La vida de Sahibzadi Amatul Quddus Sahiba
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida de Sahibzadi Amatul Quddus Sahiba

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 15 de SEPTIEMBRE de 2023.

Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), pronunció lo siguiente:

Es el decreto Divino de Dios Altísimo que quienquiera que venga a este mundo, después de pasar algún tiempo aquí, partirá en algún momento. Sin embargo, los más afortunados son aquellos que dejan buenos recuerdos, que demostraron ser beneficiosos para los demás, que probaron a través de sus acciones que daban prioridad a su fe sobre el mundo, que trataron de actuar según los mandamientos de Al’lah y Su Mensajero (sa), que trabajaron para cumplir el objetivo de su juramento de lealtad [“Baiat”] al Mesías Prometido (as), aquellos que son verdaderamente leales al Jalifato Ahmadía, que hicieron todo lo posible para cumplir con los derechos debidos a la humanidad, que siempre trataron de lograr la complacencia de Dios y sobre quienes todos pronuncian solo palabras de elogio. Estas personas, según el Santo Profeta Muhammad (sa), están destinadas al Paraíso.

[Ahora] voy a hablar de una mujer que intentó vivir su vida de acuerdo con la complacencia de Al’lah. Me refiero a la respetada Amatul Quddus Sahiba, que era hija del Dr. Hazrat Mir Muhammad Ismail Sahib (ra), esposa del difunto Sahibzada Mirza Waseem Ahmad Sahib y nuera de Hazrat Musleh Maud, [Jalifatul Masih II] (ra). Aunque vivía en Qadián, estos días estaba visitando a sus hijas en Rabwah, donde ha fallecido a la edad de 96 años:

[¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!].

Por la gracia de Dios, era “musia” [parte del proyecto de “Al-Wasiyat”] y contribuía a razón de 1/9 [de sus ingresos]. [A continuación] mencionaré algunos detalles de su vida.

En la inauguración del Yalsa Salana [Convención Anual] de 1951, Hazrat Jalifatul Masih II (ra) pronunció el “nikah” [anuncio de matrimonio] de Hazrat Mirza Waseem Ahmad Sahib con ella y dijo:

“Debido a ciertas razones, deseo anunciar dos ceremonias de ‘nikah’ antes de la sesión inaugural del Yalsa”.

 

Uno era el suyo [el de Amatul Quddus Sahiba] y el otro era de la [propia] hija de Jalifatul Masih II (ra).

Y declaró:

“Solo dirigiré dos ceremonias de ‘nikah’. Si hubiera anunciado esto antes, se habrían recibido muchas solicitudes para dirigir ‘nikahs’; y al haber demasiados [anuncios de matrimonio] durante la celebración de la Convención Anual, el tiempo para mi discurso también habría disminuido”.

En todo caso, anunció estos dos “nikahs” durante dicho Yalsa y su primo paterno, Sayyid Daud Ahmad Sahib, fue nombrado su “wakil” [representante].

Durante el anuncio del matrimonio, Hazrat Musleh Maud (ra) proclamó además:

“Por lo general, únicamente caso a mis hijas con consagrados de por vida [de la Yamat]”.

Amatul Naseer Sahiba estaba casada con Pir Muinuddin Sahib y cuando se casó, por la petición de la esposa de Hazrat Dr. Mir Muhammad Ismail Sahib (ra), Hazrat Jalifatul Masih II (ra) asistió al “rujstana” [boda, después de la cual se envía a la novia a su nuevo hogar] del lado de la joven. No formaba parte del cortejo del novio, es decir, de su hijo, sino que asistía del lado de la joven. Dios Altísimo los bendijo con tres hijas y un hijo. Una de sus hijas, Amatul Aleem Sahiba, es actualmente la “sadr lallna” [presidenta nacional de la organización auxiliar de mujeres áhmadis] de Pakistán y es la esposa de Mansur Ahmad Khan Sahib, [que ocupa el puesto de] “Wakil-e-Ala, Tehrik-e-Yadid”, [encargado principal de todas las misiones del mundo]. En cuanto a las otras dos hijas, una de ellas, Amatul Kareem Sahiba, es la esposa del capitán Majeed Sahib. [Luego], Amatul Raoof Sahiba es la esposa del Dr. Ibrahim Munib Sahib y, [como he dicho], Amatul Kareem es la esposa de Majid Khan Sahib. Su hijo es Mirza Kalim Ahmad y vive en los Estados Unidos.

En una ocasión, Hazrat Musleh Maud (ra) le dijo lo siguiente a Mirza Waseem Ahmad Sahib [que era su hijo] -y que había venido para su boda y llevaba casado solo unos días-, que estaba arreglando los papeles para poder llevarse a su esposa con él. Como suele ocurrir, las relaciones entre Pakistán e India fluctúan mucho y las tensiones eran altas en aquellos días, por lo que Hazrat Musleh Maud (ra) le explicó:

“Los documentos de tu esposa serán procesados a su debido tiempo. Déjala y regresa inmediatamente a Qadián, ya que [al menos] un individuo de la familia del Mesías Prometido (as) debe estar presente allí. Reserva inmediatamente tu asiento en un vuelo e incluso si no hay asientos disponibles, es imprescindible que vayas, aunque tengas que viajar en un vuelo chárter”.

Hazrat Musleh Maud (ra) añadió:

“La razón de esto es que si no estáis allí y no podéis dar ejemplo [a los demás] de hacer sacrificios, ¿cómo la gente hará entonces sacrificios?”.

Si bien este fue un sacrificio realizado por Mirza Waseem Sahib, también fue realizado por Sahibzadi Amatul Quddus Sahiba, [porque] no estaba claro cuándo se completarían los papeles, pues las circunstancias eran difíciles y podrían haber empeorado. No obstante, fue la orden del Jalifa del momento y con gran alegría se despidió de su marido, y dio prioridad a su religión sobre el mundo. [Entretanto], Hazrat Musleh Maud (ra) fue al aeropuerto de Lahore para despedirse de Mirza Waseem Ahmad Sahib.

El Dr. Hashmatullah Sahib dice [al respecto]:

“Hazrat Jalifatul Masih II (ra) permaneció de pie en el aeropuerto, mirando continuamente el avión, y continuó orando hasta que despegó y desapareció de la vista”.

Más tarade, cuando los documentos de su esposa estuvieron completos, ella dijo:

“Un año después de mi matrimonio, estaba a punto de partir hacia Qadián y Hazrat Musleh Maud (ra) me aconsejó específicamente que me quedara en la casa de Umm-e-Nasir, que el Mesías Prometido (as) visitaba con frecuencia, y donde asimismo daba charlas en el patio”.

