Mantenerse fiel a su confianza
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Mantenerse fiel a su confianza

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 18-08-2023

Después de recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:

Dios Altísimo dice en el Sagrado Corán: “En verdad, Al’lah os ordena que transfiráis los fideicomisos a quienes tienen derecho a ellos”. En un hadiz se relata que el Santo Profeta (sa) dijo que cualquier cargo o rango que coloque a alguien en la posición de monitorizar los asuntos de otros, o convertirlo en su supervisor, también es un fideicomiso. Como tal, cualquier cargo dentro de la administración de nuestra Yamaat [Comunidad], o cualquier servicio asignado a alguien también son fideicomisos. Elegimos funcionarios en todos los niveles de la administración de nuestra comunidad, desde el nivel local hasta el nivel central y nacional. Lo mismo se aplica a la administración central, y [los funcionarios] de las organizaciones auxiliares son nombrados dentro de la misma estructura. Ya sea la administración central o la administración de una organización auxiliar, los funcionarios son nombrados desde el nivel más bajo hasta el nivel central, y esto generalmente se hace mediante elecciones. Por lo tanto, Dios ordena que, a la hora de elegir a estos funcionarios, elijáis a aquellas personas que sean aparentemente, es decir, en vuestra opinión, más aptos para la tarea y capaces de desempeñar justamente la tarea que se les ha confiado. No hay que en cuenta a amistades o parentesco en el momento de las elecciones. A veces, algunos funcionarios son nombrados directamente por la administración central o por el Jalifa del momento, en un intento deliberado de nombrar a la persona más apta para la tarea. Sin embargo, a veces puede haber un error de juicio, o también es posible que se transforme el carácter de la persona después de haber sido designada [para un determinado cargo] y ya no persistan la humildad, diligencia y el espíritu de realizar las tareas con justicia que debería poseer un funcionario. En tal caso, la responsabilidad del comportamiento de tal individuo recaerá en él, no en quien lo elige. En cualquier caso, debemos esforzarnos por elegir a las mejores personas de entre nosotros, y debemos hacerlo después de orar [por ello].

Sin embargo, en general se hace lo posible para que aquel que sea designado para una determinada tarea no sea alguien que esté intentando destacar a toda costa con el único propósito de convertirse en funcionario. Si los miembros de la Comunidad proponen a veces el nombre de semejante individuo para un cargo, y la administración central o el Jalifa del momento están al tanto de sus asuntos, no se le confiará el cargo, y esto concuerda exactamente con las enseñanzas del Santo Profeta (sa). Según una narración, dos personas se acercaron al Santo Profeta (sa) y le dijeron que “se nos debe confiar tal o cual tarea pues tenemos derecho a ella”. El Santo Profeta (sa) dijo: “A quien yo designo para una determinada tarea, recibe el apoyo de Dios. Y quien asume una tarea por su propio deseo no recibe la ayuda de Dios Altísimo. Sus tareas no son benditas”. Por lo tanto, nunca se debe desear un cargo o intentar adquirir una responsabilidad. Sin embargo, debe existir ciertamente devoción por servir la causa de la fe; si se tiene una oportunidad, se debe servir la causa de la fe y, sea cual fuere el trabajo a realizar, hay que hacer lo posible por desempeñarlo. Por lo tanto, no es correcto desear ningún cargo, ni desear ser el supervisor de ningún cargo. Ciertamente, es admirable tener la pasión de servir de cualquier modo. Por lo tanto, aquellos que eligen deben tener todo esto presente. Siempre debéis recordar los mandamientos del Sagrado Corán y las instrucciones del Santo Profeta (sa), es decir, después de hacer plegarias, debéis elegir a aquellos que se consideren los más aptos para cualquier servicio. Además, si alguien desea algún cargo, la administración de la Comunidad y el foro electoral deben disuadir a esa persona, y los electores deben ejercer su derecho a votar con justicia.

Generalmente, las elecciones se llevan a cabo de manera que los funcionarios del centro a nivel nacional presentan sus recomendaciones para las elecciones junto con los resultados electorales al Jalifa del momento, y el Jalifa del momento tiene la opción de decidir si selecciona el nombre con más votos o el que ha obtenido menos votos. A veces, hay ciertas circunstancias que rodean a la persona que sólo la sede central y el Jalifa del momento conocen, y la gente común desconoce. En cualquier caso, no es necesario que resulte elegido quien obtenga más votos. Asimismo, de acuerdo con las directrices, algunos son aprobados por la administración central para las elecciones nacionales, y si hay que hacer algún cambio, se solicita el permiso del actual Jalifa. Sienmpre se intenta seleccionar en lo posible a los mejores trabajadores para un puesto, sin embargo, en ocasiones hay que seleccionar a uno entre los disponibles. Pero incluso en este caso, los electores deben tener en cuenta que sólo deben ser elegidos aquellos que pueden cumplir sus cometidos lo mejor posible, y no debería tenerse en cuenta la sugerencia de alguien a favor de alguien que desea el cargo, ni por amistad o parentesco, ni se debería levantar la mano sólo porque la mayoría de las manos se levantan por un determinado individuo. Esto es negar los mandamientos de Dios Altísimo y las instrucciones del Santo Profeta (sa).

