La crisis en Siria
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Discurso pronunciador por el Jalifa del Islam, Hazrat Mirza Masrur Ahmad, en el sermón del viernes, 13 de septiembre del 2013 en relación a la crisis en Siria.

La situación que estamos viviendo en el presente nos está llevando rápidamente al desastre. La crisis de Siria en particular, puede conducir a los países árabes a la devastación, si las potencias extranjeras se involucran en el conflicto. El terrible daño resultante no quedará limitado a algunos países de Asia, sino que acabará afectando a todo el mundo. Ni los países asiáticos ni las potencias mundiales son conscientes de que este conflicto puede ser el precursor de una Guerra Mundial.

La Comunidad Ahmadía ha aceptado al verdadero y ferviente seguidor del Santo Profeta(saw), el Mesías Prometido(as) quién, siguiendo a su maestro, vino para conectar al hombre con Dios, y a establecer la confraternidad. Por lo tanto los áhmadis necesitan rezar, más que nunca, para que el mun­do sea protegido de la destrucción. Y cómo ya lo estamos haciendo, y al no disponer de otros medios, solo podemos intentar alertar al mundo de las temibles consecuencias. Su Santidad Jalifatul Masih V, dijo que, en la medida de lo posible, ha estado advirtiendo a los principales líderes mun­diales y políticos respecto a este tema; y los miembros de la Comunidad también se le han unido para difundir este mensaje. Algunos de estos líde­ res están completamente de acuerdo con Su Santidad, y le responden que, en verdad, su mensaje es lo que más necesitamos en estos momentos. Sin embargo, cuando llega el momento de actuar, cambian de postura. Los áhmadis deben, por tanto, prestar una especial atención a este importante asunto y deben rezar para que la humanidad en general, y la comunidad musulmana en particular, sean salvados de la destrucción.

Hace unos ochenta y ocho años, el Segundo Jalifara, pronunció un Sermón del Viernes sobre la situación de Siria de aquellos tiempos y mencionó que la antigua e histórica ciudad de Damasco ya tenía una gran impor­ tancia en la época preislámica, y que más tarde se convertiría en la capital del dominio musulmán. El Segundo Jalifa dijo que en aquellos tiempos la tribu de los Drusos inició un levantamiento por la independencia al que se unieron otros musulmanes, en contra de la dominación francesa, y manifestó en su discurso que, aunque los franceses eran los gobernantes administrativos, el Muftí era el que realmente ostentaba el poder. Si el Muftí deseaba que no se publicara algún escrito, el gobernador no tenía poder para impedirlo. La Comunidad Ahmadía había editado algunas publicaciones para su distribución que fueron prohibidas por el Muftí, y cuando el gobernador supo del asunto dijo que no podía hacer nada al respecto. Toda disidencia política fue contestada rápidamente por el go­ bierno francés. En respuesta a la revuelta, la fuerza aérea francesa inició un bombardeo que duró 57 horas arrasando un lugar histórico y matando a miles de personas. En una ocasión el Mesías Prometido.. recibió una revelación sobre “La calamidad en Damasco”, viéndose esta revelación cumplida en 1925 cuando Damasco fue destruida a tal escala como nunca antes se había presenciado. Pero, a veces. ciertas revelaciones se cumplen en más de una ocasión. En esta calamidad de Damasco, que duró más de 57 horas, se estima que perecieron entre siete y ocho mil personas.

Es muy lamentable observar cómo, a pesar de que este desastre fue pro­vocado por otros, la desgracia actual que se inició en Siria hace dos años y medio ha sido inducida por los propios musulmanes, y se está convir­ tiendo en algo de dimensiones cada vez mayores. Según diversas estima­ciones, ya han perecido 100.000 almas y son millones los que han perdido sus posesiones. Toda la zona ha sido destruida por las bombas, y no queda ningún lugar seguro. Las fuerzas del gobierno aniquilan a los ciudadanos, y los ciudadanos matan a las fuerzas del gobierno. Los alauitas matan a los sunitas y viceversa, y todos ellos dicen recitar el Kalima (la declaración de fe musulmana). Los extremistas se han unido a las fuerzas rebeldes suni­ tas, que luchan en nombre de la “libertad”, pero los daños causados por estos extremistas en el país sólo se podrá medir en el futuro. Desgraciada­ mente la calamidad actual está adquiriendo un cariz muy peligroso. Las masas luchan contra del gobierno en nombre de la libertad, mientras el gobierno lucha contra las masas en nombre del mantenimiento de la paz. Esta lucha mantenida durante algún tiempo ha hecho que ambas partes se hayan debilitado. Mientras tanto, las potencias del mundo están haciendo grandes esfuerzos para intervenir en pro de sus propios intereses, en nom­bre del mantenimiento de la paz y en nombre de la libertad, siendo estos propósitos los que pueden finalmente llevar al mundo a la destrucción. Algunos poderes mundiales, así como ciertos gobiernos de la región están apoyando al gobierno sirio, mientras que otros gobiernos, entre ellos la mayoría de las potencias occidentales, están apoyando a las fuerzas rebel­des, y este estado ha originado una arriesgada situación.