[Finalmente], tras mudarse a Qadián, Sahibzadi Amatul Quddus Sahiba jugó un papel vital a la hora de reunir, organizar y consolar a las mujeres de la Comunidad, incluidas las esposas y los hijos de los “Darweshan” [quienes se quedaron en Qadián para salvaguardar sus lugares santos]; y, por esa razón, las mujeres de allí se sintieron satisfechas. [En este sentido], he recibido innumerables cartas de las esposas e hijas de los “Darweshan” de allí.

[Por otra parte], al llegar a Londres, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) pronunció el primer sermón el 4 de mayo de 1984. Allí llamó a los áhmadis del mundo con palabras del Mesías Prometido (as), [diciendo: ‘¿Quiénes son mis ayudantes en la causa de Dios?’]; y anunció un programa a gran escala para la propagación del Islam; incluso afirmó que se necesitaba un gran [número de] centros para estos objetivos. Era necesario construir dos nuevos centros para Europa: uno en Inglaterra y otro en Alemania. Para este propósito, Al’lah proporcionaría la riqueza por Su gracia y alentó a la gente a participar en esta iniciativa. [Presto], las mujeres de Qadián respondieron una vez más a este [llamamiento] con plena pasión y lealtad. [En ese momento], Sahibzadi Amatul Quddus Sahiba estaba sirviendo como “sadr lallna” [la presidenta de la organización auxiliar de mujeres áhmadis] de la India y en su informe mencionó que, tras iniciarse ese plan, por la gracia de Dios, “lallna imail’lah” de la India respondió a la llamada de Su Santidad (rh) y participó de todo corazón presentando todas las joyas y dinero que tenían. Ella misma también presentó todas sus joyas. [Por lo tanto], entre las “lallna” de la India, las primeras promesas que se enviaron a Hazrat Jalifatul IV (rh) fueron de las “lallna” [mujeres] de Qadián.

Acto seguido, durante el sermón del viernes del 10 de agosto de 1984, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) mencionó a las “lallna” de Qadián, afirmando:

“He recibido un informe sobre las ‘lallna’ de Qadián y estaba esperándolo, porque cuando se iniciaron los sacrificios del proyecto de ‘Tahrik-e-Yadid’, fueron las mujeres de Qadián quienes tuvieron el honor de realizar sacrificios extraordinarios. Ahora quedan muy pocas mujeres allí, pero no importa el número que sean, aún estaba esperando noticias con respecto a ellas, ya que tienen derecho a ser las primeras en el campo del sacrificio, y así como ensalzaron el nombre de Qadián en aquel tiempo, ahora también será elevado. Así pues, ‘Alhamdolil’lah’ [todas las alabanzas son para Al’lah], yo he recibido el informe de allí. La ‘sadr lallna’ [presidenta de las mujeres] de la India me informa que el 16 de julio me envió las promesas de ‘lallna’ [mujeres] y ‘nasirat’ [niñas hasta 15 años] de Qadián para los nuevos centros”.

Ella ha escribió que los sermones [de Su Santidad (rh)] inculcaron un gran anhelo [de sacrificio] en las mujeres y, por la gracia de Dios, dieron todo lo que poseían; pero ni siquiera entonces este anhelo se extinguió. Tienen tanta pasión [en su corazón] que, de haber tenido algo más, lo habrían presentado en el camino de Al’lah.

Esta fue la carta enviada por Sahibzadi Amatul Quddus Sahiba a Hazrat Jalifatul Masih IV (rh).

[Luego], en 1991, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) viajó a Qadián, India, y explicó:

“No puedo decir esto con respecto a todas las ‘lallna’ de la India, aunque por la gracia de Dios Altísimo he de afirmar con respecto a la ‘lallna’ de Qadián que muestran ejemplos incomparables de sacrificio financiero. La yamat de Qadián es muy pobre, aunque siempre he sido testigo de que cuando se hace un llamamiento, las mujeres y las niñas de aquí contribuyen con gran celo y pasión, y a veces mi corazón desea detenerlas, diciendo: ‘¡Basta, ya! Vosotras no tenéis los medios para hacerlo’. Sinceramente, junto con la alegría [que siento], también me preocupo por ellas; aunque más tarde pienso que Aquel por quienes hacen estos sacrificios sabe muy bien cómo recompensarlas generosamente. Al’lah Mismo, por Su gracia, les concederá abundantemente en el futuro, tanto en su fe como en provisiones mundanas”.

Luego afirma:

“En una ocasión, cuando hice un llamamiento para los [nuevos] centros, las jóvenes áhmadis rompieron sus alcancías y regalaron las pocas monedas que habían ahorrado para la causa de su fe”.

Y continúa diciendo:

“¡Cuán Benevolente y Glorioso es nuestro Señor! A veces, desprovistos de todo amor y fervor, incluso los millones puestos a Sus pies son rechazados y Él no los acepta porque carecen de valor. Sin embargo, cuando un individuo sincero, aunque pobre, presenta todo el dinero que tiene por amor, [Dios] lo acepta con aún más amor y cariño. Así como vosotros aceptáis regalos de vuestros seres queridos y los valoráis, Dios Altísimo también tiene formas de apreciar las cosas. [Por tanto], sé y tengo la certeza de que de esta manera, Al’lah seguramente habrá valorado incluso esta insignificante cantidad de dinero”.

Este es un extracto de lo que dijo durante su discurso a las mujeres presentes en el “Yalsa Salana” [Reunión Anual de Qadián de 1991].

[Por otro lado], cuando Hazrat Musleh Maud, [Jalifatul Masih II] (ra), la envió [Amatul Quddus Sahiba] a Qadián, él le aconsejó que reuniera a las mujeres de las distintas comunidades; y, cuando fue allí, ella fue nombrada secretaria general de Qadián. Posteriormente, en 1955, sirvió como “sadr lallna” local y luego fue elegida “sadr lallna” de [toda] la India. En 1959 se llevaron a cabo elecciones para elegir a una “sadr lallna” local diferente y ella continuó trabajando como “sadr lallna” de la India. Por la gracia de Dios, continuó desempeñando este cargo hasta 1999 y después siguió siendo miembro honorario. Durante su mandato, realizó asimismo giras por varias yamats en toda la India, por lo que su periodo de servicio abarca 46 años.

Al principio hubo muchas dificultades a la hora de organizar las tareas de “lallna”. Ella escribía cartas aunque no recibía respuestas [inicialmente]. Más tarde, [empezó] a escribir usando la dirección de Sahibzada Mirza Waseem Ahmad Sahib y a través de estos esfuerzos, gradualmente unió a las comunidades locales de allí. [Aquí cabe decir que] en la India hay muchas y diferentes lenguas locales, y la mayoría de las cartas que ella recibía estaban escritas en distintos idiomas, lo que además suponía otro reto, de ahí que estas cartas se tradujeran con la ayuda de misioneros locales. [Al mismo tiempo] y poco a poco, empezó a acompañar a Mirza Waseem Ahmad Sahib en sus giras a ramas remotas de la yamat [de la India]. De este modo, organizó las diversas ramas locales de la comunidad que, necesitaban muchísima ayuda tras la partición (de India y Pakistán).

