosas que Te agradan. Invoco Tu beneficencia y busco refugio para no incurrir en Tu ira. Ten piedad, ten piedad, ten piedad. Sálvame de las calamidades de este mundo y del más allá, pues toda gracia y generosidad descansa en Tu mano’.

Su Santidad (aba) dijo que otra oración que el Mesías Prometido (as) escribió al principio de su libro Un Mensaje de Paz es:

“¡Oh mi Dios Todopoderoso, mi Amado Guía! Muéstranos el camino que conduce a los justos y sinceros hacia Ti. Y líbranos de hollar la senda que conduce a los deseos carnales, la malicia, el rencor y los afanes mundanos’. (Un Mensaje de Paz, p. 5)

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as), quien dijo que uno debe seguir ofreciendo oraciones y adoptar la humildad. Las oraciones que se ofrecen meramente de boquilla no tienen ningún efecto. Más bien, uno debe suplicar con sus propias palabras con gran humildad. El Mesías Prometido (as) dijo entonces: ‘Oh Señor de Todos los Mundos, no puedo agradecerte Tus favores. Eres extremadamente Misericordioso y Bondadoso. Me has concedido grandes favores. Perdona mis pecados para que no me arruine. Imbuye mi corazón de amor puro por Ti para que se me conceda la vida. Cubre mis faltas y permíteme hacer aquellas cosas que Te agradan. Invoco Tu beneficencia y busco refugio para no incurrir en Tu ira. Ten piedad. Sálvame de las calamidades de este mundo y del más allá, pues toda gracia y generosidad descansa en Tu mano’.

Su Santidad (aba) dijo que si deseamos que todas estas oraciones sean aceptadas, entonces debemos ofrecer durood (oración para enviar saludos al Santo Profeta (sa)) mucho, porque es al hacerlo que nuestras oraciones pueden alcanzar la etapa de aceptación.

Su Santidad (aba) rezó para que seamos capaces de ofrecer estas oraciones y también ofrecer oraciones con verdadera sinceridad y también ofrecer oraciones con nuestras propias palabras. Que seamos capaces de establecer verdaderamente ese estado de angustia en nuestras oraciones que hace que las oraciones emanen de lo más profundo del corazón. Recemos para que las bendiciones del Ramadán sean eternas. Que podamos seguir cosechando las bendiciones de esta oración del viernes y de todas las siguientes.

Oraciones por el mundo

Su Santidad (aba) pidió por los encarcelados a causa de su fe en cualquier parte del mundo, para que Al’lah procure los medios para su liberación. Que Al’lah nos salve a nosotros y a nuestras futuras generaciones de los efectos nocivos de la guerra. Su Santidad (aba) dijo que no sólo parece que una guerra está al borde, de hecho parece que una guerra mundial ya ha comenzado. Sin embargo, los líderes mundiales no están preocupados porque piensan que ellos permanecerán a salvo mientras la gente morirá. Sin embargo, estos líderes tampoco están a salvo. Estas son exactamente las estratagemas del anticristo en las que las masas están siendo engañadas. La gente ha empezado a alzar la voz, pero en cualquier caso estas estratagemas han desviado a la gente de Dios. El resultado final de esto será la ira de Dios. Por lo tanto, los ahmadíes especialmente deben centrarse en ofrecer oraciones para permanecer a salvo de todas estas estratagemas.

Su Santidad (aba) dijo que la guerra mundial ha comenzado y la guerra ha cruzado las fronteras palestinas, en Siria por ejemplo donde la embajada iraní fue atacada, lo cual fue una gran ofensa bajo cualquier ley. El mundo guarda silencio sólo porque Israel fue el autor, sin embargo esto hará que la guerra se extienda aún más. Las voces sólo han comenzado a alzarse cuando los trabajadores humanitarios fueron asesinados, sin embargo, estas mismas personas guardaron silencio cuando palestinos inocentes perdían la vida. Ahora se han dado cuenta de lo que es el dolor.

Su Santidad (aba) dijo que debemos rezar para que Al’lah proteja a la humanidad y nos permita hacer justicia al ofrecer oraciones.

Resumen preparado por The Review of Religions

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