La vida del Santo Profeta (sa)
SERMÓN DEL VIERNES, 01 de DICIEMBRE de 2023.
Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.
Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,
Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), habló lo siguiente:
Mencionaré relatos relacionados con las expediciones del Santo Profeta Muhammad (sa) para resaltar varios aspectos del carácter del Mensajero (sa) y su conducta durante esas circunstancias. Durante la “Batalla de Badr”, ya sabemos cómo brindó tranquilidad a los cautivos. Los propios prisioneros atestiguaron el hecho de que, debido a que el Santo Profeta (sa) ordenó tratarlos bien, los Compañeros (ra) les daban mejor comida [comparada] con la que ellos mismos comían. Además, encontramos que cuando llegó el momento de la liberación de estos presos, fueron puestos en libertad bajo condiciones muy simples. [Por ejemplo, para] los cautivos que sabían leer y escribir, su rescate fue simplemente enseñar a los musulmanes [precisamente] a leer y escribir. Todo esto se debió a que el Profeta (sa) no tenía ninguna animosidad personal hacia nadie, es decir, no albergaba en su corazón ningún sentimiento de enemistad personal hacia ellos; más bien, fue un enfrentamiento contra aquellos que deseaban erradicar la religión de Dios Altísimo.
[Por otra parte], del lado de los oponentes, había algunos que se vieron obligados a participar en la batalla debido a sus circunstancias. En realidad, hay ciertos casos que muestran que no deseaban luchar contra los musulmanes y se vieron obligados a hacerlo. El Mensajero de Al’lah (sa) también los trató con gran amabilidad y muchas de esas personas llegaron a convertirse en musulmanes. [La verdad es que] el Santo Profeta (sa) estableció asimismo principios y reglas para la guerra, y formó tratados que implementó y mantuvo al más alto grado; al contrario del mundo actual, donde se establecen innumerables regulaciones y restricciones, pero no se siguen. De hecho, tienen doble estándar. [Sin embargo], la vida del Santo Profeta Muhammad (sa) fue una encarnación viva de los mandamientos del Sagrado Corán, en los que se citan los principios fundamentales para establecer la justicia, la equidad y la paz. [Así pues], Dios dice en un lugar:
“¡Oh vosotros, los que creéis!
Sed perseverantes en la causa de Al’lah en calidad de testigos justos
y que la enemistad de un pueblo no os incite a actuar con injusticia.
Sed siempre justos, porque eso está más cerca de la virtud.
Y temed a Al’lah. En verdad, Al’lah es consciente de lo que hacéis”, [5:9].
Por lo tanto, el carácter del Mensajero de Dios (sa) abarcó todos los aspectos de esta enseñanza y estableció los principios más elevados de la misma; y como mencioné, respecto a la conducta del Santo Profeta (sa) y su ejemplo durante [esas] expediciones, relataré algunas narraciones de otras aparte de la “Batalla de Badr”. Estas incluyen las “Saraya”, o sea, expediciones en las que el Profeta (sa) envió un ejército durante su vida bajo el liderazgo y mando de alguien que no era él. En cualquier caso, como se trata de un tema largo, pueden ser necesarios algunos sermones para cubrir este aspecto.
[Por consiguiente], hoy hablaré de la “Batalla de Uhud”.
Como se desprende de los hechos que ocurrieron, este enfrentamiento también fue iniciado por los oponentes dada su feroz enemistad. Como resultado, los musulmanes se vieron obligados a salir a luchar; y, [aportando] más detalles, se registra que esta expedición tuvo lugar un año después de la “Batalla de Badr”, un sábado de “Shawal” [décimo mes del calendario islámico], en el tercer año después de la Hégira [emigración del Santo Profeta (sa) desde La Meca a Medina]. Historiadores y biógrafos coinciden en que la “Batalla de Uhud” tuvo lugar en el tercer año tras la emigración. No obstante, existe una opinión alternativa de que este enfrentamiento tuvo lugar en el cuarto año después de la emigración. [Asimismo], hay varias narraciones sobre la fecha de “Shawal”, donde la mayoría menciona que fue el día 7; mientras que otros mencionan el día 15. [Por su parte], Ibn Ishaq, Ibn Hisham, Ibn Hazm, Ibn Jayat y Al-Tabari, etc., solo han narrado los dichos en los que se afirma [que fue] el día 15.
[En todo caso], el Santo Profeta (sa) partió de Medina un viernes, tras la oración de “asr” y llegó al campo de la “Batalla de Uhud” antes del mediodía del sábado. “Uhud” es el nombre de un monte y está situado aproximadamente a unas 3 millas [5 km] de Medina. [Al mismo tiempo], el Monte Uhud está aproximadamente a 4 km al norte de la “Mezquita Al-Nabawi” [del Profeta (sa)] y se dice que la población de Medina había llegado al pie de esa montaña y que, de hecho, se había extendido a su alrededor. [Por eso], el Monte Uhud formaba parte de la sagrada vecindad [de Medina] y está ubicado de este a oeste, se extiende teniendo unos 6 km de largo y las rocas tienen un tono rojizo.
En su libro “La vida y carácter del Sello de los Profetas (sa)”, Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) señaló que:
“La fecha de la ‘Batalla de Uhud’ fue el 15 de ‘Shawal’, el tercer año d.H., o 31 de marzo del 624 d.C. Más detalles son que la causa de esta contienda fue que cuando los qureish sufrieron una aplastante derrota en la ‘Batalla de Badr’, miembros prominentes de los mismos como Abdul’lah bin Abi Rabiah, Ikrimah bin Abi Yahl, Safwan bin Umayyah, Aswad bin Muttalib, Yubair bin Mutim, Hariz bin Hisham, Huwaitib bin Abd Al-Uzza y otros líderes de entre ellos, que tenían bienes en la caravana comercial que se convirtió en la causa [principal] de la ‘Batalla de Badr’, fueron todos a Abu Sufian. Esta riqueza comercial fue llevada a La Meca y colocada en ‘Dar Al-Nadwah’, como era la costumbre. Sin embargo, no recibieron su riqueza, porque cuando Abu Sufian la trajo, los habitantes de La Meca ya habían partido hacia la lucha en ‘Badr’.
[Entonces], poco tiempo después de la ‘Batalla de Badr’, esta gente regresó y le dijo a Abu Sufian: ‘Muhammad [sa] ha matado a mucha de nuestra gente. Por tanto, usa esta riqueza comercial para preparar la guerra contra él, [pues] quizá podamos tener éxito en vengar a nuestros caídos’; y dijeron además: ‘Estamos contentos y preparados para utilizar las ganancias de este negocio para reunir un ejército contra Muhammad [sa]’; y al escuchar esto, Abu Sufian respondió: ‘Acepto esta propuesta y los Banu Abd Manaf también están conmigo’.”
Tras esto, pusieron a un lado las ganancias de esa [caravana] comercial, que ascendieron a 50.000 dinares, y [teniendo en cuenta] la cantidad real [gastada, el resto] fue devuelto a sus propietarios. En otra narración se menciona que los beneficios que se reservaron [para ello] fueron de 25.000 dinares. En cualquier caso, las ganancias se destinaron a los preparativos de guerra.