Lo que es lamentable es que los países musulmanes que están participan do en la guerra son aquellos que siguen la enseñanza sobre la que Dios ha afirmado que es perfecta y en la que ha denominado a los musulmanes “lo mejor de entre la gente”. ¿Qué obra buena están realizando? No tienen ninguna dignidad, ya que buscan la ayuda de otros para matar a su pro­pia gente. Dios ha declarado en relación con esta situación lo siguiente: “Pero si dos grupos de creyentes luchan mutuamente, establece paz entre ellos; si después de eso uno de ellos trasgrede en contra del otro, combatid al grupo transgresor hasta que vuelva el mandamiento de Al-lah. Si luego retorna, establecer la paz entre ellos con equidad, y actuad con justicia. Ciertamente, Al-lah ama al justo” (49:1O) La norma de justicia ha sido establecida de forma notoria en esta enseñanza donde Dios dice en el Corán: “….y que la enemistad de un pueblo no os incita a actuar con injusticia…” (5:9) de hecho Dios ha establecido que : “eso es lo que está más cerca de la virtud …” (5:9). Los musulmanes están llamados repetidamente a buscar el Taqwa (la rectitud), y es bastante em­barazoso que tenga que ser el presidente israelí quién les dé un consejo que debería haber nacido de los propios musulmanes. Incluso si no han reflexionado sobre lo que dijo el presidente israelí, una vez que él lo hubo sugerido, el consejo de países musulmanes debería haber anunciado que ellos mismos se harían cargo de arreglar la situación caótica de sus regio­ nes, pues siguen a un Único Dios y a un Profetasaw; y siguen las enseñan­ zas de Un Libro al que consideran su guía. Incluso existiendo un conflicto entre ellos, lo resolverían bajo la luz de sus perfectas enseñanzas. O si surge la rebelión en sus países, deberían haber pedido la ayuda técnica extranjera necesaria, pero proporcionando ellos la estrategia y los recur­ sos humanos. De mantener esta postura, ningún otro país no musulmán hubiera venido a desafiados.

¿Qué interés tienen los otros poderes asentados en regiones que se en­cuentran a cientos de miles de kilometros de distancia? O bien están in­teresados en la riqueza del país, o bien tratan de probar su superioridad sobre sus oponentes mediante la opresión de los países más débiles. En cualquier caso, esto sucede a causa de la propia debilidad de los países musulmanes y su abandono de las enseñanzas islámicas, lo que provoca que otros países no tengan reparo a afirmar que incluso si no obtienen el permiso de las Naciones Unidas para usar la fuerza, como ya hizo un país, usarían la fuerza contra Siria porque están en su derecho. El razonamien­to dado para obtener este “derecho” es de lo más infantil, al afirmar que las Naciones Unidas no pueden dictar su política exterior. ¿Dónde encaja el tema de la política exterior en relación con este asunto? Cuando la ene­mistad es fuerte, la gente se ciega, y los que aparentemente son educados dicen cosas sin fundamento. Y el problema radica en que les prestamos atención, pensando que son sabios cuando en realidad son ignorantes. ¿Pero qué pueden hacer ellos en relación con este asunto cuando están sentados a miles de kilómetros de distancia? Si este asunto le correspon­de a alguien, definitivamente le pertenece a las Naciones Unidas ya que el país en cuestión está incluido en su tratado y ningún otro país está obligado por un pacto o sufre un peligro directo procedente del país en cuestión. ¿Qué tiene de relevante la política exterior aquí? Hazrat Jalifatul Masih manifestó que no entendía esta lógica, y que este comportamiento estaba basado en la mera obstinación y en el deseo de demostración de superioridad. La paz en el mundo no se puede establecer siguiendo estas medidas. La justicia en el mundo tiene que basarse en las bellas enseñan- zas del Islam, que declaran: ….y no dejes que la enemistad de la gente te incite a actuar con injusticia…” Hazrat Jalifatul Masih ha llamado repetidamente la atención de los diferentes líderes del mundo haciendo refe­rencia a este versículo. Si la Organización de las Naciones Unidas hubiera trabajado en base a este principio, se habría establecido la justicia. Por lo tanto no se trata de una cuestión de política exterior de ningún país.