Aunque este año no se celebrarán elecciones para la administración central, pues ya se han celebrado, en algunos lugares se celebrarán elecciones para las organizaciones auxiliares, como Ansar, Judam y Lallna. Por lo tanto, al margen de quién sea elegido, los miembros de estas organizaciones deben ejercer su derecho a dar sugerencias de acuerdo con los mandamientos de Dios. Deben hacerlo después de suplicar y dar sus recomendaciones con justicia al Jalifa para quien sea el mejor en su opinión. Sólo si desempeñamos esta obligación con justicia nuestro papel en el progreso de la Comunidad será positivo y nos convertiremos en receptores del agrado de Dios Altísimo.

Con esto, deseo ahora llamar la atención de los funcionarios hacia sus responsabilidades. Aunque los funcionarios ya han sido elegidos, siempre deben ser conscientes de sus responsabilidades y tener siempre presente que Dios les ha dado la oportunidad de servir, y por ello siempre deben esforzarse por cumplir con los propios deberes para obtener Sus bendiciones y beneplácito, al margen de todo tipo de intereses creados. Respecto a ciertos funcionarios, se reciben quejas de que no muestran humildad y que tras ocupar ese cargo se han transformado en personas completamente diferentes. No digo que se hayan adquirido la personalidad faraónica, pero comienzan a considerarse superiores. Esto es especialmente inaceptable si ocurre en los funcionarios electos que han consagrado su vida. Después de haberles asignado el puesto de secretarios generales a algunos consagrados vitalicios, llegan quejas de que se comportan con mucha arrogancia y ni siquiera devuelven el saludo de paz. Aquellos que muestran tal comportamiento deben reformarse y deben inclinarse hasta el suelo y saludar a todos, jóvenes o mayores, con amor y humildad por haberles concedido Dios la oportunidad de servir. Han sido designados para servir a los miembros de la Comunidad, no para intimidarlos aprovechándose de su posición.

Por otro lado, están aquellos que no realizan su trabajo de manera correcta. Algunos asuntos se envían por parte mía para recabar información, y permanecen en los cajones hasta que no se les envía un recordatorio y se les pregunta al respecto una y otra vez, y después de seis meses o un año, envían una disculpa por escrito diciendo que han cometido un error y no han podido tramitarlo a tiempo. Si este es su comportamiento y actitud hacia la correspondencia de la sede central y del Jalifa ¿cómo se puede esperar de ellos que traten bien a los miembros generales de la Comunidad? Esas personas deben reformarse o, de lo contrario, serán relevadas de sus funciones.

Me gustaría recordar a los funcionarios otras responsabilidades. La primera es que deben adoptar la humildad y esforzarse por cumplir plenamente las responsabilidades que les han sido asignadas. Siempre hay que tener en cuenta que Dios es nuestro Vigilante observa todas nuestras acciones. Ostentar un cargo no significa que tenemos simplemente vía libre, sino que estamos bajo el escrutinio de Dios Altísimo aún en mayor grado. El pueblo nos ha elegido y el Jalifa del momento, habiendo depositado su confianza en nosotros, ha aprobado este servicio nuestro. Por lo tanto, debemos esforzarnos por mantener esta confianza y dedicar nuestros esfuerzos a emplear todas nuestras capacidades en aras de este servicio de la mejor manera. Sólo con este pensamiento en mente se puede desarrollar el espíritu de trabajar correctamente y sólo entonces los miembros de la Comunidad cooperarán. Los funcionarios se quejan en su mayoría de la falta de cooperación de los miembros de la comunidad en ciertos departamentos. Aunque  es responsabilidad de los miembros cooperar con aquellos a quienes ellos mismos han elegido, al mismo tiempo, también es deber de los dirigentes mostrar los  mejores ejemplos a la gente.

He recibido el informe sobre un funcionario que no ofrece la cantidad correcta de Chanda de acuerdo con su asignación, ni desea obtener permiso para pagar Chanda a una tasa más baja. ¿Qué clase de ejemplo está dando esa persona a los demás? ¿Cómo puede decirles a otros que hagan sacrificios financieros? Por lo tanto, el ejemplo personal es de suma importancia. Hay una gran necesidad de implorar el perdón. Es preciso alabar a Dios Altísimo. Es necesario realizar un análisis interno propio. Si el secretario de Tarbiyyat no presta atención a la observancia de las cinco oraciones diarias, ¿cómo puede alentar a otros a hacerlo? Asimismo, si un devoto de vida y misionero no presta atención al cumplimiento de las oraciones voluntarias, ¿cómo puede aconsejar a los miembros de la Comunidad a ofrecer sus oraciones? El Mesías Prometido (as) nos ha recordado precisamente el hecho de que los clérigos no musulmanes dan consejos, pero sus acciones no están en concordancia con sus consejos. Por eso, sus palabras no tienen ningún efecto. Por ello, debemos pasar cada momento con mucha preocupación, y tener mucho cuidado al dar cada paso. Sólo entonces podremos ser aquellos que cumplimos con la obligación de lo que se nos ha confiado.