En este sentido, Dios Altísimo reveló el versículo:
“En verdad, los incrédulos emplean su riqueza en apartar a la gente del camino de Al’lah.
Ciertamente continuarán gastándola,
pero después no les producirá más que llantos y lamentos ante su completo fracaso,
y entonces serán rotundamente vencidos;
y los incrédulos serán reunidos en el infierno”, [8:37].
Aparte de esta razón principal, hubo otros factores que se puede considerar que llevaron a que se produjera dicha contienda. Como se mencionó en el sermón anterior, fue imposible para los habitantes de La Meca ir a Siria tras la “Batalla de Badr”, ya que la ruta comercial entre La Meca y Siria pasaba por las afueras de Medina y había sido bloqueada por los musulmanes. Además, debido a su persecución y opresión previa, el paso se había vuelto extremadamente peligroso para ellos y sus caravanas, lo que para los qureish era una catástrofe económica. En consecuencia, el bloqueo de la ruta comercial, las derrotas en las batallas y expediciones, la muerte infringida a [muchos] de los jefes de los qureish en “Badr” y el hecho de que 70 idólatras fueran mantenidos cautivos, fueron [muchas] humillaciones para su reputación y estatus económico. [Por lo tanto], querían vengarse para borrar eso y restaurar su credibilidad económica, y a fin de que se pudiera restablecer la decadente posición política y religiosa de los qureish de La Meca. Por otro lado, los qureish se enfrentaron a otras dos humillaciones vergonzosas tras la “Batalla de Badr”, por lo que Abu Sufian y los demás habitantes de La Meca aumentaron aún más su ira y resentimiento, y ello les hizo jurar que prepararían un ejército bien equipado para vengarse de los musulmanes.
Respecto a esto, un autor explica que una de las razones de la “Batalla de Uhud” fue el fracaso de los qureish en las diversas misiones y que, como resultado, su enemistad, dolor y deseo de venganza aumentaron enormemente; y escribe que Abu Sufian, que nunca puso un pie en el campo de lucha de “Badr” porque traía su caravana comercial de regreso a La Meca por una ruta segura, tuvo que padecer constantes burlas de la gente de La Meca. [Como consecuencia], juró vengarse de los musulmanes y convenció a los qureish de que iría a Medina y libraría una gran guerra contra ellos; y para cumplir esta promesa, Abu Sufian incluso reunió un ejército de 200 hombres y llegaron incluso a Medina. No obstante, no tuvieron el coraje de iniciar un enfrentamiento abierto, por lo que cortaron algunos árboles, prendieron fuego a algunos campos [de palmeras datileras] y mataron a dos personas en las afueras de Medina antes de huir. Este enfrentamiento se conoce como la “Batalla de Sawiq” y lo he mencionado ya en sermones anteriores. [Entretanto], la intención de Abu Sufian era que los habitantes de La Meca ya no se burlaran de él por el hecho de que dejó su tribu en las llanuras de “Badr” y regresó. En todo caso, tras esta misión fallida, la gente comenzó a burlarse de Abu Sufian por este acto infantil. Por lo tanto, para satisfacer su ego, Abu Sufian comenzó a hacer preparativos para una guerra a gran escala contra los musulmanes.
Como afirmé en sermones anteriores respecto a la derrota en Qaradah, después de la fallida misión contra Medina, los habitantes de La Meca enviaron hacia Siria una gran caravana comercial por una ruta diferente y a través de Irak. Esta transportaba joyas hechas de oro, objetos de plata y otros bienes cuyo valor se estimaba en 100.000 dirhams. Cuando dicha caravana estaba llegando al manantial de Qaradah, Hazrat Zaid bin Harizah (ra) detuvo este convoy de los qureish dentro de la circunscripción de Medina y, tomando toda esa riqueza de los qureish, regresó a Medina. Tras la grandísima derrota [que sufrieron] durante la “Batalla de Badr”, este incidente en Qaradah fue otra humillación aplastante para los qureish. En aquel momento [la caravana] estaba cerca de Medina. En consecuencia, su sed de venganza se duplicó y este incidente fue uno de los motivos de la “Batalla de Uhud”.
Por así decirlo, hubo muchas razones que hicieron que los incrédulos se prepararan para luchar y con ese propósito [en mente] los qureish invitaron a participar a las tribus de las áreas circundantes, y los detalles de ello son los siguientes:
Cuando reunieron suficientes provisiones para una guerra decisiva contra el Santo Profeta Muhammad (sa), comenzaron los preparativos para el siguiente curso de acción. Los qureish ya estaban preparados para la batalla, aunque idearon diferentes estrategias a fin de que las tribus vecinas se unieran a ellos. A algunas de ellas se enviaban ciertos individuos, mientras que a otras se les mandaba una delegación. [Por otra parte], atraían a algunas tribus mediante la codicia y a otras les volvían muy apasionadas por el honor de su zona. Para lograrlo enviaron a Amr bin Al-Aas, Yubair bin Abi Wahb, Abdul’lah bin Ziwarah, Musafih bin Abd Manaf y Abu Uzza Yumi; y este último fue la misma persona a quien el Mensajero de Al’lah (sa) liberó de los cautivos de “Badr”, [ya que] en aquel momento dijo: “¡Oh Muhammad [sa]! Tengo cinco hijas y aparte de mí no tienen a nadie más que las mantenga. Por favor, perdóname”.
[Pues bien], el Santo Profeta (sa) no solo lo perdonó, sino que no tomó rescate alguno. Este fue el noble ejemplo del Santo Profeta (sa). En ese instante, hizo juramento de que nunca más lucharía contra el Profeta (sa) ni ayudaría a nadie contra él. Sin embargo, poco antes de la “Batalla de Uhud”, Safwan bin Umayyah le prometió regalos y recompensas, por lo que rompió su promesa y comenzó a incitar a los árabes a la lucha utilizando poesía provocativa. Los poetas [en aquellos días] iban por ahí e incitaban a las tribus y les recordaban viejos tiempos para provocarlos, y luego los invitaban a unirse a ellos. [Así], mucha gente de la tribu Kinanah y del pueblo de Tihamah aceptaron unirse a ellos; y los convencieron de que estaban preparados para lanzar una incursión nocturna en el Estado de Medina. [Al final], no solo estaban dispuestos a hacerlo sino que participaron activamente.
[Por su parte], Hazrat Abbas (ra) informó al Santo Profeta (sa) sobre los preparativos de guerra que estaban haciendo los incrédulos y los detalles de esto son los siguientes:
El Santo Profeta Muhammad (sa) se enteró de los preparativos para una contienda [por parte] de los qureish y de sus muchas actividades a través de su tío Hazrat Abbas (ra), que [en esos días] estaba en La Meca. Hazrat Abbas (ra) informó al Santo Profeta (sa) por medio de una carta que envió por con un hombre de los Banu Ghafar; y pagó al individuo para que le llevara la misiva con la condición de que viajara continuamente durante tres días hasta llegar a Medina y se la entregara en mano. Así pues, viajó ininterrumpidamente por tres días y tres noches a fin de llegar a Medina y entregar la carta. En ese momento, el Mensajero de Dios (sa) se encontraba en Quba y cuando [finalmente] le entregó la carta, el Profeta (sa) abrió el sello y pidió a Hazrat Ubayy bin Kab (ra) que la leyera en voz alta. [Presto], Hazrat Ubayy bin Kab (ra) leyó la carta al Mensajero (sa), tras lo cual el Santo Profeta Muhammad (sa) le pidió que mantuviera en secreto el contenido de la misma.
