Estableciendo puentes de paz
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Alocución del Líder Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía dirigiéndose a una audiencia de invitados no-áhmadis durante la 41ª Convención Anual de la Comunidad Musulmana Ahmadía de Alemania.

El sábado 3 de septiembre de 2016, el líder mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, el Quinto Jalifa, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad se dirigió a una audiencia de más de 1000 invitados no áhmadis durante el segundo día de la 41ª Convención Anual (Yalsa Salana) de la Comunidad Musulmana Ahmadía en Alemania. A continuación, presentamos el discurso completo de Su Santidad.

Tras recitar el Tashahhud, Ta¡awwuz y Bismillah, Hazrat Jalifataul Masih Vaba dijo:

“A todos los distinguidos invitados, Assalamo Alaikum Wa Rahmatullahe Wa Barakatohu – la paz y bendiciones de Al-lah sean con todos ustedes.

Con la gracia de Al-lah, la Comunidad Musulmana Ahmadía en Alemania está celebrando de nuevo su Convención Anual aquí en Karlsruhe. Estos tres días son de gran importancia y significado para la Comunidad Musulmana Ahmadía en general y para los áhmadis que están presentes en particular porque hoy se han reunido aquí con la intención de aumentar su espiritualidad y su conocimiento religioso.

Sin embargo, mientras estamos hoy aquí reunidos, es indiscutible el hecho de que la paz mundial se encuentra balanceándose sobre el filo de un cuchillo. Cada día que pasa, somos testigos del aumento de los conflictos y la inseguridad creciente por todo el mundo. Es una paradoja extraña y trágica el que a pesar de estar más conectados que nunca, nos vamos alejando unos de otros cada día que pasa. En particular, la estabilidad de Europa se ha deteriorado considerablemente desde el último año, especialmente, tras la llegada del gran flujo de refugiados desde Siria e Iraq, y también debido a los diversos ataques terroristas que han tenido lugar recientemente.

Sin duda alguna, el comportamiento nefasto de grupos terroristas autodenominados musulmanes o de ciertos individuos extremistas está causando incontables estragos en la sociedad y ha provocado un aumento del temor hacia el islam en las mentes del público en general. Teniendo todo esto en cuenta, estoy convencido de que habrá personas que estén preocupadas y temerosas por el hecho de que miles de musulmanes áhmadis se hayan reunido este fin de semana para celebrar su convención anual. A pesar de que esta convención se ha celebrado durante muchos años, anteriormente, gran parte del público en general no era consciente de ello. Ahora, las circunstancias imperantes hacen que este evento sea más conocido y por ello algunas personas se mostrarán suspicaces o temerosas por el hecho de que tantos musulmanes se reúnan en un mismo recinto.

De hecho, algunos de los que estáis aquí sentados ante mí también tendréis reservas y recelo, y por lo tanto vuestra participación, a pesar de estos temores, es digno de mención y es un testamento de vuestra naturaleza bondadosa. Habéis mostrado un valor ejemplar por participar en un evento religioso islámico en una época en la que la falsa propaganda y la imagen del Islam que muestran los medios de comunicación suscita la creencia de que los musulmanes son todos terroristas y extremistas. Vuestra presencia también demuestra que, a pesar de la propaganda e información falsa, mantenéis una opinión positiva y solidaria hacia los musulmanes áhmadis.

Me siento profundamente agradecido por este gesto y por vuestra muestra de amistad y de buena voluntad. Puede que también haya personas presentes que, a pesar de sus temores acerca del islam, han venido aquí por curiosidad. También les agradezco su participación y les elogio por su voluntad de querer aprender acerca del islam y por su interés en este evento. Antes de continuar, me gustaría aprovechar esta oportunidad para tranquilizar a todos nuestros invitados diciendo que el islam que se representa comúnmente en los medios de comunicación occidentales no guarda relación alguna con sus verdaderas enseñanzas.