Su hija, Amatul Aleem, escribe:

“Durante la época de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh), también había formado un equipo que se encargaba de resumir las cartas recibidas de la India. Hazur (rh) recibía estos resúmenes y se mostró muy complacido por ese trabajo. Ella prestó grandes servicios con respecto al Sagrado Corán, [ya que] enseñó el Corán a más de 250 niñas de Qadián. Las escolares venían en grupos a aprender el Santo Corán, primero por la mañana temprano y luego por la tarde. En la India, algunas chicas que habían completado su FA o FSC venían a quedarse en Qadián durante tres meses en sus vacaciones de la escuela”.

Su hija añade:

“Nuestra madre enseñaba a esas niñas la traducción del Sagrado Corán por la mañana, por la tarde y por la noche. Fue capaz de organizar a fondo a los miembros de ‘lallna’ y enseñó a las demás a trabajar con gran vigor. [Al mismo tiempo] les aconsejaba que establecieran una relación con el Jalifato a través de anécdotas y, al escuchar esas historias, las niñas y las mujeres crecían en su vínculo con el Jalifato. [Por otra parte], la hospitalidad con los invitados era una de sus cualidades más destacadas”.

Y prosigue:

“Siempre apoyó a nuestro padre. [En un principio], vivían en condiciones muy precarias. Por la tarde, todo lo que tenían para comer eran lentejas y nuestro padre mantenía una vaca para la leche. Cuando llegaba un invitado, [mi madre] presentaba lo que había preparado sin dudarlo un momento. También obsequiaba a los invitados con bebidas o té, según la estación del año. Posteriormente, cuando su circunstancias mejoraron, presentaba a los invitados comida adecuada. La gente venía a visitarla a su casa y la consideraba como la suya. Fue una buena esposa y brindó su apoyo en todo momento, incluso en tiempos difíciles. Nunca tuvo ninguna exigencia y se las arreglaba felizmente con el dinero que le daba su marido, Mirza Waseem Ahmad Sahib. Como resultado, Dios Altísimo concedió bendiciones extraordinarias sobre esa riqueza. [Además] era meticulosa y bien organizada”.

Su hija continúa:

“Cuando Mirza Waseem Ahmad Sahib falleció, mi madre tuvo un sueño en el que ella emprendía un último viaje, como si también se preparara para partir. Hazrat Jalifatul Masih III (rh) se le acercó en el sueño y le dijo que su visado aún no había sido aprobado. Así, por la gracia de Al’lah, vivió mucho tiempo incluso después de ese sueño”.

En 2007, Mirza Waseem Ahmad Sahib cayó enfermo, aunque poco después Dios le devolvió la salud. Tras recuperarse, planeó visitar las sedes locales de la yamat de Hyderabad y se llevó a su esposa consigo. Fue durante esa visita cuando Amatul Quddus Sahiba vio el sueño mencionado y empezó a temer que tal vez fueran los últimos momentos de Mirza Waseem Ahmad Sahib. No obstante, en aquel momento él estaba sano y bien, pero ella insistió en que regresaran a Qadián. A su vuelta a Qadián, enfermó de nuevo y, en el transcurso de la enfermedad, falleció.

En sus últimos años, ella perdió la vista y también utilizaba un audífono. Con el tiempo, perdió el sentido del oído, aunque a pesar de ello, pasaba su vida contenta y nunca se mostró desagradecida. Cuando alguien le preguntaba por su salud, ella respondía siempre: “Alhamdolil’lah”, [Toda la alabanza pertenece a Al’lah]. Como ya he mencionado, donó inmediatamente todas sus joyas para la iniciativa de adquirir [dos] nuevas sedes para la Comunidad [en Europa; y, en este sentido], cualquiera que fuera la iniciativa lanzada por el Jalifa de la época, los primeros contribuyentes de Qadián eran siempre Mirza Waseem Ahmad Sahib y su esposa.

Su hija dice además:

“Si nos equivocábamos al recitar el Santo Corán, a pesar de que nuestra madre estuviera en otra habitación, nos corregía desde donde estuviera. Era como si se hubiera aprendido el Corán de memoria, aunque ese no era el caso. Gracias a su recitación constante del Sagrado Corán podía recordarlo. [Aparte], cuando Mirza Waseem Ahmad Sahib realizaba el ‘itikaf’ [periodo de adoración donde uno se aísla en la mezquita durante los últimos diez días de Ramadán], ella enviaba comida para él y también para la gente pobre que estaba en ‘itikaf’. Asimismo, enviaba alimentos a las chicas de los internados de allí, así como a los misioneros locales. Era tan considerada con los demás que no importaba si estaba enferma, con fiebre o en cualquier otra condición, [siempre] se aseguraba de asistir a los momentos de su felicidad o a los de su dolor.

 

En Qadián había gente de distinta condición, [por eso] enseñaba a las niñas a coser y preparaba a las novias el día de su boda. Había creado una atmósfera en la que convivía amistosamente con todo el mundo.

 

En 2005, la ‘lallna’ de Rabwah [Pakistán] construyó el ‘Saray Masrur’, que es un edificio grande. Para esta iniciativa, en lugar de contribuir con su propio nombre, aportó 100.000 rupias en nombre de su marido”.

Su hija declara finalmente:

“Tras la partición, mientras estaba en Ratan Bagh, Lahore, y luego en las casas de barro de Rabwah, recitaba el Santo Corán a Hazrat Ammah Yaan (ra), [la bendita esposa del Mesías Prometido (as); y por su parte], Hazrat Ammah Yaan (ra) también escuchaba los ‘Malfuzat’ [dichos del Mesías Prometido (as)] de alguien y tenía la oportunidad de leérselos también”.

Su hija menor, Amatul Raoof, relata:

“Shah Yi, Itar Din Sahib y Hafiz Sahib se quedaban en ‘Bait Al-Riazat’, la habitación de las gotas rojas; y en la gran habitación de Hazrat Ammah Yaan (ra). Luego, Bhai Abdur Rahim Sahib también se quedaba allí y sea lo que fuese que se cocinaba en la casa se les enviaba. Cuando terminaban las horas de visita de las mujeres en ‘Bait Al-Dua’, estas entraban en casa, que estaba siempre abierta y no había restricciones para las visitas. Tampoco había timbre y las mujeres podían entrar fácilmente”.