En un relato se menciona que el Santo Profeta (sa) fue a la casa de Hazrat Sad bin Rabi (ra) y le informó sobre el contenido de la carta de Hazrat Abbas (ra); y el Profeta (sa) dijo entonces:
“Tengo la esperanza de que algo bueno va a pasar, pero mantén esta información en secreto”.
Cuando el Mensajero de Al’lah (sa) se marchó de la casa de Hazrat Sad (ra), su esposa se acercó y le preguntó qué había dicho el Santo Profeta Muhammad (sa), [ya que] estaba escuchando la conversación desde dentro. [Entonces], Hazrat Sad (ra) le replicó: “¿Qué tiene esto que ver contigo?”; y ella contestó: “Lo he oído todo”. [De inmediato], cuando le contó a Hazrat Sad (ra) todo lo que había oído, él exclamó: “¡Santo cielo! No pensé que estarías escuchando nuestra conversación”. [Presto], llevó a su esposa a ver al Santo Profeta (sa), le explicó lo sucedido y luego explicó: “¡Oh Mensajero de Dios! Me preocupaba que se corriera la voz y pensaras que he revelado el secreto que me confiaste”. En respuesta, el Profeta (sa) manifestó: “Está bien, ella no tiene culpa por eso”. [Más tarde], él debió de advertirle [que no revelara la información].
[Entretanto], mientras el Santo Profeta Muhammad (sa) tomaba medidas de precaución, al mismo tiempo los judíos e hipócritas de Medina hicieron saber [a la gente, sin base real], que el Mensajero (sa) no recibió noticia buena alguna. [Por ello], los enemigos y los hipócritas tuvieron otra oportunidad de burlarse y mostrar sus intenciones; [por lo que] añadieron información falsa al rumor y lo difundieron ampliamente, intentando por todos los medios infundir miedo a los seguidores del Islam. [Al final], este rumor se extendió a las afueras de Medina y todo el mundo se puso en alerta; y por todas partes se hablaba de que los idólatras de La Meca volverían a hacer la guerra.
[Por su parte], Alama ibn Abd Al-Barr afirma que Hazrat Abbas (ra) escribía noticias sobre los idólatras y se las enviaba al Santo Profeta (sa); y los musulmanes que quedaban en La Meca consideraban a Hazrat Abbas (ra) su ayuda y apoyo. [De todas maneras], Hazrat Abbas (ra) deseaba emigrar hacia el Profeta (sa), pero este le escribió diciéndole que era mejor que permaneciera en La Meca, [pues] Hazrat Abbas (ra) enviaba informes detallados al Mensajero de Al’lah (sa).
[Por ejemplo], en una de sus cartas escribió:
“El ejército de los qureish ha partido y se dirige hacia ti. En el tiempo que tarden en llegar hasta vosotros, decide lo mejor que puedas. El ejército está compuesto por 3.000 hombres. La vanguardia es una unidad de caballería de 200 hombres y en total hay 700 hombres con armadura y 3.000 camellos. Traen todas sus armas con ellos”.
[Pues bien], al hablar de la información transmitida por Hazrat Abbas (ra), Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe en “La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)”:
“Los ingresos generados por la caravana comercial, que se ha mencionado en los acontecimientos de la ‘Batalla de Badr’, ascendieron a 50.000 dinares. Esta cantidad permanecía segura en ‘Dar Al-Nadwah’, según la decisión de los jefes de La Meca, a fin de preparar un ataque contra los musulmanes; [aunque] ahora, este dinero fue sacado y la preparación para la guerra comenzó con toda fuerza y esfuerzo. De no haber sido por la vigilancia y las medidas de precaución del Santo Profeta Muhammad (sa), los musulmanes ni siquiera se habrían enterado de esta preparación y el ejército incrédulo habría llegado hasta las mismas puertas de los musulmanes.
En otras palabras, el Santo Profeta (sa) había instruido enfáticamente a su tío paterno Hazrat Abbas bin Abdul Muttalib (ra), quien en su corazón estaba con el Mensajero de Dios (sa), permanecer en La Meca, para que informara al Santo Profeta Muhammad (sa) de los movimientos de los qureish. Por ello, en esta ocasión también, Hazrat Abbas bin Abdul Muttalib (ra) envió un jinete veloz de los Banu Ghafar hacia Medina, prometiéndole una fuerte recompensa, y así informó al Mensajero (sa) de ese movimiento de los qureish por medio de una carta. Además, recalcó estrictamente a este emisario que debía hacer llegar esa carta al Santo Profeta (sa) en un plazo de tres días. Por cierto, cuando el emisario llegó a Medina, el Profeta (sa) había ido a Quba, que estaba situada a las afueras de Medina. El emisario siguió al Mensajero de Al’lah (sa) hasta Quba y le presentó esa carta cerrada. El Santo Profeta Muhammad (sa) entregó inmediatamente la misma a su secretario personal, Hazrat Ubayy bin Kab Ansari (ra), y le ordenó que la leyera en voz alta. Cuando Hazrat Ubayy (ra) leyó la misiva, esta contenía la terrible noticia de que un feroz ejército de los qureish se acercaba desde La Meca; y al conocer esto, el Santo Profeta (sa) ordenó estrictamente a Hazrat Ubayy bin Kab (ra) que mantuviera confidencial el contenido de la carta.
Al final, ese ejército partió y otros detalles al respecto son que el contingente de los qureish salió de La Meca el 5 de ‘Shawal’ y en esta batalla su comandante en jefe era Abu Sufian. Jalid bin Walid comandaba la unidad de caballería y los abanderados eran de la tribu Banu Abd Al-Dar. [Además], portando sus escudos y lanzas, 3.000 guerreros ataviados con armaduras, arco y flecha en mano y, sedientos de venganza, partieron de La Meca en dirección a Medina para luchar contra el Mensajero (sa). Entre ellos, 2.900 eran miembros de los qureish, sus esclavos y otras tribus; y 100 hombres pertenecían a la tribu Kinanah. [Por otra parte], 700 hombres iban vestidos con armadura, la unidad de caballería constaba de 200 hombres y había 3.000 camellos, -como se ha dicho anteriormente-, y esto aparte de los camellos que serían sacrificados para el consumo en el camino. [Mientras tanto], tocaban el tambor sobre la marcha y bebían alcohol en grandes cantidades”.
