Significado e importancia del credo islámico
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Significado e importancia del credo islámico

SERMÓN DEL VIERNES, 14 de ABRIL de 2023.

Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), dijo lo siguiente:

“La ilaha il Al’lah”, [‘no hay digno de ser adorado sino Al’lah’, o ‘no hay dios excepto Al’lah’] es el credo que constituye el fundamento de la Unicidad de Dios [en árabe “Tauhid”].

[En este sentido], el Santo Profeta Muhammad (sa) afirmó:

“Dios Altísimo ha prohibido el fuego a quien proclama ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay más dios que Al’lah] para alcanzar Su complacencia”.

Por lo tanto, cuando uno declara que “no hay digno de adorar sino Al’lah”, con el fin de alcanzar el placer de Dios, con el deseo de ganar Su atención, sometiéndose a Él y centrando toda su atención en Él, entonces uno se convierte en el receptor de las bendiciones de Dios Altísimo; y como el Santo Profeta (sa) declaró: “Al’lah prohibirá el fuego para ellos”. [Es más], en otra ocasión manifestó que Dios les prohibirá el fuego [del infierno]; y esta es la misma enseñanza que fue mostrada y sostenida por cada uno de los Profetas (as).

En una ocasión, el Mensajero de  Dios (sa) afirmó:

“La palabra más noble que yo y los profetas anteriores a mí hemos pronunciado es: La ilaha il Al’lah, [no hay digno de ser adorado sino Al’lah, Quien es Único y no tiene coparticipe]”.

Así pues, esta fue la enseñanza de todos los Profetas (as). Sin embargo, es lamentable que las mismas personas a las que los Profetas (as) trajeron estas enseñanzas sean las que, habiéndolas olvidado, ya sea intencionadamente o no, han convertido eso en un medio para asociar copartícipes con Dios Altísimo y han olvidado la verdadera esencia de sus enseñanzas. [Por ello], nosotros somos afortunados de que Al’lah nos haya hecho parte de la “Ummah” (Comunidad) del Santo Profeta Muhammad (sa) y concedido la enseñanza perfecta que erradicó completamente el “shirk” [la idolatría, asociar coparticipes con Dios]; y al enseñar la verdadera lección de la Unidad de Al’lah, el Santo Profeta (sa) nos ha proporcionado los medios para adornar nuestra vida en este mundo y en el Más Allá.

Por tanto, aquel que ahora actúe según las verdaderas enseñanzas del Profeta (sa) y proclame la Unicidad de Dios Altísimo de manera sincera será el receptores de la gracia de Dios y participará de la intercesión del Santo Profeta Muhammad (sa).

Con respecto a esto, se menciona en una narración que el Santo Profeta (sa) manifestó:

“El más afortunado entre mi gente con respecto a mi intercesión es aquel que testifica con un corazón sincero o un alma sincera que la ilaha il Al’lah’, [‘no hay más dios que Al’lah’]”.

Por consiguiente, el que verdaderamente participa de la intercesión del Profeta (sa) es aquel que hace la proclamación de ‘la ilaha il Al’lah’, [‘no hay más dios que Al’lah’], de una manera que no está corrompida con el mundo material. [Por su parte], el Santo Profeta Muhammad (sa) es el Profeta Último y Perfecto, a quien Dios Altísimo dio el derecho de interceder. La fe en nosotros debe estar de acuerdo con los mandamientos de Al’lah y el mismo Santo Profeta (sa).

[El Mensajero de Dios (sa)] ha descrito este rango de la siguiente manera:

“Quien proclame con un corazón sincero ‘la ilaha il Al’lah’, [‘no hay más dios que Al’lah y Muhammad es Su Mensajero’], Dios Altísimo prohibirá el fuego para él”.

En otra narración, también se menciona “Muhammad-ur Rasulul’lahe”, [‘Muhammad es Su Mensajero’]. Por lo tanto, es imposible atestiguar y profesar la Unicidad de Al’lah sin aceptar también al Santo Profeta (sa) como el Profeta Final y Perfecto. Fue él quien anunció la completa erradicación del “shirk” [asociar coparticipes con Dios] entre su pueblo. [Al mismo tiempo], Al’lah y Su Mensajero (sa) han anunciado su aversión hacia cualquiera que exprese siquiera una pizca de “shirk” [asociar coparticipes con Dios]. No obstante, a pesar de ello, han aparecido entre los musulmanes personas que cometen este “shirk”, que está oculto y que Dios Altísimo y el Profeta (sa) han prohibido enérgicamente.

Nosotros, los áhmadis, somos afortunados de que Al’lah nos haya permitido aceptar al Imam de esta era y devoto ferviente del Santo Profeta Muhammad (sa), quien nos explicó los preceptos islámicos y nos hizo conscientes de su profunda sabiduría; quien nos informó con gran detalle sobre “la ilaha il Al’lah”, [‘no hay más dios que Al’lah’]; y además nos enseñó acerca del noble rango del Santo Profeta (sa).

En relación con esto, presentaré a continuación algunos pasajes del Mesías Prometido (as) que aportan una hermosa luz sobre este tema y llaman nuestra atención sobre cómo debemos analizarnos a nosotros mismos al comprender este tema en profundidad.

El Mesías Prometido (as) escribe:

“Al’lah Mismo ha explicado:

‘hoy os he perfeccionado vuestra religión…’. Tres señales de ello deben cumplirse suficientemente. (Estaba describiendo los signos). La primera de ellas es ‘cuya raíz es firme’; la segunda es ‘cuyas ramas llegan al Cielo’; y la tercera es ‘da sus frutos en todo momento’. Por tanto, solo la religión del Islam cumple este estándar”.

 

Luego, al explicar aún más el primer signo que es “cuya raíz es firme”, el Mesías Prometido (as) expone:

“El principio de la fe que tiene que ver con el primer signo, que es el ‘Kalimah’ (‘la ilaha il Al’lah’, no hay dios sino Al’lah), (es decir, si se quiere probar, el primer signo es ‘la ilaha il Al’lah’), se ha mencionado tan extensamente en el Sagrado Corán que si fuese a escribir todos los argumentos dados en su apoyo, no terminarían ni siquiera después de componer muchos capítulos, [se podrían redactar muchos libros sobre ello]; así que, escribiré un poco aquí abajo, a modo de ejemplo.

Dios Altísimo dice en la segunda parte del Santo Corán, en su segundo capítulo, en el ‘Surah al-Baqarah’:

O sea: ‘En verdad, en la creación de los Cielos y la Tierra, y en la sucesión de la noche y el día, y en los barcos que surcan los mares con lo que es útil a los hombres, y en el agua que Al’lah hace descender del cielo con la que resucita la tierra después de su muerte, distribuyendo por ella toda clase de bestias, y en el cambio de los vientos, y en las nubes sometidas a su servicio entre el cielo y la tierra… en todo ello hay signos para las gentes que comprenden’ [2:165].

[En otras palabras, en todo eso hay señales] de la existencia de Dios Altísimo y de Su Unidad, y de la existencia de Su revelación, y de que Él es el Regulador de todo en virtud de Su Voluntad.

Ahora, mirad cómo Dios, el Señor de la Gloria, ha argumentado dentro de este versículo, a favor de este principio de fe Suyo, a partir de Su ley de la naturaleza -[ha demostrado la veracidad de ‘la ilaha il Al’lah’ y ha dado pruebas a partir de la ley de la naturaleza]. Dicho de otro modo, a partir de Sus creaciones, que se pueden encontrar en el Cielo y en la Tierra -al mirar las cuales, en clara concordancia con la intención de este noble versículo-, se hace muy  evidente que, sin duda, hay un Creador Eterno de este mundo, que es Perfecto y Uno, sin ningún asociado; es el Regulador de todo lo que existe en virtud de Su voluntad y el que envía a Sus Mensajeros (as) al mundo.

