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اِنَّمَا مَثَلُ الۡحَیٰوۃِ الدُّنۡیَا کَمَآءٍ اَنۡزَلۡنٰہُ مِنَ السَّمَآءِ فَاخۡتَلَطَ بِہٖ نَبَاتُ الۡاَرۡضِ مِمَّا یَاۡکُلُ النَّاسُ وَ الۡاَنۡعَامُ ؕ حَتّٰۤی اِذَاۤ اَخَذَتِ الۡاَرۡضُ زُخۡرُفَہَا وَ ازَّیَّنَتۡ وَ ظَنَّ اَہۡلُہَاۤ اَنَّہُمۡ قٰدِرُوۡنَ عَلَیۡہَاۤ ۙ اَتٰہَاۤ اَمۡرُنَا لَیۡلًا اَوۡ نَہَارًا فَجَعَلۡنٰہَا حَصِیۡدًا کَاَنۡ لَّمۡ تَغۡنَ بِالۡاَمۡسِ ؕ کَذٰلِکَ نُفَصِّلُ الۡاٰیٰتِ لِقَوۡمٍ یَّتَفَکَّرُوۡنَ ﴿۲۵﴾10 : 25 El ejemplo de la vida presente es como el del agua que hacemos descender del cielo; con ella se mezcla la vegetación de la tierra, de la que participan los hombres y el ganado. Así continúa ocurriendo hasta que la tierra florece plenamente y madura en belleza. Entonces quienes la poseen se sienten dueños de ella; pero entonces viene Nuestro designio, de noche o de día, y la convertimos en un campo segado, como si nada hubiese existido en ella el día anterior. Así exponemos los Signos para las gentes que reflexionan.