Luego, está escrito en un libro de historia que los qureish trataron de llevar a Hazrat Abbas (ra) con ellos a la contienda, aunque Hazrat Abbas (ra) se excusó citando el descuido de los qureish con él durante la “Batalla de Badr”, debido a lo cual fue capturado y nadie le ayudó a liberarlo. [Por otro lado], impulsadas por una pasión de venganza, muchas mujeres insistieron en unirse a los hombres para la lucha. A raíz de esto, alguien dijo durante una reunión consultiva: “Al embarcarnos [para este enfrentamiento], nos estamos cubriendo la cabeza con nuestros pañuelos. Si no somos capaces de vengar a nuestros muertos, no volveremos vivos. Por tanto, contar con el apoyo de las mujeres será beneficioso para nosotros, [porque] incitarán nuestra pasión y nos animarán a seguir adelante recordándonos los incidentes ocurridos en Badr”.
[En ese momento], Naufal bin Muawiyah Al-Duali expuso:
“Estas mujeres son nuestro honor y si somos derrotados su deshonra hará que nuestra dignidad se reduzca a polvo”. [Al final], se presentaron diferentes opiniones. La esposa de Abu Sufian, Hind, también estaba presente y dijo: “¡Oh gente! (Cuando los hombres expusieron sus dos opiniones, esta mujer tomó la palabra). No temáis volver sin vida. Regresasteis sanos y salvos de Badr y pudisteis ver a vuestras mujeres. No nos impidáis unirnos a vosotros en esta batalla. Cometisteis ese error en Badr al hacer regresar a vuestras mujeres, [ya que] si estas mujeres hubieran estado con vosotros durante el enfrentamiento de Badr, habrían incitado vuestro honor y os habrían espoleado. ¡Ay, nuestros seres queridos murieron a manos de nuestro enemigo en Badr!”.
Los jefes de los qureish estuvieron de acuerdo con Hind y aceptaron que las mujeres acompañaran al ejército, y se dice que las mujeres que acompañaban al contingente eran 15. Entre ellas [estaba] la esposa de Abu Sufian, Hind bint Utbah; Ikrimah bin Abu Yahl también llevó consigo a su esposa, Umm Hakim bint Hariz bin Hisham; Hariz bin Hisham tomó a su esposa, Fátima bint Walid; y Safwan bin Umayyah llevó a su esposa, Burzah bint Masud, que era la madre de Abdul’lah bin Safwan. [Además], Ibn Ishaq afirma que Amr bin Aas partió con su esposa, Raita bint Munabbeh; y que Talhah bin Abu Talhah tomó a su esposa, Sulafah bint Sad, que era la madre de los hijos de Talha -Musafih, Yalas y Kilab-, todos los cuales murieron el día de Uhud. [Incluso] Junas bint Malik, de la tribu Banu Malik, acompañó a su hijo Aziz bin Umair, y que [asimismo] era la madre de Hazrat Musab bin Umair (ra). [Finalmente], Amrah bint Alqamah, de la tribu Banu Hariz, también acompañó al ejército.
[Por otra parte], cuando Hind bint Utbah fue a reunirse con Wahshi o cuando Wahshi iba a reunirse con ella durante la batalla, le decía: “Abu Dasmah (este era el apelativo de Wahshi) haz algo que reconforte nuestros corazones”. Wahshi, que era un esclavo africano, tenía una lanza que rara vez le fallaba y mataba a cualquiera que golpeara; y era esclavo de Yubair bin Matim, quien lo llamó y le informó: “Tú también debes ir con el ejército y si matas o golpeas a Hamzah entonces te liberaré, porque él mató a mi tío paterno Tuaima bin Adi”.
Este ejército acampó al otro lado de Medina, en medio de Uhud, en Sabja, en la montaña de Ainain, en la esquina del Valle de Kinaah. “Sabja” se encuentra cerca de la montaña de Ainain en Medina y también de Yurf, que está a tres millas [5 km] al norte de Medina. “Ainain” es una montaña en Uhud y hay un valle entre ella y Uhud. “Kinaah” es uno de los tres valles prominentes entre Medina y Uhud; y ahí es donde se encuentra.
En cuanto a los detalles del enfrentamiento, está escrito que Hazrat Abbas (ra) informó al Profeta (sa) sobre el ejército de los qureish y Amr bin Salim puso al día al Santo Profeta (sa) sobre la salida de los incrédulos de La Meca. [Entretanto], Abu Sufian se enfureció cuando se enteró. Lo que sucedió fue que Amr bin Salim, junto con algunos de sus camaradas, se separaron del ejército de los qureish en Zi Tuwa y rápidamente llegaron a Medina e informaron al Santo Profeta Muhammad (sa) sobre el avance de los qureish. En el camino de vuelta y por la noche, este grupo liderado por Amr bin Salim se adelantó en Abwah al ejército de Abu Sufian. En otras palabras, allí estaba el ejército y lo pasaron.
Por la mañana, Abu Sufian partió de vuelta hacia La Meca y por el camino fue informado de que Amr bin Salim y algunos de sus camaradas habían partido hacia La Meca por la noche. Abu Sufian, preocupado, exclamó: “Juro por Dios que sin duda regresa después de haber informado a Muhammad [sa] de nuestros planes. Le habrá contado todo sobre nosotros (es decir, al Santo Profeta -sa-) y ya le habrá alertado. Ahora los musulmanes se prepararán incluso antes de nuestra llegada; [y si es] así, no podremos causarles ningún daño ni lograremos nuestro objetivo”. [Presto], Safwan bin Umayyah contestó inmediatamente: “Si no salen de sus fortalezas al campo de batalla para luchar contra nosotros, entonces no hay necesidad de preocuparse. Cortaremos los huertos de dátiles de los Aus y Jazraj, y nunca podrán recuperarse de esto; [o sea], perderán todas sus riquezas y sustento; y si abandonan sus fortalezas y salen al desierto a luchar, incluso así no habrá motivo de preocupación, [pues] les superamos ampliamente en número y no hay comparación entre nuestro armamento y el suyo. [Aparte], ellos no tienen caballos, mientras que nosotros poseemos muchos. [En definitiva], tenemos el poder de causar la pérdida de vidas y riquezas en la batalla, mientras que ellos no pueden luchar con nosotros de esa manera”.
[En fin], estaba expresando sus propias opiniones.
Más tarde, mientras avanzaban hacia Medina, cuando los qureish acamparon en Abwah, Hind bint Utbah le dijo a Abu Sufian: “Deberías excavar la tumba de la madre de Muhammad (sa), porque su sepultura está en Abwah. Si captura a alguno de tus hombres, puedes enviar un miembro de su cuerpo como rescate por cada cautivo”. Esta era su extraña y satánica sugerencia. [Finalmente], Abu Sufian presentó esta idea a los qureish diciendo que era una sugestión que se les había presentado, a lo que los qureish replicaron: “No abras esa puerta, de lo contrario los Banu Bakr desenterrarán las tumbas de nuestra gente. Es una idea muy peligrosa, no la aceptes”. Entretanto, sacrificaban camellos allí donde acampaban y las mujeres les incitaban, les presentaban copas llenas de alcohol y elogiaban a los difuntos, sobre los que se lamentaban. También provocaban miedo en los demás y los incitaban a la venganza.