Y cuenta además que:

“Cuando Mirza Waseem Ahmad Sahib falleció e Inam Ghauri Sahib fue nombrado ‘Nazir-e-Ala’, nuestra madre demostró completa obediencia y presentó peticiones para todo de acuerdo con el procedimiento correcto. Ella daba su ‘Wasiyat’ y pagó la porción debida de su propiedad durante su vida. También formó parte del ‘Daftar Awwal’ del programa ‘Tehrik-e-Yadid’. Aconsejaba a sus hijos que rezaran cuanto antes [respecto a la hora indicaba para cada oración obligatoria], porque de lo primero que se les pediría cuentas [el Día del Juicio] serán las oraciones. [Decía que] si pasaban esto [con éxito], todo lo demás vendría por sí solo”.

Y añade:

“Se ocupaba de muchas niñas, [en el sentido de que] no solo les proporcionaba una educación excelente, sino que también les enseñaba a recitar el Corán, su traducción y más tarde organizaba sus matrimonios. [Una vez], hubo un hombre que aceptó Ahmadíat desde Bihar Ranchi junto con su hija. Era muy mayor. [Pues bien], trajo a su hija ante mi madre y le dijo: ‘No sé cuánto tiempo viviré’. Tras mi fallecimiento, los hermanos de esta chica la matarán, por lo que te pido que te hagas cargo de ella’. En aquel momento, la joven tenía unos 25 años. A esa edad, mi madre le enseñó a recitar el Sagrado Corán y su traducción, a pesar de que la niña no conocía el idioma y carecía de educación; e incluso organizó su matrimonio.

En aquello primeros días ella tenía muy pocos medios, [pero] cuando la hija de un ‘derviche’ iba a casarse, mi madre prestaba sus propias joyas y le decía a la novia que podía usarlas todo el tiempo que quisiera y que las devolviera después. A continuación se las daba a la hija del siguiente ‘derviche’ que se casara. De este modo, muchas muchachas se beneficiaron de sus joyas, porque en aquella primera época de dificultades las circunstancias de los ‘derviches’ no eran muy buenas. Sin embargo, más tarde, cuando sus hijos se fueron al extranjero y empezaron a tener [mejores] ingresos, sus circunstancias mejoraron; y al hacerse mayores, enviaban a casa los ahorros que tenían, pensando que su dinero no estaba seguro dondequiera que vivieran; [o sea], lo enviaban allí para guardarlo”.

Y continúa:

“Nuestra madre tenía un armario donde guardaba todos los objetos que le confiaban, ya fueran joyas de alguien, dinero o cualquier otra cosa. Yo vi muchas cosas diferentes que ella guardaba por seguridad y cada vez que alguien venía a recuperar sus pertenencias, ella me decía de qué lugar del armario tenía que sacarlas. Entonces, primero le pedía a la persona a la que se le devolvía lo suyo que lo abriera delante de ella para comprobar y asegurarse de que todo estaba allí, y solo se quedaba tranquila cuando la persona le confirmaba que todo estaba correcto.

[Por otra parte], todos los ‘derviches’ eran de buena familia, aunque en aquella época había pobreza. Algunas niñas, tras completar la educación primaria, continuaban estudiando, pero a otras las llamaba a la oficina para que hicieran el trabajo de ‘lallna’, a fin de que no estuvieran desocupadas hasta que llegara el momento de casarse. Como no había una oficina formal, hizo un pequeño despacho en su casa, que es también donde hacían las tareas escolares. Allí había bastante ajetreo, aunque ella estaba feliz realizando su trabajo. [Entretanto], era muy hospitalaria con las chicas que venían a trabajar y, si era la hora de comer, les daba de comer; si no, les ofrecía té. Del mismo modo y al mismo tiempo, además enseñaba a las niñas cómo poner la mesa, diciendo que deberían aprender ahora para que cuando se casaran en buenos hogares nadie pudiera llamarlas ignorantes. Hasta ese punto se preocupaba por esas jóvenes y, cuando muchas de ellas se casaron en buenos hogares, no tuvieron problemas gracias a su formación”.

Bastantes mujeres y jóvenes han mencionado que esta fue la manera en la que fueron formadas por ella, gracias a la cual no tuvieron problemas para adaptarse a su familia política.

[Por otro lado, afirma que]:

“También preparaba con sus propias manos la ropa y los regalos para las novias. En ‘Eid’, ella misma iba a casa de las viudas de los ‘derviches’ para hacerles regalos. Mirza Waseem Ahmad Sahib también iba con ella; pero si él no podía ir, entonces ella iba sola”.

Y sigue escribiendo:

“Una persona le mencionó que alguien había construido una casa muy lujosa en Rabwah, a lo que ella dijo: ‘He hablado con Dios Altísimo sobre una cosa, que esta es una casa de bendiciones que he recibido (lo que significa que se le concedió la capacidad de vivir en Qadián) y he venido aquí como nuera del Segundo Jalifa (ra). Esto es más que suficiente para mí. Pero, por favor, dame [¡oh Al’lah!] un hogar elevado en el Paraíso’.”

Esta es la cualidad de un creyente, que es indiferente a los atractivos mundanos.

Ella [Amatul Quddus Sahiba] ha narrado sobre Hazrat Mir Muhammad Ismail Sahib (ra) [su padre]:

“Como yo era muy aficionada a la limpieza desde mi infancia, Mir Sahib (ra) no dejaba que nadie más que yo limpiara su habitación, porque yo ponía todas sus cosas, como notas, libros y cualquier otra cosa, justo donde estaban después de limpiar. Por eso dijo: ‘Que nadie entre en mi habitación aparte de Amatul Quddus’.”

[Su hija prosigue su relato]:

“Aparte, cuando una chica terminaba sus exámenes de décimo curso, les preguntaba -algunas chicas aprendieron a leer el Sagrado Corán gracias a Abdur Rahman Jatt Sahib- si habían empezado a leer la traducción del Santo Corán. [Entonces], cuando las chicas aprobaban los exámenes de décimo curso, venían a casa de nuestra madre y aprendían la traducción [del Corán]. Habría tres clases a la vez y ella les enseñaba la traducción completa del Sagrado Corán en tres años, además de la gramática”.

 

Muchas personas -mujeres y niñas- me han escrito que también les enseñó [temas de] jurisprudencia.

[Y sigue narrando que]:

“Le apasionaba enseñar todo el Corán y se aseguraba de que ninguna niña se fuera sin aprenderlo en su totalidad. Aparte, era asidua al ‘tahayud’ (oración voluntaria de la madrugada) y en su última enfermedad, incluso cuando caía gravemente enferma, seguía preocupándose de que la despertaran a tiempo para ofrecer el ‘tahayud’. [Luego], mientras fue capaz, mantuvo sus ayunos; y especialmente en Ramadán acudía a la mezquita para las oraciones de ‘Tarawih’. El resto del tiempo rezaba en casa, aunque durante el Ramadán iba especialmente a la mezquita para rezar.

