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وَ قُلِ الۡحَقُّ مِنۡ رَّبِّکُمۡ ۟ فَمَنۡ شَآءَ فَلۡیُؤۡمِنۡ وَّ مَنۡ شَآءَ فَلۡیَکۡفُرۡ ۙ اِنَّاۤ اَعۡتَدۡنَا لِلظّٰلِمِیۡنَ نَارًا ۙ اَحَاطَ بِہِمۡ سُرَادِقُہَا ؕ وَ اِنۡ یَّسۡتَغِیۡثُوۡا یُغَاثُوۡا بِمَآءٍ کَالۡمُہۡلِ یَشۡوِی الۡوُجُوۡہَ ؕ بِئۡسَ الشَّرَابُ ؕ وَ سَآءَتۡ مُرۡتَفَقًا ﴿۳۰﴾18 : 30 Diles: “Es la verdad de vuestro Señor; por tanto, el que quiera creer, que crea, y el que no quiera creer, no crea”. En verdad, para los malvados hemos preparado un fuego cuyo dosel llameante los rodeará. Y si gritan pidiendo ayuda, recibirán agua como plomo fundido que les quemará los rostros. ¡Qué horrible bebida y qué espantoso es el Fuego como lugar de reposo!