Adeel Bajwa, Reino Unido
Traducido por Humda Karim
La teoría de la evolución por selección natural nos llegó gracias a Charles Darwin a mediados del siglo XIX, y sin ninguna duda es uno de los descubrimientos científicos más importantes de la humanidad. Para muchos, la evolución no solo explica el origen de la vida, sino que también ofrece la clave del significado de la vida en sí. Quizás por esta misma razón, la evolución parece ser el principal conflicto entre ciencia y religión. Por un lado están aquellos que creen que el hombre fue creado de barro a imagen y semejanza de Dios. Y en el otro lado están aquellos que creen que la creación es una acumulación automatizada de cambio lento, y que únicamente necesita el paso del tiempo en vez de un Dios. En estos 150 años, desde que Darwin publicó por primera vez su teoría, algunas de sus ideas clave han sido catalogadas como hechos científicos. Sin embargo, los detalles exactos de 3.500 millones de años de evolución siguen siendo un proceso en curso, y el estudio de cada aspecto de la ciencia evolutiva conlleva muchas otras preguntas y respuestas, tal y como explora este artículo.
La selección natural darwiniana
La clave principal de la selección natural darwiniana la resume mejor él mismo:
“Cuantos más individuos de cada especie con la capacidad de sobrevivir nacen, y puesto que, en consecuencia, hay una frecuente lucha recurrente por la existencia, se deduce que cualquier ser, si varía, aunque sea ligeramente de alguna manera rentable para sí mismo, bajo las condiciones complejas y a veces variables de la vida, tendrá una mejor oportunidad de sobrevivir, y de este modo ser seleccionado de forma natural. En base al fuerte principio de la herencia, cualquier variedad seleccionada tenderá a propagar su forma nueva y modificada.”1
En otras palabras, aquellos hermanos que tienen características que los hacen más susceptibles de sobrevivir (como, por ejemplo, ser físicamente más fuertes), tendrán más descendencia que sus otros hermanos. Como consecuencia, tener más descendencia hará que esa característica se haga más evidente en esa población con el paso del tiempo. Con múltiples repeticiones de este proceso, las especies evolucionan de un ser básico a uno más complejo. Muchos científicos (quizás el más destacado sea el Profesor Richard Dawkins) creen que este proceso automatizado gradual explica el origen de las especies sin la necesidad de un Creador Consciente.
Para demostrar el poder creativo de este proceso, el Profesor Richard Dawkins creó un simple modelo de ordenador, explicado en su famoso libro El Relojero Ciego2. El principio de este programa era mostrar cómo una variación aleatoria seguida de una selección no aleatoria puede conducir al desarrollo de formas complejas. El programa generaba una forma simple basada en un código informático (que representaba los genes).
Este código era entonces alterado muy ligeramente pero de forma aleatoria, generando nuevas formas que eran designadas como el resultado (prole) del original (parecido a la variación que todos los hijos tienen de sus padres). Dawkins observó entonces estas nuevas formas y seleccionó solamente aquellas que tenían nuevas características diferentes e interesantes. Utilizando únicamente las formas elegidas, todo el proceso se volvía a repetir cuando su código era alterado de nuevo de manera aleatoria, dando como resultado una nueva prole. Esto produjo una selección natural donde los mejores (en términos de supervivencia) tienen preferencia en la reproducción frente a otros. Tras algunos ciclos de este proceso, evolucionaron a formas maravillosamente extraordinarias y complejas generadas por ordenador (Dawkins incluso nombró a estas nuevas formas como “biomorfos”, para describir una nueva forma de creación). El objetivo de este experimento de Dawkins era demostrar cómo pequeños cambios, con el paso del tiempo, pueden acumularse para crear seres complejos – de forma similar a la evolución por selección natural, donde parece ser que un cambio sutil aleatorio y continuado por selección natural es lo que ha ocurrido durante los 3.500 millones de años desde el comienzo de la vida en la Tierra. Es este proceso el que parece haber dado resultado a la variada y compleja vida que existe hoy. Es un proceso simple a la vez que poderoso, y por el que Dawkins niega la necesidad de un Creador Consciente. El impacto de la selección natural darwiniana en la teoría de Dios se resume en un discurso del Profesor Dawkins en la Conferencia de Tecnología, Entretenimiento y Diseño (TED) en 2002:
“La selección natural darwiniana es sumamente elegante porque resuelve el problema de cómo explicar lo complejo en términos muy simples. Básicamente lo hace proporcionando una pequeña rampa con un incremento que va paso a paso. La elegancia del Darwinismo es corrosiva para la religión precisamente por ser tan elegante, tan parca y poderosamente económica. Tiene la misma fortaleza económica que un puente en suspensión. La teoría de Dios no es solo una mala teoría; resulta ser un principio incapaz de hacer el trabajo que se requiere de él”3.