 

Sentía un profundo amor por el Jalifa y escribía cartas al Jalifa de la época, y si como contestación recibía una respuesta expresiva de placer, la compartía muy gustosamente con nosotros, para mostrarnos cómo [el Jalifa] había expresado su contento”.

Cuando Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) visitó [Qadián] en 1991, ella misma arregló su habitación. Del mismo modo, en 2005, cuando yo visité [Qadián] de nuevo, ella misma arregló nuestra habitación y se encargó de toda la planificación, de poner la cama, entre otras cosas; y realizó este trabajo con gran sinceridad. Entonces, a pesar de que yo le dije que nuestra comida se cocinaría por separado, ella insistió en que prepararía una comida al día y que ciertamente la enviaría, y que cocinaría la comida con mucho cuidado.

La narración prosigue:

“Después de la muerte de mi padre, mi madre estaba ofreciendo oraciones y llorando, al mismo tiempo que repetía las mismas palabras que Hazrat Amman Yaan (ra) dijo al fallecer el Mesías Prometido (as): ‘¡Oh Dios, se ha marchado de nosotros, [pero] Tú no debes abandonarnos’.”

Ella dice:

“He sido testigo y estoy segura de que esta oración fue escuchada, porque tras ello (dado que las hijas se habían casado en Pakistán) recibimos múltiples visados y ella pudo ir y venir, y así no se sintió sola”.

[Más tarde], su hijo narra:

“La mayoría de los huéspedes venían y se alojaban en ‘Darul Masih’, y nuestra madre formaba a niños de once y doce años sobre cómo repartir agua caliente en las habitaciones, y cómo atender las necesidades de los huéspedes. Al mismo tiempo, Mirza Waseem Ahmad Sahib tenía contactos con funcionarios del gobierno, por lo que [Amatul Quddus Sahiba] presentaba la Yamat a sus esposas y posteriormente mantenía el contacto con ellas.

[En este sentido], Satnam Singh Bajwah fue un destacado político de allí, quien tras la partición se trasladó a la India. Era el padre de Partab Singh Bajwah, que actualmente es diputado. Su mujer también frecuentaba nuestra casa e incluso guardaba sus pertenencias con nuestra madre. Una vez, le dio algo para que lo guardara y ella le preguntó (a Sahibzadi Amatul Quddus) si lo había abierto para ver qué era, a lo que ella respondió: ‘es tu propiedad, ¿cómo podría abrirlo y mirar?’. [Bueno], deberías comprobar para ver si está bien’.

[Asimismo] atendía a los pobres. Una vez había ido de visita a un pueblo de Odisha y no tenía nada que dar a la gente. La ropa que nos sobraba, como niños que éramos (todos sus hijos se habían ido con ella), se la dábamos a la gente para que pudieran cubrirse, ya que estaban en un estado muy empobrecido y desesperado”.

Más tarde escribe:

“El Sagrado Corán que nuestra madre utilizaba para enseñárselo a las niñas a leer y su traducción se basaba en la traducción de Hazrat Mir Muhammad Ishaq Sahib (ra), y esa copia en particular se la regaló Hazrat Ammah Yaan (ra)”.

Ibrahim Muneeb es su yerno y afirma que:

“Tras el fallecimiento de Mirza Waseem Ahmad Sahib, ella vivió en Qadián durante diez años, [y que] tras caer gravemente enferma, sus hijas la llevaron a Rabwah [Pakistán]. Por la gracia de Dios Altísimo, también se le concedió una prórroga del visado, aunque siempre pensaba no salir de Qadián durante un largo periodo de tiempo”.

A menos que hubiera pedido permiso al Jalifa de la época, no querría quedarse [fuera de Qadián] más de unos meses. En cualquier caso, me escribió y yo le contesté que podía quedarse todo el tiempo que quisiera [fuera de Qadián] y que siguiera prorrogando su visado. Fue entonces cuando permaneció allí durante un largo periodo de tiempo.

[Una vez], Hazrat Musleh Maud (ra) le dijo, cuando partía hacia Qadián, que no fuera al bazar de Qadián perteneciente a los hindúes, porque habían proferido insultos verbales contra el Mesías Prometido (as), [Dios nos perdone]. Mostró tal respeto por las instrucciones de Hazrat Musleh Maud (ra) que, incluso después de que las circunstancias mejoraran y la gente del lugar empezara a comportarse con cortesía y muchos áhmadis que asistían a la Convención Anual también acudían allí, así como los miembros de la familia del Mesías Prometido (as). No obstante, ella no fue al bazar de Qadián durante 70 años|; y en cambio, iba a Amritsar a hacer la compra.

Ibrahim Muneeb Sahib también cuenta:

“Una vez, los lugareños de Qadián se opusieron ferozmente a la Comunidad [Musulmana] Ahmadía”…

La narración de este incidente está incompleta, -dijo Hazur, [y continuó el jutba].

[Bueno, lo siguiente es que], su nieta relata:

“Los niños pequeños de Qadián la llamaban ‘Nani Ummi’ [abuela], pues ella mostraba un gran amor y afecto a todos, como hace una abuela”.

Y describe también:

“Una vez estaba descansando debido a la debilidad de su salud. Por la noche, algunas mujeres de una lejana yamat vinieron a visitarla. Como ninguno de los mayores se encontraba en casa, les dije que estaba descansando y entonces le dieron una pequeña nota pidiendo oraciones y se fueron. Cuando mi abuela se despertó, le informé de que dos señoras habían venido a visitarla. Inmediatamente pidió la nota y rezó por ellas, y luego dio instrucciones a alguien por teléfono y le dijo que atendieran cualquier necesidad suya que se mencionara en su nota”.

Más tarde, [añade que Amatul Quddus Sahiba] le dijo:

“Por su amor, la gente venía de lugares lejanos para conocer a tu abuelo y él nunca les dejaba volver con las manos vacías. Por consiguiente, también debes honrar a los invitados y darles la bienvenida, y deberías informarme de ello”.

[Finalmente concluye]:

“Mi abuela me lo explicó de una forma tan cariñosa, que permanece grabada en mi memoria hasta el día de hoy”.

Su nieto, Syed Hashir, ha explicado que:

“Le pedí que me diera algunos consejos porque voy a ser misionero (actualmente estudia en Yamia Canadá) y ella respondió: ‘Recibes todos los consejos del Jalifa de la época, por lo tanto no necesito darte ninguno’. Escucha atentamente sus palabras y actúa en consecuencia’. Aparte, me dijo que recitara la siguiente oración: 

 

¡Oh mi Señor, todo es Tu siervo! ¡Oh mi Señor, protégeme, ayúdame y ten misericordia de mí!].

