Mantenerse en el camino de la rectitud después de Ramadán
Sermón del viernes 28-03-2025
Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:
Dios Altísimo nos ha concedido la oportunidad de experimentar el Ramadán. Hoy es el último viernes del Ramadán. Es un favor de Dios Altísimo que Él haya permitido a muchos de nosotros adorarLe y ofrecer ayunos. Sin embargo, junto con ello también debemos fijar nuestra atención en el hecho de que simplemente con ofrecer ayunos durante el Ramadán y adorar [a Al’lah] durante el Ramadán, nuestro propósito no se ha cumplido. De hecho, Dios Altísimo nos ha ordenado y nos ha guiado para que nos convirtamos permanentemente en Sus siervos y tratemos de cumplir con las obligaciones de Su adoración. Por lo tanto, durante estos días, aquellos que fueron capaces de prestar atención a sus oraciones, a las oraciones en congregación, a las oraciones voluntarias y a la recitación del Sagrado Corán y a quienes Dios Altísimo también les permitió realizar estas acciones, ahora es su responsabilidad mantener estas virtudes. Sólo si mantenemos estas virtudes podremos alcanzar el objetivo que Dios Altísimo ha establecido como propósito de la creación del hombre.
Además, en esta era, hemos jurado lealtad a manos del ardiente devoto del Santo Profeta (sa) y hemos renovado así esta promesa. Por ello, debemos seguir esforzándonos al máximo para lograrlo. Hoy e incluso en los dos o tres días restantes del Ramadán –quedan dos días– debemos suplicar a Dios Altísimo que nos permita continuar con estas virtudes como resultado de las bendiciones de este Ramadán y que no olvidemos estas obras virtuosas, que realizamos de acuerdo con el mandamiento de Dios Altísimo. La razón de esto es que el Santo Profeta (sa) dijo: “Un creyente es aquel que espera de una oración a la siguiente, de una oración del viernes a la siguiente [oración del viernes] y de un Ramadán al siguiente Ramadán”. Es decir, los espera para poder volver a realizar aquellos actos de adoración y aquellas obras virtuosas durante ese tiempo que Dios Altísimo ha ordenado realizar. Además, durante este tiempo, estos actos de adoración expían pequeños errores y pecados. El Santo Profeta (sa) ha dicho que se convierten en el medio de expiación.
Así como es importante el Ramadán, cada oración y cada Yummu’ah (oración del viernes) son importantes. No es que porque éste sea el último viernes de Ramadán, sea bendito. Todos los viernes son benditos. Como mencioné, en esta época, Dios Altísimo envió al Mesías Prometido (as) y pudimos aceptarlo. Dio innumerables consejos a su Comunidad sobre cómo podemos convertirnos en verdaderos musulmanes, cómo podemos convertirnos en verdaderos siervos de Dios Altísimo y cómo podemos convertirnos en miembros de la Ummah [nación] del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, debemos tener presente estos asuntos.
En una ocasión, impartiéndonos orientación, el Mesías Prometido dijo:
“He transmitido a mi Comunidad una y otra vez que no confíe simplemente habiéndome jurado lealtad. Hasta que no entiendáis su verdadero significado no encontraréis la salvación. Quien se contenta con la cáscara queda privado de la esencia”.
El Mesías Prometido (as) declaró:
“Si un discípulo no actúa según las enseñanzas, si no practica, entonces la influencia espiritual de su mentor no lo beneficia de ninguna manera”. Decir simplemente: “He hecho el juramento de lealtad (“Baiat”) con tal y tal líder espiritual”, o “me he unido al “Baiat” del Mesías Prometido (as), y ahora he obtenido grandes cosas”, no es suficiente. El Mesías Prometido (as) afirmó que esto es un error y hasta que nosotros mismos no seamos quienes actúen según las enseñanzas, nuestro “Baiat” no podrá beneficiarnos de ninguna manera.
Lo explicó además con un ejemplo:
“Así como alguien visita un médico, recibe una receta y luego simplemente la guarda sin tomar la prescripción, no obtendrá ningún beneficio de ella”. El beneficio sólo se obtendrá si uno sigue la prescripción dada por el médico o facultativo, aplica el tratamiento y utiliza la medicina prescrita.
El Mesías Prometido (as) afirmó:
“He escrito un libro titulado ‘El Arca de Noé’. Leed este libro varias veces. Contiene orientación para vosotros. Cuando lo leáis una y otra vez, actuéis según su guía y os esforcéis por moldear vuestras vidas de acuerdo con sus enseñanzas, que están en línea con los mandamientos de Dios y Su Mensajero (sa), entonces eso os llevará al camino hacia el éxito. Eso es lo que verdaderamente os beneficiará en vuestro ‘Baiat’”.
Dijo además: “Dios Altísimo declara que quien se purifica es quien alcanza el verdadero éxito”.
[árabe]
‘En verdad, prospera quien se purifica’”. Sólo cuando actuéis en consecuencia obtendréis beneficios”.
