SOBRE EL AUTOR
Nacido en 1835 en Qadian (India), Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, el Mesías y Mahdi Prometidoas, dedicó su vida al estudio del Sagrado Corán, a la oración y a la devoción. Al observar que el islam era el blanco de ataques indecentes desde todas las direcciones, que la suerte de los musulmanes se hallaba en decadencia, y que la fe cedía ante la duda y la superficialidad de la religión, emprendió la tarea de defender y divulgar el islam.
En su vasta colección de escritos (entre los que se incluye su obra magna Brahin-e-Ahmadiyya), conferencias, discursos y debates religiosos, argumentó que el islam era una fe viva; y la única fe mediante la cual el hombre puede ponerse en contacto con su Creador y lograr la comunión con Él. Las enseñanzas contenidas en el Sagrado Corán, y la ley promulgada por el islam fueron diseñadas para llevar al hombre a la perfección moral, intelectual y espiritual.
Anunció que Dios le había elegido como el Mesías y Mahdi, de acuerdo con lo mencionado en las profecías de la Biblia, del Sagrado Corán y los Hadices. En 1889 empezó a aceptar el pacto de iniciación en su comunidad, la cual se encuentra hoy establecida en 220 países. La mayoría de sus ochenta libros están escritos en lengua urdu, pero algunos también están escritos en árabe y persa.
NOTA DE LOS EDITORES
Mi’yarul Mazahib (escrito por el Mesías Prometidoas y publicado en 1895), hace una comparación detallada de las principales religiones del mundo, desde el punto de vista de la razón y la naturaleza humana. Explica en detalle la razón por la que otras religiones, sobre todo el cristianismo y el hinduismo, no presentan a Dios Perfecto y Omnipotente como lo presenta el islam. El Mesías Prometidoas dice:
La comprensión de Dios en el islam es muy simple y clara, y va en armonía con la naturaleza humana. Incluso si desaparecieran los libros de todas las demás religiones, así como todas sus enseñanzas y conceptos, Dios —hacia quien conduce el Sagrado Corán—seguiría reflejándose claramente en el espejo de las leyes de la naturaleza, y Su Poder y Sabiduría brillaría en cada partícula.
Se ha de tener en cuenta que las palabras en el texto entre paréntesis () y entre guiones largos son las palabras del Mesías Prometidoas. Si el traductor agrega alguna palabra o frase explicativa con el propósito de aclarar, va colocada entre corchetes [].
El nombre de Muhammadsa, el Santo Profeta del Islam, es acompañado en el texto por el símbolo sa, el cual es una abreviación del saludo Sal’la’lahu ‘Alaihi Wasal’lam (que la paz y las bendiciones de Al’lah sean con él).
Los nombres de otros Profetas y mensajeros son seguidos por el símbolo as, como abreviación de ‘Alaihissalam (la paz sea con él/ellos). Estas salutaciones no han sido generalmente expuestas en su totalidad, pero deben entenderse como repetidos en su totalidad para cada caso.
El símbolo ra es usado para el nombre de los compañeros del Santo Profetasa y los del Mesías Prometidoas. Dicho símbolo representa Radi Al’lahu ‘anhu/‘anha/‘anhum (que Al’lah esté complacido con él, ella o ellos). rh representa Rahimahul’lahu Ta‘ala (que Al’lah tenga misericordia de él). at representa Ayyadahul-lahu Ta‘ala (que Al’lah, el Poderoso, le ayude).
No hemos traducido palabras árabes que forman parte del uso del idioma español, como Islam, Corán, Mahdi, Hégira, Ramadán, Hadiz, etcétera.
EL CRITERIO DE LAS RELIGIONES:
UN ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS RELIGIONES SOBRE LA BASE DEL CRITERIO NATURAL,
Y ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LA BENEVOLENCIA DEL GOBIERNO BRITÁNICO
En mi opinión, nadie puede tener una mejor oportunidad de evaluar y juzgar la verdad de una religión y de diferenciar entre el bien y el mal que la gente de nuestra tierra, el Punjab y la India. La primera bendición de Dios Altísimo a este respecto es que nuestro país está bajo el gobierno británico. De hecho, sería una ingratitud extrema por nuestra parte no estar agradecidos desde lo más profundo de nuestros corazones a este benevolente gobierno. En virtud de su bendita presencia, se nos ha otorgado la oportunidad de propagar el islam –algo que ni siquiera un rey ha podido disfrutar antes que nosotros–, porque este gobierno, amigo del conocimiento, nos permite una libertad de expresión que no se encuentra en ningún otro gobierno existente. ¿No es extraño que, mientras que tenemos la libertad de predicar el islam en las calles de Londres, no podamos hacerlo igualmente en la Sagrada Meca? Este Gobierno no solo ha dado libertad a todo el mundo para publicar libros y predicar la religión, sino que también se ha encargado de ayudar a todas las sectas difundiendo entre ellas el conocimiento de la ciencia y el arte, y, a través de la educación y la formación, ha abierto los ojos de un mundo entero. Además de este favor, que en sí mismo no es poco, este gobierno benefactor protege nuestras vidas, honor y propiedad con toda sinceridad, en la medida de sus posibilidades. También nos favorece con una libertad que muchos de nuestros predecesores, verdaderos simpatizantes de la humanidad, anhelaron sin poder llegar a ver. Otro favor del gobierno, de aún mayor envergadura, es su deseo de transformar a los salvajes y mal llamados humanos en personas sabias y eruditas a través de las diferentes disciplinas de la educación. Podemos comprobar que, gracias a los esfuerzos sostenidos por parte de este gobierno, aquellos que vivían casi como animales y bestias, ahora muestran algo de humanidad, conocimiento y comprensión. Como resultado, la mayoría de las mentes y los corazones irradian ahora la luz que se obtiene al adquirir el conocimiento. Es como si la expansión de la información hubiera cambiado al mundo de repente. Sin embargo, así como la luz puede atravesar un cristal, mientras que el agua no puede, de igual forma la luz del conocimiento ha penetrado en los corazones y las mentes, pero el agua pura de la sinceridad, orientada a la verdad, aún no ha entrado en los corazones de las personas, para nutrir la planta del alma y producir un buen fruto. Sin embargo, el gobierno no tiene la culpa. El hecho es que las condiciones que inspiran la verdadera espiritualidad son extremadamente raras o completamente inexistentes. Curiosamente, con el progreso del conocimiento, también parecen ir en aumento la astucia y el engaño, y los buscadores de la verdad se enfrentan a dudas abrumadoras. La sencillez de la fe casi ha desaparecido, y el pensamiento filosófico, que no va unido al conocimiento religioso, ejerce tal influencia venenosa en las personas recién formadas, que las empuja hacia el ateísmo. La verdad es que es sumamente difícil para la gente escapar de esta influencia sin la ayuda del conocimiento religioso. ¡Ay de las personas que han sido abandonadas a la merced de estos colegios y escuelas sin tener conocimiento alguno de las verdades religiosas! Podemos decir, efectivamente, que este gobierno valiente, que es sumamente comprensivo con la humanidad, ha limpiado con sus propias manos el páramo de los corazones de nuestro pueblo y eliminado los arbustos, matorrales silvestres y todo tipo de malas hierbas que habían cubierto la tierra al haber aumentado en espesor y altura. Ahora ha llegado, naturalmente, el momento en que se siembre la semilla de la verdad en esta tierra y se riegue con el agua celestial. Ciertamente, afortunados son aquellos que se han acercado a esta lluvia celestial con la ayuda de este bendito gobierno. Los musulmanes deben considerar la presencia de este gobierno como un regalo de Dios, y tratar de obedecerlo sinceramente, con el objetivo de constituir un ejemplo para los demás.