La razón de esto es que, todas estas creaciones de Al’lah y este sistema del universo, que vemos ante nuestros ojos, nos muestra claramente que este mundo no llegó a la existencia por sí mismo, sino que tiene un Originador y un Hacedor, Quien necesariamente debe tener esos atributos -que debe ser Clementísimo, Misericordiosísimo y Todopoderoso; Uno, sin ningún compañero; Eterno y Quien Vive para Siempre; el Regulador en virtud de Su voluntad y también el Poseedor de todos los atributos perfectos y Aquel Quien también hace descender Su revelación”.

Así pues, la declaración “la ilaha il Al’lah” [no hay digno de adorar sino Al’lah] no solo inculca la idea de un Dios Único en nuestro corazón, sino que además cimienta la creencia de que nuestro Señor es Uno y que ha existido desde toda la eternidad; que Él es el Creador de todas las cosas y que todo el orden del universo funciona debido a Su voluntad; y que debemos dirigirnos a Él en postración para todas nuestras necesidades. [Entonces], cuando una persona se infunde este nivel de fe, es lo que se conoce como “fe perfecta”, que está libre de la mancha de la idolatría. Este es el nivel de fe respecto al cual el Profeta (sa) ha dicho que si uno cree en la declaración de “la ilaha il Al’lah” [no hay deidad sino Al’lah] con total sinceridad, entonces el fuego del infierno estará vedado para tal individuo.

El Mesías Prometido (as) declara:

“Además, en lo que se refiere a la búsqueda de ayuda, hay que recordar que, en realidad, solo Dios, el Exaltado, Quien merece que se le implore ayuda. [Si hay alguien a quien se le pide ayuda, o si hay alguien que la presta, solo Dios Altísimo tiene ese derecho, ya que Él es el único Ser Perfecto a Quien se debe pedir ayuda y nadie más tiene este derecho ni tiene el poder]. Esto es lo que enfatiza el Sagrado Corán. En este sentido, Al’lah afirma [Surah Al-Fatihah, 1:5]:

[‘A Ti solo te adoramos y a Ti solo imploramos ayuda’].

En primer lugar, Dios Altísimo declara Sus atributos [al comienzo del ‘Surah Al-Fatihah’]: ‘Rabb’ (Señor), ‘Rahman’ (Clementísimo), ‘Rahim’ (Misericordiosísimo) y ‘Malik Yaum id-Din’ (Dueño del Día del Juicio); y después fue cuando nos enseñó [Surah Al-Fatihah, 1:5]:

[‘A Ti solo te adoramos y a Ti solo imploramos ayuda’].

En otras palabras, ‘Te adoramos solo a Ti y es de Ti de quien buscamos ayuda’. [Es decir, para adorar a Dios buscamos Su ayuda, ya que sin la ayuda de Al’lah no podemos realizar la adoración]. De esto aprendemos que el derecho a implorar ayuda es prerrogativa exclusiva de Dios Altísimo. Ningún ser humano, ningún animal – ya sea bestia o ave-, ninguna creación en absoluto -ya sea en el Cielo o en la Tierra- tiene este derecho. Sin embargo, en un sentido parcial, como reflejos de Al’lah, este derecho se concede a las personas santas y a los hombres santos de Dios [pues obtenemos ayuda a través de sus oraciones]. No debemos inventar cosas por nuestra cuenta; más bien debemos permanecer dentro de los límites de los mandamientos de Dios Altísimo y del Mensajero de Al’lah (sa), -este es el camino correcto (‘Sirat al-Mustaqim’).

Este punto también puede entenderse a partir de lo siguiente:

[‘No hay nadie digno de adorar excepto Al’lah y Muhammad es el Mensajero de Al’lah’].

La primera parte deja claro que el hombre debe considerar solo a Dios, el Exaltado, como su amado, digno de adoración y su objetivo; y la segunda parte del credo musulmán expresa la realidad más profunda del profetazgo de Muhammad (sa)”.

El Mesías Prometido (as) explica:

“Desde el nacimiento del hombre y hasta que desaparezca del mundo, la ley Divina ha sido que Al’lah apoya Su ‘Tauhid’ o Unicidad; y el objetivo de todos los Profetas [as] enviados por Él era erradicar la adoración del hombre y de otras criaturas, y establecer la adoración de Dios en el mundo. Su deber era hacer que ‘la ilaha il-Al’lah’ [Su ‘Tauhid’] brillara en la Tierra de la misma forma que brilla en el Cielo. Por consiguiente, el más grande de ellos es aquel que resaltó esta fórmula con tanta brillantez, que primero expuso la impotencia de los dioses falsos y demostró su insignificancia sobre la base de la razón y su fuerza; y luego, cuando lo hubo demostrado todo, dejó como símbolo de su victoria decisiva el testamento de ‘la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah’, [no hay digno de ser adorado sino Al’lah y Muhammad es el Mensajero de Al’lah -el ‘Kalimah’-].

No pronunció ‘la ilaha il Al’lah’ [no hay dios sino Al’lah] como una afirmación no probada. Por el contrario, primero la probó y expuso los errores de las falsas creencias; y a continuación, invitando la atención de la gente, declaró: ‘Mirad, no hay otro dios aparte de Aquel que ha demolido todo vuestro poderío y ha hecho añicos vuestro orgullo’. Así fue como, en forma de recordatorio de una verdad establecida, enseñó el bendito ‘la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah’, [‘Kalimah’]”.

 

Durante la “Conquista de La Meca”, miles de idólatras comprendieron la supremacía de la declaración ‘la ilaha il Al’lah’ [no hay digno de adorar sino Al’lah]. [Entretanto], cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) preguntó a Abu Sufian: “¿Aún no ha calado en ti la veracidad de ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay dios sino Al’lah]?”; él respondió: “Ahora he comprendido plenamente que si hubiera algún dios aparte de Al’lah, entonces habría venido en nuestra ayuda. Hemos colocado 360 ídolos que adoramos alrededor de la ‘Kaabah’ y al menos algunos de ellos deberían habernos ayudado”.

 

[Una vez], respondiendo a un oponente, el Mesías Prometido (as) mencionó:

“Lo que dices es absolutamente cierto: que es la enseñanza del Santo Profeta (sa) que los pecados son eliminados por la afirmación de ‘la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah’ [no hay deidad sino Al’lah y Muhammad es el Mensajero de Al’lah]”.

[Esto es absolutamente correcto y la verdad. Afirmamos que los pecados son eliminados; esto es correcto].

[Y continua diciendo]:

“Es una realidad que quien crea en Dios como Único y sin asociado, y que Muhammad, el Elegido (sa), fue enviado por este Mismo Único y Todopoderoso [Ser], alcanzará sin duda la salvación si muere en dicha creencia. [Por el contrario], no hay salvación bajo el cielo por el suicidio de nadie [no hay salvación en la muerte de nadie y no habrá salvación aunque alguien muera por vuestra causa. De hecho, alcanzarán la salvación a través de la declaración del ‘Kalimah’ islámico] y nadie puede estar más loco que aquel que piense así [que no pueden alcanzar la salvación a través del ‘Kalimah’].

Aunque para creer en Dios como Único, sin ningún compañero… [uno debe reflexionar sobre ello, pues no basta con decirlo de forma verbal. Así pues, para creer en un Dios Único y sin asociado] y tan Compasivo que, por Su gran misericordia y con el fin de rescatar al mundo del extravío, envió a Su Mensajero, cuyo nombre es Muhammad, el Elegido (sa); y esta es una doctrina que, si se cree en ella, elimina la oscuridad del alma y sustituye el ego por la creencia en la Unidad de Al’lah. Al final, el poderoso brote de la Unidad se extiende por todo el corazón y comienza una vida celestial en este mismo mundo”.

(Debemos comprender cuál es la realidad detrás de las palabras “la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah” [‘Kalimah’] y posteriormente uno comienza a alcanzar el Paraíso desde esta misma vida).