Si, a la vez que establecen su propio ejemplo, los secretarios de Tarbiyyat se ocuparan de la formación moral de la Comunidad con amor y afecto, podrían producir un cambio revolucionario en los miembros de la Comunidad. Cada funcionario debería ofrecer al menos dos oraciones voluntarias (rakats o nawafil) diariamente para el mejoramiento de su departamento, para que Dios Altísimo les otorgue Sus bendiciones. Si el departamento de Tarbiyyat (educación moral) fuera más activo, entonces, en mi estimación, el trabajo de otros departamentos mejoraría automáticamente al menos en un setenta por ciento. Por lo tanto, siempre hay que recordar que los titulares de cargos deben ser un ejemplo, especialmente los amires de la comunidades, los presidentes y los secretarios de Tarbiyyat. También debe hacerlo el resto; no se trata de que si los demás no hacen nada, no pasa nada. Al llamar específicamente la atención sobre estos departamentos, no quiero decir en absoluto que no importa que los demás no hagan esto. Sólo cuando todos cumplan esto, la Comunidad puede florecer de verdad. No hay que pensar que no pasa nada si no se establece el propio ejemplo; por supuesto, supone una diferencia significativa. Las acciones de cada funcionario marcan la diferencia. Si el secretario de finanzas no paga su chanda con atención, ¿qué puede decir a los demás? ¿qué bendiciones habrá en lo que dice? Si el secretario de Tabligh (Predicación) no cumple con su obligación de Tabligh, (Predicación) ¿cómo puede motivar a otros a hacer Tabligh? Por tanto, todos los departamentos son importantes. Del mismo modo, en las organizaciones auxiliares existe el cargo de presidente, así como el de los miembros de sus órganos ejecutivos, que también son importantes. Las organizaciones auxiliares también tendrán que mantenerse activas a todos los niveles. En algunos lugares se reciben quejas sobre la presidenta de Lallna y de su conducta poco apropiada. Algunas no tratan a los nuevos conversos de manera adecuada. En lugar de atraerles, se convierten en motivo de distanciamiento. A estos nuevos conversos se les dice erróneamente que “nosotras os reformaremos” mientras que, en mi opinión, son estas presidentas de Lallna las que deben ser reformadas. Esto ocurre porque algunas personas conservan sus puestos durante largos periodos de tiempo. Durante sus elecciones, los miembros de Lallna no tienen en cuenta quién es realmente capaz y quién no y, en consecuencia, surgen problemas. Luego se reciben quejas y, cuando surgen problemas, la fe de la gente flaquea. Si las que eligen no cumplen con su responsabilidad a la hora presentar su opinión con justicia y temor a Dios, tampoco deben quejarse. Por lo tanto, en el momento de las elecciones, se debe elegir a quienes son dignos de confianza, y solo entonces cesarán las quejas, de lo contrario, no conseguiremos reformarnos.

También diré a los encargados que su trabajo no consiste en sentarse en la poltrona. Cada funcionario debe cumplir con su deber como si fuera un trabajador ordinario. Una señora recién convertida que había venido del extranjero para asistir a Yalsa (Convención anual) me dijo que un aspecto del Yalsa que realmente la causó impacto fue ver a la Presidenta de Lallna trabajando con otras chicas del departamento de disciplina. En cualquier caso, era responsabilidad de la presidenta hacerlo y no era nada extraordinario. Sería responsable si no hubiera estado cumpliendo con su deber y supervisándolo todo. Si la propia presidenta no cumpliera con este deber o no supervisara de este modo, no estaría cumpliendo con la obligación de lo que se le hubo encomendado. Las funcionarias que desempeñan con justicia sus cargos se convierten en un medio para reformar a los demás, incluso dentro de Lallna.

La mentalidad que deben tener todos nuestros dirigentes es que el líder de una nación es su servidor, como afirmó el Santo Profeta (sa). Del mismo modo, en circunstancias generales, es responsabilidad del encargado establecer e incrementar el contacto personal con los miembros de la Comunidad. Deben compartir sus momentos felices y tristes. Cada miembro de la Comunidad debe sentir que el sistema de la Comunidad se ha establecido para fomentar la compasión y el cuidado mutuos, no para crear una distinción entre funcionarios y subordinados, o entre superiores e inferiores. Todos somos uno, como hermanos. Todos nos esforzamos según nuestras capacidades por cumplir con la misión del Mesías Prometido (as). Esta es la mentalidad que puede embellecer el sistema de la Comunidad, y esta es la mentalidad que también puede acercarnos a Dios Altísimo Si no pensamos de este modo y actuamos en contra de esto incurriremos en el desagrado de Dios el Todopoderoso.

Está registrado que en una narración que Hazrat Ma’qil bin Yasar (ra) afirma: “Oí al Santo Profeta (sa) decir: Si Dios el Todopoderoso hace a alguien encargado y responsable de otros, y este se muestra negligente en esta custodia, en el cumplimiento de su responsabilidad y en la búsqueda de su bienestar, a su fallecimiento, Dios le prohibirá el paraíso y no le concederá Sus jardines'”. Esta es una gran advertencia, un estado de gran temor y algo digno de mucha preocupación.

Además, en otra narración que el Santo Profeta (sa) dijo: “Cada uno de vosotros es responsable y se le preguntará sobre sus subordinados.” Se trata de una larga narración en la que se menciona a los responsables. Sin embargo, leeré las partes pertinentes. El Santo Profeta (sa) dice: “Un Amir es también un encargado”. En otras palabras, esto también incluye a los titulares de cargos, ya que son responsables, y serán interrogados en relación con su pueblo. “Su pueblo” no se refiere a aquellos sobre los que gobierna, sino a las personas cuya reforma y mejora le han sido confiadas.