Por tanto, Dawkins cree que el proceso automatizado de selección natural es suficiente para explicar la maravilla de la creación sin la necesidad de intervención divina. La incapacidad de contribuir, clama Dawkins, es la razón por la que la selección natural darwiniana resta autoridad al concepto de Dios. Si el tiempo y la selección natural pueden crear la humanidad, ¿qué poder queda para que Dios sea digno de adoración? De hecho, ¿qué evidencia hay que pruebe Su existencia?
Una objeción inmediata al punto de vista de Dawkins surge con la cuestión de por qué estudiar la evolución conlleva a cualquier prueba de la existencia o no existencia de Dios. ¿Acaso aceptar la interpretación moderna de la selección natural darwiniana (también conocida como Neodarwinismo) confirma de alguna manera que Dios no existe? ¿No podría Dios haber creado el proceso de selección natural como un mecanismo de Su creación? El punto de vista islámico con respecto a este tema está bastante claro, puesto que afirma sin ninguna duda que Dios está involucrado activamente en la creación:
“Bendito sea Aquél en cuyas manos está el reino, y que tiene poder sobre todas las cosas;
Quien ha creado la muerte y la vida para que pueda probar quién de vosotros es mejor en sus acciones; pues Él es el Poderoso, el Sumo Indulgente.
Quien ha creado siete cielos en armonía. No puedes ver imperfección alguna en la creación del Dios Clemente. Mira de nuevo: ¿Ves alguna fisura?
Sí, mira de nuevo, y otra vez de nuevo; tu vista solo volverá a ti frustrada y fatigada”4.
“Y en vuestra propia creación y en la de todas las criaturas que Él esparce por la tierra hay Signos para la gente que posee fe firme”5.
Por tanto, desde una perspectiva islámica, Dawkins está en lo correcto al afirmar que la ausencia de la Mano de Dios en la teoría de ciencia evolutiva sería sin duda corrosiva para el islam, en términos religiosos. Pero, en el estudio de la evolución, según el Sagrado Corán, los creyentes serán recompensados con más pruebas para apoyar su fe. Por tanto, el desafío lanzado por el Profesor Dawkins es uno que al menos los musulmanes no pueden ignorar.
El movimiento científico contrario a los principios impíos del Neodarwinismo (formalmente denominado “Diseño Inteligente”) sostiene la creencia de que la simple mutación aleatoria y la selección natural, por sí mismas, no pueden explicar la asombrosa variedad de complejidad que existe en el mundo viviente. El progreso gradual de complejidad, tal y como propone la selección natural darwiniana, es el argumento clave contra el Diseño Inteligente. El principio clave de crecimiento evolutivo paso a paso es la selección no aleatoria en el proceso de variación genética aleatoria. El criterio para esta selección no aleatoria es, por supuesto, la selección de aquellos que tienen una mayor ventaja de supervivencia frente a otros. Esta selección natural proporciona una dirección constante no aleatoria hacia la evolución.
Esta no aleatoriedad es simulada por Dawkins en su programa de ordenador a través de la selección no aleatoria de aquellas formas que les parecieron interesantes a las personas que ejecutaban el programa. El ser humano, utilizando su intelecto, decide cuáles de las formas aleatoriamente mutadas generadas por el ordenador le gustan más para transmitir sus características físicas; y por tanto, es el intelecto humano quien dirige este proceso. El defecto obvio de este enfoque es que un intelecto está aportando el elemento no aleatorio a este modelo artificial de selección natural. Por supuesto, los neodarwinistas claman que no hay un ser intelectual (como un Dios) en el proceso de evolución. Esto realza la mayor objeción a la interpretación moderna de la selección natural darwiniana. Se supone que la selección de especies en función de su aptitud para sobrevivir es un proceso constante reproducible –tal y como sugiere el programa de ordenador de Dawkins. Sin embargo la realidad es que las amenazas reales de supervivencia son tan variadas y aleatorias como la mutación genética aleatoria que tienen que seleccionar. Esto es reconocido por el propio Darwin cuando habla sobre “las complejas y a veces desiguales condiciones de vida”8. Virus, bacterias, inundaciones, sequías, parásitos, meteoritos, terremotos, hambruna, falta de paz, la insuficiencia de encontrar elementos, calor, refugio, etc., la lista de “amenazas de supervivencia” es ilimitada. Aquello que se determina como perfecto para la supervivencia en un momento, puede cambiar en segundos por la complejidad de condiciones variantes de la Tierra. De hecho, coexisten varios desafíos de forma simultánea, enviando la perfección desde una dirección aleatoria a la siguiente. Consideren una sequía que aniquile una especie de mamífero, un organismo complejo con una historia evolutiva larga y ejemplar. Sin embargo, la lombriz en la tierra que está escarbando en la suciedad y comiendo las heces de sus primos “evolucionados” y avanzados, sobrevivirá alegremente, colocándose en la cima del proceso.