¿Acaso la recompensa de un favor no es otro favor? ¿No es obligatorio devolver la bondad con bondad? Todos deberían reflexionar sobre esto y mostrar su bondad innata. La Sharía islámica no nos enseña a pasar por alto los derechos ajenos ni a desperdiciar sus favores. Por lo tanto, no con hipocresía, sino con sinceridad, es preciso obedecer a este benevolente gobierno, pues Dios lo ha establecido como el primer y principal medio para difundir la luz de nuestra fe.
El segundo medio disponible en nuestro país para evaluar la verdad de las religiones es la profusión de las imprentas, ya que los libros que yacían enterrados bajo tierra han vuelto a cobrar vida a través de ellas. Tanto es así, que incluso los Vedas de los hindúes han sido publicados en páginas nuevas. En otras palabras, han renacido de nuevo, dejando expuestos los cuentos inventados por los necios y la gente ordinaria.
El tercer medio es la apertura de los canales de comunicación, el establecimiento de un sistema postal eficaz y el transporte de libros desde países lejanos a nuestra tierra y viceversa. Todos estos medios, que, por la gracia de Dios, ahora están disponibles en nuestro país y de los que nos beneficiamos con plena libertad, son fundamentales para la búsqueda de la verdad. Todos estos beneficios los hemos recibido a través de este gobierno amable y bien intencionado, y oramos por él desde el fondo de nuestro corazón.
Cabe preguntarse, ¿por qué un gobierno tan civilizado y sabio se asocia con una religión que deifica al hombre y resta valor a la gloria evidente, eterna e inmutable del Dios verdadero? La respuesta a esta pregunta solo puede ser que -desgraciadamente- los monarcas y los reyes están tan preocupados por la gestión de los asuntos de Estado que emplean en ello todas sus facultades de pensamiento y reflexión. La preocupación por los intereses nacionales no les permite prestar atención a los asuntos del Más Allá. Por lo tanto, la dedicación continua e implacable a las ocupaciones mundanas socava el espíritu de reconocimiento del Altísimo y la búsqueda la verdad. Sin embargo, tengo la esperanza de que Él guíe a este gobierno valiente hacia el camino correcto. Nuestra oración por este gobierno es tanto para su prosperidad mundana como para la del Más Allá. Por tanto, no debería extrañarnos que seamos testigos del efecto de esta oración.
En la actualidad, en que se hallan disponibles tantos medios para distinguir la verdad de la falsedad, tres religiones importantes de nuestro país se enfrentan entre sí. Cada seguidor de estas tres religiones afirma que su fe es la única correcta y verdadera; pero, curiosamente, ninguno de ellos se inclina a confesar que su fe no se basa en los principios de la verdad. No puedo creer que los corazones de nuestros oponentes puedan estar, siquiera por un momento, de acuerdo con las afirmaciones que hacen con sus lenguas. El sello distintivo de una religión verdadera es que, incluso antes de presentar argumentos a su favor, es tan brillante y resplandeciente en su propia esencia, que todas las demás religiones parecen estar envueltas en la oscuridad en comparación suya. Una persona sabia solo puede comprender claramente este argumento cuando se concentra en la esencia de una determinada religión, dejando de lado todos los argumentos engañosos que se ofrecen a su favor. Es decir, cuando, al comparar las diferentes creencias en función de su enfoque del reconocimiento de Dios y eliminar todos los argumentos extraños a favor de un dogma religioso concreto, llega a reconocer la religión que posee la luz intrínseca de la verdad, que tiene la capacidad de atraer hacia sí a los corazones simplemente por su manera de reconocer lo divino. En este contexto, ya he hablado de tres religiones, a saber, los arios, el cristianismo y el islam. Si queremos presentar la verdadera imagen de estas tres religiones, sería como sigue:
La religión aria tiene un “Dios” cuya divinidad es incapaz de funcionar independientemente basándose en su poder y fuerza inherentes, ya que todas sus esperanzas se centran en unos seres que no son de su propia creación. No es posible que el hombre pueda abarcar la magnitud de los poderes del Dios Verdadero. Sin embargo, los poderes del dios de los arios se pueden contar con las yemas de los dedos. Es un Parmeshwar [dios] de tan escasos recursos, que los límites de todos Sus poderes ya han quedado definidos, y lo máximo que se podría decir a Su favor sería que, al igual que un albañil, sólo puede unir las cosas que son coeternas con Él. Pero ante la pregunta de si Él personalmente contribuye en algo, la respuesta sería negativa. Por lo tanto, el máximo alcance de Su poder consiste únicamente en unir las almas existentes y las diminutas partículas materiales que son tan eternas y necesarias como Su propio ser y sobre cuya creación no tiene ninguna influencia. Es, por lo tanto, difícil de explicar por qué tales entidades eternas necesitan un Parmeshwar, ya que ellas mismas y todas sus características son auto-existentes. Además, su capacidad para combinarse entre sí también es innata, y su atracción mutua ha existido desde la eternidad. Igualmente, todas sus características, resultantes de su síntesis, son auto-existentes. No es posible entender cómo se puede justificar la existencia de un Parmeshwar tan defectuoso e impotente. ¿Hay algo que lo distinga de todo lo demás, excepto que sea más listo e inteligente? No hay duda de que el Parmeshwar de los arios carece de los poderes infinitos que son el sello de la perfección divina. Por desgracia, este Parmeshwar imaginario no alcanza la perfección absoluta que es necesaria para la plena manifestación de la gloria divina. Otra desgracia es que, excepto a través de unas pocas páginas de los Vedas, no existe ningún medio para reconocerlo a través de las leyes de la naturaleza, pues si resulta ser cierto que las almas y las partículas materiales, junto con todas sus propiedades, atracciones, características, intelectos, conocimiento y conciencia son auto-existentes, entonces el sentido común no ve la necesidad de que ningún ser externo las reúna. La razón es que, en tal caso, sería imposible explicar por qué las cosas —que se han creado por sí mismas desde toda la eternidad, y que contienen dentro de sí mismas las características necesarias para su conexión mutua— requieren de algún ser externo que las reúna, cuando ni siquiera necesitan al Parmeshwar para su propia existencia, sus facultades o sus características. El hecho es que unir almas y cuerpos materiales a sus cualidades es también una especie de síntesis. Por tanto, queda claro que, al igual que estas entidades eternas no requieren de ningún creador para su existencia o para sus propiedades, de la misma manera no necesitan ningún ensamblador para combinarlas entre sí. Sería el colmo de la insensatez admitir que tales entidades no necesitan ningún ser externo para su existencia, sus características y su conexión mutua, y afirmar, al mismo tiempo, que algunas de tales entidades sí que necesitan un ser externo para combinarlas. Esta afirmación carece de justificación alguna. Por lo tanto, a la vista de esta doctrina, se hace sumamente difícil demostrar la existencia misma de Parmeshwar. Nadie es más desafortunado que el que confía en tal Parmeshwar, el cual, a causa de Su poder limitado, ni siquiera tiene medios suficientes para demostrar su propia existencia.