[Y prosigue]:

“Del mismo modo que podéis observar que con la llegada de la luz desaparece la oscuridad, cuando el brillante reflejo del ‘la ilaha il-Al’lah’ [la Unidad de Dios] cae sobre el corazón, las oscuras pasiones del ego desaparecen. La esencia del pecado es que hay un revuelo en las pasiones del ego que, al ceder ante ellas, una persona es llamada pecadora; y el significado de ‘la ilaha il-Al’lah’ [Kalimah] que se deriva de sus diversos significados en el léxico árabe es que: ‘No hay nadie que deseemos, ni amemos, ni que adoremos, ni obedezcamos excepto a Dios’.”

Cuando esta condición se desarrolla dentro de una persona, entonces, en verdad, esta vida se convierte en un Paraíso y los medios de su perdón comienzan a manifestarse en esta [misma] vida.

Profundizando aún más en la doctrina islámica de “la ilaha il-Al’lah” [Kalimah], el Mesías Prometido (as) añade:

“En realidad, Dios Altísimo ha establecido muchos mandamientos y algunos de ellos son tales, que no todo el mundo puede participar en los mismos. Por ejemplo, el ‘Hall’ [Peregrinación], atañe a quien tiene los medios para hacerlo, (el ‘Hall’ no es obligatorio para todas las personas [sin condiciones]), pues es un requisito previo que haya seguridad a lo largo del camino. De la misma manera, la persona tiene que asegurarse de que su familia tenga las provisiones necesarias durante su ausencia. (Uno ha de asegurarse de que los miembros de su familia que se quedan atrás tengan provisiones para comer y beber, etc. No puede uno marcharse al ‘Hall’ y dejar a su familia morir de hambre). Si uno puede cumplir con todos estos requerimientos, entonces puede realizar el ‘Hall’.

Lo mismo ocurre con el ‘Zakat’ [limosna], [pues] solo pagan el ‘Zakat’ los que cumplen con el umbral mínimo para el hacerlo. (Solamente pagan quienes reúnen los requisitos para ello). Lo mismo ocurre con las oraciones, ya que en ciertas ocasiones, si una persona está de viaje o no se encuentra bien, se acortan o se combinan. No obstante, hay un aspecto [del Islam] en el que no hay cambios y eso es la declaración de fe islámica: ‘la ilaha il-Al’lah’ [la Unidad de Al’lah]. Ésta es la verdadera esencia y todas las demás cosas la completan.

[Por otra parte], el ‘Tauhid’ [la declaración de la Unicidad de Dios] no puede estar completa sin la adoración. (Si uno no realiza la adoración, el ‘Tauhid’ queda incompleto y no se pueden cumplir los derechos del credo ‘la ilaha il-Al’lah’ [Unidad de Dios]. Esto significa que quien declara ‘la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah’ [Kalimah] solo será verdadero en su proclamación cuando demuestre con sus actos que no hay nadie más a quien desear, ni a quien amar, ni a quien adorar excepto Al’lah.

En consecuencia, esta es una condición para la fe, porque no basta con hacer una simple proclamación verbal. Si uno recita ‘la ilaha il-Al’lah’ [Unicidad de Dios], entonces tiene que demostrarlo con sus actos a través de adherirse a los mandamientos de Dios Altísimo, adorándole y cumpliendo los derechos de Dios y de Su creación, ya que este es el mandamiento de Al’lah. Por la causa de nuestro Amado y de Aquel a Quien queremos alcanzar, es necesario adherirse a Sus mandamientos, pues solo entonces uno estará verdaderamente actuando y afirmando su fe en ‘la ilaha il-Al’lah’ [Unidad de Dios]”.

 

El Mesías Prometido (as) expuso además que:

“Cuando a una persona se le inculca esta condición y su fe y sus actos demuestran esta declaración, entonces no son falsos en su proclamación ante los ojos de Dios Altísimo. (Cuando uno logra esto, es algo excelente y no puede ser considerado falso). Todo el materialismo se quema, por así decirlo, y llegan a estar completamente sumergidos y dedicados a su fe.  Al proclamar “la ilaha il-Al’lah” [Unicidad de Dios], todos los otros deseos materiales se queman y solo Dios Altísimo permanece como el deseo, objetivo y amado de uno. Este es el estado de la creencia y es en tal estado que, cuando uno pronuncia “la ilaha il-Al’lah” [la Unidad de Dios, que ‘no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah], la proclamación de “Muhammad-ur Rasul-ul’lah” [Muhammad es el Mensajero de Al’lah], que es la segunda parte [del credo musulmán], sirve entonces como modelo práctico porque, a través de ejemplos, se pueden entender fácilmente los asuntos.

Los Profetas, que la paz sea con ellos, aparecen como ejemplos y el Santo Profeta Muhammad (sa) fue la encarnación de todas las excelencias de sus nobles ejemplos, porque las cualidades de todos los Profetas (as) se encuentran en él. El Santo Profeta (sa) comprendió el verdadero significado de ‘la ilaha il-Al’lah’ [Unicidad de Al’lah, que ‘no hay deidad excepto Al’lah’] y presentó los mandamientos de Dios Altísimo, los cumplió en la práctica y los expuso en detalle. Él es el modelo perfecto que presentó ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay dios sino Al’lah] en su forma más perfecta y lo practicó en su modo más perfecto”.

 

A continuación, mientras nos aconseja, el Mesías Prometido (as) proclama:

“Un juramento superficial de lealtad a un guía espiritual no aporta ningún beneficio y es difícil obtener alguna ganancia de ese juramento de fidelidad. Una persona solo obtendrá verdaderamente beneficios cuando abandone su ego y se una a esa persona con amor y sinceridad permanentes. (Uno tiene que apegarse en completo amor y sinceridad a la persona con la que ha realizado un juramento de lealtad, y es solo entonces que este juramento será beneficioso).

En este sentido, ya que los hipócritas no poseían una verdadera relación con el Profeta (sa), ni su descendencia, en última instancia, permanecieron desprovistos de fe (solo hicieron el ‘Baiat’ superficialmente); y quedaron privados del puro amor y de sinceridad; y así, la mera proclamación de ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay dios sino Al’lah] no les sirvió de nada. Por lo tanto, es muy importante forjar estos lazos, [porque] si un seguidor no fortalece  los mismos y no se esfuerza por esta causa, cualquier expresión de pena o arrepentimiento sería injustificada. Uno debe alimentar una relación de amor y sinceridad con su guía espiritual y, en la medida de lo posible, ajustar el tono de su disposición a la de su maestro, tanto en términos de acción como de creencia. El ego interior del hombre le promete una larga vida, (uno cree que vivirá mucho y que aún es joven), pero esto es un engaño. No se sabe cuánto vivirá una persona. [Por eso], uno debe apresurarse a adoptar la piedad, la adoración y examinar su condición desde la mañana hasta la noche (en cuanto hasta qué punto se he practicado ‘la ilaha il-Al’lah’ [Unidad de Dios])”.

Luego, mientras dirige nuestra atención para que comprendamos el significado de “la ilaha il-Al’lah” [‘Tauhid’] y le hagamos justicia, el Mesías Prometido (as) declara:

“Mi propósito no es sugerir que los musulmanes deban volverse indolentes (o sea, recitar el ‘Kalimah’ y se vuelvan perezosos). El Islam no hace a nadie perezoso. Debéis dedicaros también a los negocios y al empleo, aunque no apruebo que no tengáis tiempo en absoluto para Dios. (Aunque recitan ‘la ilaha il-Al’lah’ [‘Tauhid’] están inmersos en esfuerzos mundanos y no consiguen hacerle verdadera justicia). Cuando sea el momento de dedicarse a los negocios, dedicaos a los negocios; pero, incluso entonces, tened en mente el temor y la reverencia a Dios Altísimo, para que así vuestros negocios se conviertan en una forma de adoración. [Por ejemplo], cuando sea la hora de la oración, no os la perdáis, [hacedla]. En cualquier situación, sea cual sea, dad prioridad a la religión. (Es obligatorio dar prioridad a la fe; [además], nosotros proclamamos esto en nuestra promesa, es decir, que ‘daremos prioridad a nuestra fe sobre lo  mundanal’). No dejéis que el mundo se convierta en vuestro objetivo; por el contrario, la religión debe ser realmente el objetivo que busquéis. [Al final], cuando esto se convierta en vuestro camino, incluso vuestros compromisos mundanos se considerarán religiosos.