Por teléfono, siempre me aconsejaba que cumpliera mi ‘waqf’ [dedicación de por vida] al máximo y que me convirtiera en un verdadero ayudante de Jalifa”.

Muchos no-musulmanes asistieron a su funeral y la recordaron con gran cariño. Entre ellos estaba Fateh Jang Singh, antiguo miembro de la Asamblea [del Punyab], quien mencionó que sus años de infancia transcurrieron en su casa y bajo su cuidado. Además, acudió a la frontera de Wagah para recibir el cadáver y declaró que era como si hubiera enterrado a su madre por segunda vez. También dijo que cuando eran muy pequeños iban a su casa y ella los alimentaba y cuidaba bien de ellos.

Maala, una de sus nietas, narra:

“Fue un modelo para nosotras en cuanto a su amor y obediencia hacia el Jalifato. Desde que ha fallecido, cientos de personas han llamado para expresar sus condolencias y todas hablaban muy bien de ella”.

[Maala] permaneció algún tiempo en Qadián y dice:

“Me di cuenta de que la gente de Qadián la quería mucho y, del mismo modo, ella también sentía un gran amor por ellos”.

También mencionó que cuando yo debía viajar a Qadián en 2008 y que debido a las circunstancias del momento la gira se canceló y yo regresé desde Delhi, ella estaba muy triste porque no sabía si tendría la oportunidad de volver a verme.

Abid Khan, que vive aquí [en el Reino Unido] y es el marido de su nieta, ha relatado que:

“Demostró con su conducta ejemplar cómo se debe cumplir el ‘waqf’ (la dedicación a la Comunidad). Poseía un carácter muy amable y solo en una ocasión la vi hablar en un tono muy severo. Era la boda de una chica local de Qadián, pero ella (es decir, Sahibzadi Amatul Quddus) se sentía mal y tenía un dolor de cabeza muy intenso. Al ver su salud, su nieta le sugirió enviarle disculpas y descansar; sin embargo ella respondió: ‘Maala…, sin duda asistiré a la boda’. No sabes la relación que tengo con la gente de Qadián”.

[Por su parte], Aqeela Iffat Sahiba, esposa del Dr. Bashir Ahmad Nasir, ‘darveish’ de Qadián, menciona:

“A través de la organización de ‘Nasirat’ y ‘Lallna’ ella siempre guiaba a las esposas e hijas de los ‘darveish’ de Qadián. Era extremadamente hábil en el cumplimiento de asuntos administrativos. Al trabajar con ella, se podía sentir su amor, afecto, apoyo, respeto y honor. Ella siempre deseaba transmitir a la generación futura la formación en las diversas funciones y responsabilidades. Era una persona muy segura de sí misma y organizada. Cualquier trabajo que realizaba lo hacía de manera muy elegante. Ella nos enseñó el Santo Corán junto con su traducción y además la ‘fiqah’ [jurisprudencia islámica]. Las jóvenes que han sido entrenadas por ella se encuentran ahora en diferentes partes del mundo y sirven a la Yamat dondequiera que se encuentren”.

Bushra Mubarka Sahiba de Hyderabad, Deccan [Pakistán], escribe:

“Teníamos una relación familiar muy estrecha con ellos. Durante la celebración del Yalsa, ella se quedaba hasta media noche y se ocupaba personalmente de la hospitalidad de los invitados, y les proporcionaba comida, bebida y [toda] comodidad. Decía que ellos eran los invitados del Mesías Prometido (as) y que debían cuidar de ellos. [Personalmente] se ocupaba de cada mínimo detalle”.

De manera similar, la esposa de Khalid Alladin Sahib, Sajdah Tanveer Sahiba, cuenta que:

“Ella era como una madre para todos los miembros de ‘lallna’ de la India. Así como un bebé lactante es sostenido por el dedo de su madre, quien le enseña todos los modales y costumbres básicas, de la misma manera, Hazrat Apa Yaan [o sea, la fallecida] cuidó de nuestra formación y educación moral en cada momento de nuestras vidas, por lo cual, mi descendencia y yo le estaremos eternamente agradecidos”.

He recibido innumerables cartas de las mujeres de Qadián y de todas aquellas con las que ella tenía alguna conexión. Asimismo, los hijos varones de todos los que han vivido durante mucho tiempo en Qadián han escrito que ella los crio como una madre. Sus hijos también han mencionado su vínculo con el Jalifato, como dije anteriormente; otras mujeres también han mencionado este punto. La humildad y lealtad excepcional que mostró hacia Hazrat Jalifatul Masih II (ra) la mantuvo también después [de que falleciera] y lo mismo conmigo. Ella fue un ejemplo [para todos]. Cuando me visitó aquí, también lo hizo con el mayor respeto y reverencia; y cuando fui a Qadián en 2005 mostró gran preocupación por la hospitalidad de los huéspedes. Además, en cada encuentro, la alegría en su rostro era evidente. Ese mismo año, cuando yo iba partir, a pesar de su mala salud, vino desde Qadián a Delhi.

¡Que Al’lah eleve su estatus [espiritual] y permita a sus hijos que continúen con sus obras virtuosas!

¡Que Dios Altísimo permita a la gente de Qadián tratarse unos a otros con el mismo amor que ella tenía por el pueblo de Qadián!

En la actualidad, ya no hay ningún pariente consanguíneo del Mesías Prometido (as) que viva en Qadián.

¡Que Dios cree tales circunstancias para que alguien [de su familia] pueda ir allí!

¡Que Al’lah eleve el estatus de la difunta!

Hay otro funeral aquí [presente], ¿ha llegado? El funeral es el de Muhammad Arshad Ahmedi Sahib del Reino Unido, quien falleció recientemente a la edad de 71 años:

[¡En verdad, pertenecemos a Al’lah y a Él volveremos!].

Era hijo de Yusuf Ahmedi Sahib de Nairobi, quien aceptó al Mesías Prometido (as) y juró lealtad; [bueno],  era el hijo o el nieto, -Hazur no estaba seguro-, [en realidad era su hijo]. De todas formas, era de la progenie de Yusuf Ahmedi Sahib, quien juró lealtad al Mesías Prometido (as). Llegó de Nairobi al Reino Unido a la edad de 15 años. Se casó con Amatul Baseer Sahiba, quien era hija de Hazrat Jalifa Salahuddin Sahib (ra) y nieta de Hazrat Dr. Jalifa Bashiruddin Sahib (ra), quienes eran ambos Compañeros del Mesías Prometido (as).

