Al-lah (Dios)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Al-lah (Dios)

El reconocimiento de la Unidad de Dios es el principio más importante del Islam, pues constituye la piedra angular de la fe y el fundamento de la salvación. El aspecto en el que el Islam hace mayor hincapié sobre a Al-lah es Su Unidad. El Kalima Tayyeba es la doctrina básica del Islam. Es:

La ilaha il-lal-Al-laho Mohammadur rasul-lul-lah”.

(No hay Dios sino Al-lah y Mohammad es Su mensajero)

Negar la Unidad de Dios y asociarle copartícipes constituye el pecado más grave del Islam. Él es el Único Creador del universo, y nada puede suceder sin Su conocimiento ni permiso. Un capítulo entero del Santo Corán (Sura Al-Ijlas) está dedicado a la Unidad de Dios:

“Di: Él es Al-lah, el Único; Al-lah, el Independiente e Implorado por todos. No engendra ni es engendrado; Y no hay nadie que sea igual a Él”. (112:2-5).

La Existencia de Dios

Las Enseñanzas del Islam en relación con la existencia de Dios son que El es el Amo de todo el bien y todo el poder. Es El quien lo ha creado todo de la nada. Bajo Su mando funciona toda la maquinaria del Universo. El tiene autoridad sobre todas las cosas; puede y origina cambios cuando y dondequiera lo desee y la mente humana no puede concebir los limites de Su conocimiento y poder, pues El posee todo el poder. El Santo Corán menciona algunos de sus atributos:

“Allah; no hay más Dios digno de adorar, Viviente, Subsistente y Sustentador. No le rinde somnolencia ni sueño. A El pertenece cuanto existe en los cielos y en la tierra. ¿Quién podrá interceder ante El sin Su permiso? El conoce cuanto hay delante de ellos y detrás de ellos, y ellos no conciben nada de Su conocimiento excepto lo que El quiere. Su conocimiento abarca los cielos y la tierra, y su custodia no le agobia. El es Altísimo, Grandísimo” (2:256).

“Implora: ¡Oh Allah! ¡Amo del Poder! Tú concedes el poder a quien quieres y quitas el poder a quien quieres, exaltas a quien quieres y humillas a quien quieres; en Tus manos está todo el bien. En verdad, Tú tienes poder para hacer cuanto deseas. Tú insertas la noche en el día e insertas el día en la noche; extraes lo vivo de lo muerto y extraes lo muerto de lo vivo. Tú agracias, sin medida, a quien te place” (3:27-28).

“El se ha impuesto a Sí mismo la clemencia. El continuará congregándoos hasta el Día indubitable del Juicio. Pero los que se hayan descarriado no creerán” (6:13).

“Allah es la luz de los cielos y de la tierra. El ejemplo de su luz es como el de un nicho radiante en el que hay una lámpara. La lámpara está en una esfera de cristal; el cristal es como una estrella brillante. La lámpara está iluminada con el aceite de un árbol bendito, el olivo, que no es oriental ni occidental, cuyo aceite alumbra intensamente aunque no lo toque el fuego. ¡Luz sobre luz! Allah guía hacia Su luz a quien quiere. Allah enseña cuanto es beneficioso para la humanidad, pues Allah conoce bien todas las cosas” (24:36).

“El es el conocedor de lo oculto y no revela sus misterios a nadie, excepto a Quien escoge entre Sus Mensajeros. Luego le asigna una escolta de ángeles para que le preceda y le siga, para asegurarse de que el Mensajero haya transmitido el Mensaje de su Señor. El abarca cuanto poseen y tiene en cuenta todas las cosas” (72:27-29).

El Santo Corán no sólo menciona los atributos de Dios, sino que explica muy claramente cómo influyen en la persona y de qué forma puede obtener ventaja de estos atributos. También expone cómo puede cultivar el amor hacia Su Creador.

El Santo Corán, Palabra de Dios que fue revelada al Santo Profeta Mahoma (la paz y bendiciones sean con él) habla, desde el principio, de cuatro atributos fundamentales: enseña que Dios es Clemente y nos ha provisto de todas nuestras necesidades sin exigirnos por ello; es Misericordioso y no permite que se malogre nuestro esfuerzo, concediéndonos la justa recompensa; es el Señor de los mundos y provee a todos el sustento sin distinción de credos, colores o razas, y es el Dueño del día del Juicio, juzgando nuestros actos sin estar sometidos a ninguna ley mundana, pues como Amo absoluto puede tanto conceder mayor recompensa como reducir el castigo a quien le plazca.

El Mesías Prometido, tanto en sus libros como en sus discursos, ha vertido abundante luz acerca del concepto islámico de Dios. No sólo ha expuesto este tema profusamente, sino que también ha demostrado la existencia de Dios y de Sus distintos atributos a través de su propia experiencia. El declaró que Dios Todopoderoso se le había manifestado. A este respecto, dice:

“El mismo Dios que se ha manifestado a todos los Profetas; El que se manifestó a Moisés en Tur (Sinaí), al Mesías en el Monte de Seir y al Santo Profeta Mahoma (la paz y bendiciones sean con él) en el Monte de Parán, el mismo Santo y Todopoderoso Dios se me ha manifestado, hablándome, y me ha dicho: ‘Yo soy el Ser Supremo para cuya adoración fueron enviados tantos Profetas en el Pasado. Yo soy el único Creador y Amo; no tengo copartícipes y estoy libre de nacimiento y de muerte.’ ” (Apéndice del libro Yihad).