 

Mirad a los Compañeros [ra], incluso en los momentos más difíciles, no abandonaron a Dios. En tiempos de guerra, cuando la espada está desenvainada, uno se enfrenta a tal peligro que solo el mero hecho de pensar en ello, le produce ansiedad. Ese es un momento de pasión e ira; aunque incluso en ese estado, los Compañeros [ra] nunca se apartaron de Al’lah y no abandonaron sus oraciones. De hecho, permanecieron ocupados en súplicas. Lo lamentable ahora es que los musulmanes dirigen sus esfuerzos a todo lo demás, pronuncian discursos elocuentes, (hablan sobre el ‘Kalimah’), celebran convenciones con el fin de impulsar el progreso de los musulmanes, pero son tan negligentes con Dios, que no se vuelven hacia Él ni siquiera por error. [Entonces], cuando este es el estado de los musulmanes, ¿cómo pueden esperar que sus esfuerzos den fruto cuando todos ellos son tan materialistas? (Se denominan musulmanes, aunque todos sus esfuerzos son para conseguir el mundo y simplemente usan la religión de Dios). Recordad que hasta que las palabras ‘la ilaha il-Al’lah’ [‘Tauhid’] no empapen nuestro corazón y nuestra alma, y hasta que cada partícula de nuestro ser no esté iluminada y gobernada por el Islam, nunca se podrá progresar”.

Si deseamos tener éxito, debemos comprender la esencia de “la ilaha il-Al’lah” [no hay digno de adoración sino Al’lah] y en lugar del mundo, tendremos que hacer de Dios Altísimo nuestro último objetivo.

Después, respecto a la realidad del Credo Sagrado [el “Kalimah Tayyebah”], sus significados y cómo debemos entenderlo y ponerlo en práctica, el Mesías Prometido (as) escribe:

“He expresado en varias ocasiones que no debéis alegraros por el mero hecho de que sois musulmanes y  declaráis el credo islámico. Aquellos que recitan el Corán saben muy bien que Dios Altísimo nunca se complace con meras palabras, ni surge ninguna virtud en una persona como resultado de simples palabras, hasta que uno reforme su estado práctico (las afirmaciones verbales no tienen peso, las acciones son la verdadera esencia). Nada puede lograrse hasta que no se rectifique el estado de las acciones prácticas de una persona.

Hubo un tiempo en el que al pueblo judío solo le quedaban las afirmaciones verbales y estas eran lo único en lo que se basaban. Hacían grandes afirmaciones verbales, pero sus corazones estaban contaminados con pensamientos malvados y toxicidad. Esta fue la razón por la que Al’lah envió varias calamidades sobre esta nación y les causó grandes dificultades, humillándoles hasta el punto de que se volvieron como cerdos y simios”.

El Mesías Prometido (as) continúa:

“Este es un punto sobre el que se debe reflexionar. ¿Acaso no creían en la Torá? Por supuesto que sí, y también creían en los Profetas [as]; sin embargo, a Dios Altísimo no le complacían sus meras palabras o que expresaran su fe mientras que sus corazones no estaban en conjunción con sus afirmaciones”.

Hacían proclamas con sus palabras, pero sus corazones no eran afines con lo que decían.

El Mesías Prometido (as) prosigue:

“Aseguraos de recordar que si una persona afirma verbalmente creer que Dios es Uno y no tiene compañero, cree en el profetazgo del Santo Profeta Muhammad (sa) y en otros principios de la fe, pero estas proclamaciones se limitan a meras palabras y el corazón no está alineado [con ellas], entonces solo serán [eso], meras palabras. Las declaraciones verbales no pueden ser suficientes hasta que la voz [que las pronuncia] surja del corazón. Uno solo alcanzará la salvación cuando su corazón crea [de verdad] y eso significa expresar estos asuntos en la práctica. Hasta entonces, no se puede lograr nada”.

 

¿Qué significa practicar estas cosas y llevarlas a cabo? Es actuar de acuerdo con los mandamientos de Al’lah, que han sido claramente estipulados en el Santo Corán.

El Mesías Prometido (as) manifiesta:

“Digo en verdad que el propósito real de una persona solo puede alcanzarse cuando abandona todo lo demás, se vuelve totalmente hacia Dios Altísimo y da prioridad a la fe sobre el mundo”.

Un mero juramento no será suficiente, sino que uno deberá, en la práctica, dar preferencia a la fe sobre los asuntos mundanos.

El Mesías Prometido (as) nos advierte:

“Recordad que la gente puede engañar a otras personas y algunos pueden verse engañados al ver que un individuo ofrece las cinco oraciones diarias o realiza acciones virtuosas (la gente verá a alguien ofreciendo oraciones o acudiendo a la mezquita, ofreciendo oraciones voluntarias y dirá que es regular en la realización de las cinco oraciones diarias y que acude regularmente a la mezquita. Si llevan a cabo otras virtudes, dan sus contribuciones financieras, [etc.], de esta forma considerarán a esa persona como alguien virtuoso. La gente puede ser engañada, pero no Al’lah). Por eso, las acciones de una persona deben ser especialmente sinceras (incluso las acciones prácticas que uno emprende deben ser [hechas] con la mayor sinceridad y esto implica hacer algo únicamente por la causa de Dios Altísimo). Estos son los tipos de acciones que desarrollan dicha capacidad y excelencia”.

El Mesías Prometido (as) puntualiza:

“Ahora debe recordarse que debemos comprender el significado del credo que recitamos todos los días. Esta afirmación significa que una persona atestigua verbalmente y autentifica con su corazón que el objeto de su adoración, su Amado y su objetivo no es otro que Al’lah “.

Esto ya se ha mencionado anteriormente.

El Mesías Prometido (as) explica:

“La palabra Al’lah [Dios] se refiere al Amado, al fin último y al objeto de la adoración. Él debe ser el más Amado, Él ha de ser el propósito último, cuyo logro debe ser la meta de una persona en lugar de alcanzar cosas materiales. Solo Él debe ser adorado sin [que exista] ninguna forma oculta de asociar copartícipes con Él”.

 

El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:

“La palabra Al’lah [Dios] se refiere al Amado, al propósito último y al objeto de adoración. Este credo es un resumen de todas las enseñanzas del Sagrado Corán tal y como fueron enseñadas a los musulmanes. Puesto que no es fácil recordar un libro tan grande y vasto (no es fácil memorizar todo lo que contiene el Corán), se enseñó este credo para que uno pueda tener siempre presente la esencia de las enseñanzas islámicas. Y, ¿cuál es la esencia? Es ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay más dios que Al´lah]. No hay objeto [digno] de adoración excepto Dios Altísimo. Él es la meta final, el propósito último, el más Amado. [Por tanto], hasta que esta realidad no se inculque en una persona, no se puede alcanzar la salvación. Por ello, el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Quienquiera que sinceramente acepte ‘la ilaha il-Al’lah’, que no hay deidad excepto Al’lah, entrará en el Paraíso”.

Al ahondar [aún más] el hecho de que otras personas pueden ser engañadas, el Mesías Prometido (as) observa que:

“Si la gente piensa que la mera repetición de palabras, como un loro, puede conceder a una persona la entrada en el Paraíso, entonces si esto es todo lo que se requería, en consecuencia todas las acciones serían inútiles y vanas (si todo lo que uno necesita hacer para entrar en el Paraíso es proclamar que no hay más dios que Al’lah, en consecuencia todas las acciones prácticas se extinguirían). [Es más], ¿cuál era la necesidad de todos los mandamientos que se encuentran en el vasto Corán? En ese caso, Dios nos perdone, la ‘Shariah’ quedaría [como algo] inútil; aunque este no es el caso. Más bien, la realidad es que los significados intrínsecos deben entrar en el corazón de una persona y cuando esto suceda, entonces esa persona entra verdaderamente en el Paraíso”.