Su Santidad Mirza Tahir Ahmadrh, el cuarto sucesor del Mesías Prometidoas, escribe en su respuesta a Richard Dawkins, en “Revelation, Rationality, Knowledge and Truth” (Revelación, Racionalidad, Conocimiento y Verdad):
“En todo contexto que cambie, el principio de supervivencia de los más aptos favorecerá la supervivencia de diferentes participantes. Cada calamidad tendría sus propias preferencias”7.
“Es solo el resultado casual de una situación dada la que decide la calidad de los factores supervivientes. La lucha ciega por la existencia no siempre puede apuntar a las cualidades correctas. Lo que surja, sea bueno o malo, debe ser aceptado como el más apto. Una especie particular podría ser declarada como campeona con respecto a su potencial de supervivencia en una situación específica. La especie que se extingue podría haber poseído cualidades y características más avanzadas en otros aspectos”8.
Así, la primera hipótesis de la selección natural está basada en la suposición de que únicamente los más aptos sobrevivirán. La realidad es que únicamente los más aptos para esa prueba en particular sobrevivirán, e incluso dentro de una generación, la dirección de la evolución deambulará sin rumbo de una dirección a otra. Lo menos que los neodarwinistas tendrían que admitir es que la verdadera dirección de la evolución, cuando cada desafío de supervivencia se calcula en la ecuación de supervivencia, es desconocida. Sin embargo, incluso el estudio más breve de cualquier especie demostrará características complejas claramente únicas. Para que estas características únicas hayan evolucionado a lo largo de cientos de miles de generaciones, sus condiciones ambientales tendrían que haber sido constantes y predecibles durante ese mismo período. El cuello de la jirafa, la trompa del elefante, la destreza arquitectónica de la hormiga, el sistema sonar del delfín, la anguila eléctrica de seiscientos voltios, o el sentido del olfato distante del oso polar son solo algunos ejemplos de características distintivas únicas determinadas preferentemente por selección natural. Según el Neodarwinismo, cada una de estas características complejas debe haber evolucionado en pasos incrementales únicos a lo largo de innumerables generaciones. Además, en cada uno de estos innumerables pasos, las condiciones ambientales deberían ser tales, que la necesidad (en términos de supervivencia) de la característica que evoluciona debe predominar sobre otras amenazas para la supervivencia. Además, estas mismas condiciones deben prevalecer durante miles, si no son millones de años. En el mundo real, ese simplemente no es el caso.
Como ejemplo, consideremos las condiciones ambientales requeridas para la evolución del cuello de la jirafa. Se cree que la jirafa, que puede crecer hasta 6 metros de alto, evolucionó de un animal similar a un ciervo, que únicamente puede alcanzar 1,5 metros de altura. La razón por la que la jirafa evolucionó en un cuello tan largo no está del todo clara, pero puede deberse a la ventaja que tiene al ser capaz de alcanzar la vegetación en las copas de árboles y arbustos que los animales más pequeños no alcanzan. Está claro que la evolución del cuello de la jirafa fue un proceso complejo. No solo tuvo que alargarse el cuello, sino que todo el esqueleto y la fisiología de la jirafa en evolución cambiaron para poder sostener el enorme cuello. El colosal cuello le ha supuesto a la jirafa una carga tan enorme que ha tenido que desarrollar huesos más fuertes, una estructura de cuello única y un sistema cardiovascular, gastrointestinal y nervioso completamente modificado. Todo su ser parece haber evolucionado para mantener y sostener su cuello gigante. De hecho, la evolución de la jirafa desde su ancestro similar a un ciervo es tan compleja que puede haber tardado varios millones de años9.
Sin estos cambios recíprocos no habría esperanza de ventaja de supervivencia para el alargamiento del cuello. Por ejemplo, consideremos el primer momento en el que el cuello comenzó a evolucionar. Incluso unos milímetros le hubieran dado al animal mejor acceso a comida en la cima de arbustos y árboles. Sin embargo, esta ventaja tendría que estar en igualdad frente al impacto negativo que un cuello largo tendría en el resto de su cuerpo. Incluso un cuello largo con algunos milímetros de más, pondría sin duda más presión en el corazón del animal puesto que tendría que bombear sangre unos milímetros más para alcanzar el cerebro. El peso extra del largo cuello tendría que ser soportado por el esqueleto del animal. Un cuello de un milímetro más largo, haría que el animal fuese menos equilibrado y más propenso a caerse (nada bueno si hay depredadores cerca). El grado de desventaja que tiene un cuello largo en un animal cuadrúpedo se puede entender por las incontables maneras en que la jirafa ha tenido que evolucionar varias partes de su cuerpo con tal de lidiar con su enorme cuello. Aun así, en cada paso de su evolución, según los principios del Neodarwinismo, una condición ambiental clave debe haber sido constante y dominante durante este enorme período de tiempo, y concretamente, una clara ventaja de supervivencia para cualquier animal que pueda tener acceso a comida desde las cimas de los árboles y arbustos. En otras palabras, durante millones de años debe haber habido una falta tan desesperada de vegetación disponible para los herbívoros de metro y medio de altura, que cualquier animal con una altura capaz de acceder a la vegetación, aunque fuese unos centímetros más alto, estaría en una clara ventaja de supervivencia. De hecho esta ventaja tendría que ser mayor que la suma de todas las desventajas que un cuello largo le daría al pobre animal.