En este mismo Hadiz, se presenta el ejemplo del marido como guardián; el marido es el guardián de su hogar y la mujer es la guardiana de los hijos. No son responsables simplemente para gobernar, sino para su formación espiritual y moral, para idear planes para su mejora y para satisfacer sus necesidades. Si no cumplen con esta responsabilidad, entonces de acuerdo con la declaración del Santo Profeta (sa), el paraíso se convierte en algo prohibido para ellos. Por lo tanto, si los que han sido nombrados responsables -los que han sido nombrados titulares de cargos- no desempeñan sus funciones adecuadamente y se limitan a ser solo de nombre los representantes del Jalifa de la época en sus propias localidades, estarán difamando al Jalifa de la época y haciéndole responsable de sus pecados. He mencionado el ejemplo de quienes no envían sus informes durante meses. Respecto a esas personas, no me queda más opción que relevarlas de sus obligaciones si no se reforman de verdad, para que yo tampoco tenga que rendir cuentas de sus hábitos pecaminosos.  Por ello, yo también imploro el perdón a Dios, y estas personas también deben pedir perdón a Dios y reformarse. Que Dios Todopoderoso conceda siempre al Jalifato Ahmadía verdaderos ayudantes que comprendan sus responsabilidades y cumplan con sus deberes, en lugar de mantener un cargo por el simple hecho de ostentar un cargo.

Este es también un asunto digno de gran atención, respecto al cual el Santo Profeta (sa) afirma que Dios no satisfará las necesidades ni propósitos de aquel que es responsable de las necesidades colectivas de los musulmanes hasta que no satisfaga las necesidades de la gente. No sólo es responsabilidad del Jalifa de la época, sino también de todos los titulares de cargos que son representantes del Jalifa de la época en sus respectivas comunidades, y esta es una gran responsabilidad para ellos. No les basta con presentar sus opiniones en las reuniones del comité ejecutivo, o simplemente con asistir a tales reuniones y pensar que han cumplido con su deber. Es necesario elaborar planes en beneficio de la gente y después intentar ponerlos en práctica. Dentro de los medios que disponemos, debemos encontrar soluciones para satisfacer las necesidades de la gente. Para satisfacer las necesidades mundanas, existen los departamentos de Umur-e-Ammah [asuntos generales] y San’at-o-Tillarat [comercio e industria]. Del mismo modo, los asistentes también deben desempeñar su papel. Aunque nuestros medios sean limitados, con una utilización y planificación adecuadas, se pueden convertir en un medio de ayuda para muchos.

Un departamento al que la Comunidad que se ha convertido en un desafío en la mayoría de las comunidades es el de Rishtah Natah [asuntos matrimoniales]. Este departamento requiere una planificación exhaustiva. La administración central de la Comunidad y las organizaciones auxiliares deben colaborar conjuntamente en ello. Para ello, es necesario de nuevo que el departamento de Tarbiyyat (educación moral) sea más activo, tanto dentro de la administración central como de las auxiliares; una vez más, los asuntos vuelven al departamento de Tarbiyyat. Si nuestra juventud recibe una formación moral adecuada, podremos tener siempre presente la siguiente instrucción del Santo Profeta (sa): En cuestiones de matrimonio, se debe dar preferencia a la fe sobre la riqueza, el origen familiar y la belleza física. Si se da prioridad a esto, entonces tanto los chicos como las chicas se inclinarán a mejorar su condición religiosa y establecer una relación con Dios Todopoderoso. De este modo, conseguiremos proteger a nuestras generaciones futuras. De lo contrario, es muy difícil salvaguardarse del desafío del Dayal de estos días. Esto requiere una planificación excepcionalmente amplia.

Por lo tanto, todos los responsables deberán reformar primero sus propios hogares. Además, es necesario llamar la atención de la Comunidad sobre nuestro compromiso de dar prioridad a la fe sobre los asuntos mundanos no debe limitarse a una mera promesa, sino que debemos demostrarlo con nuestros propios actos. Sólo entonces podremos competir contra el Dayal, proteger a nuestros hijos y mantener y cumplir nuestros juramentos y aquello que nos ha sido confiado.

Así pues, los departamentos de la Comunidad de todo el mundo, y sus órganos administrativos nacionales y locales, así como los auxiliares, deben reflexionar sobre esto y crear directrices para poder cumplir debidamente con sus cometidos.

Como ejemplo, di una breve descripción del departamento Umur-e-Ammah (Asuntos generales). El departamento de Umur-e-Ammah forma parte de nuestra administración y se considera un departamento vital, y de hecho lo es. Sin embargo, se ha arraigado la idea de que este departamento sólo es responsable de recomendar medidas punitivas y amonestaciones estrictas. Las personas que trabajan en el departamento Umur-e-Amah de todo el mundo deben ser conscientes de que su labor no se limita a esto. Sin embargo, su trabajo no consiste en amonestar severamente a nadie. Esto sólo ocurre en circunstancias extremas en las que no se vislumbra ninguna solución y se buscan medidas punitivas. Aquí, reiteraré que si el departamento de Tarbiyat fuera más activo, entonces muchos problemas del departamento de Umur-e-Amah quedarían resueltos, particularmente aquellos relacionados con disputas entre miembros de la Comunidad, miembros que se involucran en actos ilícitos, o enemigos que buscan un medio a través de aquellos cuya fe es débil para crear caos dentro de la Comunidad. En algunos casos, el departamento de Tarbiyyat se ha esforzado y ha creado un vínculo especial con ciertos miembros de la Comunidad. Allí donde estos esfuerzos han contribuido a eliminar las reservas y los malos pensamientos de los miembros hacia la administración, también han ayudado a establecer y ayudar a la gente a aceptar las decisiones adoptadas por la Comunidad. Además, también han hecho fracasar los esfuerzos de nuestros enemigos por aprovecharse de los hipócritas y los malpensados.