Dando un ejemplo, afirmó:
“Hay miles de ladrones, adúlteros, pecadores, alcohólicos y criminales que afirman pertenecer a la Ummah del Santo Profeta (sa). ¿Pero lo son realmente?. ¿Tienen derecho a ser llamados seguidores del Santo Profeta (sa)? ¡Claro que no! Esto no es posible. Un verdadero miembro de la Umma es aquel que se adhiere plenamente a las enseñanzas del Santo Profeta (sa). Si alguien no sigue estas enseñanzas, entonces no puede ser considerado parte de su Umma. Afirmar lo contrario no es más que una forma de deshonrar al Santo Profeta (sa)”.
Por lo tanto, siempre debemos recordar que debemos certificar que nuestras acciones estén de acuerdo con las enseñanzas islámicas: los mandamientos de Dios que nos transmitió el Santo Profeta (sa) y, en esta época el Mesías Prometido (as) nos llamó la atención para su puesta en práctica.
En una ocasión, afirmó:
“Ya que habéis entrado en esta Comunidad, actuad conforme a sus enseñanzas”.
Él afirmó:
“Después de unirse a la Comunidad, uno confronta dificultades. Si no hubiera dificultades, ¿cómo podría uno obtener una recompensa? El Santo Profeta (sa) soportó el sufrimiento en La Meca durante trece años, y ni siquiera podéis comprender las dificultades de ese tiempo. Por lo tanto, recordad siempre que las pruebas y las tribulaciones acaecen. Pero incluso cuando estas dificultades les rodeaban tanto al Santo Profeta (sa) como a sus Compañeros en La Meca, el Santo Profeta (sa) instruyó la paciencia. ¿Cuál fue el resultado? Al final, el enemigo fue destruido”.
El Mesías Prometido (as) dice:
“Veréis que estas personas malvadas –aquellos que se oponen a vosotros– eventualmente dejarán de existir”. Hoy en día se dan también las mismas circunstancias. Dios Altísimo ha decretado que Él difundirá esta Comunidad por todo el mundo. Estas personas os molestan porque os ven en minoría, pero cuando la Comunidad crezca significativamente, ellos callarán por sí solos. Éste ha sido siempre el principio del mundo y ésta es la historia que hemos visto con las comunidades de profetas”.
Dijo además:
“Si Dios hubiera querido, esta gente no os habría causado angustia y no habrían existido tales perseguidores. Sin embargo, Dios quiere enseñaros a tener paciencia a través de ellos”.
Dios Altísimo es el Dueño de todos los poderes; Él puede detener a estos opresores. Sin embargo, también desea probarnos, para ver cuánta paciencia poseemos y hasta qué punto establecemos nuestra relación con Él. ¿Nuestra adoración a Dios Altísimo se realiza únicamente durante el mes de Ramadán? ¿Se están practicante realmente estas adoraciones por Dios Exaltado? ¿Realmente deseamos que este culto configure una parte permanente de nuestras vidas y estamos haciendo esfuerzos para lograrlo? Si este no es el escenario, entonces de nada sirve. Si estamos actuando así, y además nos mantenemos pacientemente contentos con el beneplácito de Dios Altísimo y continuamos orando, entonces Dios Altísimo nos concederá la liberación del enemigo. Entonces, seréis testigos de cómo Dios Altísimo os protegerá de estas aflicciones.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“La paciencia en sí misma es un acto de adoración. Dios Altísimo afirma que aquellos que permanecen pacientes recibirán recompensas sin medida, lo que significa que recibirán premios sin límite. Esta recompensa es exclusivamente para aquellos que son pacientes. No existe tal promesa de Dios Altísimo para ningún otro acto de adoración”. Cuando una persona pasa su vida en comunidad, y sufre mucho, el honor del Protector reacciona con dignidad y destruye a quien le causa daño. Es decir, cuando mostramos paciencia, nos postramos ante Dios Altísimo y Le rezamos, entonces el honor de Dios Altísimo se verá conmovido.
A veces, la gente se vuelve impaciente. Es cierto que hay grandes aflicciones en ciertos lugares, especialmente en Pakistán. Sin embargo, Dios Altísimo espera de nosotros —y el Mesías Prometido (as) así nos ha instruido— que seamos pacientes. No basta simplemente con suplicar durante el Ramadán; más bien, debemos hacer de estas oraciones y buenas acciones una parte integral de nuestras vidas. Sólo entonces cosecharemos el verdadero beneficio.
El Mesías Prometido (as) declaró claramente:
“Nuestra Comunidad está bajo la protección de Dios Altísimo, y soportar las dificultades solo fortalece la fe. No hay nada como la paciencia”. Así pues, si tenemos presentes estas cosas, si Dios quiere, seguiremos progresando y el enemigo nunca podrá obstaculizar nuestros esfuerzos ni frustrar nuestros planes. Sin embargo, la condición sigue siendo que nuestras propias acciones deben ser actos piadosos y que llevemos a cabo cada acción únicamente para el agrado de Dios Altísimo.
En una ocasión, el Mesías Prometido (as) mencionó:
“No os dejéis llevar por las cosas del mundo; volveos hacia Dios Altísimo, y cuando os volváis hacia Dios Altísimo, sed testigos de cómo Él os facilitará las cosas”.