De esta manera, durante milenios, infecciones bacterianas, virus, carnívoros, infertilidad, serpientes venenosas, parásitos, sequías y fríos extremos han tenido que dar un paso atrás en la batalla por la supervivencia para que la etapa evolutiva del Neodarwinismo de falta de vegetación para los más bajos de metro y medio tuviera protagonismo. Esto parece claramente improbable, teniendo en cuenta el hecho de que cientos de especies herbívoras de menos de metro y medio han evolucionado en las mismas sabanas en las que lo ha hecho la jirafa y su gran cuello. Estas especies han encontrado maneras de sobrevivir más simples y fáciles que mediante el crecimiento de un cuello gigante, que supone una carga para cada órgano de un herbívoro cuadrúpedo.
La jirafa y su enorme cuello es solo uno de entre los millones de ejemplos en el mundo viviente de cómo la evolución ha seguido una dirección peculiar pero definida, creando innumerables problemas en el camino de resolver un único problema. El hecho de que los neodarwinistas crean que, en cada uno de estos ejemplos, la única y peculiar dirección de la evolución aleatoria también suponía una clara ventaja de supervivencia en cada paso (independientemente de las innumerables y variadas alternativas), es un extraordinario acto de fe. Se podría argumentar que dicha fe es impulsada por la base real e implícita de su punto de vista; es decir, que bajo ninguna circunstancia la idea de Inteligencia o Diseño puede entrar en la ciencia de la Evolución.
Queda claro que la mera supervivencia como único factor de selección no puede explicar los extraordinarios y extensos caminos evolutivos que han tenido lugar hasta alcanzar la variedad y complejidad que observamos en el reino animal actualmente. Es evidente que hay un camino y una dirección claros en cualquier estudio del mundo viviente. El cómo y de dónde viene dicha dirección, requiere una investigación de amplio criterio más extensa. Para los creyentes del Sagrado Corán, hay un gran mérito en dicha investigación, con la promesa de extraordinarias recompensas.
“Y tu Señor crea todo lo que Le agrada y elige a quien Le place. No les corresponde a ellos elegir. Glorificado sea Al-lah, pues Él está muy por encima de todo lo que Le asocian” 10.
Sobre el autor:
Dr. Adeel Bajwa está en prácticas para ser cirujano general en el West Midlands, y completó su carrera de Medicina en el 2003 en la Universidad de Londres. Tiene una Licenciatura en Biología del Cáncer de la UCL, donde también completó su Doctorado en Medicina. Es un miembro destacado y asesor del Comité de la Asociación de Investigación de la Comunidad Musulmana Ahmadía en Reino Unido (AMRA), con un gran interés en la Teoría de la Evolución. El AMRA promueve la promoción de carreras de ciencia e investigación para sus miembros, así como resaltar la armonía intrínseca entre religión y pensamiento científico. El AMRA está activamente involucrado en la búsqueda científica con enfoque en su repercusión positiva en la enseñanza islámica.
Referencias
- Charles Darwin, El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de razas favorecidas en la lucha por la vida, 1ª ed, (Londres: John Murray, 1859).
- Richard Dawkins, El Relojero Ciego (Nueva York: Norton & Company, 1986).
- Richard Dawkins, ‘Ateísmo militante’, Ted.com, Febrero 2002, http://www.ted.com/talks/lang/eng/richard_dawkins_on_militant_atheism.html. 2002.
- Sagrado Corán, 67: 2-5.
- Sagrado Corán, 45: 5.
- Charles Darwin, El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de razas favorecidas en la lucha por la vida, 1ª ed, (Londres: John Murray, 1859).
- Mirza Tahir Ahmad, Revelación Racionalidad, Conocimiento y Verdad, (Tilford: Islam International Publications Limited, 1998).
- Mirza Tahir Ahmad, Revelación Racionalidad, Conocimiento y Verdad, (Tilford: Islam International Publications Limited, 1998).
- G Mitchell & JD Skinner, El Origen, Evolución y Filogenia de la Jirafa Giraffa Camelopardalis, actas de la Royal Society de Sudáfrica: 58(1), 2003, pp. 51-73.
- Sagrado Corán, 28: 69.