¡Estos son los poderes divinos del Parmeshwar de los hindúes! En cuanto a sus cualidades morales, al parecer su condición es incluso inferior a la de los humanos. Sabemos que una persona de buen corazón perdona una y otra vez a los transgresores que piden perdón con humildad y contrición. Y muchas veces, debido a su naturaleza generosa, muestra amabilidad incluso a aquellos que no la merecen. Pero los arios confiesan que su Parmeshwar está desprovisto de estas dos cualidades morales. En su opinión, cada pecado es la causa de millones de reencarnaciones, y no hay posibilidad de liberación hasta que un pecador no haya recibido el castigo completo, pasando por innumerables reencarnaciones. Además, según su creencia, es completamente inútil esperar que el arrepentimiento, la contrición y la búsqueda del perdón salven a una persona de la reencarnación, o que su vuelta a la verdad le libre del castigo de sus errores pasados, ya sea de palabra o de hecho. Al contrario, es inevitable que la persona pase por innumerables reencarnaciones, sin que haya forma de evitarlas. Además, el Parmeshwar no concede el perdón en base a su gracia o generosidad, y cualquier cosa agradable o cualquier recompensa que se otorga al hombre o al animal es solo el fruto de alguna encarnación previa. Es una lástima que, aunque los arios estén tan orgullosos de los principios védicos, esta falsa enseñanza no haya sido capaz de someter a su conciencia. En mis frecuentes reuniones con algunos miembros de esta secta he observado a menudo que, al igual que los arios se sienten mortificados por la mera mención del Neug[El Neug forma una parte integral de las enseñanzas de los arios, una secta del hinduismo. Según esta doctrina, si el marido de una mujer está ausente o es estéril, es obligatorio que ella tenga relaciones sexuales extramatrimoniales para tener descendencia. [Editores]] , también se sienten muy avergonzados cuando se les pregunta por qué los poderes divinos y morales del Parmeshwar son tan limitados que ni siquiera Su divinidad es demostrable a través de la razón, y, en consecuencia, los desafortunados arios han sido privados de la salvación eterna. La quintaesencia y la verdad sobre el Parmeshwar de los hindúes es que, en lo que respecta a sus poderes divinos y morales, es extremadamente débil y digno de compasión. Tal vez esta es la razón por la cual, en los Vedas, la adoración del Parmeshwar se ha dejado de lado, y se ha hecho énfasis en la adoración del fuego, el aire, la luna, el sol y el agua, y se busca de estos objetos toda recompensa y favor. Constituye un grave error que los arios confíen en su Parmeshwar, ya que no puede dirigirlos a ninguna parte, al no poseer él ningún poder y vivir una vida de frustración. Lo que he escrito debería ser suficiente para que cualquier persona pueda visualizar la verdadera imagen del Parmeshwar de los hindúes.
A continuación, está el cristianismo, cuyos seguidores proclaman con mucha exageración que su “Dios”, al que llaman Jesucristo, es el verdadero Dios. Este es el perfil del “Dios” de los cristianos: era un israelita nacido de María, hija de Jacob, y partió de este mundo transitorio a la edad de treinta y dos años. Cuando reflexionamos sobre cómo, en el momento de su arresto, no pudo alcanzar su deseo a pesar de orar toda la noche, y sobre la ignominia con la que fue detenido, y en el modo en que, según dicen los cristianos, fue arrastrado hasta la cruz y murió gritando: “Eli, Eli”[Eli, Eli, ¿Lema Sabactani? Es decir, ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Mateo, 27:46 [Editores]] , sentimos un escalofrío repentino: ¿Cómo podemos denominar a tal persona Todopoderoso cuando su oración no fue aceptada por Dios, y, después de ser continuamente golpeado y acosado, encontró su muerte en un estado de fracaso y frustración? Imaginad el espectáculo de Jesucristo siendo enviado a Herodes después de permanecer en cautiverio en la corte de Pilatos. ¿Es propio de la gloria divina ser arrestado, esposado, encadenado, y después ser enviado a Galilea bajo la custodia de unos cuantos soldados, sufriendo sus reprimendas y pasando de una prisión a otra en semejante ignominia? Pilatos estaba dispuesto a liberarle si tan sólo conseguía mostrar un milagro, pero no pudo mostrar ninguno. Así que Pilatos no tuvo más remedio que enviarlo de nuevo a la cárcel y entregarlo a los judíos, que no perdieron el tiempo en eliminarle.
Los lectores pueden ahora juzgar por sí mismos si estos son los signos del verdadero Dios. ¿Puede alguna conciencia pura aceptar que el Creador del cielo y de la tierra, que es Omnipotente y posee poderes ilimitados, termine en tal estado de desgracia, debilidad y miseria que sea pisoteado por los malhechores? Si alguien adora a tal “Dios” y confía en él, es asunto suyo. Pero la verdad es que, si se compara al Dios de los cristianos con el Parmeshwar de los arios, y se sopesa su poder y su fuerza, sería muy deficiente en comparación suya, pues, aunque el supuesto Parmeshwar de los arios no tiene poder para crear nada, aun así, dicen que al menos tiene el poder de combinar cosas que ya existen. Pero, el Jesús de los cristianos no pudo demostrar ni siquiera este poder cuando los judíos lo pusieron en la cruz y dijeron: “Si ahora te salvas, te creeremos”. Y ni tan siquiera pudo salvarse a sí mismo, aunque no era una gran tarea; todo lo que tenía que hacer era combinar su espíritu con su cuerpo. El pobre hombre no pudo hacer ni siquiera eso. Después, sus apologistas inventaron la historia de que fue resucitado en el sepulcro. Desafortunadamente, no se dieron cuenta de que los judíos querían que volviera a la vida ante sus propios ojos. Puesto que no fue capaz de resucitar delante de ellos, ni de reunirse con ellos después de su resurrección del sepulcro, ¿qué prueba hay para los judíos, o cualquier investigador, de que realmente volviera a la vida? En ausencia de tal evidencia, incluso si se asumiera que el cadáver desapareció de alguna manera del sepulcro, esto no demostraría que hubiera vuelto realmente a la vida. Como mucho sería razonable afirmar con cierto grado de certeza que alguien que deseaba mostrar un milagro debió haberse llevado el cuerpo sigilosamente. Ha habido mucha gente en este mundo cuyos seguidores creen que sus cadáveres han desaparecido y que se han ido al cielo junto con sus cuerpos. ¿Aceptarían los cristianos que pudo haber sido así? Mirad lo que ocurrió con Baba Nanak Sahib. Un millón setecientos mil sikhs creen unánimemente que subió al cielo con su cuerpo físico tras su muerte. Esta creencia no sólo es unánime, sino que está registrada en libros auténticos, que se remontan a la época del suceso. Entonces, ¿aceptarán los cristianos que Baba Nanak Sahib ha ido realmente al cielo con su cuerpo terrenal? Lo triste es que los cristianos no dudan en invocar a la razón respecto a otras personas, pero no permiten que se aplique para nada a sus propias sandeces. Si los cristianos quisieran ser justos, deberían entender que los argumentos de los sikhs sobre la desaparición del cuerpo de Baba Nanak Sahib y su subida al cielo con su cuerpo físico son más convincentes y dignos de atención que sus propias mentiras doradas, y son, sin duda, más potentes que los llamados argumentos de los Evangelios, ya que fueron registrados simultáneamente en el Yanam Sakhi de Bala, mientras que los Evangelios se escribieron muchos años después de la época de Jesús. El incidente de Baba Nanak Sahib cuenta con otra ventaja: el poder milagroso atribuido a Jesús parece un intento, por parte de los discípulos, de ocultar el sufrimiento que tuvieron que padecer ante los judíos. Después de arrastrar a Jesús hasta la cruz, los judíos querían que les mostrara un milagro descendiendo vivo de la cruz, y en tal caso, creerían en él. Pero dado que Jesús no pudo hacerlo, sus discípulos se sintieron muy avergonzados y quedaron en ridículo ante los judíos. Por tanto, para ocultar su vergüenza tuvieron que recurrir a cierta argucia que les ayudara a escapar del escarnio, del ridículo y de la mofa de los inicuos. Por ello, es bastante razonable pensar que pudieran haber tramado este engaño con el fin de borrar este estigma de sus rostros, y pudieran haber llevado el cuerpo de Jesús de una tumba a otra, al abrigo de la noche —de lo que precisamente habían sido acusados—y posteriormente, siendo los únicos testigos de su propia declaración, hubieran comenzado a difundir la noticia de que Jesús se había levantado de entre los muertos, tal y como los judíos habían revindicado y, que había ido inmediatamente al cielo. Los sikhs, por el contrario, no tuvieron que hacer frente a estas dificultades con el fallecimiento de Baba Nanak. Ningún adversario les acusó nunca de semejante artimaña, ni tuvieron que recurrir al engaño. Tampoco nadie declaró —como hicieron los judíos en el caso de Jesúsas— que el cuerpo había sido robado. Hubiera resultado más convincente que los cristianos hubieran mantenido esa creencia sobre Baba Nanak Sahib en lugar de Jesús. Mantener esa creencia acerca de Jesús es un artificio y huele a mentira.