Luego, al dar consejos sobre la rectitud, el Mesías Prometido (as) afirma:
“La historia nos dice que los verdaderos musulmanes en los primeros días siempre debieron soportar dificultades. Incluso los Compañeros se enfrentaron a circunstancias tales que tuvieron que sobrevivir comiendo hojas. A veces ni siquiera había un trozo de pan disponible”.
Él (as) continúa:
“Nadie puede hacer el bien a otro hasta que Dios Altísimo quiera el bien para él (si Dios Altísimo desea el bien para alguien, sólo entonces recibirá el bien de los demás). Cuando una persona adopta la rectitud, entonces Dios Altísimo mismo le abre las puertas. No es más que una suposición pensar que los demás serán benevolentes con vosotros, pero si Dios Altísimo aún no ha decretado el bien, aunque hagáis innumerables esfuerzos, la gente no podrá ser benevolente. Para hollar el camino de la rectitud, uno debe inclinarse ante Dios Altísimo, y cuando alcancemos Su complacencia y comencemos a transitar por el camino de la rectitud, entonces, Dios Altísimo nos abrirá las puertas de Su gracia” (“inshaal’lah”, si Dios quiere).
Así, el Mesías Prometido (as) instruyó:
“Tened verdadera fe en Dios Altísimo, todo se alcanzará a través de Él, porque Dios Altísimo afirma:
[árabe]
‘Mas quien tema a Al’lah, sepa que Él le proporcionará una salida, y le concederá de donde no espera’. Le dará facilidades y bendiciones de fuentes que nunca había previsto. Por lo tanto, debemos tener esto siempre presente si realmente deseamos que nuestra vida sea fructífera y beneficiarnos de las bendiciones de este Ramadán, o de cualquier otro Ramadán.
En relación con el cumplimiento de los derechos mutuos, el Mesías Prometido (as) afirma:
“Permanecer juntos y en armonía. Cuanto más amor y afecto mostréis los unos a los otros, mayor será el amor de Dios Altísimo por vosotros”. No se trata sólo de los actos físicos de adoración, sino que en los días de Ramadán, la atención de muchas personas se dirige a mostrar una conducta moral elevada – la atención de muchas personas se ha dirigido hacia este aspecto – e incluso lo comparten con los demás. Sin embargo, es esencial que sigamos manteniendo esta elevada moral. Debemos terminar los desacuerdos insignificantes, las disputas triviales y los pequeños conflictos que surgen entre nosotros, y en su lugar llevar una vida llena de amor y afecto. Cuando lo hagamos, las bendiciones de Dios Altísimo descenderán sobre nosotros.
Luego, en otra ocasión, mientras instruía a la Comunidad, el Mesías Prometido (as) declaró:
“Es imperativo para nuestra Comunidad, especialmente en esta época turbulenta, en la que los vientos del extravío, la negligencia y el engaño barren desde todas direcciones, adoptar la rectitud (‘taqwa’)”. Si uno observa, ¿qué medio no se está utilizando hoy en día para llevar a la gente hacia el extravío? Todos los medios de comunicación y todos los esfuerzos se dirigen a este fin. La gente del mundo ha empezado a utilizar todos los medios para conducir a los demás hacia el extravío, la ignorancia y alejarlos de Dios Altísimo.
En una época así, nuestra responsabilidad como aquellos que afirman haber creído en el Mesías Prometido (as), que vino en esta época para el rejuvenecimiento de la fe y el renacimiento del islam, es esforzarnos por evitar tales males. Debemos evaluarnos a nosotros mismos: ¿cuántos de nosotros nos abstenemos realmente de ello? Todo el mundo debería hacer esta evaluación, incluidos los jóvenes, los ancianos, los hombres, las mujeres y los niños por igual.
El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:
“El estado actual del mundo es tal que no tiene en cuenta la grandeza de los mandamientos de Dios Altísimo. Desprecia los derechos que le corresponden a Él y a Sus mandamientos (no tiene en cuenta las amonestaciones de Dios Altísimo). La gente se ha enfrascado excesivamente en asuntos mundanos”. Si evaluamos nuestra propia condición, también encontramos en que nos hemos sumergido demasiado en los asuntos mundanos. A veces, olvidamos ofrecer las oraciones, algunos descuidan las oraciones del viernes, y algunos desprecian otras buenas acciones. A veces, en pos de sus derechos, incluso intentan usurpar los derechos de los demás. Tales acciones no nos acercan a Dios Altísimo. Por lo tanto, mientras rezamos durante el Ramadán pidiendo a Dios Altísimo que nos conceda la oportunidad de hacer buenas obras y satisfacer nuestras necesidades, también debemos poner en práctica la guía que Dios Altísimo nos ha proporcionado. Nosotros también debemos esforzarnos; confiar únicamente en la oración no será suficiente.