El islam no es, Dios lo prohíba, una religión que promueve el extremismo o la violencia, sino que es una religión que aboga por la paz, la tolerancia y la justicia en todos los niveles de la sociedad. Indudablemente, hay grupos musulmanes o individuos que están perpetrando atrocidades en el nombre del islam. Pero, en lugar de servir al islam, lo único que están consiguiendo es difamarlo al violar sus verdaderas enseñanzas. En contraste completo con los extremistas, la Comunidad Musulmana Ahmadía es una comunidad completamente pacífica que trata de promover la tolerancia, la reconciliación y la libertad de creencia por todo el mundo. Sin embargo, no penséis que hemos adoptado una nueva interpretación del islam o que hemos modificado sus enseñanzas de ninguna manera. La razón principal por la que somos gente pacífica, la razón principal por la que mostramos compasión y afecto por la humanidad, y la razón principal por la que tratamos de curar las divisiones que han asolado al mundo es debido a que, y sólo debido a que, seguimos las enseñanzas del islam. La única razón por la que los musulmanes áhmadis elegimos vivir nuestras vidas de esta manera pacífica es porque hemos entendido el verdadero significado del Sagrado Corán. Todo lo que hacemos y decimos está inspirado en lo que hemos aprendido del Sagrado Corán y de la práctica del fundador del islam, el Santo Profeta Muhammad (la paz sea con él).

Tras escuchar esto, muchos de vosotros os preguntaréis que, si el islam es una religión tan pacífica, entonces, ¿por qué los grupos extremistas musulmanes están causando estragos tanto en el mundo musulmán como, cada vez más, en Occidente? ¿Por qué están asesinando sin piedad a gente inocente? En vuestra mente seguirá el recuerdo reciente de los ataques despiadados que tuvieron lugar en Francia y en Bélgica durante el pasado reciente. Y por encima de todo os habréis sentido profundamente afligidos y alarmados por la avalancha de ataques que han tenido lugar aquí en Alemania durante los últimos meses. Por ejemplo, en mayo, hubo un ataque a una estación de ferrocarril alemana, seguido de un ataque incluso mayor en un tren en el mes de julio. Similarmente, ha habido ataques por parte de refugiados y solicitantes de asilo que han sido rechazados en distintas ciudades durante las últimas semanas. Gente inocente ha perdido sus vidas o han sido heridos de gravedad. Naturalmente, estos ataques han atemorizado a la sociedad en general y han infundido un temor hacia el islam en los corazones y en las mentes de la población local. Es una tragedia enorme que estos ataques estén asociados con el islam porque tales atrocidades son el polo opuesto de aquello que el islam defiende.

El islam es una religión que ha condenado de la manera más contundente el asesinato y la tortura de personas inocentes. Sin embargo, los terroristas que actúan en nombre del islam son culpables de atacar a gente inocente e indefensa. Están asesinando a individuos inocentes que nunca han combatido ni han infligido dolor a nadie. Y, por supuesto, el colmo de esta brutalidad ha sido el degollamiento reciente de un sacerdote anciano en una iglesia francesa. Esta brutalidad es injustificable e incomprensible bajo cualquier circunstancia y época. Si ciertos gobiernos no musulmanes han apoyado a gobiernos musulmanes a combatir en contra de los rebeldes en sus propios países, esto no otorga a los rebeldes licencia para exportar su odio y actividades crueles al mundo occidental.

Estas personas deben observar y prestar atención al ejemplo del fundador del islam (la paz sea con él). La historia es testigo del hecho de que las guerras combatidas en la primera época del islam fueron impuestas sobre los musulmanes y fueron completamente defensivas en su naturaleza. Sin embargo, incluso ante estas circunstancias, el Santo Profeta (la paz sea con él) estableció normas de combate extremadamente rigurosas que los musulmanes debían seguir. Por ejemplo, prohibió atacar iglesias, lugares de culto, y sacerdotes o líderes religiosos. Además, enseñó que no se debía atacar nunca a ninguna mujer, niño o anciano. Incluso llegó a decir que, durante el estado de guerra, los musulmanes deben procurar proteger el medio ambiente, y por ello no tenían permitido talar árboles. Si las enseñanzas del Profeta del Islam (la paz sea con él) son tan claras, ¿cómo puede ser en absoluto permisible para los musulmanes asesinar o herir a gente inocente que vive a miles de millas de las zonas de conflicto?