Esta caravana de los incrédulos continuó avanzando de esta manera mientras, en el otro lado, los musulmanes también se preparaban. En este sentido, está escrito que el Profeta (sa) envió a los hijos de Fazalah -Anas y Monas- un jueves por la noche en los primeros diez días de “Shawal”, para recabar información. Fue quizá en ese momento cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) ordenó que se realizara un censo de todos los musulmanes residentes en Medina a fin de calcular el número y la fuerza de los mismos. De ahí que se realizara el censo y se determinara que en ese momento había un total de 1.500 musulmanes viviendo allí; y según las condiciones de la época, se consideraba un número significativo. De ahí que algunos Compañeros (ra) estuvieran tan contentos que incluso se preguntaron que, dado que su número había llegado a 1.500, si había necesidad de temer a alguien.
No obstante, un Compañero (ra) de entre ellos informa que, después de eso, se enfrentaron a dificultades tan graves que a veces tenían que ofrecer oraciones en secreto; y que una vez, antes de esto, el Santo Profeta (sa) mandó hacer un censo de los musulmanes, cuyo resultado mostró que había entre seiscientos y setecientos musulmanes en aquel momento. En cualquier caso, los dos Compañeros (ra) que el Mensajero de Al’lah (sa) envió para recabar información se toparon con los qureish en Aqiq y luego regresaron hacia el Profeta (sa), y le pusieron al día sobre el ejército de los incrédulos. En la península arábiga hay muchos valles llamados Aqiq, entre los que destaca el de Medina, que se extiende desde el suroeste hasta el noreste y está unido a todos los valles de Medina.
De todos modos, esos dos llegaron e informaron de que el ejército de los incrédulos había dejado sus camellos y sus caballos en un campo de Uraiz, que era un huerto de dátiles que también estaba a tres millas [5 km] de Medina. No dejaron nada de pasto verde allí, porque todo había sido ya pastado. [A continuación] los incrédulos llegaron al Valle de Kinaah el miércoles y sus camellos pastaron en la yerba del valle el jueves y el viernes, y no dejaron ningún rastro de vegetación. Entonces, el Mensajero (sa) envió a Habab bin Munzir hacia ellos. Él los observó y regresó, y transmitió la estimación de su número y equipación, a lo que el Santo Profeta Muhammad (sa) comentó: “No le hables a nadie acerca de su condición. ¡Al’lah nos basta y es el Mejor de los Protectores! ¡Oh Dios, hago rondas contigo y emprendo un ataque contigo a mi lado!”.
[En este contexto], debido a la amenaza de un ataque nocturno por parte de los incrédulos, los jefes de los Aus y Jazraj, Hazrat Sad bin Muaz (ra), Hazrat Usaid bin Juzair (ra) y Hazrat Sad bin Ubadah (ra) se vistieron con sus armaduras y el viernes por la noche permanecieron junto a la puerta del Santo Profeta (sa) en la Mezquita e hicieron rondas por Medina hasta la mañana. Antes de que los musulmanes partieran de Medina, el ejército de los incrédulos acampó en la tierra salada y turbia de Kinaah. Había frondosos huertos de dátiles al este, oeste y sur de Medina, y atravesarlos para atacar una ciudad o un pueblo era muy difícil, porque un ejército solo podía avanzar de uno en uno a través de esos huertos. De este modo, los atacantes serían fácilmente abatidos, [por lo que] un ataque solo era posible desde el lado norte. Por consiguiente, los qureish acamparon al norte y al oeste. [lo cierto es que] los habitantes no se concentraban en una sola zona, sino que estaban repartidos entre las montañas en una extensa área de ciudades y pueblos. Algunas tribus habían creado viviendas junto a sus tierras y huertos, y además habían construido muchas torres de dos pisos; y siempre que había una amenaza, los niños y las mujeres eran llevados al piso superior de esas torres y, tras atender a sus familias, luchaban contra los atacantes.
Otro historiador escribe que el ejército enemigo puso un bloqueo por la noche entre el ejército musulmán y Medina, donde estaban los hipócritas, los judíos, los que no participaban en la batalla, las mujeres y los niños.
Mencionando más detalles sobre esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) relata:
“Tal vez [ocurrió] hacia finales de Ramadán del tercer año d.H., o principios de ‘Shawal’, cuando el ejército de los qureish partió de La Meca. Muchos luchadores de otras tribus de Arabia también formaban parte del contingente y Abu Sufian era el comandante del mismo. Se trataba de un ejército de 3.000 hombres, entre los que había 700 guerreros con armadura. Incluso contaba con amplios medios de transporte: 200 caballos y 3.000 camellos. El equipamiento de guerra era más que adecuado. Asimismo cabalgaban algunas mujeres, entre ellas Hind, la esposa de Abu Sufian; las esposas de Ikrimah bin Abu Yahl, Safwan bin Umayah, y otras… Según la antigua costumbre de Arabia, estas mujeres habían traído consigo sus instrumentos musicales, para que pudieran cantar coplas motivadoras y tocar sus tambores, a fin de despertar los ánimos de sus hombres. Tras un viaje de unos diez u once días, este ejército de los qureish llegó cerca de Medina, dio la vuelta al norte de Medina y se detuvo cerca del Monte de Uhud; y no muy lejos de allí se hallaba el frondoso campo de Uraiz, donde pastaban los animales de Medina y también [la gente de allí] practicaba la agricultura.
Cuando el Profeta (sa) recibió noticias, a través de sus informantes, de que el ejército de los qureish había llegado a las cercanías, envió a un Compañero llamado Hazrat Habab bin Munzir (ra) para obtener información sobre el número y la fuerza del enemigo. Además, el Mensajero de Al’lah (sa) enfatizó que si la fuerza del enemigo era mayor que la suya y los musulmanes estaban en estado de peligro, (como se afirmó anteriormente) Hazrat Habab (ra), a su regreso, no debía anunciar abiertamente esta noticia en la reunión; más bien, debía transmitir la misma en privado, para que nadie se desanimara. [Luego], Hazrat Habab (ra) se marchó tranquilamente y regresó con gran destreza en poco tiempo presentando su informe al Santo Profeta Muhammad (sa). [Entretanto], la noticia de la llegada del ejército de los qureish se había extendido por toda Medina y su incursión en Uraiz también se había hecho ampliamente conocida; y aunque las masas no habían recibido información detallada sobre el ejército de los infieles, a pesar de ello, esa noche en Medina fue de gran temor y peligro, y [algunos] Compañeros (ra) selectos vigilaron la casa del Santo Profeta (sa) durante toda la noche”.
Y mientras se realizaba una consulta para preparar la “Batalla de Uhud”, el Profeta (sa) declaró:
“Anoche soñé que una vaca estaba siendo sacrificada y también vi que había una mella en la hoja de mi espada ‘Zulfiqar’. (Según una narración, se dice que el Mensajero -sa- declaró que la empuñadura de su espada se había roto y en otra se recoge que informó que había aparecido una hendidura cerca de la empuñadura de su espada ‘Zulfiqar’). Ambos aspectos apuntan hacia una desgracia. Entonces vi que había colocado mi mano en una segura y fuerte cota de malla”.