El Mesías Prometido (as) mencionó que quienes están absortos en los asuntos mundanos, cuando se enfrentan a una pérdida mundana, se alborotan y comienzan a gritar en voz alta. Y, tal como mencioné antes, para salvarse de incurrir en cualquier pérdida mundana, desprecian los derechos debidos a Dios Altísimo. No tienen en cuenta los derechos debidos a Dios Altísimo, con tal de no incurrir en ninguna pérdida mundana. No prestan atención a la guía de Dios Altísimo y descuidan los derechos de los demás. Algunos incluso se ven envueltos en pleitos y presentan demandas injustamente. Y luego, para deshonrar a la otra parte, presentan argumentos y pruebas falsas siguiendo los consejos de sus abogados. Los abogados intentan persuadirles para que presenten argumentos y testimonios falsos. En tales circunstancias, ¿cómo podemos esperar la ayuda de Dios Altísimo? Si uno quiere el apoyo de Dios Altísimo, es esencial centrarse en la virtud y esforzarse por adherirse a los mandamientos de Dios Altísimo.
El Mesías Prometido (as) afirma además:
“Mientras se sienten débiles, no tienen el valor de cometer pecado (no cometen pecado mientras son endebles) y tornan hacia Dios Altísimo, pero en cuanto tienen una oportunidad, inmediatamente comienzan a progresar en la falsedad y el pecado”. Una vez que se les concede facilidad y prosperidad, se olvidan de que es Dios Quien les ha concedido esta facilidad y prosperidad y se olvidan de su estado anterior. La verdadera gratitud a Dios Altísimo es mantener las buenas acciones y nunca intentar usurpar los derechos de Dios o de Sus siervos, es decir, aquellas acciones que llevamos a cabo en nuestro estado de debilidad. Si alguien viola los derechos de los demás, es porque carece de verdadero “taqwa”.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Cuando existe el verdadero “taqwa”, una persona no es capaz de involucrarse en tales acciones”.
Él (as) afirma además:
“Se menciona mucho sobre esto en los Hadices y sobre las bendiciones que contiene, pero la gente carece de fe en sus corazones y no se adhiere a ello en la práctica”. Hay algunas personas que hablan con referencia al Corán y los Hadices, pero carecen de la condición práctica y la fe para adherirse a ellos.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Dios Altísimo me ha enviado para inculcar estas virtudes una vez más. Cuando Dios vio que este campo [de virtud] estaba vacío, Su divina Majestad no podía permitir que este campo permaneciera estéril y que la gente permaneciera distante. De ahí que Él desee crear una nueva comunidad viva, y por eso predicamos el mensaje de adoptar una vida llena de ‘taqwa’”. Así pues, al haber aceptado el “Baiat” del Mesías Prometido (as) y formar parte de una nueva comunidad, debemos esforzarnos por llevar vidas llenas de “taqwa”.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“El “taqwa” no es algo que pueda obtenerse simplemente con palabras. De hecho, Satanás engaña incluso a los que se esfuerzan por practicar el ‘taqwa’”. El Mesías Prometido (as) dio entonces un ejemplo de ello, comparándolo con la forma en que una pequeña cantidad de dulce atrae a innumerables hormigas. Si hay azúcar o dulces colocados en algún lugar, las hormigas acudirán a ellos. Este es el mismo caso de los pecados causados influencia satánica, y refleja el nivel de debilidad en el hombre. Una persona puede pensar que se ha vuelto muy recta y que se adhiere al “taqwa”, pero cuando Satanás ataca, se hace evidente que aún no está completamente salvaguardada de los ataques de Satanás y que no está completamente bajo la protección de Dios.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Si Dios hubiera querido, no habría dejado a los humanos en tal estado de debilidad”. Como mencioné anteriormente, en el momento en que alguien realiza una buena acción, puede pensar que se adhiere al “taqwa”, pero esto no es el verdadero “taqwa”. Es un “taqwa” vulnerable a los ataques de Satanás. Al igual que las hormigas se sienten atraídas por la dulzura, Satanás también ataca para provocar sentimientos de autocomplacencia, convenciendo a la persona de que se ha vuelto virtuosa. Cuando esto ocurre, se aleja de sus buenas acciones y la arrogancia empieza a echar raíces.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Así pues, quienes recorren el camino del “taqwa” deben andar con cuidado y cautela. Esto sólo es posible cuando una persona reconoce que la fuente de toda fuerza es sólo Dios”.
Ningún profeta o mensajero tiene el poder de otorgar esta fuerza por sí mismo. En efecto, se obtienen bendiciones a través de los profetas y mensajeros siguiendo sus enseñanzas. Pero todo el poder pertenece sólo a Dios Altísimo. Los profetas y mensajeros también nos guían para que pidamos a Dios Altísimo. Entonces, cuando uno obtiene esta fuerza de Dios Altísimo, provoca un cambio dentro de sí mismo. Para conseguirlo, es necesario suplicar, y es la oración la que puede eliminar las debilidades satánicas. Esto se denomina súplica. Satanás desea que el hombre permanezca débil, porque sabe que toda la reforma posible tendrá lugar a través de la súplica. Pero la condición para ello es llegar a ser puro y casto. Mientras el hombre tenga impurezas en su interior, Satanás seguirá amándolo. Por lo tanto, observar la oración es un requisito previo para purificarse. Durante este mes de Ramadán, nos hemos beneficiado al ofrecer las oraciones con regularidad, siendo más conscientes de ello y ofreciendo oraciones voluntarias.