Cuando uno comprende la realidad de los significados de “la ilaha il-Al’lah” [‘no hay más dios que Al’lah’], en ese momento entra en el Paraíso, no solo después de fallecer, sino que lo experimenta también en esta misma vida.

En otra ocasión, durante una reunión, mencionó algo similar que ha sido citado por otro periódico en detalle. [Pues bien], el Mesías Prometido (as) manifestó:

“A Dios Altísimo no le importan las meras palabras, sino que a Él le importan los corazones. Esto significa que aquellos que adoptan el significado del credo en sus corazones y la majestad de Dios Todopoderoso arraiga por completo en sus corazones, entonces entran en el Paraíso; [pues] cuando una persona verdaderamente atestigua el credo, como consecuencia, nadie más que Al’lah permanece amado para ella. (Si alguien verdaderamente recita este credo, entonces no puede amar a nadie más que a Dios).

No adoran a nadie más que a Dios Altísimo (no hay nadie más a quien adorarían, ni siquiera de forma oculta). No les queda otra cosa que codiciar que a Al’lah (o sea, no les queda otra cosa que buscar que la complacencia de Dios). Las filas de Abdal, Qutub y Ghauz deben todas creer de todo corazón en el credo ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay más dios que Al’lah] y actuar según sus significados”.

Más tarde, el Mesías Prometido (as) escribe:

“Es cierto, y uno se da cuenta rápidamente de que, si una persona no tiene otro amado o propósito aparte de Dios Altísimo, entonces ningún dolor o incomodidad puede causarle pena, (si una persona se da cuenta de que su dolor es por causa de Dios, ello no puede causarle pena). [Es más], no se preocupan por esas dificultades, [ya que] saben que Al’lah se apresura a ayudar a Sus amigos y a veces, de hecho la mayoría de las veces, Él les concede tranquilidad de corazón”.

[El Mesías Prometido (as)] continúa diciendo que este es el rango concedido al Abdal y al Qutub. Si el propósito es alcanzar a Dios en vez de las cosas mundanales, entonces uno no tiene de qué preocuparse. Los Compañeros [ra] comprendieron esto. No es que esto se conceda solo al Qutub o al Abdal, o a rangos específicos de personas, sino que la mayoría de los Compañeros [ra] alcanzaron este [mismo] rango, [porque] ellos entendieron este asunto y por eso Dios Altísimo hizo de los Compañeros [ra] un ejemplo para nosotros.

Además, el Mesías Prometido (as) afirma:

“No consideréis suficiente renunciar a la adoración de ídolos”.

Incluso después de exponer que este es un gran nivel [espiritual] para una persona especial, el Mesías Prometido (as) explicó que no es suficiente renunciar simplemente a la adoración de ídolos y proclamar que solo se adora a Dios Altísimo.

El Mesías Prometido (as) enfatiza:

“Tened en cuenta que abstenerse de la adoración de ídolos es un asunto trivial. Los hindúes que no tienen conocimiento de las verdades renuncian ahora a la adoración de ídolos. (Ignoran la realidad de Dios y Su Unicidad y aun así están dejando de adorar ídolos). Asociar copartícipes con Al’lah no se limita solo a los seres humanos y los ídolos. (Esto no se limita a abstenerse de la adoración de objetos materiales como los seres humanos y los ídolos, sino que también incluye otras entidades incorpóreas). Es como Dios Altísimo ha declarado en el Santo Corán: que los deseos e inclinaciones egoístas son asimismo objetos de adoración”.

Los deseos e inclinaciones del ego también se convierten en objetos de nuestra adoración cuando se colocan al lado de Dios, alejándonos en última instancia de “la ilaha il-Al’lah”, [no hay digno de adorar sino Al’lah].

El Mesías Prometido (as) insiste en que:

“Quienquiera que se someta a sus deseos egoístas y obedece a sus impulsos, hasta el punto de morir por ellos, es un idólatra y un politeísta. El ‘la’ [‘no’ en árabe] no solo niega otras entidades, sino que niega todos y cada uno de los objetos de adoración”.

Cuando proclamamos “la ilaha il-Al’lah” [no hay deidad sino Al’lah] no solo se niegan los objetos materiales de adoración, sino todo lo que pueda erigirse al lado de Dios Altísimo. [Por consiguiente], alguien que establezca cualquier cosa como igual a Dios atestigua que no cree en Él.

El Mesías Prometido (as) sigue su explicación:

“Así, debemos comprender que todos los objetos de adoración son negados por la proclamación de ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay digno de adorar sino Al’lah], ya sean esos objetos internos o externos, materiales o inmateriales, los ídolos que hemos ocultado en nuestros corazones o los físicos. Por ejemplo, quien confía únicamente en sus medios y habilidades ha creado un ídolo para sí mismo; y esta adoración de ídolos infecta a su víctima como la tuberculosis pulmonar y lo destruye desde dentro.

Los ídolos materiales y manifiestos son fáciles de identificar e igualmente fáciles de abandonar. He observado que cientos de miles de personas han renunciado a ellos y siguen haciéndolo. ¿Acaso no han surgido muchos musulmanes de este país que antes rebosaba de hindúes? (Aquellos que una vez se hicieron musulmanes antes eran adoradores de ídolos). ¿Acaso no han abandonado la adoración de los ídolos? Muchas facciones siguen emergiendo del pueblo hindú, (como se ha mencionado anteriormente), que no adora ídolos. No obstante, el concepto de idolatría no termina ahí. De hecho, uno puede haber abandonado la adoración manifiesta de ídolos, pero hay miles de ellos a los que la gente se aferra; incluso aquellos que son considerados como filósofos y gente lógica no pueden expulsar estos ídolos”.

Tales filósofos e intelectuales alardean apasionadamente de sus filosofías y argumentos, aunque en sus corazones también residen ídolos, [pues] su orgullo por su conocimiento se ha convertido en su ídolo, sus opiniones se han convertido en sus ídolos y no pueden eliminarlos.

El Mesías Prometido (as) comenta:

“La verdad es que tal infestación no puede ser eliminada de dentro sin la gracia de Dios Altísimo, ya que esta infestación es profunda y causa un inmenso daño y perjuicio a la persona. Aquellos que, bajo la influencia de sus pasiones internas, se apartan de los derechos de Dios y de Sus límites -y al hacerlo descuidan los derechos de Su creación- no pueden ser considerados gente de conocimiento. Encontrarás miles que son considerados eruditos e intelectuales, teólogos y santos, pero a pesar de ello, ellos también sufren de la misma infestación”.

Si uno no cumple con los derechos de la humanidad, entonces ha olvidado el significado del “la ilaha il-Al’lah” [no hay dios sino Al’lah]. El verdadero valor exige que uno abandone tales ídolos. Esas personalidades impresionantes que consideras piadosas también tienen ídolos ocultos en su interior. [Por lo tanto], el verdadero valor exige abandonar esos ídolos y cumplir debidamente los derechos de Dios y de la humanidad. Solo entonces se puede llegar a comprender el verdadero significado de “la ilaha il-Al’lah”, [no hay digno de ser adorado sino Al’lah]. Este es el verdadero valor y quien puede identificarlo es verdaderamente inteligente y sabio.

El Mesías Prometido (as) prosigue:

“Estos ídolos son la causa fundamental de la enemistad mutua, que posteriormente desemboca en conflictos y derramamiento de sangre. [Cuando] un solo hombre usurpa el derecho de su hermano, da lugar a miles y miles de maldades. Tales sucesos tienen lugar todos los días y en todo momento. [Asimismo], se confía tan excesivamente en los medios materiales que, en comparación, Dios Altísimo es considerado como una extremidad ineficaz del cuerpo”.