Lo cierto es que no es posible justificar estos ataques, y nunca podrán serlo. Como ya he mencionado anteriormente, incluso en un estado de guerra, el islam establece normas de combate muy estrictas. Por ejemplo, El Sagrado Corán declara en el capítulo 8, versículo 68 que sólo se puede tomar como prisioneros a aquellos a quienes se combate directamente. Por lo tanto, incluso en una guerra, un musulmán no tiene permitido encarcelar a nadie con quien no esté enfrentado directamente, y mucho menos matarle. Sin embargo, actualmente los musulmanes están cometiendo ataques suicidas u otras actividades terroristas, en las cuales están asesinando brutalmente a gente inocente que vive en pueblos y ciudades a miles de millas de distancia de ellos y que no tiene nada en común con ellos. Estas actividades abominables e incalificables sirven sólo para corromper las enseñanzas del islam. Quienquiera que esté actuando de esta manera, ya sea como parte de un grupo o por cuenta propia, no está siguiendo las enseñanzas del islam, sino que sólo busca satisfacer sus propios intereses y ambiciones personales o las de sus líderes.

En cualquier caso, a pesar de que no se puede negar que la mayor causa del desorden y de las crueldades en la actualidad radica en el mundo musulmán, sería erróneo, bajo mi punto de vista absolver a todas las demás partes por completo. Algunos gobiernos y potencias occidentales también han cometido errores y han instigado políticas injustas e imprudentes en su relación con los países musulmanes lo cual ha provocado una reacción negativa y extrema por parte de algunos sectores del mundo musulmán.  Estas políticas exteriores han creado inestabilidad y han sembrado la división, allanando el camino para que floreciera el extremismo y el terrorismo. Una consecuencia directa de esta situación ha sido la afluencia repentina de un gran número de refugiados en Europa. Esta afluencia ya ha causado temor y pánico en la población local.

A pesar de que la voluntad de algunos países, especialmente Alemania, en ofrecerles refugio ha sido una muestra de amabilidad, solidaridad y compasión, lo cierto es que no es fácil absorber a tantas personas y hay riesgos inherentes y peligros implícitos. Ciertamente, como resultado de la crisis de refugiados, Europa se ha convertido rápidamente en un lugar más peligroso e inestable, puesto que ha surgido la oportunidad para que los grupos terroristas
envíen a sus miembros a este continente haciéndose pasar por refugiados. Además de cualquier ataque que ellos mismos hayan perpetrado, estos extremistas también buscan extender sus redes de terror radicalizando a musulmanes que ya residen en esta parte del mundo.

Se aprovechan de sus frustraciones personales y les incitan a llevar a cabo ataques suicidas u otras atrocidades aquí. Trágicamente, ya hemos podido observar ejemplos de esto en los últimos meses. Por otro lado, otra consecuencia negativa de la crisis de refugiados ha sido el endurecimiento de la actitud hacia los inmigrantes en toda Europa. En muchos países, estamos siendo testigos del auge de los partidos nacionalistas de extrema derecha que están adquiriendo influencia y popularidad. Lo mismo sucede aquí en Alemania donde resulta obvio que la compasión y el afecto que la mayoría de la nación mostró hace un año hacia los refugiados ha disminuido rápidamente y se ha visto remplazado por una combinación de temor y hostilidad hacia los inmigrantes.

Diversos informes de los medios de comunicación y encuestas confirman el hecho de que gran parte de la población ahora considera que la voluntad del gobierno alemán a abrir sus fronteras el año pasado fue un grave error. Este cambio de actitud es preocupante y, en particular, el posterior auge de los partidos nacionalistas es un asunto de gran preocupación y una amenaza a la paz y la seguridad de la nación. Un ejemplo claro de esto es el ataque que tuvo lugar en un centro comercial en Múnich en julio en el cual varios jóvenes fueron asesinados. El agresor en este trágico evento fue identificado posteriormente como un simpatizante de la extrema derecha. Este es un ejemplo extremo, pero incluso en un nivel general, no hay duda de que la población está cada vez más temerosa y preocupada por los efectos de la inmigración masiva. La población local está experimentando una sensación de injusticia e indignación debido a que los inmigrantes están disfrutando de los beneficios del gobierno alemán, financiado por los contribuyentes alemanes.