El Mesías Prometido (as) declaró:
“Si deseáis permanecer protegidos de Satanás indefinidamente y permanecer firmes en la rectitud, entonces la condición es centrarse en la adoración, un culto embellecido de acuerdo con los mandamientos de Dios Altísimo, y desprovisto de cualquier forma de ostentación o exhibición. Cuando la adoración se ofrece de esta manera, la persona permanecerá siempre protegida de los ataques de Satanás y permanecerá bajo el amparo de la misericordia de Dios Altísimo”.
Además, con respecto a la rectitud, el Mesías Prometido (as) declaró:
“Para llegar a ser justo, es esencial que una persona no sólo se abstenga de asuntos graves como el adulterio, el robo, la usurpación de los derechos de los demás, la hipocresía, la arrogancia, el desprecio y la tacañería, y abandone toda conducta inmoral, sino que sobresalga adoptando excelencias morales. La verdadera rectitud requiere no sólo que se eviten los males más grandes y nos abstengamos de las malas costumbres, ya que esto no es suficiente, sino que la verdadera rectitud es cuando nos inclinamos hacia las virtudes. El verdadero objetivo es erradicar la mala conducta y sustituirla por virtudes (de esta forma la rectitud no consiste simplemente en evitar el pecado, sino en abstenerse del mal y buscar activamente las buenas acciones)”.
¿Cuáles son otras virtudes que debemos adoptar? Incluyen tratar a los demás con amabilidad, mostrar buenos modales, mostrar compasión, demostrar lealtad sincera y veracidad hacia Dios Altísimo, y buscar oportunidades para alcanzar un rango elevado. Debemos esforzarnos por realizar acciones que complazcan a Dios Altísimo y sean dignas de Su alabanza. Es a través de tales esfuerzos que nos convertiremos en personas justas.
El Mesías Prometido (as) ha afirmado:
“Cuando un individuo adopta estas cualidades, se cuenta entre los justos”.
El Mesías Prometido (as) dijo además que cuando la gente alcanza este estado, Dios Altísimo se convierte en su Guardián, como Dios Altísimo mismo declara:
[árabe]
“Ningún temor vendrá sobre ellos, ni se afligirán”.
Luego, en otro lugar, afirma:
[Árabe]
“Y Él es el Garante de los justos”
Se narra en un Hadiz que Dios Altísimo se convierte en las manos con las que estas personas sujetan, los ojos con los que ven, los oídos con los que oyen y los pies con los que caminan. En otro Hadiz, se menciona: “Quien tenga enemistad con Mi amigo, que se prepare para combatir contra Mí”.
En otro lugar, se menciona:
“Cuando alguien ataca a un amigo de Dios Altísimo, Él se abalanza sobre esa persona con la ferocidad de una leona a la que le han arrebatado su cachorro”.
Dice el Mesías Prometido (as):
“Así es como se alcanza la misericordia de Dios Altísimo. Cuando una persona da un paso hacia Dios, Él, a su vez, avanza hacia ella. La misericordia de Dios Altísimo no se concede a todo el mundo; por eso, quien es receptor de Su misericordia se convierte en un signo manifiesto de ella. Los mayores signos se mostraron en apoyo del Santo Profeta (sa) y a pesar de los implacables esfuerzos de sus enemigos por provocar su ruina, ni uno sólo de sus planes tuvo éxito. Hasta el punto de que conspiraron para asesinarle, pero todos esos intentos fueron finalmente frustrados”.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Uno debe alimentar continuamente el amor y la grandeza de Dios Altísimo dentro de sus corazones, y no hay mejor medio para lograrlo que la oración” (la esencia de la verdadera devoción reside en presentar nuestras buenas obras ante Dios Altísimo y cumplir con los debidos derechos de Su adoración, y el Mesías Prometido (as) ha mencionado que no hay mayor medio que la oración).
Por lo tanto, hemos atravesado el mes de Ramadán, hemos experimentado [diferentes etapas en] nuestras oraciones y en nuestras buenas obras. Ahora es esencial continuar con estas prácticas y, para atraer la misericordia de Dios Altísimo, estos hábitos virtuosos deben convertirse en una parte integral de nuestras vidas. Sin esto, no hay supervivencia.
El Mesías Prometido (as) declara:
“Si bien el mes de ayuno es una vez al año, y el Zakat es obligatorio sólo para aquellos que poseen riqueza (no todos pagan el Zakat; esto también es una obra buena), pero la oración es una obligación fundamental para todos cinco veces al día. Sea uno rico o pobre, joven o viejo, debe ofrecer las oraciones. Nunca descuidéis vuestras oraciones. Ofrecedlas repetidamente, y hacedlo con plena atención, teniendo en cuenta que estáis ante Aquel que posee un inmenso Poder y que, si Él quiere, puede aceptar vuestra súplica en un instante. Uno debe tener una fe tan firme que piense que está en presencia de Dios. Él es Todopoderoso de tal manera que, si quiere, puede aceptar mi oración en cualquier momento”.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Los gobernantes mundanos dependen de sus tesoros y se preocupan continuamente para que no se agoten y acaben ellos en la ruina (permanecen preocupados por cómo reponerlos). Al mismo tiempo, temen de que, si gastan libremente, pronto se les acabe”. Esta es precisamente la situación actual del mundo occidental; quienes en antaño se consideraban muy ricos y creían disponer de abundantes riquezas que nunca disminuirían, ahora se enfrenta a graves problemas económicos. Sus economías se desmoronan, la carestía aumenta, el valor de la rupia [pakistaní] baja, el de la libra esterlina disminuye y el del dólar también. Hay un estado de completo caos e incertidumbre, por lo que han impuesto numerosas restricciones. En cambio, el tesoro de Dios Altísimo permanece siempre lleno. Cuando una persona se presenta ante Él, todo lo que se requiere es una certeza inquebrantable. Hay que creer firmemente que Dios es Omnipotente y que Sus tesoros son eternamente abundantes y que nunca se agotarán. Cuando uno desarrolla esta certeza, entonces debe buscar de Él. Entonces, Dios Altísimo tiene el poder de aceptar las oraciones y conceder aquello que pedimos de inmediato”.