 

El Mesías Prometido (as) añade:

“Son muy pocos los que han comprendido el verdadero significado de la Unicidad de Dios. Si se les pregunta a este respecto, contestan inmediatamente y citan el hecho de que son musulmanes y proclaman el ‘Kalimah’. Sin embargo, es lamentable que creen que basta con pronunciar el ‘Kalimah’. Digo con certeza que si uno descubre la verdad detrás del ‘Kalimah Tayyebah’ y se adhiere prácticamente a ella, puede lograr un gran progreso y ser testigo de los extraordinarios y asombrosos poderes de Dios Todopoderoso.

Considerad este asunto cuidadosamente, que no estoy en esta posición como un amonestador ordinario, ni soy un narrador de historias. Más bien, he tomado esta posición para dar testimonio y transmitir el mensaje que me ha sido dado por Dios Altísimo. No me preocupa si este mensaje es escuchado o aceptado; vosotros tendréis que rendir cuentas al respecto. Yo debo cumplir con mi obligación.

Soy consciente de que, aunque muchas personas han entrado en mi comunidad y han atestiguado la Unicidad de Dios, debo decir con pesar que no creen verdaderamente en ella. No puedo estar seguro de que quien usurpa el derecho de su hermano, es infiel o se involucra en otras maldades crea realmente en la Unicidad de Dios, porque esta es una bendición tal que al alcanzarla se experimenta una transformación extraordinaria. (Quien cree en la Unicidad de Al’lah debe sufrir una transformación).

Dios Altísimo ama a tales personas y los ídolos de la malicia, el rencor, la envidia y la artificialidad no pueden persistir en ellos. Esta transformación solo puede tener lugar -en el momento en que uno se convierte en un verdadero adepto de la Unicidad de Dios- cuando uno elimina los ídolos interiores de la arrogancia, la presunción, la artificialidad, la malicia, la enemistad, la envidia, la mezquindad, la hipocresía, la infidelidad, etcétera. [Por eso], mientras tales ídolos se mantengan dentro de uno mismo, ¿cómo pueden considerarse veraces en su proclamación del ‘la ilaha il-Al’lah’ [no hay dios sino Al’lah]?”.

Por tanto, durante este Ramadán, cada uno de nosotros debe esforzarse por purificarse de estos ídolos a fin de poder comprender el verdadero significado de “la ilaha il-Al’lah”, [no hay digno de ser adorado sino Al’lah], y creer en él.

El Mesías Prometido (as) escribe además:

“Puesto que esto requiere que uno renuncie a su dependencia [de otras cosas], es un hecho establecido que no hay ningún beneficio en pronunciar simplemente que ‘Dios es Uno y no tiene compañero’. En un sentido, una persona recita el ‘Kalimah’, aunque cuando se enfrenta a un asunto que es un conflicto de intereses, se somete a su ira y rabia. [Por consiguiente], digo repetidamente que uno debe tener siempre presente que mientras existan estos objetos ocultos de adoración, uno no puede esperar alcanzar el rango de un verdadero creyente en la Unicidad de Dios, del mismo modo que uno no puede salvaguardarse contra la plaga mientras las ratas infesten la tierra; mientras persista esta infestación de ratas (es decir, la infestación de pecados), la fe de uno no está a salvo.

Prestad mucha atención a mis palabras y actuad en consecuencia. Así pues, en resumen, el ‘Kalimah’ significa reconocer a Dios Altísimo como el Único digno de adoración, el Amado y el Propósito Último. Este rango [espiritual] solo puede alcanzarse cuando uno se purifica de todos los vicios internos y elimina los ídolos que residen en su corazón”.

 

¡Que Al’lah nos permita, a través de esfuerzos especiales y oraciones, eliminar todos nuestros vicios internos en los días restantes del Ramadán!

¡Que nos protejamos contra todas las formas de “shirk” oculto [asociar socios con Dios] y eliminemos todos los ídolos de nuestro interior!

¡Que Dios se convierta en nuestro único objeto de adoración, nuestro Último Propósito y Amado!

¡Que lleguemos a comprender la verdad de “la ilaha il-Al’lah”, [no hay dios sino Al’lah], y que al proclamarlo encontremos ante nosotros el bello y práctico ejemplo establecido para nosotros por el Santo Profeta Muhammad (sa)!

Todo esto no puede lograrse sin la gracia de Dios Altísimo. [Así], para obtener la gracia de Al’lah, debemos luchar y esforzarnos, tanto a través de nuestras acciones como de nuestra espiritualidad.

[Por cierto], en los últimos diez días de Ramadán, la gente a menudo habla de “Lailatul Qadr” [o la ‘Noche del Decreto’], aunque uno solo es capaz de experimentar verdaderamente “Lailatul Qadr” cuando está dispuesto a transformar cada una de sus palabras y acciones de acuerdo con los mandamientos de Dios Altísimo; siempre actuar en consecuencia y luego hacer de esto un cambio permanente en sus vidas. Este es el verdadero signo de haber alcanzado “Lailatul Qadr”; [porque] afirmar que uno vio una luz, presenció o experimentó una cosa en particular o que apareció la lluvia o experimentó cierta fragancia, etc., son todos signos temporales.

El verdadero signo de haber experimentado “Lailatul Qadr”, [la ‘Noche del Decreto’], es cuando se produce una transformación en nuestro corazón. Algunas comunidades han hecho programas especiales para las oraciones a la luz de lo que he dicho, [o sea], de que si oramos sinceramente durante tres días, podemos atraer las bendiciones especiales de Al’lah. [Pues bien], si estos tres días han sido dedicados a las oraciones solo para luego volver a las viejas costumbres y olvidar el verdadero objetivo del “Kalimah”, entonces uno debe recordar que Dios Altísimo está al tanto de los estados de nuestros corazones y nuestras intenciones. Nada permanece oculto para Él y esto no será de ningún beneficio.

Si deseáis pasar estos días dedicados a la oración con la intención de alcanzar la complacencia de Dios, entonces debéis hacerlo comprometiéndoos a convertir estos días en un hábito permanente de vuestras vidas. Como resultado, Dios Todopoderoso manifestará Su especial apoyo y socorro para eliminar las dificultades que nos afligen los adversarios, si Dios quiere; y de acuerdo con Su promesa Divina, Al’lah se convertirá en nuestro Guardián y nos volveremos totalmente devotos a Él. En cualquier caso, también mencioné que si cada miembro de la Yamat, sin excepción alguna, produce esta transformación en él, entonces puede producirse un cambio revolucionario.

En consecuencia, asimismo uno debe recordar que si tal cambio no es inculcado dentro de sí mismo, entonces aquellos que han formado estos programas no deben pensar después de tres días que, Dios nos perdone, sus oraciones no fueron escuchadas o que no ocurrió ningún cambio revolucionario. De hecho, Dios Altísimo ha asegurado al Mesías Prometido (as) que le concederá a él y a su Comunidad victorias muy pronto o tras algún tiempo. De hecho, si llevamos a cabo una transformación revolucionaria dentro de nosotros mismos, adoramos a Dios solamente y hacemos de Él nuestro único objetivo y nuestro Amado mientras comprendemos el verdadero espíritu de “la  ilaha il-Al’lah”, [no hay digno de ser adorado sino Al’lah]; si damos prioridad a nuestro amor por Dios y a alcanzarle por encima de nuestro amor por el mundo, entonces podremos llevar a cabo este cambio revolucionario más pronto. Dios Altísimo no depende de nada y tiene ciertas condiciones en Sus promesas [que deben cumplirse]. Por tanto, tendremos que comprometernos a inculcar un cambio permanente en nosotros mismos.

El Santo Profeta (sa) ha declarado que los últimos diez días de Ramadán son para buscar la protección del fuego del infierno. Al mismo tiempo, así como se ha mencionado que el Profeta (sa) declaró que aquel que recita el “Kalimah” verdaderamente de corazón, es decir: “la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah”, [que ‘no hay nadie digno de adoración excepto Dios y Muhammad Mensajero’], tal persona será protegida del fuego del infierno.

