La pluralidad de esposas no está específicamente prohibida por mandato divino en ninguna religión; tampoco, salvo en el caso del islam, está restringido el número de esposas. El islam permite la pluralidad de esposas, pero limita su número a cuatro; y el permiso está condicionado al trato justo de las esposas:
“Si teméis no poder mantener la equidad, casaos sólo con una.” (4:4)
El trato justo de las esposas, cuando hay más de una, significa mantener una igualdad entre ellas en cuestiones de manu- tención, provisión y compañía, es decir, en aquellos aspectos que son susceptibles de un reparto equitativo. La igualdad no está prescrita en cuestiones que están fuera del control de una
persona, como el grado de afecto e inclinación emocional. Esto queda excluido por el principio general:
“Al’lah no impone cargas a ningún alma más allá de su capacidad.” (2:287)
Pero también hay una declaración específica:
“Por mucho que lo deseéis, no podéis mantener una equidad perfecta entre vuestras mujeres a pesar de vuestras mejores intenciones. Pero no os inclinéis totalmente hacia una dejando a las demás en estado de incertidumbre, desatendidas y sin afecto. Y si os enmendáis y os reconciliáis, en verdad Al’lah es el Sumo Indulgente, Misericordioso.” (4:130).
Algunos escritores musulmanes contemporáneos, en su afán de complacer a Occidente, han intentado argumentar que, dado que la poligamia fue permitida con la condición de igualdad en el trato de las esposas (4:4) y que se declaró que la igualdad era imposible de alcanzar (4:130), se infiere que, en la práctica, se revocó dicho permiso. Esta interpretación es com- pletamente errónea e insostenible. El propio texto del Corán en 4:130 anticipa claramente la continuidad de un sistema de pluralidad de esposas. Además, 4:130 no fue interpretado por el Santo Profetasa ni por sus compañeros como una revocación del permiso otorgado en 4:4; tampoco los juristas musulmanes a lo largo de los siglos han propuesto tal interpretación.
La realidad es que la poligamia, tal como la define y limita el islam, es una solución ideada por la más elevada sabiduría para promover altos valores morales y proteger la castidad tanto de hombres como de mujeres. Puede considerarse como una válvula de seguridad moral y cultural beneficiosa. En ausencia de esta válvula, las sociedades que han tratado de imponer un sistema estricto de monogamia se han visto azotadas por la promiscuidad, la homosexualidad, el lesbianismo y la zoofilia. La indulgencia sexual sin restricciones se ha convertido en la norma en estas sociedades, sin atraer condena moral alguna.
La línea moral no debe trazarse entre monogamia y poliga- mia, sino entre regulación y la permisividad. En ausencia de restricciones morales, se puede abusar tanto de la monogamia como de la poligamia. Es la naturaleza de la relación lo que la ennoblece o degrada. Como se ha mencionado, el propósito su- premo del matrimonio en el islam es obtener la complacencia de Al’lah. Por lo tanto, el islam fomenta el desarrollo beneficio- so de todas las facultades y capacidades a través de su sabia regulación y ejercicio, y desaprueba y condena su represión o degradación.
En los primeros años del islam, responder a la llamada di- vina, especialmente para los hombres, a menudo significaba sacrificar la vida. Muchos lo hicieron en La Meca; muchos más en Medina y en otros lugares en el campo de batalla. Aunque las mujeres no estaban completamente exentas, relativamente pocas tenían que hacer este sacrificio extremo. En consecuen- cia, el número de mujeres entre los musulmanes creció rápi- damente en comparación con el de hombres. Era necesario cuidar a los huérfanos, tanto varones como hembras. En estas circunstancias, la poligamia se convirtió en una obligación y un sacrificio, no en una indulgencia, para preservar los valores morales y espirituales.
Han existido otras consideraciones de carácter personal, social, político y religioso que justificaron la poligamia. En la actualidad, las condiciones han cambiado y la monogamia, excepto en África, se está convirtiendo cada vez más en la norma; sin embargo, en ciertos casos individuales, las consi- deraciones morales siguen exigiendo la pluralidad de esposas. El islam contempla estas situaciones. Entre los musulmanes, la poligamia no está estigmatizada; es tan honorable como la monogamia y no implica discriminación alguna entre las esposas o sus hijos.
