La muerte del Dr. Dowie
El Dr. John Alexander Dowie fue un americano que proclamó que Dios le envió en el “Espíritu y Poder de Elías”. Se propuso difundir el cristianismo. También declaró que pretendía acabar con el Islam. Hizo comentarios ofensivos sobre el Profeta del Islam (saw) e insultó a Hazrat Ahmad (as). Cuando Hazart Ahmad (as) se enteró de esto, lo desafió a un duelo de oración.
“La mejor manera de determinar si el Dios de Dowie es verdadero o el nuestro, es que el Sr. Dowie deje de hacer profecías sobre la destrucción de todos los musulmanes. En cambio, debería tenerme solo a mí en su mente y rezar para que si uno de nosotros se está inventando una mentira, muera antes que el otro.” Review of Religions, Sept. 1902, Vol I, Nº 9
Su Santidad (as) dijo además:
“Si Dowie huye de este desafío, tengan por seguro que una gran catástrofe caerá sobre Zion”. (Haqiqat al-Wahee, página 71)
Cuando el Dr. Dowie se enteró de este desafío, se enorgulleció:
“¿Te imaginas a mí respondiendo a estos mosquitos y moscas. Si pusiera mi pie sobre ellos, podría aplastarlos hasta la muerte”. (Hojas de Curación, 27 de diciembre de 1903)
Finalmente fue castigado por su arrogancia y fue castigado según la profecía del Mesías Prometido, la paz sea con él. Su esposa e hijo se pusieron en contra de él y no asistieron a su funeral. No pudo hablar por un derrame de parálisis el 19 de diciembre de 1905 mientras daba un discurso.
Sus seguidores lo abandonaron después de descubrir que había defraudado $2.529.766. Que llevaba una vida lujuriosa y era un alcohólico. Su recién construida ciudad de Zion (70 km al norte de Chicago) estaba desgarrada por el desacuerdo interno. En la primera semana de marzo de 1907 murió con un profundo dolor, miseria y desamparo.
La prensa mundial se interesó especialmente por este Mubahila (duelo de rezos); más de 30 periódicos de EE.UU. publicaron la noticia. El Boston Herald en su edición del 23 de junio de 1907 comentó:
“Dowie murió con sus amigos lejos de él y arruinado. Sufrió de parálisis y locura. Murió una muerte miserable, con la ciudad de Zion rota y desgastada por el desacuerdo interno. Mirza se presenta con franqueza y afirma que ha ganado su desafío”.
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