Una última excusa que se presenta para justificar el sufrimiento y la crucifixión de Jesús es que, siendo “Dios”, fue crucificado para que su muerte pudiera redimir a los pecadores. La posibilidad de que Dios también pueda morir es otra invención de los cristianos, a pesar de que lo resucitaron y lo elevaron al trono. Hasta la fecha, tienen la falsa noción de que volverá a este mundo para juzgar y, que el cuerpo que le fue dado después de su muerte permanecerá con él, en calidad de divino, para siempre. Pero este “Dios” encarnado de los cristianos que, según ellos, ya ha probado la muerte una vez, y está formado de sangre, carne, huesos y todos los demás órganos, no es diferente de los Avatares de los hindúes que hoy en día están siendo alegremente repudiados por los arios. La única diferencia es que mientras que el “dios” cristiano nació solo una sola vez del vientre de María, hija de Jacob, el dios hindú Vishnu, con el fin de protegerse de los pecados del mundo, se permitió cargar con el estigma del nacimiento hasta nueve veces. Pero el episodio del octavo nacimiento, como se relata, es de particular interés. Se dice que cuando la tierra estaba dominada por los malvados, Vishnu nació del vientre de una virgen, a media noche, como un Avatar, y liberó a las personas de los pecados que predominaban en el mundo. Aunque esta historia se adapta al gusto cristiano, los hindúes fueron más prudentes, porque, a diferencia de los cristianos, no crucificaron a sus Avatares, ni los consideraron malditos. Hay ciertos indicios en el Sagrado Corán que indican claramente que los brahmanes de la antigua India fueron los primeros que inventaron el concepto de deificación de un ser humano. Posteriormente, los griegos tomaron prestadas estas creencias de los hindúes. Finalmente, a los cristianos les tocó el turno de atiborrarse de la inmundicia de esta detestable creencia, sostenida por estos dos primeros pueblos. Sin embargo, a los hindúes se les ocurrió otra idea fantástica que no se les había ocurrido a los cristianos. Los hindúes consideran que, según la antigua ley del Dios Eterno, siempre que el mundo se llenaba de pecado, la única estratagema en la que su Parmeshwar podía pensar era nacer en este mundo para redimir a la humanidad. Esto no ha ocurrido una vez, sino siempre que ha surgido la necesidad. Los cristianos, por otro lado, —aunque creen que Dios es eterno y que Su existencia no tiene principio, por mucho que retrocedamos en el tiempo, y que Él ha sido el Creador y Señor de los mundos desde la eternidad— al menos, no creen que Él haya estado crucificando eternamente a Sus queridos hijos por el bien de la humanidad. En su lugar dicen que no fue hasta hace poco que se le ocurrió esta argucia y, que el anciano padre solo ha pensado ahora en salvar a otros del castigo, haciendo que Su hijo sea crucificado. Está claro que, si se acepta que Dios es eterno e infinito, también se debe aceptar que la creación de Dios siempre ha existido de un modo u otro, y que, debido a la manifestación eterna de los atributos eternos de Dios, a veces, un universo entero desaparece hacia el ámbito de la inexistencia, y otras veces, un universo emerge en lugar de otro. Además, nadie puede contar cuántos universos se ha llevado Dios de este mundo y los ha reemplazado por otros. Dios Altísimo, de hecho, señala a este universo eterno que ha existido desde siempre cuando dice en el Sagrado Corán que, antes de crear a Adán, creó a los Yinn. A pesar de las pruebas patentes de que el universo debe ser de naturaleza eterna, los cristianos aún no han sido capaces de producir un listado que muestre el número de veces que el “Hijo de Dios” fue colocado en la cruz en los incontables universos, aislados unos de otros. De acuerdo con los principios de la fe cristiana, es evidente que nadie, excepto el Hijo de Dios, está libre de pecado. Nos gustaría saber qué medidas se tomaron para la salvación de las criaturas que vivieron antes de la época de nuestro propio Adán, y que no tenían ninguna conexión con la raza humana actual. ¿Fue este mismo Hijo el que fue crucificado una y otra vez para su salvación, o fue algún otro hijo el que aceptó la cruz por el bien de las creaciones anteriores?
A mi juicio, creo que si no puede haber redención sin crucifixión, entonces el Dios de los cristianos debió haber tenido innumerables hijos que de vez en cuando habrían sido útiles en tales esfuerzos, y cada uno de ellos debió haber sido crucificado a su debido tiempo. Por tanto, sería inútil esperar algo bueno de un Dios cuyos propios hijos jóvenes morían continuamente.