Además, existe la creencia de que estos inmigrantes que están beneficiándose del estado no son leales a Alemania y en realidad, desean causarle daño. No hay duda de que estamos pasando por un momento sumamente precario y volátil y, por tanto, es imperativo que las autoridades no se tomen estas cuestiones a la ligera. Más bien, el gobierno debería adoptar medidas urgentes para tratar de calmar la situación antes de que se vuelva incontrolable. Debería implementar políticas a través de las cuales puedan proteger los derechos de los ciudadanos alemanes y evitar que se vean afectados. Las autoridades también deberían tratar de ayudar a que los inmigrantes genuinos se asienten aquí y sean capaces de mantenerse por sí mismos. En muchas ocasiones he comentado, como hice en Suecia a principios de año, que los inmigrantes no deberían tratar de beneficiarse de las ayudas sociales del país al que emigran; más bien, se les debe animar a entrar en el mercado laboral y deben contribuir activamente a la sociedad lo antes posible. Bajo mi punto de vista, esto produciría un efecto positivo instantáneo y disminuiría la peligrosa brecha que se está abriendo entre los ciudadanos existentes y los inmigrantes. Además, no podemos menospreciar la amenaza terrorista o extremista que está penetrando en el país y, por tanto, las autoridades deberían hacer todo lo posible por proteger a la gente de esta nación e identificar a aquellos que tratan de causarle daño. Cuandoquiera y dondequiera que alguien utilice su religión para justificar la crueldad y la injusticia, o para usurpar los derechos de los demás o actuar en contra del estado, es ciertamente responsabilidad del gobierno y de las autoridades pertinentes poner fin a dichas actividades.

En relación al establecimiento de la paz en el mundo, he destacado en distintas ocasiones la importancia de la justicia y la equidad. Ciertamente, el islam declara que la clave para la paz es la justicia y la igualdad en todos los niveles de la sociedad. Además, el islam no sólo reclama justicia, sino que también describe los estándares requeridos de justicia. Observamos que en el capítulo 5, versículo 9 del Sagrado Corán se declara que una persona debe tratar incluso a sus peores enemigos y oponentes con justicia y también que la enemistad de una nación o persona no debe incitar a alguien a ser negligente con los principios de igualdad y justicia. Nosotros creemos que el fundador del islam, el Santo Profeta Muhammad (la paz sea con él) fue la manifestación perfecta de esta enseñanza, así que observemos su ejemplo. En una ocasión, algunos musulmanes mataron a dos oponentes del islam a quienes consideraban una amenaza. Sin embargo, antes de matarles, los oponentes entraron en los confines de la Mezquita Sagrada de la Meca para refugiarse.

Cuando los oponentes del islam informaron al Santo Profeta Muhammad (la paz sea con él) sobre este incidente, él advirtió severamente a los musulmanes involucrados y calificó sus acciones como crueles y enormemente injustas. Según la costumbre árabe de aquel momento, ordenó inmediatamente una compensación monetaria a los familiares del fallecido. Este es el ejemplo práctico de las enseñanzas coránicas, según las cuales se deben tratar a los enemigos con justicia e igualdad. Por lo tanto, cuando el Santo Profeta Muhammad (la paz sea con él) tenía que tomar una decisión sobre cualquier asunto, lo hacía sin tener en consideración si era un seguidor suyo o un adversario; en lugar de ello, el Profeta del Islam (la paz sea con él) sólo tenía en cuenta lo que era correcto y justo.

Este es el excelente estándar de justicia que el islam exige a todos los musulmanes. Por lo tanto, debe quedar claro que los ataques sobre la gente inocente que no han cometido ningún daño – tanto en estaciones, trenes, clubes o en cualquier otro lugar – no tienen en absoluto ninguna justificación y deben ser condenados en los términos más enérgicos posibles. Acabo de citar un ejemplo de la primera época del islam, pero hay una gran cantidad de ejemplos que dan testimonio de la grandeza de las enseñanzas islámicas. Según estas enseñanzas islámicas, la Comunidad Musulmana Ahmadía siempre ha permanecido firme en su creencia de que nadie tiene el derecho de tomarse la justicia en sus propias manos. Sin lugar a dudas, es nuestra convicción que el respeto hacia la vida y la libertad que el islam presenta es completo y no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Por ello, el capítulo 5, versículo 33 del Sagrado Corán declara que incluso matar una persona inocente equivale a asesinar a toda la humanidad y salvar a una persona equivale a salvar a toda la humanidad.