El Mesías Prometido (as) dice:
“Debemos tener la certeza de que estamos ante un Ser Oyente, Omnisciente, Consciente de Todo y Todopoderoso. Debido a Su favor y bondad, Él puede otorgar de inmediato. Hay que rezar con gran fervor y no perder la esperanza ni desesperarse. De este modo, pronto se experimentará la satisfacción y se alcanzarán los favores cada vez mayores de Dios (si uno desarrolla este estado, alcanzará estas bendiciones de Dios Altísimo y encontrará a Dios Mismo). Este es el método que debemos adoptar. Sin embargo, las oraciones de los injustos y los transgresores no son aceptadas porque son negligentes con Dios Altísimo. Si un hijo no cuida de su padre y no es obediente, entonces el padre se despreocupa de él. ¿Por qué, entonces, habría de hacerlo Dios?”.
De ahí que el Mesías Prometido (as) afirme:
“Nuestra Comunidad debe establecer un verdadero vínculo con Dios Altísimo y esforzarse por desarrollar la fuerza de su fe hasta alcanzar el grado de la certeza en Él. Este es el propósito para el cual he sido enviado. Si este propósito no se cumple, entonces no tiene sentido jurarme lealtad”.
Así, debemos esforzarnos por seguir aumentando nuestras virtudes y establecer una conexión especial con Dios Altísimo. Este es el verdadero propósito de nuestras vidas y esto es lo que nos ayudará a hacer realidad el éxito de esta Comunidad. Esto nos salvará de las dificultades y tribulaciones y a través de esto, Dios mediante, la Comunidad continuará prosperando hasta que alcance el estatus que ha sido prometido por Dios Altísimo.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“El objetivo principal del Mesías Prometido es mostrar los signos que Dios Altísimo está exhibiendo como continuación de los signos mostrados en la época del Santo Profeta (sa)”. Dios ha descrito los signos del éxito y sigue manifestándolos.
El Mesías Prometido (as) continúa:
“Esto es para que Dios Altísimo demuestre que Él escucha nuestras oraciones y también las responde. Nos muestra estos signos para exhibir que Su ayuda está con nosotros”. Luego dice: “El segundo propósito de mi venida es establecer una conexión entre el hombre y Dios”. Dice: “Uno de los aspectos es para con Dios Altísimo, como prometió al Santo Profeta (sa), lo cual se está cumpliendo. El segundo aspecto que nos ha sido confiado por Dios Altísimo es ser sus siervos agradecidos, hacer justicia al adorarLe y progresar en nuestra fe”. Cuando esto suceda, entonces cosecharemos las bendiciones de Dios Altísimo y estaremos entre aquellos que hacen justicia al propósito mismo por el que hemos jurado lealtad al Mesías Prometido (as).
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Es necesario que nuestra comunidad aumente su fe, desarrolle una verdadera certeza y comprensión de Dios Altísimo, evite la pereza y la dejadez en la realización de obras virtuosas. Si hay pereza, entonces incluso realizar la ablución parece una molestia, por no hablar de ofrecer el “tahayyud” [oraciones voluntarias antes del amanecer]. Si no se desarrolla la capacidad realizar acciones virtuosas y no hay pasión por competir en buenas obras, entonces no tiene sentido asociarse con nosotros”. Si no logramos un cambio en nuestro interior, si no tenemos pasión por realizar actos virtuosos, si no hay pasión por desarrollar la adoración a Dios Altísimo o por exhibir una moral elevada, entonces no tiene sentido jurar lealtad al Mesías Prometido (as). Afirma: “Sólo entran en nuestra Comunidad quienes consideran nuestras enseñanzas como su código de conducta y se esfuerzan por actuar conforme a ellas según sus capacidades y aptitudes. Sin embargo, aquellos que sólo [juran lealtad] de nombre y no actúan de acuerdo con las enseñanzas, deben recordar que Dios Altísimo ha determinado hacer de esta Comunidad algo especial, y nadie puede permanecer dentro de esta Comunidad simplemente por tener su nombre escrito. Llegará el desafortunado momento en que esa persona llegue a distanciarse y, sin duda, lo hará. Por lo tanto, en la medida de lo posible, modelad vuestras acciones de acuerdo con esta enseñanza que os he dado”.