Durante el debate en Amritsar también planteé la siguiente pregunta. Los cristianos afirman que su “Dios” no desea que nadie muera en el pecado. Por lo tanto, que nos digan qué planes ha hecho este “Dios” para la salvación de los espíritus malignos mencionados en los Evangelios.3
- Nota: Podemos extraer de las enseñanzas del islam que incluso los demonios pueden convertirse en creyentes. Por eso, nuestro señor y maestro el Santo Profetasa dijo: “Mi Satanás se ha hecho musulmán”. En otras palabras, todo ser humano está acompañado de un demonio. El demonio del que es puro y santo, se hace creyente. Pero es una lástima que el demonio de Jesús no creyera. Al contrario, planeó engañar a Jesús y, llevándolo a una montaña, le mostró todos los reinos del mundo, asegurándole que le daría todas estas cosas si le adoraba. De hecho, estas palabras del demonio contenían una gran profecía, y también eran un indicador de que cuando el pueblo cristiano se postrara ante él, le daría todos los reinos y riquezas del mundo. Y así sucedió: no es sorprendente que aquellos que decían que su maestro era Dios y sin embargo, seguían a Satanás, —es decir, estaban de acuerdo con él—acabaran postrándose ante Satanás. En resumen, las riquezas y los reinos cristianos son el resultado de su postración ante Satanás. Está claro que, de acuerdo para sacrificar su vida por los pecados de los demonios o para impedirlos pecar? Si no se diseñó ese plan, quedaría demostrado que el “Dios” de los cristianos siempre se ha complacido en quemar a los demonios,—los cuales, según la creencia cristiana, superan en número incluso a los hijos de Adán— en el fuego eterno del infierno. Como tal hijo nunca ha existido, los cristianos se ven obligados a admitir que su “Dios” creó a los demonios solo para el infierno. Por tanto, desde que han declarado al hijo de María como “Dios”, los pobres cristianos se encuentran con todo tipo de problemas. No creo que pase un solo día sin que sus propias almas miren a esta creencia con desprecio. Otra dificultad a la que se enfrentan es que, tras la investigación, no es posible determinar la causa final por la que fue crucificado, ni tampoco si su crucifixión cumplió algún propósito útil, por lo que solo puede haber dos posibilidades: La primera es que la razón primordial de la crucifixión del “Hijo”, fuese alentar a sus seguidores a cometer pecados y a difundir libremente el pecado, la impiedad y todo tipo de maldad con la ayuda de la Expiación. Esta posición es obviamente insostenible por ser propia de Satanás, y no creo que nadie en el mundo opte por este camino pecaminoso, o considere piadoso al fundador de una fe que ha instigado al hombre común a caer en el con la promesa satánica, los reinos del mundo fueron entregados a los cristianos solo después de que se postrasen ante él. [Autor]
¿Acaso vino al mundo algún hijo de Dios pecado. La experiencia demuestra que estas creencias solo las mantienen aquellos que están privados de la verdadera fe y moralidad, y desean, por sus propios motivos egoístas, arrojar también a otras personas a una vida de pecado. De hecho, serían como los adivinos ambulantes que atraen y engañan a los transeúntes y, cobrando una ínfima suma, tranquilizan a los pobres ingenuos con un tono reconfortante diciéndoles que la fortuna está a punto de sonreírles. Fingiendo ser verdaderos eruditos, estudian de cerca las líneas de las manos de las personas y sus rasgos faciales, como si buscaran ciertos signos. Tras pasar las páginas de un libro, colocado allí expresamente para este engaño, aseguran al cliente que la gran estrella de su fortuna está a punto de brillar, y que muy probablemente se convertirá en el rey de un país o, al menos, en ministro. Las personas que intentan convertir a una persona en “receptora de los favores divinos”, a pesar de sus impurezas crónicas, son como los alquimistas, que cuando se encuentran con un ingenuo que también resulta ser rico, intentan engañarlo con sus jactancias. Después de hablar un rato de esto y aquello, comienzan a criticar a los alquimistas anteriores llamándolos mentirosos, sinvergüenzas y estafadores, y finalmente terminan diciendo: “¡Caballero! Durante el transcurso de los cincuenta o sesenta años de mi vida, todos los aspirantes a la alquimia con los que me he encontrado eran unos mentirosos, pero mi difunto mentor era un alquimista auténtico. Donó decenas de millones de rupias en caridad, y tuve la suerte de haberle servido durante doce años y fui debidamente recompensado”. Al oír la palabra “recompensa”, el ignorante dice: ‘¡Oh señor! Si es así, Vd. debe haber aprendido la fórmula de la alquimia de su mentor.’ Ante esto, el anciano frunce el ceño y dice un poco enojado: ‘Calla, joven, o de lo contrario se reunirán a mi alrededor miles de personas; estoy tratando de esconderme de la gente.’ Los ignorantes se dejan engañar fácilmente con esta serie de comentarios. La presa queda así atrapada y lista para la matanza. Se lleva a la víctima a un lado y le dice en secreto: ‘Tu buena suerte es la que me ha traído aquí desde miles de millas de distancia. No consigo entender por qué mi duro corazón se ha ablandado por ti.’ Ahora, ¡date prisa! Ve a casa y trae joyas de oro por valor de diez mil rupias, tuyas o prestadas, y se multiplicarán por diez durante la noche. Pero, cuidado, no dejes que nadie sepa de mí. Dales alguna excusa.’ En resumen, tras hacerse con las joyas, esta gente simplemente desaparece, y los ingenuos que esperaban que se les multiplicaran por diez se quedan lamentando su suerte. Esta es la retribución de la codicia, que se lleva a los límites ignorando la ley de la naturaleza. Pero, por lo que he oído, tales estafadores tienen que calificar de estafadores, bandidos, villanos, mentirosos e ignorantes de la fórmula a todos los que les preceden y les suceden. Del mismo modo, parece que los cristianos no son capaces de revindicar su buena fe hasta no haber declarado a todos los santos profetas —de Adánas en adelante— pecadores y malhechores.4*
- ¡Ay de la razón y la comprensión de los cristianos cuyo intento de convertir a Jesús en Dios no sirvió a Jesús para nada! Al contrario, fueron responsables de humillarlo a la vista de los Hubiera sido mejor que hubieran ofrecido limosnas para elevar su alma y rezado por su bienestar en el Más Allá. ¿De qué sirvió deificar a un puñado de polvo? [Autor]
La segunda posible razón por la que este Hijo, digno de compasión, debía ser crucificado es para que aquellos que creen en su crucifixión pudieran ser salvados de todo tipo de pecado y maldad, y no pudieran dar rienda suelta al impulso de sus bajas pasiones. Desafortunadamente, resulta que esta condición atenta igualmente contra la decencia, y es tan manifiestamente falsa como la primera. Si se asume que la fe genuina en la expiación de Jesús tiene la particularidad de convertir en ángel a un verdadero creyente, después de lo cual no cruzaría por su mente ni siquiera el pensamiento del pecado, entonces habría que postular respecto a todos los profetas anteriores, que no creyeron realmente en la crucifixión de Jesús ni en la Expiación, ya que, tal como alegan los cristianos, sobrepasaron todos los límites de la maldad. Algunos de ellos se dedicaron a la adoración de ídolos, mientras que otros cometieron asesinatos ilegales y otros cometieron incesto con sus hijas. El abuelo de Jesús, David, en particular, cometió todo tipo de maldades. Para satisfacer su lujuria hizo matar a un inocente mediante subterfugios, mandó a buscar a su esposa a través de una alcahueta y, emborrachándola, cometió adulterio con ella. Derrochó dinero en placeres inmorales y tuvo hasta cien esposas durante su vida, lo cual, según los cristianos, equivale a adulterio. Curiosamente, el Espíritu Santo continuó descendiendo sobre él todos los días y los Salmos siguieron revelándose con rapidez, y ni el Espíritu Santo ni la creencia en la expiación de Jesús le impidieron cometer inmoralidades, y finalmente murió inmerso en estos vicios. Lo que es aún más extraño es que la Expiación ni siquiera pudo librar a las abuelas maternas y paternas de Jesús del sexo ilícito, a pesar de constituir una tacha para la pureza prístina de la naturaleza de Jesús, especialmente cuando fueron tres el número de abuelas. De esta manera, una abuela materna “venerada” de Jesús que, en cierto modo, también era su abuela paterna, era Rehab, la ramera, es decir, una prostituta. (Ver Josué 2:1) La segunda abuela materna, que, en cierto sentido, también era abuela paterna, se llamaba Tamar. Era una mujer promiscua, semejante a las prostitutas profesionales. (véase Génesis 38:16-30) Otra abuela materna de Jesús, que en cierto sentido también era abuela paterna suya, es conocida con el nombre de Bath-Sheba. No era otra que la “piadosa” que cometió adulterio con David5 (véase Samuel 2-11).