Según otro relato, se dice que el Santo Profeta Muhammad (sa) declaró que llevaba una fuerte cota de malla y estaba montado en un carnero.
Los Compañeros (ra) preguntaron al Santo Profeta (sa) cómo había interpretado este sueño y el Mensajero de Dios (sa) respondió:
“En cuanto a la vaca, esto indica que algunos de mis Compañeros [ra] serán martirizados”.
Según otra narración, el Profeta (sa) puso de manifiesto:
“El sacrificio de la vaca indica que algunos de nosotros alcanzaremos el martirio y en cuanto a la rotura de mi espada significa que alguien de mi casa o familia será asesinado”.
Incluso hay otra tradición que dice [que el Mensajero (sa) explicó] lo siguiente:
“Las mellas en la hoja de mi espada significan que ninguno de vosotros tendrá que afrontar esta pérdida”; es decir, ninguno ajeno a su familia. Aquí se ha utilizado la palabra “falul”, que significa que la hoja de la espada llega a desafilarse, que aparece una grieta en la empuñadura de la espada o que ésta se rompe. Esto indicaba que tendrían lugar dos incidentes.
[El Mensajero de Al’lah (sa) continuó]:
“La fuerte cota de malla se refiere a Medina y el carnero significa que mataré a los partidarios del enemigo”.
De todas maneras, el Santo Profeta Muhammad (sa) pidió consejo sobre este asunto; e Ibn Utbah, Ibn Ishaq e Ibn Sad, etc. afirmaron que el Santo Profeta (sa) vio este sueño el viernes por la noche.
A la mañana siguiente, [el Profeta (sa)] se dirigió a los Compañeros (ra), alabó y glorificó a Dios Altísimo, y a continuación relató su sueño y expuso:
“Si estáis de acuerdo, entonces debemos permanecer en Medina y enviar a nuestras mujeres y niños a la fortaleza. Si el enemigo acampa fuera [de Medina] estará en una zona muy desfavorable; y, si entra en nuestra ciudad, entonces lucharemos contra ellos en las calles y conocemos la zona mejor que ellos. Además, podemos lanzar piedras y atacarles desde las lomas”.
Mediante la construcción de edificios, Medina se fortificó por todos lados y se convirtió en una fortaleza. [Al oír esto], los prominentes Compañeros “Muhayirin” y “Ansar” eran de la misma opinión que fue propuesta por el Mensajero de Dios (sa) y Abdul’lah bin Ubay dio la misma propuesta. Sin embargo, una parte de los musulmanes, compuesta principalmente por jóvenes Compañeros (ra) que no pudieron participar en la “Batalla de Badr”, que estaban deseosos de martirio y querían luchar contra el enemigo, declaró: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Llévanos a luchar contra el enemigo fuera de Medina para que no piensen que nos hemos asustado”.
[Por su parte], Abdul’lah bin Ubay proclamó:
“¡Oh Profeta (sa)! Quédate en Medina y no salgas de aquí. Por Dios, siempre que hemos luchado contra el enemigo fuera de Medina, hemos sufrido la derrota; y siempre que luchamos dentro de Medina salíamos victoriosos”.
[Por su parte], Hazrat Hamza bin Abdul Muttalib (ra), Hazrat Sad bin Ubadah (ra) y Hazrat Numan bin Malik (ra) declararon:
“¡Oh Mensajero (sa)! Si no salimos de Medina, el enemigo pensará que tenemos miedo y que esa es la razón de que no salgamos de Medina. Por lo tanto, sacarán fuerza de ello. En Badr, Dios Altísimo nos concedió la victoria contra ellos cuando solo éramos 300 hombres, mientras que ahora nosotros somos más numerosos [que antes]“.
[Por su parte], Iyaz bin Aus bin Atiq clamó que deseaba que los Banu Abdal Ashal cumplieran el sueño del Santo Profeta Muhammad (sa) en el que se sacrificaba una vaca; y, aparte de él, otros también afirmaron que ese sería uno de los dos resultados positivos: o alcanzaban la victoria o abrazarían el martirio. Además, juraron que los árabes no podrían entrar en sus casas.
Y Hazrat Hamza (ra) añadió:
“Juro por Quien te ha revelado el Libro, que hoy no comeré hasta que salga a luchar contra el enemigo con mi espada”. Posteriormente, continuó en estado de ayuno durante todo el viernes y el sábado, y seguía en estado de observancia del ayuno cuando abrazó el martirio.
[Más tarde], Hazrat Nauman bin Malik (ra) afirmó:
“¡Oh Mensajero de Dios (sa)! No nos prives del Paraíso. ¡Juro por Aquel en Cuyas manos está mi vida, que ciertamente entraré en el Paraíso!”; y el Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Cómo es eso?”; él respondió: “Porque amo a Dios y a Su Mensajero (sa)”.
En otra narración se menciona que dijo:
“Atestiguo que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah y que Muhammad (sa) es ciertamente el Mensajero de Al’lah, y no huiré el día de la batalla”. El Profeta (sa) contestó: “Ciertamente has dicho la verdad”. [Finalmente], él también alcanzó el martirio durante esta batalla.
[Así pues], Malik bin Sinan Judri, Iyaz bin Atiq y otro grupo de gente insistieron en salir [de Medina] para la lucha.
Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito los detalles de este relato en “La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)” como sigue:
“El Santo Profeta Muhammad (sa) reunió a los musulmanes y les pidió consejo con respecto a este ataque de los qureish; [en el sentido de] si debían permanecer en Medina o salir a luchar contra el enemigo. Antes de comenzar, el Mensajero (sa) habló del ataque de los qureish y sus mortíferas intenciones. Entonces, el Profeta (sa) mencionó su sueño que ya ha sido narrado. [Presto], los Compañeros (ra) preguntaron por la interpretación del sueño y el Santo Profeta (sa) dijo:
‘He entendido que el sacrificio de la vaca indica que algunos de mis Compañeros serán martirizados y parece como si la rotura de la punta de mi espada fuera una indicación hacia el martirio de alguien de entre mis parientes, o tal vez yo mismo sufra una herida en esta campaña. En cuanto a poner mi mano en una cota de malla, he entendido que para defendernos de este ataque es más apropiado que permanezcamos en Medina’.
[Asimismo], el Mensajero de Al’lah (sa) interpretó el sueño en el que aparecía montado sobre un carnero como un símbolo del líder del ejército de los qureish, o sea, su abanderado, que, si Dios quería, moriría a manos de los musulmanes. Tras esto, el Santo Profeta Muhammad (sa) buscó el consejo de sus Compañeros (ra) en cuanto a lo que debería hacerse en la situación en la que se encontraban y, como se citó anteriormente, los Compañeros (ra) propusieron la sugerencia de quedarse en Medina y luchar [allí], quizá porque se vieron influenciados por el sueño del Profeta (sa) o por analizar las circunstancias de ese momento; y el Mensajero de Dios (sa) también prefirió esta propuesta…
No obstante, la mayoría de los Compañeros (ra), muchos de los cuales eran hombres jóvenes que no habían participado en la ‘Batalla de Badr’ y estaban inquietos por recibir una oportunidad de servir a la religión mediante su propio martirio, insistieron muy enérgicamente en que debían salir de la ciudad y luchar en campo abierto. [Al final], este grupo expuso su opinión con tal persistencia que, al ser testigo de su celo, el Santo Profeta (sa) aceptó su propuesta y decidió que los musulmanes lucharan contra los incrédulos en campo abierto. [Así], después de la oración del viernes, el Profeta (sa) instó públicamente a los musulmanes a alcanzar la recompensa espiritual a través de la ‘yihad’ [en este caso significaba ‘esfuerzo en defenderse a sí mismos y por la libertad religiosa’] en la causa de Al’lah, participando en esta expedición”.
