¿Pudo la poligamia haber ayudado a Napoleón?
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

¿Pudo la poligamia haber ayudado a Napoleón?

Mucha gente ignora que la poligamia pudo haber ayudado a Napoleón cuando enfrentó un terrible dilema en su vida.

La hostilidad contra el islam en Francia no deja de crecer; siendo la poligamia es la enésima controversia.

“En Francia no tienes derecho a casarte con una mujer y luego con una segunda, luego con una tercera y luego con una cuarta al mismo tiempo”, explicó Marlène Schiappa, ministra delegada del ministerio del Interior. Los críticos del islam consideran a la poligamia como un mal que contradice los valores de la sociedad civilizada. Occidente siempre ha culpado al islam como responsable de introducir y promover esta práctica. Sin embargo, la poligamia se remonta al alba de la historia y siempre ha sido común en todas las sociedades, incluso en Europa.

Poligamia: la excepción y no la regla

Antes del advenimiento del islam en el VII siglo de nuestra era, se practicaba en Arabia una forma polígama de las más perniciosas. El islam tuvo el mérito de regularlo en beneficio de la humanidad. No olvidemos que no impone la poligamia: solo la permite en determinadas circunstancias. La sociedad islámica fundada por el Santo Profeta Muhammad (sa) era monógama. Pero debido al avance del islam en sus inicios, sus enemigos intentaron acabar con él librando una guerra contra los musulmanes. Muchos perdieron la vida defendiendo su fe, dejando atrás viudas y huérfanos en gran número. El Corán preconiza una de las soluciones al Santo Profeta Muhammad (sa) en el siguiente versículo:

 “Y si teméis que la sociedad falle en hacer justicia en asuntos referentes a los huérfanos al finalizar la guerra, entonces casaros con mujeres de vuestra elección, dos, tres o cuatro: pero si teméis no poder mantener la equidad, casaos solo con una. “[1]

Su Santidad Mirza Tahir Ahmad (rh), El cuarto Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía explica:

 “… estos versículos fueron revelados en el contexto particular de una situación de posguerra. Siempre se trata de periodos en los que hay un gran número de huérfanos y viudas jóvenes, y donde hallamos un desequilibrio entre el número de hombres y mujeres. Alemania experimentó tal situación después de la Segunda Guerra Mundial y, dado que el islam no era la religión principal en este país, no hubo solución para este problema. La enseñanza estrictamente monógama del cristianismo no prestó ninguna ayuda, y la sociedad alemana tuvo que asumir las consecuencias del problema creado por el gran número de mujeres que se veían incapaces de casarse. De hecho, Alemania no fue el único país del continente europeo afectado por estos problemas sociales, que tomaron proporciones gigantescas. Este fue un desafío demasiado grande para la sociedad occidental de la posguerra, incapaz de contener la degradación de los valores morales y el desarrollo de la promiscuidad ligada al desequilibrio social. “[2]

De modo que el islam permite la poligamia principalmente para brindar a los musulmanes la oportunidad de cuidar a los huérfanos. Psicológicamente, un hombre se sentirá más responsable con los huérfanos si se casa con su madre.

El matrimonio de las viudas

Otro versículo del Corán ordena a los musulmanes:

“Y casad a las viudas de entre vosotros …” [3] 

El islam anima fuertemente a los musulmanes a casarse con viudas para sacarlas de la precariedad. El Santo Profeta Muhammad (sa) dio ejemplo al casarse principalmente con viudas. El Corán, y la vida misma del Santo Profeta (sa), contradice la noción de que la poligamia en el islam solo sirve para satisfacer los deseos carnales del hombre. Más bien, es un sacrificio requerido a los fieles para su elevación moral y espiritual.

Poligamia bajo otras condiciones

Otras situaciones pueden justificar la necesidad de recurrir a la poligamia: la esposa puede estar muy enferma, incapaz de satisfacer las necesidades de su esposo o tener hijos. Napoleón Bonaparte sintió la necesidad de tomar una segunda esposa para tener un heredero. El divorcio de la emperatriz Josefina es una página oscura en la historia de Francia.

En una carta escrita a uno de sus primos, Napoleón escribió:

“[…] Desde hace varios años, he perdido la esperanza de tener hijos de mi matrimonio con mi amada esposa, la emperatriz Josefina; esto me impulsa a sacrificar los más dulces afectos de mi corazón, a escuchar solo el bien del estado y a querer que nuestro matrimonio se disuelva. […] Dios sabe cuánto le ha costado a mi corazón semejante resolución, pero no hay sacrificio que esté por encima de mi valor, cuando se me ha demostrado que es útil para el bien de Francia. Debo añadir que lejos de haber tenido que quejarme, nunca he tenido otra cosa más que enorgullecerme del cariño y la ternura de mi bien amada esposa: ella embelleció quince años de mi vida; su recuerdo siempre quedará grabado en mi corazón. Ella fue coronada con mi mano; quiero que conserve el rango y el título de Emperatriz, pero sobre todo que nunca dude de mis sentimientos y siempre me considere como su mejor y más querido amigo. “[4]

Podemos apreciar en esta carta el amor que Napoleón tenía por su esposa, y cómo este sacrificio debe haber sido extremadamente doloroso para ambos. Si la poligamia fuese permitida, como es el caso en el islam, podría haberse casado por segunda vez cumpliendo así con sus deberes hacia sus dos esposas por igual, como enseña el islam.