Por la gracia de Dios Altísimo era “musi” [integrante del sistema de “Al-Wasiyat”]. Además de su esposa, deja dos hijos y una hija. Tenía una fuerte conexión con la Comunidad y dondequiera que vivió sirvió a la Yamat de una forma u otra. [Por ejemplo], en la organización de jóvenes de la comunidad [del Reino Unido] sirvió como “mohtamim”, [uno de los responsables]. También trabajó como “secretario nacional de ishaat” [publicaciones] para el Reino Unido durante más de 20 años. Tenía una disposición intelectual. Cuando Salman Rushdi escribió un libro blasfemo contra el Santo Profeta Muhammad (sa), Arshad Sahib tuvo la oportunidad de redactar una refutación siguiendo las instrucciones y guía de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh).

Era regular en ofrecer las oraciones en congregación. Desde que nos mudamos aquí, compró una casa cerca de Islamabad con la intención de ofrecer oraciones [con nosotros]. Tenía un vínculo de amor por el Santo Profeta (sa) y el Mesías Prometido (as). Recitaba regularmente el Corán. El fallecido tenía una gran pasión por propagar el mensaje del Islam-Ahmadíat. Era regular en dar el “chanda” [los donativos obligatorios]. Recibía a todos con amor y cariño, y era muy elocuente; y asimismo una persona sincera que tenía un vínculo profundo de reverencia con el Jalifa.

En una ocasión, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) habló sobre él:

“Siempre he encontrado que Arshad Ahmedi Sahib es extremadamente obediente, algo que se ve pocas veces. Todo lo que le digo lo acepta inmediatamente. Debido a esta cualidad suya, tengo mucho respeto por él y su familia”.

En realidad, esta obediencia y sumisión al Jalifato continuaron incluso después, pues yo también lo encontré siempre humilde y obediente al Jalifato, ya que constantemente dio prioridad al honor y respeto de la Yamat.

¡Que Dios le conceda Su misericordia y perdón; y que conceda a sus hijos la oportunidad de continuar con sus obras virtuosas!

Uno de sus hijos es una persona consagrada de por vida [a la Comunidad].

[Finalmente], hay otro funeral en ausencia, que es el de Ahmad Yamal Sahib, quien era afroamericano. Vivía en los Estados Unidos y falleció recientemente a la edad de 92 años:

[¡Ciertamente pertenecemos a Al’lah y a Él volveremos!].

 

Nació en 1930 y juró lealtad a Hazrat Musleh Maud (ra) en 1951. En los años 50 y 60, tuvo la oportunidad de ofrecer un sacrificio financiero para la mezquita Sadiq de Chicago. Era una persona muy humilde y modesta. Tenía un vínculo de amor y lealtad con la Yamat y el Jalifato. [En este sentido], para ver MTA inicialmente instaló una antena parabólica y luego a menudo la veía por internet. Escuchaba regularmente mis discursos y sermones, y hablaba de ellos con sus amigos y familiares. [Es más], no se limitaba a escuchar los sermones, sino que tomaba notas y las discutía.

El fallecido vivía a 150 kilómetros de la mezquita, aunque a pesar de su edad y su mala salud, acudía regularmente para las oraciones del viernes. Era regular en dar “chanda” y nunca tenían que recordárselo por segunda vez. Además, participaba en otras iniciativas financieras. Tiene una hija pero ella no es parte de la Comunidad.

¡Que Dios Altísimo conceda Su perdón y misericordia al difunto, y que acepte las oraciones que ofreció por su hija!

¡Que ella tenga la oportunidad de aceptar Ahmadíat!

[Por tanto], hay un funeral presente y dos funerales en ausencia.

Tras las oraciones del viernes ofreceré la oración de funeral [por ellos].

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que es ley de Dios Todopoderoso que quien viene a este mundo, después de pasar algún tiempo, también debe partir. Pero afortunados son aquellos que sólo dejan recuerdos positivos, que demostraron ser beneficiosos para los demás, que prácticamente dieron prioridad a la fe sobre el mundo, que se esforzaron por actuar según los mandamientos de Dios y de Su Mensajero (sa), que se esfuerzan por cumplir el propósito de jurar lealtad al Mesías Prometido (as), que son verdaderamente leales al Califato Ahmadía, que se esfuerzan por ayudar a la humanidad, para quienes todo el mundo pronuncia sólo palabras elogiosas. Como tales, según el Santo Profeta (sa), son destinados al Paraíso.

Amatul Qudoos, Hija del Dr. Mir Muhammad Ismail

Su Santidad (aba) dijo que mencionaría a alguien que se esforzó por vivir su vida según la complacencia de Dios Todopoderoso. Se trata de la respetada Amatul Qudoos, que era hija del Dr. Mir Muhammad Ismail (ra) y esposa del difunto Sahibzada Mirza Waseem Ahmad, por tanto nuera del Segundo Califa (ra). Residía en Qadian pero había estado visitando a sus hijas en Rabwah, donde falleció – ‘Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos’.

Su Santidad (aba) dijo que su Nikah (anuncio de matrimonio islámico) fue anunciado por el Segundo Califa (ra), a petición de la esposa de Hazrat Dr Mir Muhammad Islamil (ra), el Segundo Califa (ra) asistió al rukhsati como representante de la parte de la familia de la novia, en lugar de hacerlo en nombre de su hijo. Al’lah el Todopoderoso le concedió tres hijas y un hijo. Su hija Amatul Aleem es Presidenta Nacional de la Organización Auxiliar de Mujeres Ahmadías de Pakistán.

Grandes Sacrificios al Servicio de su Fe

Su Santidad (aba) dijo que unos días después de su matrimonio, cuando Mirza Waseem Ahmad estaba preparando los papeles para llevar a su esposa de vuelta a Qadian, el Segundo Califa (ra) le aconsejó que el proceso seguiría su curso, sin embargo, mientras tanto, Mirza Waseem Ahmad debería regresar inmediatamente a Qadian ya que un miembro de la familia del Mesías Prometido (as) debería estar allí, y él debería dar ejemplo de sacrificio. Amatul Qudoos también dio ejemplo de sacrificio siguiendo el mandamiento del Segundo Califa (ra), ya que no tenía ni idea de cuando se completaría el proceso para que pudiera ir a Qadian o cuando las condiciones entre India y Pakistán le permitirían ir.

Su Santidad (aba) dijo que un año después, ella partió hacia Qadian. El Segundo Califa (ra) le aconsejó que, una vez allí, residiera en la casa de Umm Nasir, donde el Mesías Prometido (as) había pasado mucho tiempo. Una vez en Qadian, Amatul Qudoos Sahiba desempeñó un papel vital en la organización de las mujeres de Qadian.

Su Santidad (aba) dijo que después de emigrar a Londres, el Cuarto Califa (rh) declaró que se debía idear un amplio plan para difundir el mensaje del Islam Ahmadíat, y para completar estas tareas, había un plan para establecer dos nuevos centros; uno en Londres y otro en Alemania. Las mujeres de Layna atendieron a este llamamiento, y como Presidenta Nacional de la Organización Auxiliar de Mujeres Ahmadís de la India en aquel momento, escribió que las mujeres de Qadian presentaron un gran sacrificio económico para esta causa, y ella misma también presentó todas sus joyas. Más tarde, el Cuarto Califa (rh) mencionó estos sacrificios y los apreció enormemente. Cuando el Cuarto Califa (rh) visitó Qadian, volvió a mencionar los grandes sacrificios económicos realizados por las mujeres de Qadian.