Si Dios quiere, seguiré narrando estos detalles en el futuro.
Seguid rezando por los palestinos:
Tras la pausa en los combates, se reanudarán de nuevo los bombardeos indiscriminados sobre ellos, a causa de los cuales serán martirizados más inocentes. ¿Cuál será el alcance de esta crueldad? Solo Al’lah lo sabe mejor, [pero] las intenciones de las grandes potencias con respecto al futuro de los palestinos son muy peligrosas. Por tanto, debemos rezar inmensamente por ellos para que Dios Altísimo les conceda Su misericordia y gracia.
Resumen
Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que mencionaría el carácter y el ejemplo del Santo Profeta (sa) durante las batallas.
Excelente Carácter del Santo Profeta (sa) en Tiempos de Guerra
Su Santidad (aba) dijo que ya hemos visto cómo el Santo Profeta (sa) trató a los cautivos durante la Batalla de Badr y les dio facilidades. El Santo Profeta (as) instruyó a sus Compañeros para que los trataran bien, y los propios prisioneros atestiguaron el hecho de que los Compañeros les daban mejor comida que la que ellos mismos comían. El Santo Profeta (sa) también los liberó en condiciones muy sencillas. De hecho, para algunos, su rescate sería enseñar a otros a leer y escribir. Esto demuestra que el Santo Profeta (sa) no tenía ninguna animosidad personal hacia nadie, más bien su batalla era contra aquellos que deseaban erradicar la religión elegida por Dios.
Su Santidad (aba) dijo que en el bando de los oponentes, estaban aquellos que en realidad no deseaban luchar contra los musulmanes, pero se vieron obligados a hacerlo debido a sus circunstancias. El Santo Profeta (sa) también los trataba con gran amabilidad. El Santo Profeta (sa) también estableció reglas de guerra y ratificó tratados a los que se adhería. No era como en el mundo actual, en el que se establecen muchas normas que luego no se cumplen debido a la doble moral.
Su Santidad (aba) dijo que la vida del Santo Profeta (sa) era un reflejo práctico de los mandamientos del Sagrado Corán, que establece principios básicos como la justicia y el establecimiento de la paz. Por ejemplo, el Sagrado Corán afirma:
¡Oh vosotros, los que creéis! Sed perseverantes en la causa de Al-lah en calidad de testigos justos; y que la enemistad de un pueblo no os incite a actuar con injusticia. Sed siempre justos, porque eso está más cerca de la virtud. Y temed a Al-lah. En verdad, Al-lah es consciente de lo que hacéis. (Sagrado Corán 5:9).
Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) estableció el ejemplo más elevado en este sentido, que abarcaba todos los aspectos.
Su Santidad (aba) dijo que hay muchos aspectos históricos relacionados con el tema del carácter y el ejemplo del Santo Profeta (sa) durante las batallas, que también pueden convertirse en una serie de sermones. Su Santidad (aba) dijo que en este sermón hablaría de este tema en relación con la Batalla de Uhud.
Incidentes que condujeron a la Batalla de Uhud
Su Santidad (aba) dijo que esta batalla fue iniciada por los oponentes debido a su enemistad, obligando a los musulmanes a acudir a la batalla. Según la mayoría de los historiadores, esta batalla tuvo lugar un sábado del 3 de shawwal. Uhud es el nombre de una montaña situada a unos 5 km de Medina.
Su Santidad (aba) dijo que en La Vida y Carácter del Sello de los Profetas (sa), Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) ha registrado la fecha de la Batalla de Uhud Shawwal 3 DH como marzo de 624 DC.
Su Santidad (aba) dijo que uno de los mayores factores que contribuyeron a la Batalla de Uhud fue que después de que los de La Meca se enfrentaran a la derrota en la Batalla de Badr, algunos jefes prominentes del Quraish fueron a Abu Sufyan, ya que ellos también tenían riqueza invertida en la caravana comercial que condujo a la Batalla de Badr. Por lo tanto, le dijeron a Abu Sufyan que muchos de sus hombres habían sido asesinados, que la riqueza que había sido traída por la caravana debería ser utilizada para vengarse del Santo Profeta (sa) y que debería formarse un ejército. Abu Sufyan aceptó esta propuesta, después de lo cual los Quraish obtuvieron 50,000 dinares de beneficio de la caravana y lo utilizaron para preparar un ejército. Dios Todopoderoso mencionó esto en el Sagrado Corán de la siguiente manera:
En verdad, los incrédulos emplean su riqueza en apartar a la gente del camino de Al-lah. Ciertamente continuarán gastándola; pero después no les producirá mas que en llantos y lamentos ante su completo fracaso, y entonces serán rotundamente vencidos. Y los incrédulos serán reunidos en el Infierno. (Sagrado Corán 8:37)
Su Santidad (aba) mencionó que también hubo otros factores que condujeron a la Batalla de Uhud, como su fracaso y frustración en otras expediciones tras la Batalla de Badr.
Su Santidad (aba) dijo que cuando se había formado un ejército para vengarse del Santo Profeta (sa), los Quraish también formaron estrategias para que las tribus de los alrededores también se unieran a ellos. Algunas tribus fueron contactadas a nivel personal, mientras que a otras se les enviaron convoyes. Uno de ellos fue Abu Uzza Yam’i, que estaba entre los prisioneros de Badr y fue liberado por el Profeta (sa) sin ningún rescate, ya que tenía hijas de las que debía ocuparse. Juró que nunca lucharía contra el Profeta (sa) ni ayudaría a nadie en su contra. Sin embargo, cuando se le acercaron los Quriash, rompió su juramento y aceptó unirse a los Quraish contra el Profeta (sa). No sólo ayudó, sino que incitó a otros a través de su poesía.
Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abbas (ra) se enteró de los preparativos de Quraish e informó al Santo Profeta (sa). Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) que escribe:
‘Los ingresos generados por la caravana comercial que se ha mencionado en los eventos de la batalla de Badr, ascendieron a 50,000 dinares. Esta cantidad estaba aún segura en Darun-Nadwah según la decisión de los jefes de La Meca, con el fin de preparar un ataque contra los musulmanes. Ahora, este dinero fue sacado y la preparación para la guerra comenzó con toda fuerza y esfuerzo. Si no hubiera sido por la vigilancia y las medidas de precaución del Santo Profeta (sa), los musulmanes ni siquiera se habrían enterado de esta preparación y el ejército incrédulo habría llegado hasta las mismas puertas de los musulmanes. En otras palabras, el Santo Profeta (sa) había instruido enfáticamente a su tío paterno, ‘Abbas bin ‘Abdil-Muttalib, quien en su corazón, estaba con el Santo Profeta (sa), a permanecer en Medina, y él informaría al Santo Profeta (sa) de los movimientos de los Quraish. Como tal, en esta ocasión también, ‘Abbas bin ‘Abdil-Muttalib envió un jinete veloz de los Banu Ghifar, hacia Medina, prometiéndole una gran recompensa, y así, informó al Santo Profeta (sa) de este motivo de los Quraish por medio de una carta. Además, insistió estrictamente a este emisario en que debía entregar esta carta al Santo Profeta (sa) en un plazo de tres días. Incidentalmente, cuando el emisario llegó a Medina, el Santo Profeta (sa) había ido a Quba’, que estaba situada a las afueras de Medina. El emisario persiguió al Santo Profeta (sa) hasta Quba’ y le presentó esta carta cerrada. El Santo Profeta (sa) entregó inmediatamente esta carta a su escriba personal Ubayy bin Ka’b Ansari (ra), y le ordenó que la leyera en voz alta. Cuando Ubayy (ra) leyó la carta, ésta contenía la horrible noticia de que un feroz ejército de Quraish se acercaba desde La Meca. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) ordenó estrictamente a Ubayy bin Ka’b (ra) que mantuviera confidencial el contenido de la carta”. (La Vida y el Carácter del Sello del Profeta (sa), Vol. 2, pp. 320-321)
Su Santidad (aba) dijo que el ejército de Quraish partió de La Meca bajo el liderazgo de Abu Sufyan con 3,000 soldados. También hubo mujeres que insistieron en acompañar a los hombres por su propia pasión de venganza. Entre ellas se encontraba Hind, la esposa de Abu Sufyan, que fue capaz de convencer a los hombres para que permitieran a las mujeres acompañarles, y como tal, consta que 15 mujeres acompañaron al ejército.
Su Santidad (aba) dijo que Hind conspiró con Wahshi, que tenía una lanza afilada que mataba a quien golpeaba, y Hind le ordenó que matara a Hazrat Hamzah (ra), porque había matado a su tío en la batalla.
Los ejércitos parten hacia Uhud
Su Santidad (aba) dijo que tanto los ejércitos de Quraish como los musulmanes partieron hacia Uhud. Se hizo un censo entre los musulmanes, y se supo que había 15,000 musulmanes viviendo en Medina en ese momento, lo que se consideraba un gran número en ese momento.
Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:
Tal vez hacia el final de Ramadán del año 3 D.H., o el comienzo de Shawwal, el ejército de Quraish partió de La Meca. Muchos campeones de otras tribus de Arabia también formaban parte del ejército. Abu Sufyan era el comandante del ejército. Se trataba de un ejército de 3,000 hombres, entre los que había 700 guerreros con armadura. También contaba con amplios medios de transporte: 200 caballos y 3,000 camellos. El equipo de guerra también era más que adecuado. También cabalgaban algunas mujeres, entre las que destacan Hind, la esposa de Abu Sufyan; las esposas de Ikramah bin Abu Yahl, Safwan bin Umayyah, Khalid bin Walid, ‘Amr bin Al-‘As; y la madre idólatra de Mus’ab bin ‘Umair (ra). Según la antigua costumbre de Arabia, estas mujeres habían traído consigo sus instrumentos musicales para cantar coplas motivadoras y tocar el tambor con el fin de despertar los ánimos de sus hombres.
Tras un viaje de unos diez u once días, este ejército de Quraish llegó cerca de Medina, rodeó el norte de Medina y se detuvo cerca del Monte de Uhud. Cerca de allí se encontraba el frondoso y verde campo de ‘Arid, donde pastaban los animales de Medina y donde también se practicaba la agricultura. Antes que nada, los Quraish asaltaron estos pastos y causaron estragos a su antojo. Cuando el Santo Profeta (sa) recibió noticias de sus informantes de que el ejército de Quraish había llegado a las cercanías, envió a un compañero llamado Habbab bin Mundhir (ra) para obtener información sobre el número y la fuerza del enemigo. Además, el Santo Profeta (sa) también hizo hincapié en que si la fuerza del enemigo era mayor que la suya y los musulmanes se encontraban en peligro, Habbab (ra) no debía anunciar esta noticia abiertamente a su regreso en la reunión, sino que debía transmitirla en privado, para que nadie se desanimara. Habbab (ra) partió silenciosamente y regresó con gran habilidad en un corto período de tiempo, presentando su informe al Santo Profeta (sa).
Era jueves y la noticia de la llegada del ejército de Quraish se había extendido por toda Medina. Su incursión en ‘Arid también se había hecho ampliamente conocida. Aunque las masas no habían recibido información detallada sobre el ejército de los infieles, esa noche en Medina era de gran temor y peligro. Compañeros selectos custodiaron la casa del Santo Profeta (sa) durante toda la noche’ (La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 2, pp. 321-322).
Sueño del Santo Profeta (sa) sobre la batalla
Su Santidad (aba) dijo que al consultar con los Compañeros sobre esta batalla, el Santo Profeta (sa) les relató un sueño en el que había visto que estaba sacrificando una vaca y la punta de su espada estaba rota. Explicó que el sacrificio de la vaca significaba que algunos de sus Compañeros serían martirizados, y que la rotura de su espada significaba que alguien de la familia del Santo Profeta (sa) sería martirizado. El Profeta (sa) sugirió que permanecieran en Medina y que las mujeres y los niños se mantuvieran a salvo en las fortalezas. Si el enemigo se infiltrara en Medina, lucharían con ellos en las calles, que conocían mejor que el enemigo, y podrían lanzarles piedras desde lo alto de las colinas. Los Compañeros más veteranos estuvieron de acuerdo con la sugerencia del Santo Profeta (sa). Sin embargo, había un grupo de musulmanes que no habían participado en la Batalla de Badr y que deseaban el martirio, por lo que pidieron al Santo Profeta (sa) que los sacara de Medina para luchar. Algunos otros Compañeros también estuvieron de acuerdo, para que el enemigo no pensara que los musulmanes estaban asustados. Los de esta opinión insistieron tanto que el Santo Profeta (sa) aceptó su sugerencia, y anunció que los musulmanes debían prepararse para salir a la batalla.
Su Santidad (aba) dijo que seguiría mencionando estos detalles en el futuro.
Llamamiento a la oración por los palestinos
Su Santidad (aba) instó a seguir rezando por los palestinos. Su Santidad (aba) dijo que tras la pausa en los combates, volverán a producirse bombardeos indiscriminados sobre ellos, a consecuencia de los cuales perderán la vida más personas inocentes. ¿Cuál será el alcance de esta crueldad? Sólo Al’lah lo sabe mejor. Las intenciones de las grandes potencias para con ellos son muy peligrosas. Por lo tanto, debemos rezar mucho por ellos, para que Al’lah el Todopoderoso tenga piedad.
Resumen preparado por The Review of Religions