- Nota: Nuestro señor y maestro el Santo Profetasa dice: En la larga línea de mis madres, empezando por mi propia madre y terminando en Eva, nadie en la línea era adúltera o de moral relajada, ni varón alguno de la línea era adúltero o inmoral. Pero según la propia creencia de los cristianos, el nacimiento de su Dios está contaminado con la sangre de tres mujeres adúlteras, y no es un secreto lo que está escrito en la Torá sobre la descendencia de las mujeres adúlteras. [Autor]
Las abuelas maternas y paternas debieron haber sido informadas obviamente de la expiación de Jesús y debieron haber creído en ella, ya que los cristianos creen, por principio, que los primeros profetas y sus seguidores recibieron la misma enseñanza sobre la Expiación y que fueron redimidos solo por esta creencia. Por lo tanto, si supuestamente, la crucifixión de Jesús salva a la persona del pecado, entonces las abuelas maternas y paternas de Jesús debieron haberse librado del adulterio y del sexo ilícito. La conclusión es que ni los profetas, a pesar de creer en el ‘suicidio’ de Jesús (como profesan los cristianos) pudieron librarse de las inmoralidades, ni tampoco las abuelas de Jesús pudieron hacerlo. Esto demuestra de forma concluyente que tal falsa expiación no puede librar a nadie de los deseos carnales, como tampoco pudo librar al propio Jesús. Mirad cómo siguió a Satanás6, a pesar de que no era lo correcto. Tal vez fuera esta la causa por la que se sintió tan llenó de remordimiento cuando alguien lo calificó de “bueno”, que lo detuvo y le dijo: “No me llames bueno”. ¿Cómo podría una persona que acompañó a Satanás atreverse a llamarse a sí mismo bueno? Lo que es cierto es que Jesús, por su propias razones y por otros motivos, evitó llamarse bueno. Por desgracia, hoy en día los cristianos no sólo lo declaran bueno, ¡sino que lo han ensalzado al estatus de Dios! Así pues, la expiación no ha beneficiado ni siquiera a la persona del propio Jesús. Parece que Jesús estaba destinado a caer en el orgullo y la vanidad, que son la raíz de todo mal, ya que después de atribuirse a sí mismo la divinidad, calificó a todos los demás profetas de ladrones, bandidos y gente impura, a pesar de su propia confesión de no ser bueno. Es lamentable que esta excesiva arrogancia arruinara por completo su condición. Ninguna persona decente denigra a los mensajeros divinos anteriores, pero él denominó a los santos profetas de Dios merodeadores y salteadores de caminos. Su lengua siempre está dispuesta a expresar palabras tales como “pecador” y “adúltero”. Nunca habló de nadie con cortesía o respeto. ¡Por qué debería hacerlo! ¿No era él el Hijo de Dios?
- Nota: Los filósofos europeos actuales, a pesar de ser cristianos, no aceptan que Satanás atrajera a Jesús y lo llevara a un monte, porque no creen en la encarnación de Satanás. De hecho, no creen, en absoluto, en la existencia de Satanás. Sin embargo, independientemente de lo que piensen estos filósofos, una objeción ciertamente válida es que, si este episodio hubiera tenido lugar en las montañas habitadas por los judíos y en los caminos que frecuentaban, entonces, ciertamente, muchos otros judíos, aparte de Jesús, habrían visto también a ese particular Satanás. Y sin duda, Satanás no se hubiera parecido a los humanos ordinarios, sino que habría aparecido como una criatura extraña, que probablemente sorprendiera a los espectadores. Así pues, si Jesús hubiera visto realmente a Satanás en estado consciente, es inevitable que miles de judíos lo hubieran hecho también, y se hubiera congregado una multitud. Pero nada de eso ocurrió. Por lo tanto, los investigadores europeos no pueden aceptarlo como un fenómeno objetivo. Por otra parte, debido a estas fantasías absurdas —incluyendo la afirmación de la divinidad de Jesús—aplauden a los Evangelios desde una distancia segura. Recientemente un erudito europeo ha expresado la siguiente opinión sobre los Evangelios de los cristianos: dice que todo lo que se necesita para convencer a una persona sensata de que los Evangelios son la creación de la mente humana –una creación disparatada– es simplemente pedirle que los lea. Este caballero dice, además: “Leed el Evangelio como cualquier otro libro ordinario, quitaos la venda de la reverencia de vuestros ojos, alejad el fantasma del miedo de vuestro corazón y liberad vuestras mentes de las supersticiones. Si estudiáis el Evangelio habiendo hecho todo esto, os sorprenderéis de cómo fuisteis capaces, aunque fuera por un momento, de haber considerado al autor de esta ignorancia e injusticia una persona sabia y piadosa”. Muchos filósofos que conocen bien las ciencias, miran con desdén al Evangelio, y miran con indignación estas enseñanzas impías*, ya que creer en ellas es motivo de gran vergüenza para una persona sensata. Por ejemplo, está la falsa historia del padre que está lleno de ira y quiere destruir a todos y, por otro lado, está el hijo, que es muy benevolente y que evita la insensata ira de su padre hacia el pueblo subiéndose a la Cruz. ¿Cómo pueden los pobres eruditos europeos creer en estos cuentos absurdos? Similar es la ingenuidad de los cristianos por haber dividido a Dios en tres personas: la primera es el ser que siempre preserva la forma humana y cuyo nombre es el “Hijo de Dios”; la segunda es la que siempre conservará la forma de una paloma y cuyo nombre es el “Espíritu Santo”; y la tercera es Aquel a cuya diestra se ha sentado el Hijo. ¿Cómo puede una persona sensata aceptar tal Trinidad? Pero no es menos ridículo a los ojos de los filósofos europeos es el hecho de que Jesús acompañara a Satanás. Solamente después de un gran esfuerzo llegaron a interpretar que estas experiencias fueron producto de la propia mente de Jesús. Pero, al mismo tiempo, también creen que tales pensamientos repulsivos no pueden nacer de una mente sana y equilibrada.