Su Santidad (aba) dijo que, al enviarla a Qadian, el Segundo Califa (ra) le había encomendado la tarea de unir a las mujeres de allí. Desempeñó varios cargos, entre ellos el de Presidenta de la Organización Auxiliar de Mujeres Ahmadís. Trabajó duro para organizar las distintas secciones que debían unirse, especialmente tras la partición. Se comunicaba con ellas por carta y también visitaba varias regiones.

Enseñanza del Sagrado Corán, hospitalidad y satisfacción en la vida

Su Santidad (aba) dijo que enseñó el Sagrado Corán a más de doscientas personas. Exhortaba a la gente a amar el Califato presentando diversos incidentes. También tenía un extraordinario nivel de hospitalidad. Era una esposa devota que siempre apoyaba y nunca exigía nada, contentándose con lo que tenía. Su hija cuenta que, tras el fallecimiento de su marido, vio en sueños que emprendía el último viaje de su vida; sin embargo, luego vio en sueños al Tercer Califa (rh) diciéndole que aún no había recibido su visa. Por la gracia de Al’lah el Todopoderoso, vivió una larga vida a partir de entonces.

Su Santidad (aba) dijo que en el último período de su vida perdió la vista, pero aun así vivió contenta y nunca se quejó. Cuando le preguntaban cómo estaba, respondía siempre: “Todas las alabanzas pertenecen a Al’lah”. Siempre que el Califa de la época hacía un llamamiento, los primeros en presentar sacrificios económicos desde Qadian eran Sahibzada Mirza Waseem y Amatul Qudoos. Siempre asistía a los eventos alegres de los demás o les visitaba en sus momentos de dolor, incluso si eso significaba hacerlo a pesar de no encontrarse bien. Enseñó a las jóvenes a sembrar. Creó un ambiente de convivencia en armonía.

Su Santidad (aba) dijo que ella ordenaba a sus hijos que ofrecieran las oraciones lo antes posible. También crió a otras niñas, educándolas bien, enseñándoles el Corán y facilitándoles el matrimonio. En los tiempos difíciles de Qadian, cuando una chica se casaba, le regalaba sus joyas y le decía que podía llevarlas todo el tiempo que quisiera antes de devolverlas, y luego se las prestaba a otra que se casara. Así, muchos se han beneficiado de sus joyas. La gente también le dejaba sus objetos de confianza y, cuando venían a recogerlos, ella les pedía que se aseguraran de que todo estaba presente e intacto.

Inculcar cualidades nobles a las niñas

Su Santidad (aba) dijo que enseñó a muchas niñas los aspectos básicos del hogar. Muchas han expresado lo importante que era esta formación suya, que les permitía integrarse sin problemas con su familia política. Decía que era una bendición de Al’lah poder vivir en Qadian, pero rezaba para tener un hogar grande y elevado en el Paraíso. Enseñaba a las niñas varias materias, desde literatura y gramática hasta jurisprudencia.

Su Santidad (aba) dijo que continuó ayunando mientras su salud se lo permitió, y durante el Ramadán, acudía regularmente a la mezquita para las oraciones del Tarawih. Preparó la habitación para el Cuarto Califa (rh) cuando visitó Qadian. Del mismo modo, cuando Su Santidad (aba) visitó Qadian en 2005, ella misma preparó la habitación, y también insistió en que cocinaría al menos una comida diaria para Su Santidad (aba).

Su Santidad (aba) dijo que inculcó a sus hijos las cualidades y formas de la hospitalidad desde una edad temprana. Del mismo modo, su marido tenía varios vínculos con funcionarios del gobierno que visitaban su casa, y ella también educaba a sus esposas sobre la Comunidad Ahmadía. Estos contactos incluso le dejaban sus depósitos de confianza por su honradez.

Su Santidad (aba) dijo que durante su enfermedad, cuando sus hijas la traían a Rabwah, y surgía la necesidad de que se quedara más tiempo para atender a su salud, ella decía que no se quedaría más tiempo hasta que le concediera permiso Su Santidad (aba). Escribió a Su Santidad (aba), quien le concedió permiso para permanecer en Rabwah todo el tiempo que necesitara.

Su Santidad (aba) dijo que los niños de Qadian la llamaban cariñosamente “abuela”. Cuando su nieto, que estudia para ser misionero, le pidió consejo, ella le respondió que todo el consejo que necesitaba se lo daba el Califa.

Su Santidad (aba) dijo que muchas personas ofrecieron su oración fúnebre, incluidos muchos no musulmanes. Era evidente cuánto amaba a la gente de Qadian, y cuánto la amaba la gente de Qadian. Muchos de Qadian han escrito a Su Santidad (aba) que fueron criados por ella como si fuera su propia madre.

Su Santidad rezó para que Al’lah eleve su posición.

Muhammad Arshad Ahmedi

Su Santidad (aba) dijo que también dirigiría la oración fúnebre de Muhammad Arshad Ahmedi, del Reino Unido. Se trasladó al Reino Unido desde Nairobi a la edad de 15 años. Estaba casado con Amatul Baseer. Le sobreviven su esposa, dos hijos y una hija. Estaba firmemente vinculado a la Comunidad y desempeñó diversos cargos. Fue Secretario Nacional de Publicaciones en el Reino Unido durante 20 años. Escribió un libro en respuesta a Salman Rushdie. Sentía un gran amor por el Santo Profeta (sa) y el Mesías Prometido (as). Le apasionaba difundir el mensaje del Islam. Ofrecía sus oraciones con regularidad. El Cuarto Califa (rh) dijo una vez que rara vez había visto gente tan leal como Arshad Ahmedi. Su Santidad (aba) dijo que él también lo encontró humilde y devoto al Califato. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia y permita a sus hijos continuar el legado de sus virtudes.

Ahmad Yamal

Su Santidad (aba) dijo que también hay una oración fúnebre in absentia por Ahmad Yamal, recientemente fallecido en los Estados Unidos. Juró lealtad a la mano del Segundo Califa (ra). Era muy humilde y sentía un profundo amor por la Comunidad y el Califato. Escuchaba regularmente el sermón del viernes y tomaba notas. A pesar de vivir lejos de la mezquita, y a pesar de su mala salud, asistía regularmente a la oración del viernes. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia y acepte sus oraciones en favor de su hija, que no es ahmadí.

Resumen preparado por The Review of Religions

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