Dice:
“Los actos son como las alas: sin acción, una persona no puede elevarse a las alturas de la espiritualidad”. Al igual que los pájaros vuelan en el cielo con sus alas, las obras también son necesarias para elevarse en el rango espiritual. Es a través de las obras que uno puede elevarse y acercarse a Dios Altísimo. Uno no puede elevarse a las alturas espirituales y alcanzar esos elevados propósitos que Dios Altísimo ha puesto bajo ellos.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Los pájaros poseen entendimiento y conocimiento. Si no utilizan el conocimiento y la comprensión que Dios Altísimo ha puesto en su disposición natural, entonces no serían capaces de llevar a cabo lo que hacen. Por ejemplo, si una abeja no tuviera entendimiento, no sería capaz de extraer miel. De manera similar, las palomas mensajeras (palomas que llevaban mensajes y que antes eran ampliamente utilizadas) deben usar su comprensión hasta cierto punto. Ellas viajan largas distancias para entregar cartas. De manera similar, los pájaros están hechos para realizar trabajos sorprendentes”. Por lo tanto, es necesario que una persona use primero su entendimiento y piense si lo que está a punto de hacer está de acuerdo con los mandamientos de Dios Altísimo y para buscar Su placer. Cuando uno es consciente de ésto y utiliza su comprensión, es necesario emprender acciones. Primero debemos pensar y usar nuestro entendimiento para acciones virtuosas a realizar y que tendrán resultados virtuosos: éstas son las cosas en concordancia con los mandamientos de Dios Altísimo y éstas no lo están. Luego debemos actuar en consecuencia. No debemos ser perezosos ni negligentes. Es necesario asegurarse de que las enseñanzas sean correctas. A veces, aunque las enseñanzas sean correctas, el hombre, por su idiotez e ignorancia, o debido a las malicias y mentiras de otros, es engañado. También puede suceder que Satanás engañe a alguien. Es necesario entender que a veces una persona puede ser engañada respecto a esta enseñanza. Por lo tanto, es vital para un musulmán ahmadí que, para llevar a cabo sus acciones, se esfuerce por alcanzar la cercanía de Dios Altísimo, que despeje su mente y reflexione. Primero debe analizar, reflexionar, orar y luego actuar. El único propósito debe ser alcanzar la complacencia de Dios Altísimo. Cuando actuemos conforme a estas cosas, nos convertiremos en quienes cumplen el propósito de jurar lealtad al Mesías Prometido (as).
En una ocasión, al aconsejar sobre cómo elevar el nivel de adoración, el Mesías Prometido (as) afirmó:
“Participad plenamente del amor de Dios Altísimo, pues ésto establecerá la Unidad de Dios. Para ello, cuando proclaméis amar a Dios Altísimo y desear la Unidad de Dios, debéis demostrarlo. Por eso es necesario postrarse ante Dios Altísimo llorando. Cuando esto suceda, seremos fieles creyentes de la Unidad de Dios, y quienes la practican y la difunden”.
Luego, profundizando en lo que significa amar a Dios Altísimo, el Mesías Prometido (as) dice:
“Es, en resumen, dar prioridad al placer de Dios Altísimo sobre los padres, esposa, hijos y sobre uno mismo, por encima de todo. El Santo Corán dice:
[árabe]
“Es decir, recordad a Dios Altísimo como recordáis a vuestros padres, pero con un amor aún mayor y más profundo”.
Y continúa diciendo:
“Ahora bien, hay un punto aquí que requiere atención. En este caso, Dios Altísimo no nos enseñó referirnos a Él como “el Padre”. Él nos ha enseñado que no debemos referirnos a al como “Padre”, para no ser engañado como los cristianos. Ahora bien, si alguien objeta que la enseñanza coloca el amor a Dios por debajo del amor a nuestros padres, Dios Altísimo ha despejado esta objeción usando las palabras:
[Árabe]
Si no se hubieran usado estas palabras, esta objeción tendría peso, pero la frase ha resuelto esta posible crítica”. Es decir, Dios Altísimo instruye a recordarlo incluso más que a vuestro padre.
El Mesías Prometido (as) afirma además:
“Para el establecimiento de la verdadera Unidad divina, es necesario que participemos plenamente del amor a Dios Altísimo. Este amor no puede establecerse hasta que no completemos el aspecto práctico. Las meras declaraciones verbales no prueban nada. Si una persona repite constantemente la palabra «dulce», esto nunca reemplazará el verdadero sabor de “lo dulce” (no se puede saborear la dulzura simplemente al mencionar «dulce»). De igual manera, a una persona que declara y proclama verbalmente su amistad con alguien, pero se niega a prestarle ayuda y apoyo cuando el momento lo requiere, no se le considerará un verdadero amigo. De la misma manera, si la Unidad de Dios se profesa sólo con palabras y el amor se expresa en sentido verbal, no sirve de nada. De hecho, este aspecto de la enseñanza requiere más expresión práctica que verbal. Esto no significa que la afirmación verbal no tenga valor. Mi propósito es destacar que las declaraciones verbales deben ser reafirmadas con ejempos prácticos. Por lo tanto, es necesario que dediquemos nuestras vidas a Dios. Ésto es el islam. Este es el propósito para el cual he sido enviado. Quién no se acerque en este momento a esta fuente que Dios Altísimo ha hecho brotar para este propósito, sin duda, se verá privado”.