El concepto erróneo de que bajo ninguna circunstancia un hombre puede tomar otra esposa ha dañado gravemente a la sociedad: ha arruinado hogares, rompiendo el corazón de muchas mujeres, empujando a muchos hombres a cometer adulterio, etiquetando a muchos niños con el título “ilegítimo”, privando a muchas madres de todos sus derechos.

Su Santidad Mirza Tahir Ahmad (rh) explica:

“Una vida sin la seguridad de una relación emocional y un hogar, sin la esperanza de tener hijos, no tiene ningún sentido. En estas condiciones, las perspectivas para el futuro son particularmente sombrías. Si no podemos integrar a estas mujeres bajo un principio de reciprocidad, no se podrá mantener la paz en la sociedad. De cualquier manera, compartirán “ilegalmente” a los hombres casados, y el resultado será grotesco. La confianza se hará añicos; las mujeres perderán la fe en sus maridos, se instalarán las dudas y se destruirán los cimientos del hogar familiar. “[5]

¿Es la sociedad occidental monógama?

Es cierto que la ley en Occidente impone la monogamia; pero ¿hasta qué punto se respeta?

En Occidente no se practica la monogamia en sentido estricto: atestiguamos el destino miserable de muchas “amantes” y sus hijos.

La condición moral y espiritual de la sociedad occidental es comparable a la de Arabia en el momento del advenimiento del Santo Profeta del Islam (sa). De hecho, esta decadencia moral se está extendiendo a los cuatro rincones del mundo. La causa profunda es el desequilibrio entre los dos sexos causado por la muerte de hombres en combate durante las dos guerras mundiales. Este punto de vista está respaldado por estadísticas publicadas en la prensa occidental. Según algunos, la poligamia es la única solución al creciente problema de la prostitución. El doctor Le Bon, sexólogo francés, escribe: “[…] la poligamia oriental es una excelente institución que eleva mucho el nivel moral de los pueblos que la practican, da mucha solidez a la familia y tiene el resultado final de hacer a las mujeres infinitamente más respetadas y más felices que en Europa. “[6]

Y añade:

“No veo en qué la poligamia legal de los orientales es inferior a la hipócrita poligamia de los europeos, mientras sí que veo muy bien, por el contrario, cómo le es superior.”[7]. 

Un análisis objetivo y pragmático muestra que no se trata de una cuestión de igualdad entre hombres y mujeres, sino simplemente de una elección entre responsabilidad e irresponsabilidad. El islam permite la poligamia siempre que el esposo acepte la responsabilidad de la carga de esta situación y demuestre total igualdad entre todas sus esposas.

Advertencias a los hombres

El islam y el Santo Profeta Muhammad  (sa) son criticados por ser injustos con las mujeres y por preocuparse tan solo por los deseos de los hombres al permitir la poligamia. Sin embargo este permiso no está exento de condiciones.

La primera es que el esposo debe acatar firmemente el camino de Taqwa (rectitud) y considerar si el matrimonio adicional está justificado o no. Además, el esposo debe ser justo con todas sus esposas.

Su Santidad Mirza Ghulam Ahmad, el Mesías Prometido e Imam Mahdi (as), declara:

“El esposo debe respetar tanto los sentimientos de su primera esposa que si siente la necesidad de tomar una segunda esposa, pero teme que esto le rompa el corazón a la primera, deberá contenerse sin caer en el pecado. “[8]

El Sagrado Corán fomenta el trato justo de las esposas:

Por mucho que lo deseéis, no podéis mantener una equidad perfecta entre vuestras mujeres a pesar de vuestras mejores intenciones. Pero no os inclinéis totalmente hacia una dejando a las demás en estado de incertidumbre, desatendidas y sin afecto.”

El Santo Profeta Muhammad (sa), emitió la siguiente advertencia: “Si un hombre tiene dos esposas, pero se inclina completamente hacia una de ellas mientras descuida a la segunda, el día de la Resurrección, solo resucitará con la mitad de su cuerpo. “[10]

En resumen, en el islam el matrimonio no está exento de responsabilidades.

Sobre el autor: Nabil Ahmad Mirza es originario de Francia y actualmente es misionero de la Comunidad Musulmana Ahmadía en la ciudad de Montreal, ubicada en la provincia de Quebec.

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[1] El Sagrado Corán, capítulo 4, versículo 4

[2] Problemas de los tiempos modernos: las soluciones del Islam, p. 81

[3] El Sagrado Corán, capítulo 24, versículo 33

[4] https://www.napoleon.org/histoire-des-2-empires/chronologies/1804-1810-les-differentes-etapes-condivant-au-divorce-de-napoleon-ier-et-de-limperatrice -josefina /

[5] Problemas de los tiempos modernos: las soluciones del Islam, p. 83

[6] Gustave Le Bon, La civilization des Arabes, 1884, libro IV p. 81

[7] Gustave Le Bon, La civilization des Arabes, 1884, libro IV p. 82

[8] Malfūzāt, volumen 7, páginas 64-65, edición publicada en Londres.

[9] El Sagrado Corán, capítulo 4, versículo 130

[10] Sunan Nisā’i, Kitāb-‘Ishrat-un-nisā ’, Bāb Mayl-Al-Rajul, hadiz número 3942

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