- * Nota: Cuanto más elevado es el nivel que un cristiano adquiere en la filosofía, mayor es su decepción con el Evangelio y el cristianismo. Tanto es así, que una mujer cristiana ha publicado recientemente un folleto repudiando la doctrina cristiana. La condición de los filósofos musulmanes, por otro lado, es totalmente opuesta. –Avicena, que tiene fama de ser el decano de los filósofos, infiel y apóstata– escribe al final de su libro lsharat que, aunque no hay evidencias filosóficas a favor de la resurrección física, sino todo lo contrario, seguimos creyendo en ella porque el Mensajero Verdadero, es decir, el Santo Profetasa, lo ha afirmado. [Autor]
- Muchas personas han aprendido, mediante su investigación personal, que así es como los epilépticos suelen experimentar la presencia de los demonios y, de hecho, así es exactamente como describen sus experiencias. Dicen que Satanás los llevó a tales y cuales lugares y les mostró tales y cuales maravillas. Recuerdo que hace unos treinta y cuatro años, vi en un sueño a Satanás de pie en algún lugar, con un aspecto oscuro y feo. Al principio, se dirigió a mí, pero le di una bofetada y le dije: “¡Apártate, Satanás! No tengo nada que ver contigo”. Después se marchó con otra persona a la que convenció para que le acompañara. Se trataba de una persona que conocía. Entonces me desperté y, el mismo día, o poco tiempo después, la persona que había visto en el sueño, y a la que Satanás se había llevado con él, enfermó de epilepsia. Esto me convenció de que la compañía de Satanás debe interpretarse como una señal del sufrimiento por epilepsia. Por lo tanto, la conclusión más clara y razonable, y este es un punto extremadamente delicado, es que Jesús, en realidad, sufrió de epilepsia. Por eso solía ver tales sueños. El hecho de que los judíos lo acusaran de realizar tales tareas con la ayuda de Belcebú respalda esta opinión y es bastante convincente, ya que Belcebú es el otro nombre de Satanás. La imputación judía también parece correcta y plausible por la razón añadida de que, aunque los poseídos por Satanás y a los que Satanás empieza a amar no se libran de su propia epilepsia, son capaces de curar a los demás de la misma. Como Satanás los ama y no desea separarse de ellos, cumple sus deseos y por su causa libera a los demás de las enfermedades satánicas. Invariablemente estos “hechiceros” son adictos al alcohol y a otros brebajes impuros y también son alcohólicos y glotones de primera categoría. Hace algún tiempo había un hombre que sufría de desmayos, y se dice que tenía la habilidad de exorcizar a los espíritus malignos de otros. Por lo tanto, este episodio de Jesús acompañando a Satanás es una prueba positiva de epilepsia. Tenemos muchos otros argumentos de apoyo, que no necesitan ser comentados en este momento. Confiamos en que los eruditos cristianos que ya apoyan nuestro punto de vista no discrepen del presente argumento. Sin embargo, los sacerdotes desinformados que decidan discrepar, deberán demostrar que el episodio de Jesús acompañando a Satanás tuvo lugar en un estado de plena consciencia* y no fue el resultado de una patología epiléptica o relacionada. Pero deberán proporcionar testigos de confianza que deberán prestar testimonio. Además, el descenso de la paloma y su afirmación: “Tú eres mi hijo amado”, también parece mostrar que realmente fue un ataque de epilepsia lo que causó tales alucinaciones. El hecho es que la paloma es de color blanco, al igual que la flema, característica de la epilepsia. Así, la flema se le apareció en forma de paloma. Y el comentario de la paloma, “tú eres mi hijo”, parece implicar que un epiléptico es, en cierto sentido, el hijo de la epilepsia. De hecho, en medicina, la epilepsia se conoce como Ummus Sibyan, es decir, la madre de los niños. En una ocasión, los cuatro hermanos reales de Jesús presentaron una solicitud al gobierno de su época alegando que Jesús había perdido la cordura y que había que hacer algo con él. En otras palabras, debía ser enviado al calabozo judicial para que recibiera un tratamiento adecuado, de acuerdo con la ley del país. Esta solicitud es otra prueba de que Jesús había perdido la cordura debido a la epilepsia. [Autor]
- La pregunta es, ¿quiénes eran las personas que vieron a Jesús en compañía de Satanás? [Autor]
Cuando observamos el efecto que tuvo la expiación de Jesús en los corazones de sus discípulos, y si abandonaron el pecado después de haber creído en él, lo cierto es que la verdadera piedad pareció haber desaparecido. Aunque ellos ya habían creído, cuando se enteraron de la crucifixión, el resultado fue que Pedro lo maldijo a la cara al ser arrestado, y el resto se dio a la fuga. No quedó ni un ápice de fe en el corazón de ninguno de ellos. Lo que sucedió con la abstinencia del pecado desde entonces hasta hoy, puede confirmarse fácilmente por el testimonio de los propios investigadores europeos. En Europa, según ellos, el sexo ilícito está tan extendido que sólo en Londres nacen cada año miles de niños ilegítimos; y últimamente se han publicado escándalos europeos tan repugnantes que es mejor no comentar el tema. El consumo de alcohol ha aumentado hasta tal punto que, si se colocaran en una fila los comercios de licor, se extenderían a lo largo de varias millas. La gente ha abandonado la adoración y está inmersa en los asuntos y placeres mundanos día y noche. Todos estos hechos demuestran que los que creen en la crucifixión de Jesús no han conseguido abstenerse del pecado.7
- Nota: Si la crucifixión de Jesús fuera un acto voluntario, equivaldría a un suicidio o a una muerte Si fue crucificado contra su voluntad, no podría haber redención. Además, Jesús no podía describirse a sí mismo como bueno, ya que la gente sabía que era un borracho conocido y al parecer esta mala conducta no se manifestó después de su proclamación de divinidad, sino ya desde un principio. Por lo tanto, su reclamo de divinidad sólo puede ser una mala consecuencia del alcoholismo. [Autor]
Al contrario, al igual que un torrente de agua devasta los pueblos de los alrededores tras la ruptura de una presa, así es la difícil situación de los que creen en la Expiación. Sé que a los cristianos no les agrada debatir este punto en profundidad, pues si la expiación de Jesús no consiguió ni siquiera que los profetas —a quienes los ángeles visitaron—se abstuvieran del pecado, ¿cómo es posible que disuada a comerciantes, mercaderes y sacerdotes poco juiciosos de cometer acciones pecaminosas? Esta, en resumen, es la condición del “Dios” de los cristianos.
La tercera religión, en comparación con las dos que hemos discutido anteriormente, es el islam. En el islam, la comprensión de Dios es muy simple y clara, y está en consonancia con la naturaleza humana. Aunque desaparecieran los libros de todas las demás religiones junto con todas sus enseñanzas y conceptos, Dios
—hacia Quien el Sagrado Corán nos guía— seguiría reflejándose claramente en el espejo de las leyes de la naturaleza, y Su poder y sabiduría se manifestaría brillando en cada partícula. En resumen, el Dios del que habla el Sagrado Corán no gobierna Su creación simplemente por la fuerza, sino que, de acuerdo con el versículo coránico:8
- ¿No soy Yo su Señor? Dicen: Sí. (Al-A ‘raf, 7:173) [Editores]
todas y cada una de las partículas, por su propia naturaleza y espíritu, están sometidas a Su mandato. Cada ser siente una atracción que le impulsa a inclinarse a Él, y ni una sola partícula está desprovista de esta atracción. Esto demuestra claramente que Él es el Creador de todas las cosas, pues la luz del corazón testifica que el magnetismo que atrae todo hacia Él, procede indudablemente de Él. El Sagrado Corán se refiere a esto en el versículo:
- Bani Isra’il, 17:45 [Editores]