El Mesías Prometido (as) dijo:
“Para establecer la Unidad de Dios Altísimo, debemos moldear nuestras vidas en consecuencia. Esto no significa necesariamente que consagremos formalmente nuestras vidas a la Comunidad. Más bien, implica dedicar nuestras vidas para propagar el mensaje de Dios Altísimo y a practicar las enseñanzas, moldeándonos de tal manera que se haga evidente que nuestras vidas son completamente para la causa de Dios Altísimo. Solo moldeando nuestras vidas de esta manera podremos alcanzar el verdadero éxito. El Mesías Prometido (as) nos instó a entender esto como el propósito de nuestras vidas: no sólo debemos obtener ganancias mundanas sino que, habiendo prometido lealtad al Mesías Prometido (as), debemos hacer esfuerzos con todas nuestras capacidades para establecer y difundir la Unidad de Dios en todo el mundo. Con esta mentalidad, cada miembro de la Comunidad desempeñará activamente su papel, esforzándose por enarbolar la bandera de la Unidad de Dios y unir a la humanidad bajo la bandera del Santo Profeta Muhammad (sa).
Durante este Ramadán, nos hemos comprometido a centrarnos en la adoración, la moral ejemplar, la realización de buenas obras y la difusión de la Unidad de Dios Altísimo. Sin embargo, estos esfuerzos no deben terminar con la conclusión del Ramadán, sino que deben continuar durante todo el año. Solo manteniendo esta continuidad podremos alcanzar el verdadero objetivo de nuestras vidas. De lo contrario, no se cumplirá el propósito de jurar lealtad al Mesías Prometido (as), tal como lo ordenaron Dios Altísimo y el Santo Profeta (sa). No podremos lograr este objetivo ni cosechar las bendiciones prometidas mediante este juramento de lealtad. Por lo tanto, debemos recordar siempre que, al jurar lealtad, nos comprometemos a lograr una transformación profunda en nuestro interior. Las oraciones y virtudes alcanzadas durante este Ramadán deben convertirse en parte integral de nuestras vidas.
El Mesías Prometido (as) declaró:
“Si vivís como la gente mundana, de nada os servirá. Os habéis arrepentido en mi mano; el arrepentimiento ante mí exige una muerte para que podáis recibir una nueva vida. Si vuestra promesa de lealtad no proviene del corazón, no dará resultado. Al juramentarme lealtad, Dios desea el testimonio de vuestros corazones. Así pues, a quien me acepte con un corazón sincero y se arrepienta sinceramente de sus pecados, el Dios Indulgente y Misericordioso ciertamente perdonará sus pecados, haciéndolo tan puro como un bebé recién nacido. Y en ese momento, los ángeles lo protegerán”.
El Mesías Prometido (as) ilustró además que si existe una sola persona justa en una aldea, Dios Altísimo, por respeto a su piedad, salva a toda la aldea de la destrucción. Sin embargo, cuando llega la destrucción, alcanza a todos, y a pesar de ella, Dios encuentra maneras de proteger a Sus siervos. Es práctica establecida de Dios que incluso una persona justa se puede convertir en un medio de salvación para los demás.
En vista de las circunstancias actuales del mundo, mientras nos esforzamos por protegernos a nosotros mismos, a nuestra descendencia y al resto de la humanidad; y mientras nos esforzamos por establecer la Unidad de Dios en el mundo y poner al mundo bajo la bandera del Santo Profeta (sa), también debemos generar un cambio permanente dentro de nosotros mismos y hacer el ofrecimiento continuo de súplicas parte de nuestras vidas, para que podamos protegernos a nosotros mismos y al mundo en general. El mundo se está precipitando con rapidez hacia la destrucción. Si Dios quiere, Él puede establecer medios para reformar al mundo, transformando sus corazones y así protegerlos de la destrucción. Y si la destrucción está a punto de ocurrir, que Dios Altísimo proteja a los creyentes y a la gente con fe. Para estar a salvo de esto, es esencial que llevemos a cabo nuestras acciones de tal manera que recibamos continuamente la gracia de Dios Altísimo.
¡Que Dios nos conceda la capacidad de comprender cómo mantener viva nuestra adoración, cómo establecer un vínculo con Dios Altísimo, cómo seguir el camino de la rectitud, cómo demostrar una moral elevada, cómo establecer la Unicidad de Dios en el mundo y cómo protegernos a nosotros mismos y al mundo de la destrucción! Sólo cuando cumplamos con todos estos aspectos e inculquemos esta comprensión, podremos cumplir verdaderamente con nuestra promesa de lealtad al Mesías Prometido (as).
¡Que Dios nos permita cumplir con los debidos derechos de nuestra promesa! ¡Que este Ramadán sea una fuente de bendiciones para nosotros y nos conceda misericordia, gracia y bendiciones! ¡Que los días restantes del Ramadán y el resto del año hasta el próximo Ramadán, sean aquellos en los que cumplamos con los debidos derechos de nuestra adoración a Dios Altísimo y con los derechos de Su creación!
¡Que Dios Altísimo nos conceda la capacidad de hacerlo!