Otros países han declarado que no enviarán sus tropas a Siria para esta­blecer la paz, ¡pero que sin embargo usarán el poder aéreo! Eso significa que destruirán la ciudad y llevarán al país a la ruina, como ya hicieron anteriormente en Iraq y en Libia, matando a mujeres y niños inocentes. ¿Qué es lo que se consiguió entonces y que es lo que se pretende conseguir ahora? Las ciudades se han convertido en ruinas pero la paz aún no se ha hecho presente. El presidente ruso escribía ayer [en el New York Times] que no es correcto sortear a las Naciones Unidas en tales decisiones. Afir­mó con rotundidad que nadie desea que las Naciones Unidas participen de la suerte de la Liga de las Naciones que acabó en el colapso, y ciertamente la razón le acompaña.

En Egipto, el gobierno fue derrocado en pro del derecho de las masas. Y se dijo que el gobierno no estaba cumpliendo con los derechos de la ciudadanía además de estar persiguiendo a la población. Es verdad que la postura del anterior gobierno egipcio era equivocada. Sin embargo una vez derrocado, ¡los extremistas tomaron el poder[ Los grandes poderes mundiales se sintieron preocupados por el curso de los acontecimientos. En su reciente visita a los Estados U nidos, un periodista de uno de los principales periódicos del país, le pregunto a Hazrat Jalifatul Masih sobre la futura paz en Egipto. Su Santidad respondió que se había cambiado el régimen para mantener la influencia occidental en el país, pero había quedado demostrado que eso fue una decisión equivocada. Los nuevos líderes en el poder no eran particularmente del agrado de los países occi­dentales, ni tampoco de los egipcios. Por lo tanto, al cabo de unos meses tenía lugar un nuevo derramamiento de sangre. A lo que Su Santidad añadió, que dicho derramamiento se habría producido incluso antes de lo que él había imaginado.

La inquietud en los países musulmanes crece por diversas razones, a ve­ces por causa justa, cuando se produce la interferencia de fuerzas occi­dentales, y termina generando el desorden y el caos. Su Santidad Jalifatul Masih explicó que ofreció algunos consejos a este respecto en sus sermo­nes de los viernes, a principios de 2011. Y dejó claro que debido a la situa­ción prevalente en los países musulmanes, hagan lo que hagan las fuerzas occidentales en nombre de la paz, de manera abierta o encubierta, el últi­mo quebranto será para los propios países musulmanes, pues las fuerzas exteriores nunca perjudicarán sus propios intereses. Cuando tuvo lugar el derramamiento de sangre con el régimen de Hosni Mubarak, estas po­tencias apoyaron y ayudaron a las masas a deshacerse de Mubarak. Pero cuando tuvo lugar el cambio al siguiente régimen y éste no salvaguardó los intereses de las fuerzas occidentales y el ejército asumió el poder, y dio lugar a otra masacre, nadie simpatizó con las masas ni se realizó ningún esfuerzo por detener dicha masacre. ¡A esto se le llama doble rasero!

Los musulmanes deberían mostrar incluso ahora su sentido del honor. Sin embargo esto soló ocurrirá cuando se instaure el Taqwa (la rectitud) en el corazón de los gobernantes y en los corazones de las masas, y jun­ tos no sólo declaren su amor por el Santo Profetasaw sino también hagan esfuerzos para poner en práctica su ejemplo modélico; cuando los gober­nantes y ciudadanos sientan el dolor del Santo Profetasaw e intenten seguir sus enseñanzas. A continuación relataré algunas de las tradiciones orales del Santo Profetasaw intentando llamar la atención de los gobernantes así como también de las masas en relación con sus responsabilidades, el San­to Profeta (saw) dijo:

“Que en el día en el que no habrá más sombra más que la sombra de Dios, Él dará abrigo a siete personas, siendo la primera de ellas el Imam (dirigente) que ha sido justo y equitativo”. También dijo que en el día del Juicio Final que el que estará más cerca de Dios, y el más amado por Dios, será el gobernante que haya sido justo y equitativo; y aquel que hubiera actuado injustamente obtendría el desagrado de Dios y se encontraría lejos de Él. Explicó que cuando Dios hace a una persona responsable de los demás, si esta persona se comporta de forma negligente en el cum­plimiento de sus obligaciones, y muere en tal estado, Dios hará que le sea prohibida la entrada al Paraíso. Hazrat Aisha (que Dios este contento con ella) dijo que había escuchado al Santo Profeta(saw) decir en su casa: ” Oh Al-lah, a aquel de mi Comunidad que llegue a ser un líder y se mues­tre duro con el pueblo, trátalo Tú también con dureza; y a quien de mi Comunidad se convierta en líder y sea gentil con los demás, trátalo también gentilmente”. Hazrat Jalifatul Masih dijo que estos mandamientos ayudan a los gobernantes a reflexionar sobre sus asuntos. Si desean ser amados por Dios deben tratar de detener la injusticia; y si desean estar en el Paraíso, deben trabajar por el bienestar de todos, sin discriminación. El dicho del Santo Profeta(saw) mencionado previamente, es una oración tan importante que hace que nuestra fe se estremezca. Que Dios dé sentido común a los musulmanes y les ayude a reflexionar ya entender.

El Santo Profeta(saw) igualmente habló a las masas sobre sus responsabilidades. Dijo que, tras él, llegaría un tiempo en que la gente vería usurpados sus derechos, mientras que otros disfrutarían del favoritismo. De igual modo, la gente vería cosas que considerarían incorrectas. Se le preguntó cuál era la instrucción que debían adoptar para cuando este tiempo llega­se. Y él respondió que en tales momentos deberían cumplir con los derechos de los gobernantes y buscar en Dios sus propios derechos. Y Hazrat Jalifatul Masih añadió que, de hecho, las huelgas y los derramamientos de sangre no están permitidos, si uno busca realmente cumplir con los dere­ chos debidos a Dios. En otra ocasión alguien preguntó al Santo Profetasaw qué se debía hacer frente a los gobernantes injustos impuestos al pueblo, que demandan sus derechos, pero no miran por los derechos del pue­ blo. Su Santidad explicó que los áhmadis árabes también le plantearon la misma pregunta. Su Santidad continuó diciendo que el que preguntaba hizo la pregunta tres veces al Santo Profetasaw, que simplemente respon­ dió: “En tales circunstancias escuchad a los gobernantes y obedecedlos. Ellos tendrán que responder ante la responsabilidad que se les ha dado y tú serás preguntado sobre la responsabilidad que se te ha dado a ti.” El Santo Profetasaw también hizo prometer a sus compañeros que después de realizar el Ba’iat (juramento de alianza con el Islam) actuarían bajo las condiciones de Ba’iat en toda situación: en la felicidad y en la tristeza, en la prosperidad y en la adversidad, y también cuando sus derechos fueran usurpados. También les hizo prometer que no disputarían contra su líder a menos que éste cometiera abiertamente un acto de Kufr (incredulidad) sobre el cual existiera un claro mandamiento de Dios. En otro de los di­chos del Santo Profetasaw se narra que Dios se ha prohibido a Sí mismo la injusticia, y también la ha prohibido a Sus siervos, por lo tanto, éstos no deben ser crueles con los demás.

Hazrat Jalifatul Masih dijo que para estar a salvo de la responsabilidad que tenemos con Dios uno debe cumplir sus deberes y obligaciones, ayu­ darse con las oraciones y dejar en manos de Dios al gobernante. Y sólo se permite desobedecer al dirigente si contradice claramente la Sharía. Ciertamente, esta instrucción no se refiere al tipo de edictos de Kufrcomo los que se promulgan en Pakistán en relación con los áhmadis, a los cua­ les les está prohibido recitar el Kalima (juramento de fe islámico), ofrecer los rezos, o decir sala m (saludar). Nosotros somos musulmanes y ellos nos están pidiendo desobedecer la ley islámica, y está claro que nunca ha­ remos tal cosa. De otra manera, cada ley de la tierra ha de ser obedecida.