Por consiguiente, todos estos aspectos llaman nuestra atención sobre el hecho de que una persona necesita hacer un esfuerzo práctico de forma permanente. [Por ello], el Mesías Prometido (as) también ha mencionado esto y he explicado en detalle que junto con recitar el “Kalimah”, es decir: “la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah”, [no hay nadie digno de adoración excepto Dios y Muhammad es  Mensajero] uno necesita además adherirse a esto en la práctica.

En consecuencia, con el fin de obtener el máximo beneficio de estos últimos diez días del Ramadán y la finalidad de alcanzar verdaderamente “Lailatul Qadr”, [la ‘Noche del Decreto’], tendremos que asegurarnos de que el “Kalimah”, “la ilaha il-Al’lah, Muhammad-ur Rasul-ul’lah”, [no hay dios excepto Al’lah y Muhammad es Su Mensajero] resuene en lo más profundo de nuestros corazones y mentes; y habremos que adherirnos a esto en cada una de nuestras acciones, tal y como ha mencionado el Mesías Prometido (as).

¡Que Dios Altísimo nos permita llevar nuestras vidas de acuerdo con esto!

Rezad por el mundo en general en estos días para que Al’lah le conceda paz y paciencia.

¡Que Dios derrame Su misericordia y bendiciones sobre la humanidad!

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que La ilaha il’lal’lah – No hay más dios que Al’lah – es la base de la unidad de Dios.

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) dijo que Al’lah ha ordenado que se prohíba entrar en el fuego a la persona que recite esto por el bien de alcanzar la complacencia de Dios. Cuando uno proclama que no hay más dios que Al’lah únicamente por el bien de Dios y siendo completamente devoto a Él, a su vez alcanza las bendiciones de Dios. Esta es, de hecho, la misma enseñanza traída por todos los profetas. Sin embargo, por desgracia, es la gente de esos mismos profetas la que ha olvidado estas enseñanzas y las ha convertido en un medio para asociar socios a Dios.

Una intercesión en el Día del Juicio Final

Su Santidad (aba) dijo que somos afortunados de haber aceptado las enseñanzas que nos protegen completamente contra la asociación de socios con Dios y también nos permiten alcanzar el éxito tanto en esta vida como en la siguiente. Aquel que siga las enseñanzas del Santo Profeta (sa) y proclame la Unidad de Dios únicamente por el placer de Dios, seguramente alcanzará bendiciones y será quien reciba la intercesión del Santo Profeta (sa) en el Día del Juicio Final. De hecho, el Santo Profeta (sa) mismo dijo que aquel que sinceramente proclame la ilaha il’lal’lah será merecedor de su intercesión en el Día del Juicio.

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) era el Sello de los Profetas y Dios también le dio la capacidad de ser un intercesor. Creer en el Santo Profeta (sa) es, de hecho, un principio de fe, y la verdadera proclamación de la unidad de Dios no puede prescindir de la creencia en el Santo Profeta (sa) y de la creencia de que es el Sello de los Profetas. El Santo Profeta (sa) nos enseñó cómo liberarnos y protegernos contra la asociación de socios con Dios. Lamentablemente, entre su pueblo y nación hay quienes caen en diversas formas de shirk oculto (asociación de socios con Dios). Cuando se nos enseña el significado profundo de la ilaha il’lal’lah, también se nos enseña el rango estimado del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que presentaría varias citas del Mesías Prometido (as) sobre este mismo tema.

Tres signos de la fe completa

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que Dios mismo explicó Su proclamación de haber completado el Islam como la religión perfecta y completa; Dios presentó tres condiciones y signos:

‘Cuya raíz es firme’

‘cuyas ramas llegan al cielo’

‘Produce sus frutos en todas las estaciones’

(Sagrado Corán, 14:25-26)

En cuanto al primer signo, el Mesías Prometido (as) dijo que se refiere a la ilaha il’lal’lah. Por ejemplo, Dios Todopoderoso declara:

En verdad, en la creación de los cielos y la tierra y en la sucesión de la noche y el día, y en los barcos que surcan los mares con todo lo que es útil a los hombres, y en el agua que Al-lah hace descender del cielo con la que resucita la tierra después de su muerte, distribuyendo por ella toda clase de bestias, y en el cambio de los vientos y en las nubes sometidas a su servicio entre el cielo y la tierra… en todo ello hay Signos para las gentes que comprenden. (Sagrado Corán, 2:165)

En este versículo, Dios Todopoderoso ha demostrado que no hay más dios que Al’lah a través de la ley de la naturaleza, que apunta claramente hacia el hecho de que hay un único Creador y Diseñador Inteligente que puso en marcha esta ley de la naturaleza. Una mirada al mundo deja claro que no puede haber surgido por sí solo, sino que indica claramente que este mundo tiene un Creador que debe ser Bondadoso, Misericordioso, Todopoderoso, Uno Sin Pareja, Eterno, un Diseñador Inteligente, la Culminación de Todos los Atributos y Uno Que Envía la Revelación. Por lo tanto, la ilaha il’lal’lah implanta firmemente en el corazón que Dios es el Creador Supremo que creó todo el universo y, como tal, debemos acudir a Él para todas nuestras necesidades. Tal nivel de fe asegura que uno no pueda caer en el shirk.

La verdadera ayuda sólo puede pedirse a Al’lah

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as), quien dijo que Al’lah el Todopoderoso es el único que puede y tiene la capacidad de prestar ayuda, por lo que Él es el único a quien se debe acudir. El Sagrado Corán dice:

‘A Ti sólo te adoramos y a Ti sólo imploramos ayuda’.

Por lo tanto, Él es el único a quien podemos pedir ayuda y el único que realmente tiene el poder de prestarla. Por lo tanto, uno debe adherirse a los mandamientos de Dios y de Su Mensajero (sa). Hacerlo se conoce como seguir el “camino correcto”, que por supuesto no puede lograrse sin la ilaha il’lal’lah.

Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que Dios no se limitó a afirmar que no hay más dios que Él, sino que presentó todas las pruebas y argumentos necesarios antes de hacer esta afirmación, para que fuera clara e irrefutable. La grandeza de la unidad de Dios y la ilaha il’lal’lah fue atestiguada durante la Conquista de La Meca. Cuando el Santo Profeta (sa) preguntó a Abu Sufyan, que si no se había dado cuenta de la superioridad de la ilaha il’lal’lah, Abu Sufyan respondió diciendo que seguramente lo había hecho, pues si alguno de sus ídolos poseyera alguna divinidad, ya les habrían ayudado.

Experimentar el Jardín Celestial en esta Vida

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as), quien dijo que uno no puede obtener la salvación de la muerte de otra persona, sino que la verdadera salvación sólo puede lograrse a través de la ilaha il’lal’lah. No basta con proclamar esto, sino que hay que entenderlo completamente y vivir la vida de acuerdo con ello. Entonces, cuando la unidad de Dios invade el corazón de una persona, ésta comienza a vivir y experimentar el jardín celestial en esta misma vida. El significado de la ilaha il’lal’lah según el diccionario es: ‘No tengo ningún deseo, ningún amado, nadie a quien adorar, nadie a quien seguir aparte de Al’lah’. Cuando surge tal condición, entonces uno comienza a experimentar el Paraíso en este mundo.

Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que Dios ha dado muchos mandamientos, algunos de los cuales son condicionales. Por ejemplo, el Hayy sólo puede realizarse cuando se cumplen todas las condiciones requeridas. Lo mismo ocurre con el Zakat, que sólo es obligatorio para quienes reúnen las condiciones requeridas. También hay casos en los que las oraciones diarias pueden adoptar una forma diferente, como combinarse o acortarse debido a un viaje. Sin embargo, el mandamiento de la ilaha il’lal’lah no es condicional, sino universal. Todo lo demás cae bajo este mandamiento – si uno no adora a un alto nivel entonces no puede tener fe completa en la ilaha il’lal’lah. Si uno proclama la unidad de Dios, entonces debe demostrarlo con sus acciones, actuando y cumpliendo los mandamientos y enseñanzas de Dios. Por lo tanto, “No hay más dios que Al’lah” es el principio y mandamiento general, y “Muhammad (sa) es el Mensajero de Al’lah” es el ejemplo de cómo seguir y poner en práctica la ilaha il’lal’lah.