es decir9, todas las cosas ensalzan Su gloria y Lo glorifican con Sus alabanzas. ¿Por qué todas las cosas habrían de sentirse atraídas hacia Dios, si no ha sido su Creador? Una persona reflexiva reconocerá que esta atracción es el resultado de una especie de relación latente. Por lo tanto, si esta relación no se debe al hecho de que Dios es el Creador, entonces que los arios nos expliquen lo que los Vedas y otros libros tienen que decir acerca de la naturaleza de esta relación y cómo se llama. ¿Es cierto que Dios ejerce su autoridad sobre todas las cosas solamente por la fuerza, y que las cosas no poseen en sí mismas ninguna cualidad innata o afán de inclinarse hacia Él? [Que Dios nos perdone]. Esto no es cierto en absoluto. Tal pensamiento no es solo una estupidez, sino que además equivale a una depravación. Desgraciadamente, los Vedas de los arios, al rechazar el poder de creación de Dios, se han negado a aceptar el vínculo espiritual del que depende el impulso natural de cada objeto para obedecer. Al haber estado tan desprovistos del conocimiento y la comprensión espiritual profunda, no han sido conscientes de la verdadera filosofía de que todos los cuerpos y almas tienen un vínculo natural con el Ser Eterno, y que Su dominio no se basa en la afectación ni en la coacción. Al contrario, toda la existencia, movida por un impulso interior del alma, yace postrada en adoración a Él, pues cada partícula minúscula es Su creación y está impregnada de Sus favores ilimitados. Es una lástima que los seguidores de todas las religiones opositoras, por su propio egoísmo, hayan tratado de contener por la fuerza el vasto raudal de la Fuerza, Gracia y Santidad Divinas. Por esta razón, sus deidades imaginarias se han manchado con una variedad de estigmas, como la debilidad, la impureza, la afectación, la ira y la tiranía injustificadas. Pero el islam no bloquea en ninguna parte la corriente rápida de los atributos perfectos de Dios. No predica, como los arios, la doctrina de que las almas y las partículas constituyentes de la tierra y los cielos son sus propios creadores, y que Parmeshwar, por razones desconocidas, los gobierna como un Rajá. Tampoco enseña, como la religión cristiana, que Dios fue liberado del vientre de una mujer como un ser humano, y no sólo se alimentó de sangre uterina durante nueve meses y heredó su parte de sangre, huesos y carne de un cuerpo pecaminoso, heredero de la naturaleza de mujeres promiscuas como Bath-Sheba, Tamar y Rehab, sino que también sufrió los padecimientos de enfermedades infantiles como el sarampión, la viruela y la dentición. Desperdició gran parte de su vida como un ser humano ordinario y solamente cuando se aproximaba su muerte recordó su divinidad. Puesto que se trataba de una mera reivindicación que no iba acompañada de poderes divinos, fue detenido tan pronto como hizo tal proclamación. El islam, por otro lado, considera que el Dios Verdadero y Glorioso está libre de todas esas deficiencias y estados impuros, y lo considera muy por encima del tipo de ira salvaje en la que Él no encuentra el modo de perdonar a Sus siervos sin antes ponerles la soga al cuello. Con respecto a la existencia y los atributos de Dios Todopoderoso, el Sagrado Corán enseña el concepto verdadero, puro y perfecto de que Su poder, gracia, majestad y santidad son ilimitados. Desde el punto de vista de la enseñanza coránica, es un pecado execrable afirmar que las manifestaciones del poder, la grandeza y la gracia divinas se detienen en un punto determinado, o que al llegar a una determinada coyuntura Su debilidad le frena. Por el contrario, todos sus poderes operan bajo la ley inmutable de que, salvo en asuntos que atenten contra Su santidad, Su posición exaltada o Sus atributos perfectos, o que resulten contrarios a Sus promesas invariables, Él puede hacer lo que quiera. Por ejemplo, no se puede decir que pueda matarse a sí mismo con Su fuerza perfecta, ya que atenta contra Sus atributos eternos de Hayyi y Qayyum.10 Esto es así porque ya ha demostrado con Su palabra y hechos que es Eterno, Perpetuo, Inmortal e Inmune a la muerte. Del mismo modo, no se puede decir que entre en el vientre de una mujer, se alimente de la sangre uterina y después de permanecer allí durante nueve meses y pesar aproximadamente un kilo, nazca llorando a través del pasaje vaginal femenino, coma pan, defeque, orine y soporte todas las dificultades de esta vida transitoria, y, al final, tras sufrir la agonía de la muerte, abandone este mundo transitorio. Esto se debe a que todos estos asuntos suponen pérdida y privación, y no son compatibles con Su gloria eterna y perfección absoluta.
También hay que tener en cuenta que, según la creencia islámica, Dios Altísimo es realmente el Creador de todos los seres existentes, ya sean almas o cuerpos. Todos son Su creación y sólo a la divina Providencia le deben su existencia. Como tal, también es parte de la doctrina coránica que, así como Dios Altísimo es el Creador y el Autor de todo, también es el Sustentador real y verdadero de toda la existencia. En otras palabras, la existencia de todas las cosas depende de Su existencia, y Su existencia es, por así decirlo, la vida de todo. Si planteáramos su inexistencia, significaría ipso facto la inexistencia de todo. Por lo tanto, Su presencia es esencial para la supervivencia y la estabilidad de todos y cada uno de los seres que existen.
Sin embargo, los arios y los cristianos no tienen esta creencia. En cuanto a los arios, no consideran a Dios como el creador de las almas y los cuerpos, y tampoco creen que tenga una relación con todas las cosas que demuestre que estas son resultado de Su poder y el reflejo de Su voluntad. En cambio, a partir de su creencia en la naturaleza permanente de las cosas, transmiten la impresión de que consideran que todo es eterno per se, sin principio ni fin. Dado que consideran que todas las cosas existentes están fuera de la autoridad de Dios y no dependen de Su poder para existir, se distancian del Parmeshwar de los hindúes hasta tal punto que, incluso en el supuesto de que muriera, las almas y los cuerpos no se verían afectados en absoluto. Esto se debe a que su Parmeshwar es como un albañil y, al igual que los ladrillos y el mortero no existen en virtud del poder personal del albañil, y no dependen completamente de su existencia, similar es el caso de todos los seres existentes ante el Parmeshwar de los hindúes. Así como la muerte del albañil no significa que todos los edificios que ha construido a lo largo de su vida se derrumben a la vez; de la misma manera, la muerte del Parmeshwar no ocasiona necesariamente ningún daño a otras cosas, ya que él no es su Sustentador.11 [Aquello que no ha sido creado con la ayuda de la Providencia, tampoco necesita de ella para su supervivencia. [Autor] ] Si Él fuera su Sustentador, entonces también debería ser su Creador, porque los objetos que no necesitan a Dios para su creación tampoco lo necesitan para su supervivencia. Tampoco puede ser su sustentador el “Dios hecho carne” de los cristianos, a la vista de sus creencias. Esto se debe a que es necesario que el Sustentador esté cerca, pero Jesús, el “Dios” de los cristianos, evidentemente ya no está aquí, en la tierra. Si estuviera presente en la tierra, debería ser visible para la gente, como lo fue en tiempos de Pilatos y en su país. Ahora que ya no está presente en la tierra, ¿cómo puede ser el Sustentador de la gente de la tierra? En cuanto a los cielos, ni siquiera los sostiene. ¿Cómo puede estar presente en todos los cielos cuando su altura corporal era de apenas seis o siete pies? Cuando nos dirigimos a Dios Altísimo como el Señor del Trono, no significa que sea un ser físico con un cuerpo, o que esté necesitado de un trono. Más bien, el trono significa la posición santa y elevada, que se relaciona por igual con este mundo y con el Más Allá. Decir que Dios Altísimo está sentado en el Trono equivale a decir que es el Señor de ambos mundos. Igual que un hombre sentado a una cierta altura o en un palacio elevado dirige la vista a la derecha y a la izquierda, de la misma manera, y hablando en sentido figurado, creemos que Dios Altísimo está sentado en el Trono más alto, desde cuya vista nada se oculta, ya sea de este o del otro mundo. Es cierto que para los profanos, este rango se describe como lo más alto de lo alto. Puesto que Dios está, en realidad, por encima de todo, y todo está postrado a sus pies, su Ser tiene afinidad con lo elevado, pues solo Él está encima y debajo de Él se hallan ambos mundos. Él es como el punto más elevado del que emanan dos ramas de dos mundos gloriosos, y cada rama comprende miles de mundos, de los que nadie tiene conocimiento excepto Él, que se halla firmemente establecido en el punto más elevado, conocido como ‘Arsh [Trono]. En términos visibles o externos, la máxima excelsitud posible que podemos concebir, y el punto más alto de ambos mundos, se conoce en la Sharía como “Arsh”. Esta altura la abarca Dios a la perfección en su totalidad, y apunta al hecho de que todas las bendiciones proceden de Él y todo vuelve a Él. Toda la creación Lo adora y Él es insuperable en Su Ser, Sus atributos y Sus excelencias. El hecho es que El Sagrado Corán lo describe como Omnipresente. Por ejemplo, dice:12
12 Al-Baqarah, 2: 116 [Editores]
Es decir, a donde quiera que os volváis, allí estará el rostro de Al’lah. También dice:13
13 Al-Hadid, 57:5 [Editores]
Él está con vosotros dondequiera que estéis. Además, dice:14
Y estamos más cerca del hombre incluso que su vena yugular.
Esto es una muestra de estas tres enseñanzas. La paz sea con quienquiera que siga la guía.
-Fin-