El resumen de todas estas enseñanzas en conjunto, es el último hadiz mencionado del Santo Profetasaw en el que afirma que no debemos ser crueles con los demás. Y esto es algo que los gobernantes y las masas deben seguir. Si no siguen este consejo, regresarán a la hora ya anunciada en el Sagrado Corán que dice: “La corrupción ha aparecido en la tierra y el mar…’ (30:42) y de acuerdo con las profecías del Santo Corán y del Santo Profetasaw este momento llegaría para los musulmanes durante la época del Mesías Prometidoas. Los gobernantes musulma- nes y la población deben reflexionar y buscar al enviado de Dios. Si el pueblo de Siria en particular y los musulmanes en general simplemente meditaran sobre la revelación del Mesías Prometidoas respecto a la “calamidad de Damasco”, sería suficiente para que se dieran cuenta de que él fue enviado por Dios, y por tanto deberían prestarle atención. De lo contrario, no hay nadie más que él en esta época para guiar a la huma- nidad. Debido a la actitud de los distintos gobiernos, las organizaciones extremistas y los gobiernos formados por dichas organizaciones radi- cales se beneficiarán de la situación, y el asesinato a gran escala y el caos que originarán hará que se superen todos los límites. Que Dios dé sentido común a los gobernantes musulmanes y a la población para que puedan entender la enseñanza que aparece en el Sagrado Corán de:”… ayudarse mutuamente en la justicia y la piedad…”(5:3) Que sean ca- paces de proclamar el amor, y puedan conquistar los corazones. No se puede gobernar sin ganarse a los corazones, ni otorgar los debidos derechos a los ciudadanos. Cada líder musulmán debe comprender la esencia de esta enseñanza. Deberían reflexionar sobre su propia histo- ria cuando los cristianos solían rezar por el regreso de los musulmanes al poder y remplazar así el dominio cristiano. Ahora tenemos una situación donde el musulmán está matando a otros musulmanes en lugar de convertirse en personificación de ‘…afectuosos entre sí mismos…’ (48:30). Mientras tanto, los musulmanes huyen a los países cristianos a refugiarse en paz, para encontrar justicia y para vivir con libertad.

Hazrat Jalifatul Masih V pidió a Dios para que nos ayude a que este mensaje llegue a los líderes musulmanes y también a los países occi- dentales y a las grandes potencias. Como se mencionó anteriormente, Hazrat Jalifatul Masih ha trasmitido este mismo mensaje a través de diferentes medios para hacer conocer a los lectores de que no es inverosímil que una acción contra Siria acabe envolviendo en llamas a todo el mundo. Fruto del requisito de lealtad a la patria, cada áhmadi que re- sida en cualquier país del mundo debe alertar a los políticos de su país sobre este peligro. Que Dios permita que el mundo acepte la verdad del Mesías Prometidoas y haga que los gobernantes y las masas cumplan sus deberes, para que se pueda detener la guerra civil y se salven de la destrucción. Que Dios también abra los ojos de los líderes europeos y occidentales para que puedan trabajar con justicia y equidad, eviten la iniquidad y otorguen sus derechos a los países más pequeños y no apoyen a los intereses que promueven el egoísmo.

Que Dios salve a los miembros de nuestra Comunidad de la maldad de estas circunstancias. Muchos áhmadis se están viendo especialmente afectados en Siria. Dios había enviado una revelación con una adver- tencia sobre Siria en la “Calamidad de Damasco”, pero también puede hacer que se cumpla pronto la buena nueva de la otra revelación del Mesías Prometidoas con respecto a Siria. “Los devotos de Siria y de los siervos de Dios entre los árabes están suplicando en tu nombre”. [Tadhkirah, p. 160, edición 2009] Que Dios haga que todo el mundo árabe llegue pronto a formar parte de los seguidores del Mesías Muhamma- dan de forma que la inquietud del mundo árabe denominada “La primavera árabe” se convierta en un manantial de beneficencia espiritual y no mundana. Que Dios haga que estas personas recen por el Mesías Prometido(as) y se le unan difundiendo la enseñanza del Islam en todo el mundo de forma pacífica.

Que Dios nos ayude a comprender nuestras responsabilidades y podamos convertirnos en recipientes de la misericordia de Dios; mostremos al mundo el camino de la verdad, establezcamos la paz y difundamos este mensaje. Que Dios proteja el mundo de los horrores de la destrucción y la guerra.

Imagen: cortesía de Nicolas RaymondLicencia Creative Commons

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