Dar preferencia a la fe sobre el mundo

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as), quien dijo que la vida no está garantizada y puede escaparse en cualquier momento. Por lo tanto, uno no debe pensar que tiene tiempo de sobra, sino que debe volverse inmediatamente hacia Dios y Su adoración. Uno debe analizar cada día, el grado en que cumple las condiciones y requisitos asociados con la ilaha il’lal’lah. Es necesario dar prioridad a la fe sobre los asuntos mundanos. La consecución de cosas mundanas no debe ser el propósito de uno, sino que al dar prioridad a la fe, los esfuerzos mundanos también caen bajo la fe. Los Compañeros también participaron del mundo, pero lo hicieron sin comprometer su fe, sus creencias o su culto. Hasta que la ilaha il’lal’lah no se apodere de cada fibra de nuestro ser, no podremos alcanzar el verdadero éxito a ningún nivel.

Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que quien lee el Sagrado Corán es plenamente consciente del hecho de que a Dios no le gustan las meras afirmaciones verbales. Tales afirmaciones no pueden producir ningún tipo de cambio o mejora. Hubo un tiempo en que el pueblo judío hacía meras afirmaciones, pero tenía malos pensamientos e ideas en sus corazones y mentes. Fue así que Dios envió varias calamidades sobre ellos. ¿Acaso no creían en la Torá y en los profetas? Por supuesto que sí. Sin embargo, a Dios no le complacían las meras afirmaciones verbales y que sus corazones no reflejaran sus palabras. Esto significa que si uno afirma con sus palabras que cree en la unidad de Dios y en el Santo Profeta (sa) y Su Mensajero, no le beneficiará hasta que sus corazones proclamen lo mismo y no alcanzará la salvación hasta que lleve esta afirmación a la práctica. Un juramento no rendirá ningún beneficio sin acción. Se puede engañar a la gente, pero a Dios no se le puede engañar. Por lo tanto, las acciones de una persona deben ser sinceras, y esa sinceridad puede derivarse de una verdadera comprensión de la ilaha il’lal’lah.

No se puede entrar en el Paraíso por la mera pronunciación del Credo

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as) quien dijo que si todo lo que se requería era la mera pronunciación de la ilaha il’lal’lah era suficiente para entrar a una persona en el Paraíso, entonces no habría necesidad de acción y Dios no lo quiera, la Sharia sería en vano. Sin embargo, no es así. Más bien, sin acción y aplicación, uno no puede entrar en el Paraíso. Hasta que uno no encarne los requisitos asociados con la ilaha il’lal’lah no alcanzará el éxito de ninguna forma. Además, si uno acepta que todas las dificultades son por el bien de Dios y que Él ayuda a Sus siervos, entonces nada les preocupará ni les causará angustia debido a su confianza y creencia en Dios. Este fue el método adoptado por los Compañeros.

Erradicación de las formas sutiles del Shirk

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as), quien dijo que no basta con evitar la adoración de ídolos. De hecho, hay otras formas ocultas de adorar cosas. El Sagrado Corán señala que uno puede adorar sus propios deseos sin saberlo. La ilaha il’lal’lah refuta no sólo a los ídolos, sino a todas las demás formas de adoración y cosas que la gente pueda asociar como iguales a Dios, ya sean ocultas o aparentes. Por ejemplo, quien depende únicamente de medios aparentes también comete shirk. También hay quienes se consideran tan cultos y educados que sus pensamientos e ideas se convierten en el objeto de su adoración. Tales cosas no pueden erradicarse sin la gracia de Dios. La verdadera valentía consiste en evitar toda forma de asociación con Dios y dirigirse únicamente a Al’lah el Todopoderoso.

Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que los miembros de su comunidad proclaman su creencia en la unidad de Dios, pero no tienen una creencia verdadera. Aquellos que usurpan los derechos de los demás, son injustos o no evitan otros males no pueden ser considerados creyentes en la unidad de Dios, pues quien tiene esta creencia ciertamente produce un cambio positivo en su interior. Sólo cuando se erradican los ídolos interiores del orgullo, la arrogancia, la enemistad, los celos, el odio, la hipocresía, la deshonestidad, etc., se puede ser verdaderamente un creyente en la unidad de Dios.

Su Santidad (aba) dijo que durante el mes de Ramadán, debemos esforzarnos por eliminar estos ídolos interiores para que podamos estar entre los que verdaderamente creen en la ilaha il’lal’lah.

Su Santidad (aba) rezó para que en los días restantes de Ramadán, seamos aquellos que nos limpiamos de estas impurezas interiores a través del esfuerzo y la oración. Que permanezcamos a salvo de todo tipo de shirk oculto y erradiquemos toda forma de ídolos. Que Dios sea el Único al que adoramos, nuestro único deseo y amado. Que comprendamos la realidad de la ilaha il’lal’lah y que cuando proclamemos que Muhammad (sa) es el Mensajero de Al’lah, mantengamos ante nosotros su ejemplo prístino. Todo esto no puede lograrse sin la gracia de Dios, por la que debemos esforzarnos física y espiritualmente.

El verdadero significado de la Noche del Destino

Su Santidad (aba) dijo que en los últimos diez días de Ramadán hablamos de la Noche del Destino – esto sólo puede lograrse cuando cada una de nuestras palabras y acciones están dedicadas a Dios y este es el caso para el resto de nuestras vidas. Esta es la verdadera y eterna señal de haber alcanzado la Noche del Destino. El verdadero signo de haber alcanzado la Noche del Destino es el impacto y el cambio que produce en el corazón de una persona. Otros signos como ver la luz, oír la lluvia u oler una dulce fragancia son todos temporales, mientras que una revolución en el corazón es una manifestación permanente de la Noche del Destino.

Su Santidad (aba) dijo que en algunos lugares se han hecho arreglos para oraciones especiales durante tres días a la luz de su declaración anterior de que si todos rezáramos colectivamente durante tres días entonces se manifestaría la gracia especial de Dios. Su Santidad (aba) dijo que si se han dispuesto estos tres días para las oraciones, sólo para volver a nuestros estados anteriores y olvidarnos del verdadero propósito de la ilaha il’lal’lah, entonces recuerda que Al’lah conoce las condiciones de nuestros corazones e intenciones. Si estos días están siendo establecidos por el bien de alcanzar la complacencia de Al’lah, entonces debe ser con el juramento de que traerán un cambio duradero en nuestras vidas. En este caso, Al’lah el Todopoderoso manifestará Su especial ayuda y gracia para liberarnos de las crueldades impuestas por los enemigos. Su Santidad (aba) también recordó que también dijo que esto sólo ocurriría cuando cada miembro de la Comunidad reformara su condición. Por lo tanto, debe recordarse que si esto no sucede, los que llevan a cabo estos programas no deben quejarse de que Dios no escuchó sus oraciones. De hecho, Dios informó al Mesías Prometido (as) de que le ayudaría con Su ayuda y gracia especiales. Si hacemos de Dios nuestro verdadero y único deseo, propósito y el Único al que adoramos, entonces esta revolución puede llegar incluso antes. Por lo tanto, debemos jurar cambiar permanentemente nuestras condiciones. El Santo Profeta (sa) dijo que los últimos diez días de Ramadán son para la salvación del fuego como también dijo que aquel que proclama que no hay más dios que Al’lah. Esto nos indica claramente que nada de esto puede lograrse sin acciones verdaderas y sinceras. Cada una de nuestras acciones debe reflejar la ilaha il’lal’lah. Su Santidad rezó para que Al’lah el Todopoderoso nos permita vivir nuestras vidas de esta manera.

Su Santidad (aba) también instó a rezar por el estado general del mundo, para que Al’lah tenga piedad y conceda Sus bendiciones a la humanidad.

Resumen preparado por The Review of Religions

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