En esta cita, el Mesías Prometido ha mencionado especialmente que Dios conversa con él. Aunque es cierto que los que tienen verdadera vista observan una señal en todo lo que existe en esta tierra, sin embargo, solo se consigue la certeza absoluta de la existencia de Dios cuando el mismo Creador se manifiesta al hombre. Por ejemplo, prediciendo cierto hecho que luego se cumpla.

Cuando un siervo de Dios, habiendo recibido revelación, hace una profecía en unas condiciones aparentemente del todo desfavorables e imposibles y tal predicción se cumple tal como fue anunciada, repitiéndose este hecho tantas veces que no pudiera ser negado, ofrecería una prueba irrefutable de la existencia de Dios.

O cuando un hombre implora a Dios en unas circunstancias totalmente adversas y a pesar de ello son aceptadas sus oraciones tal como fueron pedidas. Si tales súplicas fueran oídas repetidas veces, tendríamos asimismo otra prueba de Dios y su Omnipotencia.

En el Sagrado Corán, Dios Todopoderoso ha llamado nuestra atención hacia estos dos puntos. Dice: Invocadme y responderé a vuestras llamadas”, es decir, que El aceptará nuestras oraciones. Por eso, El mismo nos ha enseñado varias oraciones y nos invita constantemente a que le imploremos para que El satisfaga nuestros deseos.

En cuanto a la cuestión de profetizar algo después de haber recibido revelación y a su cumplimiento, el Santo Corán dice: El es el Conocedor de lo oculto y no revela Sus misterios a nadie, excepto a quien El escoge entre Sus Mensajeros” (72:27).

El cumplimiento de una profecía refuerza la fe de los verdaderos creyentes. A este respecto dice el Mesías Prometido en su libro Naseem-i-Dawat” (Céfiro llamando a la verdad):

“Nuestro Dios Viviente y Subsistente habla conmigo como de hombre a hombre. Cuando le pido algo, El me contesta con palabras sublimes. Aunque le suplique miles de veces, El nunca me elude, sino que con Su Palabra me revela acontecimientos misteriosos extremadamente extraños e insólitos, y me descubre extraordinarias escenas, de tal forma, que me convence totalmente de que El es el único que debe ser reconocido como Dios, Quien acepta nuestras oraciones y nos informa de ello, Quien resuelve nuestros problemas por muy arduos que sean y Quien resucita incluso a aquellos que se hallan al borde de la muerte debido a nuestras fervientes súplicas. El nos revela de antemano muchas de sus intenciones a través de su Palabra.
Dios único, que es nuestro Dios, El que nos anuncia por medio de su Palabra sucesos venideros, el Dios de los cielos y de la tierra, es el mismo Dios que me ha comunicado que me salvará de la muerte de la peste a mí y aquellos que viven en mi casa de piedad y rectitud.

¿Hay alguien aparte de mí que haya proclamado y garantizado tal salvaguardia de la peste para sí mismo, su mujer, sus hijos, y para todos los piadosos que viven entre cuatro paredes de su casa?”

Este escrito demuestra claramente que Dios se manifiesta a Sí mismo mediante la aceptación de las oraciones y el cumplimiento de las profecías. También se deduce claramente de lo expuesto que Dios ha enviado al Mesías Prometido (Hazrat Mirza Ghulam Ahmad) como guía de la presente época. El escuchó todas sus plegarias y cumplió sus profecías para que por medio de él el mundo reconociera que existe un Dios Único y Todopoderoso. Sólo este conocimiento y certidumbre puede alterar el destino de la humanidad y hacerla caminar por la verdadera senda, para conseguir la paz y el bienestar en este mundo y el agrado de Dios en el próximo.

Este es el Dios que presenta el Islam y es éste el mismo Dios hacia quien el Reformador de la presente época ha invitado al mundo. Poniendo como testimonio “La aceptación de las oraciones y la manifestación de lo oculto”, declara:

“La verdad acerca del reconocimiento de Dios descansa en el hecho de que nuestro Dios es accesible y habla claramente a sus elegidos, concediéndoles bienestar y felicidad interior con Sus dulces y majestuosas palabras. Como los hombres hablan entre sí, con la misma claridad y transparencia que no deja lugar a dudas, El habla con ellos, les escucha y les responde, y también les comunica que ha aceptado sus plegarias.
Al hablarles, por un lado, de la manera más sublime y al mostrarles, por otro, señales poderosas y milagros maravillosos, les demuestra que, en verdad, El existe.”

Pidamos a Dios que conceda a todos los seres humanos el privilegio de reconocerle y creer en El con la máxima sinceridad, y observando una conducta digna de su agrado, prosperen en este mundo, y en el otro se cuenten entre los bienaventurados.

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