Por lo tanto, es imperativo que los departamentos de Tarbiyyat y Umur-e-Amah trabajen juntos en algunos asuntos. Como ya he dicho, el trabajo del departamento Umur-e-Amah es muy amplio; el departamento es responsable de diseñar planes para la estabilidad económica de la Comunidad; es responsable de guiar a los miembros de la Comunidad con respecto al empleo y otros medios de subsistencia; es responsable de servir a la humanidad a través de diversos medios; es responsable de resolver las disputas con amor y compasión, etc. Sin embargo, el departamento de Umur-e-Amah no debe involucrarse en asuntos de Qaza [arbitraje] y empezar a dictar decisiones. Ciertamente, su responsabilidad se limita a aplicar las decisiones tomadas por Qaza. Si una de las partes implicadas trata de eludir o retrasar la aplicación de la decisión adoptada, es responsabilidad del departamento de Umur-e-Amah advertir a la parte de que, al negarse a acatar la decisión, está arruinando su fe en aras de un mezquino beneficio mundano. Esas personas también me hacen perder el tiempo. Me escriben una y otra vez a pesar de tener la culpa. Muchas personas entran en razón si se les intenta persuadir. No obstante, la labor del departamento de Umur-e-Amah no es sólo recomendar medidas punitivas, sino librar a la gente de ellas, y deben hacer todos los esfuerzos posibles por esta causa. Si observan algo incorrecto o consideran que el bienestar de la Comunidad puede estar en peligro, deben trabajar inmediatamente en colaboración con el departamento de Tarbiyat y pedir ayuda a los misioneros. Al hacerlo, no sólo protegerán los intereses de la Comunidad, sino que también salvaguardarán la fe de la gente, y esto es algo que deben hacer.

A veces, el comportamiento de los dirigentes crea una percepción negativa de la Comunidad. Por ejemplo, si una persona ha enviado una petición al Jalifa del momento en función de sus necesidades, y esa petición corresponde a su Presidente Local, Presidente Nacional, Umur-e-Amah o cualquier departamento, los respectivos encargados de esos departamentos muestran severidad hacia esa persona por no haber enviado la petición a través de ellos. Como resultado, el caso se aplaza en lugar de enviar de inmediato el informe siguiendo las instrucciones del Markaz [sede central]. Al no recibir ninguna respuesta, la persona en cuestión empieza a desarrollar una percepción negativa y me escribe directamente. Sobre todo, tienen una percepción negativa cuando sienten que sus peticiones no llegan a [mí]. Cuando la tramitación de sus casos se retrasa durante mucho tiempo, la gente piensa que sus peticiones no llegan al Jalifa actual. Esta es la situación que se origina. Por un lado, [los encargados] se preguntan por qué no se les ha consultado y, por otro, retrasan el trámite del asunto por no habérseles consultado. Debido a ello, se desarrolla una percepción negativa sobre el Jalifa de la época y su departamento. Todo esto es falso. Se reciben todas las cartas. Todas las cartas que se reciben aquí se abren y se leen. No es cierto que se retenga la correspondencia. Además, cada solicitud se envía a sus respectivas sucursales para sus respectivos informes. Así pues, me gustaría decir a los miembros de la Comunidad que todas las cartas que se reciben aquí se abren, se leen y se investigan [los asuntos que contienen]. Los respectivos departamentos de las distintas ramas de la Comunidad son los que retrasan la respuesta. Dichos responsables de cargos deben sentir temor, pues sus acciones están causando una división entre un miembro de la comunidad y el Jalifa de la época; hacen que se desarrolle una percepción negativa sobre la administración. De este modo, dichos titulares de cargos se convierten en pecadores. Jugando con la fe de los demás, se convierten en pecadores. Por lo tanto, estas personas deben tener miedo. Todos los funcionarios deben saber -especialmente los encargados de atender las necesidades de los miembros de la Comunidad- que si muestran indolencia en su trabajo y no cumplen con los derechos de la gente, no sólo violarán sus promesas, sino que será presa de la ira divina. Según una narración, el Santo Profeta (sa) dijo que al imam – también se refiere a todo titular de un cargo- que cierra su puerta a los necesitados, a los desamparados y a los pobres, Dios Altísimo cerrará la puerta de los cielos para sus necesidades.

Si cualquier funcionario, o alguien que trabaja en su oficina, tiene esa mentalidad, deberá intentar, por temor a Dios, satisfacer las necesidades de la gente lo más rápido posible o, al menos, presentar los informes relativos lo antes posible. A partir de ese momento, corresponde a la sede central evaluar la rapidez con la que puede tramitar el asunto. Sin embargo, no responder o dejar de lado la petición de alguien es un grave error. Por lo tanto, debemos hacer todo lo posible para tratar de alcanzar la complacencia de Dios Altísimo. Debemos prestar atención a todas las acciones virtuosas. El Santo Profeta (sa) ha afirmado: “Debéis adoptar el Taqwa [rectitud] sea cual fuere la situación. Si cometéis algún mal, debéis intentar hacer una buena acción. La buena acción se convertirá en un medio para expiar la mala acción. Tratad a la gente con amabilidad y cortesía”.

En otra tradición se narra que el Santo Profeta (sa) envió a Abu Musa (ra) y a Mu’adh bin Yabal (ra) y los nombró gobernadores de dos zonas distintas y les ordenó: “Cread facilidades para la gente y no dificultades. Propagad el amor y la felicidad y no permitáis que arraigue la enemistad”.

Esta es la amonestación que todo funcionario que tenga contacto con el público debe seguir y mantener como principio rector.

Este es el modo por el que los responsables de la Comunidad pueden cumplir con su deber de servir justamente a los miembros de la Comunidad; contribuir a salvaguardar su fe; ayudar a mantener la unidad en el seno de la Comunidad y cumplir debidamente con las responsabilidades que les han sido confiadas. Cuando esto ocurra, se creará una hermosa atmósfera que reflejará una verdadera sociedad islámica, que es precisamente lo que el Mesías Prometido (as) vino a establecer y nosotros, al aceptarlo, le juramos lealtad.

Los titulares de cargos deben recordar siempre que los miembros de la Comunidad los han elegido o los elegirán en el futuro, para que cumplan debidamente con las responsabilidades que les han sido confiadas. Incluso aunque los eligieron a los encargados no reflexionaron detenidamente sobre sus decisiones en el momento de elegirlos, ahora es deber de los encargados cumplir con las responsabilidades que Dios Altísimo les ha confiado y hacerlo con la mejor de las intenciones. Deben cumplir con estas responsabilidades sintiendo temor a Dios; para alcanzar la complacencia de Dios Altísimo, con la intención de convertirse en verdaderos siervos del Jalifa de la época y para hacer todo lo posible por fortalecer la fe de los miembros y proporcionarles beneficios. Cuando adopten esta mentalidad y cumplan con sus responsabilidades teniendo esto en mente, entonces Dios bendecirá su trabajo y los ayudará en todo momento. Si esto no es así, se estarán alejando del Taqwa [rectitud]; serán infieles a Dios Altísimo y al Jalifa de la época, y estarán también dañando la fe de aquellos que, con razón o sin ella, depositaron su confianza en ellos. El Mesías Prometido (as) afirma:

“Un verdadero creyente es aquel que salvaguarda el depósito que se le ha confiado y sus juramentos, es decir, no pasa por alto ni el más mínimo aspecto del Taqwa [rectitud] y cuida del cumplimiento de los depósitos que se le confían y del cumplimiento de sus juramentos.”

En otro lugar, el Mesías Prometido (as) afirma:

“El ser humano está dotado de dos tipos de cualidades innatas. Una de ellas es desempeñar las tareas de la mejor manera, es decir, que ser consciente de todos los depósitos confiados y juramentos que deben a Dios Todopoderoso y hace todo lo posible por no pasar por alto ni un solo aspecto relacionado con ellos. (Ningún acto debe desperdiciarse en relación con el cumplimiento de los depósitos). Del mismo modo, es preciso que el ser humano muestre mismo tipo de consideración hacia los depósitos y los juramentos que tiene con sus semejantes. En otras palabras, se debe adoptar el Taqwa [rectitud] en relación con el cumplimiento de los derechos debidos a Dios y los derechos debidos a la humanidad. Esto es lo que significa cumplir con el deber de la mejor manera o, en otras palabras, la belleza espiritual.”

Los responsables deben tener presente que deben desarrollar una belleza espiritual en su interior. Los que ostentan cargos deben considerarse los destinatarios principales de estas palabras del Mesías Prometido (as). Todos los áhmadis se comprometen a seguir el camino del Taqwa y a dar prioridad a su fe sobre lo mundanal. Sin embargo, los dirigentes y aquellos a quienes se ha confiado la responsabilidad de servir a la Comunidad son los principales destinatarios de esta declaración, y deben ser conscientes de la importancia de salvaguardar los juramentos y las responsabilidades que se les han confiado. Debemos intentar cumplir con las responsabilidades que se nos han encomendado con todos nuestros esfuerzos adoptando el Taqwa. Que Dios Altísimo nos conceda a todos la capacidad de hacerlo.

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que Dios Todopoderoso afirma en el Sagrado Corán:

En verdad, Al-lah os ordena devolver lo depositado a sus propietarios. (Sagrado Corán 4:59)

Su Santidad (aba) dijo que se narra en un Hadiz que cualquier posición en la que a uno se le confía ver asuntos pertenecientes a otros es una confianza. De este modo, dentro del sistema de la Yamat (Comunidad), cualquier cargo o servicio para el que se nombre a una persona es una confianza. Los titulares de cargos se nombran a todos los niveles, ya sea local, regional, nacional, el centro local o los auxiliares. Por lo general, estos titulares de cargos se seleccionan mediante elecciones. Por lo tanto, se ordena seleccionar a quienes, en opinión del pueblo, son dignos de ocupar ese cargo o puesto.

Selección de las personas más adecuadas

Su Santidad (aba) dijo que no se deben tener en cuenta las amistades o relaciones previas a la hora de sugerir o seleccionar a los titulares de los cargos. Los titulares de los cargos son seleccionados por los miembros de la Yamat y el Califa del momento y esto se hace después de ponderar y contemplar quién es la mejor persona para ese cargo en particular. Sin embargo, a veces, es posible que la estimación de una persona sobre alguien resulte ser inexacta, o después de obtener un cargo, algunas personas cambian. En ese caso, la humildad, el esfuerzo y la justicia con los que debe trabajar el titular de un cargo ya no se mantienen. En tales casos, la responsabilidad recae sobre ese titular del cargo, no sobre quien lo ha seleccionado.

Su Santidad (aba) dijo que siempre debemos esforzarnos por seleccionar a los mejores entre nosotros, y hacerlo a través de la oración. La intención es siempre tratar de no seleccionar a aquellos que se ponen en primer plano para ocupar el cargo. Si el Califa de la Época o los titulares de los cargos se enteran de este carácter en una persona, entonces no la nombran. Esto está exactamente de acuerdo con las enseñanzas del Santo Profeta (sa).

Uno no debe buscar posición o rango

Su Santidad (aba) dijo que una vez dos personas se dirigieron al Santo Profeta (sa) y dijeron que se les debería dar un cierto puesto ya que eran capaces de llevarlo a cabo. El Santo Profeta (sa) dijo que aquellos que él nombra son ayudados por Al’lah, sin embargo, aquellos que buscan o desean posición o rango no son bendecidos o ayudados.

Su Santidad (aba) dijo que ciertamente, todos deben tener la pasión y el celo de servir a la fe, sin embargo, este servicio debe ser de cualquier manera que se les pida o requiera. Debe tenerse siempre presente que, como enseñó el Santo Profeta (sa), la mejor persona para un puesto específico debe ser seleccionada con la ayuda de las oraciones. Además, si hay alguien que busca o desea abiertamente un puesto, entonces la persona que toma la decisión debe usar justamente su derecho a hacer la selección.

Su Santidad (aba) dijo que generalmente, después de una elección, los resultados se presentan al Jalifa de la época, y él tiene la autoridad de aprobar el nombre de la persona que haya tenido más votos, o de seleccionar a alguien aunque haya tenido menos votos. A veces, el Jalifa de la época es consciente de varios factores que otras personas no conocen. Luego, hay ciertas elecciones para las que la sede central nacional puede dar su aprobación, y si hay que hacer algún cambio, piden permiso al Jalifa.

Su Santidad (aba) dijo que el objetivo es siempre seleccionar a las mejores personas, sin embargo, a veces, las personas deben ser seleccionadas dentro de un cierto grupo de personas. Aquellos que hacen las selecciones siempre deben tener en cuenta que deben tratar de seleccionar a aquellos que harán justicia a la confianza que se depositará en ellos, no debido a ninguna amistad, relación, o simplemente porque miran a su alrededor y ven que muchas personas han levantado la mano durante una elección.

Cumplir los deberes con justicia

Su Santidad (aba) dijo que este año, en ciertos lugares, se celebrarán elecciones para las organizaciones auxiliares. Los que componen los órganos electorales deben, según el mandato de Dios, ofrecer con justicia su opinión y presentar su recomendación al Jalifa del Mesías. Si cumplimos este deber con justicia, entonces tendremos un papel firme que desempeñar en el progreso de la Comunidad.

Su Santidad (aba) dijo que aquellos que ya son titulares de cargos deben permanecer siempre conscientes de sus responsabilidades. Deben comprender siempre que Dios les ha dado la oportunidad de servir, por lo que deben llevar a cabo su trabajo por encima de cualquier beneficio personal y hacerlo sólo para alcanzar la complacencia de Dios. A veces, se recibe la queja de que ciertos titulares de cargos ya no actúan con humildad y se vuelven muy altivos al recibir un cargo o deber. Si este es el caso, especialmente con los titulares de cargos que también son consagrados, entonces esto no puede ser tolerado. En algunos lugares, un consagrado fue nombrado Secretario General, sin embargo, se recibieron quejas sobre su comportamiento arrogante y de que ni siquiera respondía a los saludos de paz. Estas personas deberían reformarse, y si se les ha otorgado un cargo, entonces deberían inclinarse con aún más humildad. Han sido nombrados para servir, no para causar asombro a los demás.

Su Santidad (aba) dijo que también hay quienes no realizan su trabajo correctamente. Su Santidad (aba) dijo que a veces, cuando pide un informe sobre ciertas cosas, los expedientes se quedan en los cajones de la oficina, y no se hace nada hasta que se hacen constantes recordatorios. Luego, al cabo de seis meses o un año, se envía una nota de disculpa por no haber podido realizar la tarea a tiempo. Si es así como tratan las cartas de la sede central y del Jalifa de la época, ¿cómo se puede esperar que traten a la gente corriente de forma correcta? Estas personas deben reformarse, de lo contrario serán destituidas de sus cargos.

Responsabilidades de los titulares de cargos

Su Santidad (aba) dijo que le gustaría llamar la atención sobre las responsabilidades de los titulares de cargos. La primera y más importante es adoptar la humildad. Hay que tener en cuenta que Al’lah siempre está vigilando y, de hecho, estas personas están sometidas a un escrutinio aún mayor por parte de Dios. Deben trabajar con la mentalidad de que si han sido seleccionados y luego aprobados por el Jalifa de la época, entonces deben llevar a cabo su trabajo lo mejor que puedan. Si se adopta esta mentalidad, entonces se inculcará el verdadero espíritu de trabajo y los miembros de la Comunidad cooperarán. A veces se reciben quejas acerca de que los miembros de la Comunidad no cooperan – ciertamente, los miembros deben cooperar, sin embargo, también es responsabilidad de los titulares de los cargos establecer sus ejemplos para los demás.

Su Santidad (aba) dijo que se recibió una queja sobre un funcionario que no ofrecía contribuciones monetarias de acuerdo con sus ingresos reales y también se negó a solicitar la remisión. Si este es el estado del funcionario, entonces ¿cómo puede animar a otros a ofrecer contribuciones monetarias? Si un secretario Tarbiyyat (formación moral), no ofrece las cinco oraciones diarias, entonces ¿cómo puede instar a otros a hacerlo? Si un consagrado o un misionero no dirige su atención a ofrecer oraciones voluntarias, entonces ¿cómo puede instar a otros a adorar? Esto es exactamente lo que dijo el Mesías Prometido (as); que los clérigos no amadíes aconsejan muchas cosas, pero no están respaldados por sus propias acciones; ¿cómo podrían entonces tener algún impacto sus palabras? Por lo tanto, esto es motivo de gran preocupación para nosotros. Debemos andarnos con mucho cuidado, pues sólo cuando prestemos atención a estas cosas tendremos éxito.

Su Santidad (aba) dijo que si los secretarios de Tarbiyyat se ocuparan de la formación moral de la Comunidad de forma amorosa, podrían provocar una revolución. Cada titular de un cargo debería ofrecer al menos dos unidades de oración voluntaria cada día para la mejora de su cargo y para que Dios le conceda Sus bendiciones. Su Santidad (aba) dijo que, en su opinión, si el departamento de Tarbiyyat se volviera activo, el trabajo de otros departamentos mejoraría automáticamente al menos en un 70%. Por lo tanto, siempre se debe recordar que los titulares de cargos deben establecer sus ejemplos, especialmente los emires, presidentes y secretarios de Tarbiyyat, y por supuesto, todos los demás titulares de cargos también. Si los titulares de los cargos no establecen sus propios ejemplos, esto tiene un gran impacto.

Su Santidad (aba) dijo que también en las organizaciones auxiliares tendrán que ser activas a todos los niveles, ya sea a nivel de Presidente o del órgano administrativo que dependa de ellos. A veces se reciben quejas sobre la conducta de las Presidentas de Layna (la Organización de Mujeres), especialmente con los nuevos conversos. En lugar de acercarlos, hacen que se alejen. Les dicen que ellos mismos las reformarán, mientras que Su Santidad (aba) dijo que, en su opinión, son en realidad esas Presidentas las que necesitan una reforma. Esto sucede porque algunas personas conservan sus cargos durante largos periodos de tiempo. La Layna no determina quién merece y es capaz de ocupar un cargo o no. Entonces, se reciben quejas cuando las cosas van mal y se pone a prueba la fe de la gente. Si los layna no cumplen con su deber de seleccionar a las personas que son capaces de estos cargos, entonces no tienen derecho a quejarse.

Los líderes son los que sirven a los demás

Su Santidad (aba) dijo que los dirigentes no están para sentarse en los escenarios, sino para servir como trabajadores ordinarios. Una nueva conversa presente en la Yalsa celebrada recientemente expresó su asombro ante el hecho de que la Presidenta de la Organización de Mujeres estuviera cumpliendo con su deber de disciplina junto con las demás mujeres. Sin embargo, era su deber hacerlo y nada extraordinario. Si no lo hiciera, no estaría haciendo justicia a su confianza. Las personas que trabajan con ese espíritu se convierten en el medio para reformar a los demás.

Su Santidad (aba) dijo que todo titular de un cargo debe tener en cuenta que, como dijo el Santo Profeta (sa), el líder de una nación es el servidor de la nación. Del mismo modo, es responsabilidad de los dirigentes establecer vínculos personales con los miembros de la Comunidad para fomentar lazos de amor mutuo. Esta es, de hecho, la razón por la que han sido nombrados cargos, para que puedan conectar con los miembros de la Comunidad. Esta es la mentalidad que puede embellecer el sistema de la Comunidad, y también acercarnos a Dios Todopoderoso. El Santo Profeta (sa) dijo que si alguien a quien se le ha confiado la responsabilidad de supervisar a otras personas es negligente en sus responsabilidades hacia ellos, entonces Dios le prohibirá la entrada al Paraíso. Esta es una gran advertencia y motivo de gran preocupación.

Su Santidad (aba) dijo que también consta que el Santo Profeta (sa) dijo que todo el mundo tiene la responsabilidad de supervisar algo, y que serán interrogados al respecto el Día del Juicio Final. Esto incluye a los emires. Supervisar a otros se refiere a la responsabilidad de ayudar y reformar a otros, no simplemente gobernar. Al igual que un marido supervisa la casa y una esposa supervisa a los hijos, es para su mejora, no para ejercer simplemente control sobre ellos. Si no se cumple con esta responsabilidad, según el Santo Profeta (sa), el paraíso se convierte en algo prohibido. Si los titulares de los cargos no llevan a cabo adecuadamente su trabajo y se limitan a llamarse a sí mismos representantes del Jalifa de la época sólo de nombre, entonces tergiversan al Jalifa de la época y también están poniendo al Jalifa en falta. Su Santidad (aba) dijo que si tales personas no se reforman verdaderamente, entonces no tiene otra opción que destituirlos de sus cargos para que él tampoco se vea involucrado en sus faltas.

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