De igual manera, si una persona analiza las enseñanzas islámicas con sinceridad se dará cuenta de que el terrorismo y el extremismo prevaleciente en el mundo actual no guarda ninguna relación con el islam, independientemente de lo que los terroristas declaren o de cómo la prensa esté retratando la religión. Ciertamente, aquellos que promueven la violencia o el extremismo están violando las nobles enseñanzas del islam con el propósito de satisfacer sus propias ambiciones personales y sus ansias de poder. De hecho, el significado literal de la palabra ‘islam’ es paz, reconciliación y seguridad para todos, y quienquiera que actúe en contra de esto contraviene las enseñanzas de la religión. Frente a esta realidad, actualmente es la Comunidad Musulmana Ahmadía la que ha tomado el cargo de difundir las verdaderas enseñanzas islámicas por todo el mundo. Es la Comunidad Musulmana Ahmadía la que está tratando de establecer una paz duradera en el mundo. Es la Comunidad Musulmana Ahmadía la que se preocupa por que todas las razas, etnias, religiones y creencias se unan y vivan en armonía manteniendo el respeto mutuo y la tolerancia.

Además, es la Comunidad Ahmadía la que está llevando a cabo iniciativas por unir a la humanidad en el refugio del amor y la misericordia. Estamos haciendo todos los esfuerzos posibles para poder lograr estos objetivos y, por tanto, en una época en la que el mundo se encuentra envuelto en un conflicto y una división creciente, estamos estableciendo puentes de paz para unir a las personas. Además, estamos sirviendo a la humanidad con toda nuestra capacidad. Nos esforzamos por ayudar a aquellos que lo necesitan y proporcionarles un futuro mejor para ellos y sus hijos. Con este propósito hemos iniciado diversos proyectos humanitarios en las regiones más pobres del mundo.

Por ejemplo, hemos construido y estamos gestionando cientos de colegios y docenas de hospitales en algunas de las partes más remotas de África en los que estamos proporcionando educación y sanidad a la población local sin hacer distinción de su credo, casta o color. A través de nuestro proyecto “Water for Life” (agua para la vida) estamos suministrando agua potable y limpia para la población de aldeas y pueblos remotos. Similarmente, estamos proporcionando otras infraestructuras y servicios esenciales para aliviar el sufrimiento y las dificultades de la gente para que puedan vivir con una relativa comodidad y bienestar. No deseamos ningún elogio ni reconocimiento, puesto que sencillamente nos limitamos a seguir aquello que nuestra religión nos enseña.

Este es el verdadero islam y estoy convencido de que estaréis de acuerdo en que es muy distinto a lo que comúnmente los medios de comunicación nos muestran. Por ello, no debéis temer el islam ni considerarlo como una amenaza. Sin embargo, sí que es necesario temer a los terroristas y extremistas que están actuando en contra de las enseñanzas del islam. Son una fuente de grave peligro, no sólo para el mundo no musulmán, sino también para los musulmanes. De hecho, si analizamos las estadísticas o los informes relacionados, podemos observar que aquellos que están perpetrando actos violentos en el nombre del islam, están infligiendo las mayores crueldades en las naciones musulmanas en contra de los propios musulmanes. Por lo tanto, no es el islam el que os está atacando o tratando de usurpar vuestros derechos, sino que son personas y grupos con sus propios planes e intereses personales, que no guardan ninguna relación con el islam ni con la religión.

Como musulmanes áhmadis siempre nos hemos esforzado en el camino de la paz a través de nuestras palabras, acciones y oraciones, y continuaremos haciéndolo siempre, Dios mediante. La necesidad por trabajar por el bien de la paz y por su difusión es cada vez más urgente, puesto que si observamos el rumbo que está tomando el mundo resulta evidente que nos dirigimos a una guerra mundial catastrófica, cuyas consecuencias potencialmente devastadoras son inimaginables. Por lo tanto, debemos unirnos en contra de las fuerzas del mal que tratan de dividir a la humanidad y a favor de la paz y la armonía.

En lugar de incitar enemistad y odio unos en contra de otros, debemos trabajar en favor de la paz y el entendimiento mutuo. Todas las personas y todas las organizaciones deben trabajar en conjunto y esforzarse colectivamente por mantener los valores humanos, y esforzarse por conseguir que el mundo en el que vivimos sea un lugar mejor y mucho más armonioso. Que Al-lah conceda sabiduría a la gente del mundo para que el mundo que dejemos a nuestros hijos y a las generaciones futuras sea un mundo de paz y prosperidad. Amin. Finalmente, me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecer de nuevo a nuestros huéspedes por haber aceptado nuestra invitación. Que Al-lah os bendiga a todos. Muchas gracias.”

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