Nuestro frágil planeta
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Nuestro frágil planeta

Fazal Ahmad, Reino Unido

En 2020 se produjo un repentino aumento del temor a la catástrofe climática, el miedo a la extinción de las especies, el aumento de la contaminación por plásticos y otros materiales y la erosión de los hábitats naturales, lo que hace que la vida silvestre invada más los asentamientos humanos. Luego comenzó la embestida de la pandemia de COVID-19 que ya ha provocado casi 2,5 millones de muertes. ¿Es una coincidencia o están relacionados estos acontecimientos?

El Sagrado Corán describe lo endeble que es la tela de araña en el contexto de la incredulidad:

“El ejemplo de quienes adoptan protectores distintos a Al‑lah es como el de la araña, que se prepara una casa; la casa de la araña es en verdad la más frágil de todas las casas, ¡si lo supieran!”[1]

Nuestros ecosistemas naturales en todo el planeta son tan frágiles como la tela de araña. Los mares, los bosques, los ríos, las montañas y otros hábitats sobreviven en un delicado equilibrio basado en el clima y en una jerarquía deliberada de formas de vida que fueron cuidadosamente diseñadas. Pero a medida que los seres humanos erosionan los bosques y contaminan los océanos y sacrifican cierta fauna, aves y criaturas marinas, se está creando un peligroso desequilibrio en esos ecosistemas que conduce a la extinción de muchas criaturas y al cambio climático. Cuando se destruyen ecosistemas como los bosques, la fauna que ha sobrevivido en ellos se adentra ahora en un territorio desconocido que incluye nuestros pueblos y ciudades, tratando de encontrar una nueva forma de existir y sobrevivir, y entrando en un contacto mucho más estrecho con los humanos. Sin embargo, el Sagrado Corán describe bellamente las comunidades de la vida silvestre:

“No existe un animal que se arrastre por la tierra, ni un pájaro que vuele con sus dos alas, que no tenga comunidades como las vuestras. Nada hemos omitido en el Libro. Después serán reunidos ante su Señor.”[2]

Qué triste es que seamos responsables de perturbar a esas naciones de criaturas hasta tal punto que muchas creaciones se han extinguido y las generaciones futuras nunca podrán disfrutar de ellas.

Las condiciones meteorológicas extremas son cada vez más frecuentes y, poco a poco, muchos ecosistemas, como la Gran Barrera de Coral, están desapareciendo, lo que tiene consecuencias imprevistas. Incluso allí donde los océanos siguen manteniendo la vida, deberíamos avergonzarnos de hasta qué punto nuestra contaminación por plástico y otros materiales está destruyendo el entorno natural.

Ha llegado el momento de darse cuenta de que los ricos hábitats naturales de los que hemos disfrutado durante muchos milenios están amenazados por nuestro comportamiento, y son tan frágiles como la tela de araña. Al ser descuidados con nuestro medio ambiente y faltar al respeto a las creaciones que Dios ha proporcionado para nuestro beneficio, estamos haciendo daño al planeta y también a nosotros mismos, tanto física como espiritualmente.

La comprensión de nuestra responsabilidad con el planeta es algo de lo que son conscientes las personas de todos los credos:

  • Esta tierra es un jardín, y el Señor su jardinero, que cuida de todos, sin descuidar a ninguno” (Sijismo). [3]
  • Tengan benevolencia hacia todos los seres vivos” (Yainismo). [4]
  • Incluso en una sola hoja de un árbol, o en una tierna brizna de hierba, se manifiesta la asombrosa Deidad” (Sintoísmo). [5]

Los últimos 12 meses han demostrado que incluso con la cuarentena, y con una reducción drástica de los viajes, seguimos siendo capaces de sobrevivir. Esto todavía está bajo nuestro control, y si los humanos reflexionan y cambian su comportamiento, entonces podemos ayudar a restaurar parte del equilibrio en nuestro planeta.

El Covid-19 también ha puesto en manifiesto nuestro comportamiento con los demás. Tenemos que cuidar más la higiene personal para protegernos unos a otros, algo que el islam ha priorizado durante más de 1.400 años. Igualmente, a medida que vamos desplegando las vacunas, la codicia de algunas naciones por acaparar vacunas para sí mismas es ahora un problema, ya que si la gente de las regiones de bajos ingresos no tiene el mismo acceso, todos seremos propensos a mayores mutaciones de virus y riesgos, y el impacto en esas sociedades tendrá un impacto en el comercio y la seguridad de todas las naciones. Hay suficiente tierra cultivable en el mundo para alimentar fácilmente a la raza humana, pero hace falta que mostremos justicia con todos y reduzcamos nuestra codicia.

Ahora, en 2021, nos encontramos en un umbral. Podemos tomar las direcciones correctas y devolver una apariencia de equilibrio a nuestro planeta, o si continuamos con nuestro comportamiento actual, las consecuencias son ahora claras como el cristal para que todos las vean.

Sobre el autor: Fazal Ahmad es el editor de la sección ” World Religions” de The Review of Religions. También es Director de Operaciones Globales de Humanity First, y es responsable de proyectos de alivio de la pobreza en 54 países, principalmente en África, Asia del Sur y América Central.

Referencias

1] Sagrado Corán, 29:42

2] El Sagrado Corán, 6:39

3] Adi Granth, Majh Ashtpadi 1

4] Tattvarthasutra 7.11

5] Urabe-no-Kanekuni

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