La conducta modélica es la más virtuosa de las acciones
Sobre la importancia de una actitud modélica como virtud espiritual.
Traduccion:
Comenta Ḥazrat Abū Dardā, que Dios esté complacido con él, que el Profeta de Al´lah dijo (sa):
“Lo que más peso tiene en la balanza de Dios es la excelencia en la conducta.”
(Abū Dāwūd)
Comentario:
El excelente comportamiento constituye la mitad de la fe de uno. El islam ha puesto un tremendo énfasis en ello, tanto que, según este Hadiz, el Santo Profeta (sa) declaró que no había nada más importante en la escala Divina que una conducta excelente.
En otro Hadiz, comenta que, quien no mostraba gratitud hacia las personas, no mostraba gratitud hacia Dios. De hecho, la excelencia en la conducta social constituye la base de toda virtud; siendo la espiritualidad un estado avanzado de buena conducta. Por lo tanto, nuestro Maestro espiritual ha puesto tanto énfasis en la mejora de la conducta social que hay una cantidad enorme de Hadices sobre este aspecto, siendo tan cuantiosos que es imposible enumerarlos.
Sobre el papel de la conducta individual en la sociedad, el islam protege los derechos de toda persona. Por un lado, Dios se caracteriza por la perfección moral, siendo sumamente bondadoso. Por otro lado, a nivel humano, desde el monarca hasta el humilde empleado, a todos se les ha ordenado una buena conducta. Se han definido derechos tanto de los dignatarios como de los subordinados; tanto del padre, como del hijo; tanto del amigo como del enemigo; tanto del hombre como de los animales. Es decir, de todos y de cada uno de los seres. Se ha recalcado cumplir con estas obligaciones de la mejor manera posible. Incluso, se han tenido en cuenta las virtudes menores y secundarias. El Santo Profeta (sa) llegó a decir que, si una persona se encuentra con sus conocidos con un semblante sonriente, con el fin de complacerlos, se considerará esto un acto de excelencia moral de su parte, haciéndolo digno de mérito ante Dios. En otra ocasión, aconsejó que, se retiraran del camino que atraviesa uno, los objetos espinosos, resbaladizos o hediondos, o los obstáculos, para que otro hermano no encontrará dificultades en la senda a atravesar.
Con respecto al trato misericordioso hacia los demás, el Santo Profeta (sa) afirmó que:
“El que no muestra compasión hacia los demás, no merecerá compasión por parte de Dios.”
El Santo Profeta (sa) estaba dotado de tal excelencia moral que nunca rechazó la solicitud de ayuda de alguien, una vez que tendía la mano para ayudar a alguien, no lo soltaba. Cuidó con compasión a los huérfanos y ofreció ayuda a las viudas; conquistó el corazón de sus vecinos mediante un trato amable; atendió a sus Compañeros más pobres durante su enfermedad e hizo renacer su corazón con el encanto de sus palabras, una palabras reconfortantes, llenas de compasión y amor.
Es oportuno aquí recordar el siguiente pasaje de la vida del Santo Profeta (sa). Una anciana pobre, que vivía en Medina, solía encargarse de barrer la mezquita Masjid-i-Nabawī (la mezquita sagrada del Santo Profeta (sa)). Durante unos días, el Santo Profeta (sa) no la vio, por lo que preguntó a sus Compañeros si estaba bien de salud. Los Compañeros alegaron que había fallecido tras una breve enfermedad y al considerar que eso lo angustiaría, no le informaron de su funeral. Esto entristeció mucho al Santo Profeta (sa), y expresó a sus Compañeros su malestar por no haberle informado. Finalmente, el Santo Profeta (sa) fue a visitar la tumba de esta mujer fallecida y oró por su alma difunta.
En otra ocasión, el Santo Profeta (sa) estaba con su honorable esposa Ḥazrat Aishah, cuando una persona les visitó. El Santo Profeta (sa) le comentó a Ḥazrat Aishah que el visitante no era un buen hombre. Sin embargo, cuando se acercó a él, se dirigió a él en un tono cariñoso y conciliador. Cuando este visitante se marchó, Ḥazrat Aishah comentó al Santo Profeta (sa):“ Oh, Profeta de Al’lah, a pesar de no tener una buena opinión sobre él, te has interesado mucho por él durante vuestra conversación”. A lo cual, el Santo Profeta (sa) le respondió:
“¡Aishah! ¿Acaso no es mi deber interactuar con la gente con excelencia?”
Antes de aceptar el islam, Abū Sufyān era un acérrimo enemigo del Santo Profeta (sa). En una ocasión, el césar de Roma le preguntó a él sobre el trato del Santo Profeta (sa) hacia su pueblo, si alguna vez había roto una promesa o si había cometido alguna traición, a lo cual, Abū Sufyān, no tenía ninguna crítica que aportar y comentó que el Santo Profeta (sa) prohibía la adoración de ídolos y enseñaba modales excelentes y que nunca había roto ninguna promesa que hacía con su pueblo.
Esta excelencia de su conducta del Santo Profeta (sa) no se limitó únicamente a los hombres. Mostraba esta enorme compasión incluso hacia los animales. En diversas ocasiones causaba una grata impresión en sus Compañeros, afirmando:
“Mostrar compasión a todos los seres vivos también es una virtud.”
En otra ocasión, cuando un camello gemía debido al peso de una carga excesiva, el Santo Profeta (sa) se conmovió profundamente, se acercó a la bestia, le acarició la cabeza con compasión y le dijo a su dueño que, el animal se estaba quejando por su cruel trato y de que debía tratarlo con compasión, para que se le mostrase a él compasión en los cielos.
Tales son los modales que nos enseñó nuestro Guía espiritual. A uno le duele el corazón al ver que muchos musulmanes están tan alejados de su responsabilidad social.
Referencia
40 gems of beauty, Hadiz No. 32; por Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib.