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وَ جٰوَزۡنَا بِبَنِیۡۤ اِسۡرَآءِیۡلَ الۡبَحۡرَ فَاَتۡبَعَہُمۡ فِرۡعَوۡنُ وَ جُنُوۡدُہٗ بَغۡیًا وَّ عَدۡوًا ؕ حَتّٰۤی اِذَاۤ اَدۡرَکَہُ الۡغَرَقُ ۙ قَالَ اٰمَنۡتُ اَنَّہٗ لَاۤ اِلٰہَ اِلَّا الَّذِیۡۤ اٰمَنَتۡ بِہٖ بَنُوۡۤا اِسۡرَآءِیۡلَ وَ اَنَا مِنَ الۡمُسۡلِمِیۡنَ ﴿۹۱﴾10 : 91 Entonces hicimos que los hijos de Israel cruzaran el Mar; el Faraón y sus huestes los persiguieron con enemistad y malvadas intenciones, hasta que, cuando le sucedió la desgracia de estar a punto de ahogarse dijo: “Creo que no hay otro dios sino Aquel en Quien creen los hijos de Israel, y soy de los que se someten a Él”.